Todo comenzó hace mucho tiempo en una lejana galaxia antes de que empezara los examenes de septiembre (que los empecé el día 2, señoras y señores, osease, hace más de un mes XD).
samej_eh había publicado un Leiva/Rubén y fui curiosa a leerlo, sin haberme incursado antes a este paring.
Me ENCANTÓ. Decir que se me cayerón las bragas es quedarse corta (Y recomiendo fervorosamente a todos que vayais a su LJ a leerlo). Comentandoselo a otra gran fan de Pereza,
aleena02 se lo pasé y, como no, lo flipó en colores como yo. Deberías habernos visto ahí las dos, fangirleando a lo basto sobre estos dos, buscando fotos donde se sobaran y actuando como unas grupis quinceañeras.
Pero no se nos puede culpar, son TAN monos. Mirad, mirad...
Y mirad como se ponen morritos
Y están TAN CASADOS. Miradlos, en la noche de bodas. (Gracias,
aleena02 por escanearla)
En fin, que ante tanta noche de estimulación, y como me gusta mimar a Alee un montón, le dije venga, voy hacerte un porno de estos dos.
Así nació Lento.
Fandom: RPS (Pereza)
Claim: Leiva/Rubén)
Título: Lento
Beta:
o_nekoi_o (Otra gran fan de Pereza y los niños)
Palabras: 378
Disclaimer: Todo lo escrito es pura ficción y no ha pasado que se sepa.
Advertencias: NC-17, PWP. P0rn.
Lento.
A Leiva le gusta hacerlo lento.
Empieza con besos perezosos y luego lo devora poco a poco. Es todo muy húmedo, muy sucio y sobre todo, muy desesperante. Es sentir los labios finos atrapando su carne y la barba de tres días raspando en la piel de sus muslos. Es sentir los dientes haciendo la justa presión para que guste, pero sin que duela y Rubén se retuerce entre las sábanas, con la nuca sobre la almohada y el sudor pegando sus rizos a su frente. Mete los dedos en su pelo para intentar obligarlo a ir más rápido, pero es imposible, porque Leiva no irá rápido si no quiere.
Y nunca quiere.
Es más divertido oírlo suspirar, gemir, agonizar y suplicar. O lloriquear, como lo llama Leiva.
-Deja de lloriquear, quejica- Suele decirle. Sólo que no quiere que deje de hacerlo.
Quiere oírlo más veces, por eso chupa como si se comiera un caramelo, sintiéndolo vibrar en su boca, y Rubén se pierde, se ahoga. Es demasiado calor. Demasiado poco. Demasiado tiempo.
-Más rápido… porfavorjoderLeivanoseashijoputa… rápido…
Entonces para. Sonríe de medio lado, todo dientes y malas intenciones. El aire de la habitación le parece muy frío, porque el calor de esa boca se ha ido y Rubén no puede, NO PUEDE, soportarlo.
-¿Qué se dice, llorica?
Y sabe qué es lo que quiere oír. Que no es lo que otra persona creería que debe decir, pero Rubén conoce a Leiva demasiado bien, para su desgracia.
-Te dejo hacer lo que quieras, pero siguesiguesiguecabrónmásrápido.
Y sigue, gracias a Dios. Y más rápido, GraciasADios. Termina a base de lametones, largos y ásperos, como el orgasmo que le hace temblar de arriba abajo. Se queda hecho un montón de huesos en la cama, mientras intenta respirar de nuevo.
Entonces Leiva gatea encima de él, de ese montón de huesos, lo gira sobre el colchón con una mano y entierra la nariz en su nuca, pegándose en su espalda. Nota el latido de su corazón, acelerado, en sus costillas. Nota la barba de días pinchándole en el hombro.
Lo nota duro entre las nalgas.
-Lo que yo quiera- Le recuerda, susurrándole en la oreja mientras la lame.
-Lo que quieras- Jadea, aceptando por segunda vez.
No lo querría de otra forma.
Yo soy la primera sorprendida en ver que un lemon, POR PRIMERA VEZ EN MI VIDA, me quedó guay. Pero la histora de esa noche LegenDaria no queda ahí. Alee, eufórica por el PWP (como somos las fangirls, vivimos a base de p0rn XD) empezó a darme ideas para más guarradas. Me pidió un polvo en el baño.
Dicho y hecho.
Fandom: RPS (Pereza)
Claim: Leiva/Rubén
Título: Baño
Beta:
o_nekoi_o (Mira que es maja)
Palabras: 1.476
Disclaimer: Todo lo escrito es pura ficción y no ha pasado que se sepa.
Advertencias: NC-17. PWP. P0rn
Baño.
Tiene la pila del lavabo clavándose en sus riñones y la boca de Leiva devorando la suya. Atrapa su lengua entre sus dientes y tironea de ella. Lame todo el interior de su boca, chupa su labio inferior y restriega todo su cuerpo contra el suyo. Es la clase de beso que te tiene empalmado en menos de dos segundos. Es la clase de beso por la que todas sus fans matarían. Es la clase de beso que te deja las rodillas temblando y el mundo girando sin control a tu alrededor.
Joder, cree que es la clase de beso que podría tragarse hasta tu alma, si Rubén no estuviera seguro de que se la vendió hace ya bastante tiempo.
Cuando se separa para empezar a morderle el cuello, le sobran los pantalones, la ropa en general y hasta la mismísima piel. Quiere fundirse contra Leiva, derretirse en sus brazos, hacerse líquido y que lo recojan en botella. No puede mantener las manos quietas, así que lleva una a enredarse entre esas greñas oscuras y la otra hacia el delgado culo enfundado en vaqueros apretados. Empuja la cadera de Leiva contra la suya, porque quiere que note lo jodidamente duro que le ha puesto y que haga algo al respecto. Pero el capullo está demasiado entretenido metiéndole mano por debajo de la camiseta. No quiere esas manos de dedos largos ahí, maldita sea. Las quiere más abajo.
-Tío…- Suspira. Le falta el aire, se está mareando. Puede deberse a que están en el cuarto de baño de un tugurio que es un metro por dos metros cuadrados. O puede deberse a la líbido comiéndole las entrañas como un carroñero. -Leiva, ahora.
-Estás muy mandón, ¿no?
-Ahora- Gruñe. Y sabe que ha sonado peligroso. Leiva se excita cuando se pone peligroso.
Lo levanta en peso y lo sienta en el lavabo. Es un alivio para sus riñones. Le quita los botones de sus vaqueros y se los baja junto con los calzoncillos con una práctica que sólo da la experiencia de años haciéndolo en lugares públicos. No ha parado de besarle en ningún momento. Besos cortos y húmedos que lo dejan tonto de remate y que únicamente le hacen pensar en sexo, sudor y orgasmos. Le ha abierto la bragueta y se la está sacudiendo sin haberse dado cuenta y Leiva tiene que pararle porque “Joder, Rubén, que me corro aquí, telojuro, me corro encima tuyo y te jodes sisigueshaciendoesocoñoya”. Y lo dice con su tono de voz favorito, ese que no pone ni cuando canta.
El tono de voz que le hace preguntarse por qué no se lo está follando ya. No, en serio. Por qué no se lo está follando aún.
Se lo pregunta. Con su tono de voz peligroso.
-Joder, sí que estás mandón.- Le mete tres dedos en la boca para que los lama o quizás sólo para callarle. -No he traído el bote…
Típico de Leiva, encerrarlo en un cuarto de baño y calentarlo sin haber pensando en lo que iba a hacer al final.
Típico de Rubén, a esas alturas, que le importe una mierda.
Le muerde los dedos. No muy fuerte, cree. Espera. Se sentiría muy culpable mañana si a Leiva le duele la mano de tocar.
Ahora no. Ahora se siente muy frustrado y cachondo.
-Déjate de gilipolleces- Ordena -Ahora, coño Leiva. ¿Tengo que hacerte un puto mapa?
-Qué guapo te pones cuando te enfadas, cariño.
Le rodea la cintura con las piernas, y ahora son piel con piel, rozándose y cargándose de electricidad estática.
-Joder, ahora.- No sabe si está ordenando o suplicando, pero es que si no lo hace ya, ya mismo, se va a morir ahí, en ese baño con olor a alcantarilla. Y qué muerte más patética, hostias.
Pero funciona, porque Leiva se deja de juegos. Se pone serio. Y Leiva serio es lo mejor de lo peor del mundo. Le agarra el culo con las dos manos y le separa las nalgas y va entrando poco a poco, sin parar, rompiendo la resistencia de sus músculos.
Y es alivio y dolor a partes iguales, es una fricción que quema y es ese cuarto de baño girando como un trompo. Tiene que agarrarse al cuello de Leiva, porque se va a caer (del lavabo o del mundo, que es lo mismo) y lo oye jadear en su oreja, decir guarradas y suspirar sobre su cuello.
-Niño, joder, que biensesientejoderRubén.
Le llama niño y se enfadaría (Siempre le dice “Tienes cara de niño bueno. De niño que ayuda a cruzar la calle a las ancianitas y le dan caramelos” y parece el mayor insulto que se le puede decir a alguien que es cinco años mayor que tú, así que Rubén intenta parecer menos bueno haciendo chorradas como ponerse un sujetador en la cara. Pero como sigue ayudando a las ancianitas a cruzar la calle, Leiva sigue metiéndose con él). Se enfadaría si pudiera, pero no puede, porque ahora está lleno, completo y colmado y Leiva está tocando ese punto en su interior que le hace perder neuronas a patadas, así que no puede enfadarse ni pensar ni nada. Sólo puede instarle con las piernas para que se mueva.
Le hace caso, para variar y lo embiste una y otra vez contra el lavabo. Golpea contra él, agarrándolo por el culo. Hay sudor pegándoles las camisetas a la espalda, saliva escapándose de sus bocas. Rubén le tironea del pelo porque quiere un beso más profundo, quiere un beso como el que tuvo cuando lo llevó a rastras allí. Y es él quien está con las piernas abiertas en un baño asqueroso, clavándose el grifo en la espalda, así que va a tener lo que quiere.
Lo obtiene. Leiva le da todo lo que tiene mientras que se entierra en su cuerpo y Rubén no necesita más, no quiere más. Se rinde, se deja llevar y termina invadido por todo el placer acumulado. Grita, seguramente, pero la lengua de Leiva recoge sus sonidos y se los traga. Y los que consiguen escapar son tapados por la música atronadora del garito. Todo su cuerpo se relaja y queda hecho un guiñapo, agarrado a un par de hombros estrechos.
Leiva no ha terminado, pero casi. Lo sabe porque lo siente temblando en su interior y lo siente también temblando mientras lo abraza. Leiva quiere correrse ya y Leiva va a correrse ya, porque Leiva sí que es un jodido niño mimado que tiene lo que quiere cuando quiere.
Princesita de las narices.
Lo vuelve a coger en peso, apoyando la espalda en la puerta del baño y sosteniéndolo con los brazos y la cadera. Lo nota muy adentro y -¡ahjoder!- tiene que agarrarse al marco porque van a perder el equilibrio e irse de bruces al suelo. Y no hay suficiente suelo libre en un sitio tan pequeño.
Leiva se corre gimiendo como un animal herido contra su cuello. Tarda largos segundos en terminar, temblando como una hoja (por el orgasmo o por aguantarlo en peso, el muy imbécil) y totalmente pegado a su cuerpo. Están así un rato, porque en serio, como se muevan se van a caer y se van a matar golpeándose la cabeza contra el vater. Leiva sale de su interior y le deja bajar las piernas poco a poco, hasta que sus pies tocan el suelo otra vez. Le parece raro volver a estar pisando tierra firme. Se siente como si hubiera estado volando durante un rato. Se separan un poco, aún agarrándose de los brazos el uno al otro y Rubén se da cuenta de que le ha dejado la camiseta hecha un asco. Se sentiría culpable, pero nota algo húmedo deslizándose hasta sus muslos así que no, que se joda. Seguro que ni le importa.
Leiva ha recuperado el aliento y, para su desgracia, la capacidad de hablar. Le mira y le sonríe como el gamberro que es.
-Qué fiera estamos esta noche, ¿eh?
-Vete a la mierda, pesado.
Se limpian y se arreglan las ropas en un par de minutos. Leiva sale antes del baño para disimular un poco por si acaso. Antes le da un par de besos lentos y suaves, sonriendo y Rubén se siente un poquito menos avergonzado, que no es mucho.
Ya no tiene más ganas de estar allí y se lo indica cuando sale del baño. Ahora el local le parece muy grande y muy ruidoso. Nada que ver con el par de metros del baño al que se había acostumbrado en un rato.
Quiere irse a su casa. Se lo dice.
-Vale- Le contesta -Me voy contigo.
Y como Leiva siempre hace lo que quiere, se va a casa de Rubén a pasar la noche.
Quizás después de despejarse un poco con el aire fresco de la calle, puedan repetir en la cama de Rubén.
Yo estaba ya alucinando que en una sola sentada me hubieran salido dos lemons. ¡Y DECENTES! Fue el poder mágido de esa noche misteriosa, os lo aseguro.
Alee también me pidió algo contra una pared, ya que es uno de nuestros kinks favoritos. Pero en ese momento me tuve que ir y luego empecé con mis examenes y tal. Total, que cuando empecé con Pared, toda la milagrosa inspiración había desaparecido. Me atranqué, no lograba sacarlo ni a la de tres hasta que hoy me he puesto en plan sería y lo he terminado.
Ha quedado un poco... bodrio. Sobre todo comparandolo con los anteriores.
Fandom: RPS (Pereza)
Claim: Leiva/Rubén
Título: Pared
Beta: Yo misma (Osea, que esta sin betear. Por favor, si alguien se ofrece se lo agradeceré)
Palabras: 957
Disclaimer: Todo lo escrito es pura ficción y no ha pasado que se sepa.
Advertencias: NC-17. PWP. P0rn
Pared.
No importa por donde agarré a Rubén, Leiva siempre nota sus huesos. Está jodidamente delgado, el tío. Al principio no estaba tan así, tan canijo, pero tantas giras, tantos conciertos y tanta marcha acaban pasándole factura al cuerpo.
O quizás sí que lo estaba y no se daba cuenta por la ropa. Porque al principio de todo no se dedicaba a empotrar a su colega contra la pared de la habitación de un hotel y a meterle las manos por debajo de la camiseta, contando una a una sus costillas y sus vértebras. No le ponía la pierna entre los muslos y apretaba para hacerlo gemir, perder el control hasta que terminaba frotándose contra él mientras sentía el hueso de su cadera clavándose un poquito, justo bajo su ombligo.
No hacía todas esas cosas que ahora hace. Que está haciendo en este mismo instante. Pero Leiva intenta no pensar mucho en eso, porque tendría que plantearse que es lo que está haciendo, y es todo demasiado complicado.
Mejor que pensar es sentir. Sentir la rigidez de los vaqueros frotándose uno contra otro con fuerza porque están duros como una barra de acero. Sentir los dedos de Rubén pasearse por su espalda y quitarle la camiseta de un tirón. Las puntas de esos dedos son ásperas y callosas, de horas y horas de tocar la guitarra. Ha visto ensayar a Rubén hasta que las yemas se le ponen rojas y las cuerdas dejan líneas finas marcadas en la piel. Leiva ha sido tocado por muchas manos (y lenguas, y bocas y piel contra piel en general) pero ninguno ha conseguido el efecto que esos dedos maltratados de esfuerzo y talento tienen contra su piel.
De repente, toda la ropa de Rubén le molesta. Es una barrera enorme que debe eliminar. Lo único que quiere hacer es lamerlo de arriba abajo, chupar todos sus huesos. Se la quita casi a jirones, empujándolo contra la pared. Durante un rato son sólo un montón de brazos y piernas enredadas que se desnudan rápidamente. Las manos de Rubén terminan en su cara, sujetándola como si fuera a escaparse. Le diría que es una gilipollez, que no se va a ir a ningún lado por que ¿dejar esa boca? JA. Ni de coña. Pero está demasiado ocupado bajándole los calzoncillos hasta los tobillos para intentar hablar.
No sabe donde empieza su boca y donde la de Rubén, porque se ha fundido con ella.
Su cabeza se llena de imágenes de lo que podría hacerle y no sabe ni por donde empezar. Lo quiere gimiendo. Lo quiere abierto. Lo quiere rendido. Y sobre todo, lo quiere ya.
Hace que se gire de cara a la pared y le agarra de las muñecas para inmovilizarlo. Rubén suelta un “¿Qué coño…?” pero no le hace ni caso. Se pega a su espalda y pasea los labios por el largo cuello. Va mordiendo, lamiendo, una a una las vértebras que se marcan bajo la piel. Lo hace lento, tan lento que a veces parece que se para, y se divierte escuchado a Rubén gemir y bufar frustrado. Tan mayorcito y con tan poca paciencia…
Baja por toda la columna hasta que queda de rodillas, aun sujetándole las manos a Rubén. Pero tiene que soltarlo para ir a donde le interesa.
-Sin tocarse, ¿eh, Rubén?- Advierte con los labios en el punto donde la espalda deja de ser espalda, mientras acaricia lentamente los muslos con las manos. Cree verlo asentir, ansioso, pero no está seguro por la posición.
Los besos que reparte son húmedos, con mucha, mucha lengua. La lengua es la segunda protagonista del momento. Los primeros son los gemidos de Rubén, que se retuerce bajo sus caricias como si de repente hasta la piel se les estuviera quedando pequeña. Leiva le separa las nalgas con ambas manos y adentra la lengua y Rubén bufa, tiembla y se intenta agarrar a la pared con manos temblorosas. Es su lengua entrando y saliendo y sólo puede pensar en que quiere oír más. Porque la voz agonizante de Rubén, entre el enfado y el ruego, es lo más cachondo que ha escuchado nunca. Así que desliza un dedo mientras sigue lamiendo, y luego añade otro y otro más. Y todo es sucio, lleno de saliva, gruñidos y sudor.
Justo como más le gusta a Leiva.
Podría seguir así décadas. Ir comiéndoselo poco a poco hasta que no quedara nada y fuera todo suyo. Pero Rubén no puede más. Realmente no puede. Siente los músculos estirados que se contraen a su alrededor y ve como intenta agarrarse a la pared para sostenerse, con la frente apoyada en ella. Gime lánguido, derrotado y entonces suplica. Con voz ronca, que parece más un mandato.
-Leiva… termina.
Y para él es como si se hubiera puesto a lloriquear y a rogar. Serpentea de nuevo por su cuerpo hasta llegar a su cuello y lo muerde, recoge con sus labios las gotas de sudor, empuja los tres dedos hasta los nudillos en el interior de Rubén y la otra mano la lleva hacia delante para agarrarlo. Aprieta, masajea, queriendo que Rubén se derrita en sus manos y se funda con él. Y lo consigue. Ruben se vuelve líquido, suave, mientras se corre. Pega la espalda a su cuerpo y suspira largo, satisfecho. Leiva lo sujeta, un brazo rodeando la cintura y una mano apoyado en el pecho. Siente el ritmo acelerado del corazón golpeando contra la palma.
En esos momentos lo tiene en sus brazos. Lo siente suyo, aunque sólo sea un poco. Y Leiva se crece, chulo y cara dura como es él. Se restriega excitado contra él, sonriendo como un perro, aunque Rubén no pueda verlo.
Porque ahora le toca a él.
Es muchisimo más feo y soso. Intente cambiar el POV de Rubén a Leiva y me salió muy divagante (Conclusión: Se me da mejor Rubén). No me gusta nada, sobre todo comparado con Baño (mi favorito) y, si piensan lo mismo, lo borro y todo U_U
En fin, esta es la historia de como la amistad produce PWP en abundancía. Espero haber ayudado a difundir un poquito más el Leiva/Rubén por las slasheras del mundo. Los tres relatos se los dedico a Alee, por picarme para hacerlos y a Nekoi, por animarme y betearme dos de ellos.
Pero sobre todo se lo dedico a Samej, por meterme esta bonita relación por los ojos y hacerme desar que nunca se suelten.
¡¡SORPRESA!!
PD: ¡Encontré en una gasolinera el CD original de Aproximación por 6'95€! He tenido una potra que ni me la creo.
PD2: Mañana, si puedo, publicare el Reto 7 de la Dotación. Digo si puedo porque además de estar sin Internet, me han pasado un montón de cosas que contaré luego, porque este post es solo de "Temas Perezosos"