Percances en Semana Santa

Apr 05, 2021 15:57

Mi salud ha sido un tema que no me ha dejado tranquila la última semana.
Fue realmente decepcionante percatarme que la Semana Santa que tanto añoraba llegó y se fue tan rápido.
Los únicos objetivos que logré durante esa semana (de la lista mega larga que había escrito) fueron:
- Comprar y armar nuestros muebles de IKEA para el jardín trasero
- Instalar MAXqda en mi laptop nueva
- Ir a Daiso a comprar cositas con temática de Sakura

Considerando que fui a dar al ER (por segundo año consecutivo) durante esa semana, supongo que debería sentirme agradecida de que siquiera pude lograr estos objetivos. Pero la parte exigente y demandante de mi cerebro no puede evitar regañarme por dentro. ¿Por qué me he estado sintiendo incómoda con mi cuerpo? ¿Acaso está todo en mi cabeza? Siento incertidumbre y llega al punto en el que ya no sé si vale la pena siquiera externar las cosas extrañas que he estado sintiendo físicamente.

Pero este es mi diario y yo puedo elegir sobre lo que quiera.
Así que dedicaré esta entrada a explicar los sintomas o las sensaciones que han estado tomando lugar en mi cuerpo.

Todo empezó con mi garganta.
Ah, mi garganta. La única parte del cuerpo que me causa ansiedad. Mientras otras personas se preocupan por cómo su cuerpo se ve en otras secciones, mi único punto de ansiedad es sentir que algo que no debería estar pasando tome lugar en mi garganta. ¿Será acaso porque uno de mis mayores miedos es no poder respirar bien? Mi garganta se cerró aquél Febrero legendario por una reacción alérgica y creo que desde ese instante he vivido con el miedo de que la historia se vuelva a repetir.

Pocas personas saben esto, pero uno de mis miedos más grandes es morir ahogada o sin poder respirar bien. En particular, esa es una de las razones por las que he tenido mucho miedo durante toda esta pandemia. La idea de tener dificultad al respirar no me apetece para nada.

Mi garganta se sentía tensa. No sentía lo mismo a cuando se me inflamó la garganta a raíz de una reacción alérgica, pero podía sentir los músculos en la pared de mi garganta tensarse sin razón aparente, como si estuviera en pleno momento de tragar saliva (excepto que... no lo estaba haciendo). La sensación me incomodó mucho. Decidí tomar algunos antiinflamatorios y dejar que la sensación pasara. Empecé a temblar un poco. Tenía miedo. Tenia pavor de que mi garganta se cerrara de un momento a otro. Decir que no dormí bien... es decir poco.

Richard se quedó despierto conmigo y me brindó apoyo. A la mañana siguiente me sentí mejor, así que decidí dejarlo pasar. Pero en la tarde volvió la sensación y tomé la decisión de ir a consultar. Tenía mucho estrés, mucho miedo. No me gustaba sentir que mi garganta estaba haciendo cosas raras y quería una explicación médica. Si fuera posible, una solución estaría genial también.

Así que fuimos a dar al hospital. Ese día, Richard entró conmigo al cuarto de emergencias y me hizo compañía durante todo el proceso. Me tomaron rayos x, me hicieron 4 pruebas de sangre y me revisaron la garganta.

¿El resultado? Nada.
No pudieron encontrar nada malo en mi sangre y mi cuerpo parecía estar bastante saludable. Sin embargo, la tensión y la sensación incómoda en la garganta permanecía.
Me dieron Predisona (y me entregaron una receta). La medicina me supo horrible, pero una hora después mi garganta estaba de vuelta a la normalidad. Celebramos con Sonic y fui a dormir un poco más tranquila esa noche.

No he vuelto a sentir la garganta de la misma manera desde entonces, pero la paz mental me duro poco. Menos de 24 horas después, tuve un percance con un plato de sopa de lentajes. Por querer hablar mientras tragaba mi sopa, me empecé a ahogar y empecé a toser como si no hubiera un mañana. Afortundamente, no me ahogué al final. Pero pude sentir que una solitaria lenteja quedó atorada atrás de mi paladar, cerca de mi cavidad nasal.

Es de las cosas más incómodas que he experimentado y no le recomendaría esa sensación a nadie. Después de no dormir muy bien esa noche (con esperanza de que mi cuerpo la expulsaría de ahí automáticamente) acepté mi triste realidad: necesitaba hacer, por primera vez en mi vida, una limpia con agua salada para limpiar mis fosas nasales y todo lo que conllevan. Richard me llevó a la farmacia (y a Daiso) y se pudo solucionar esa incomodidad después de sentir que casi medio litro de agua salada se escurría por la parte trasera de mi garganta . Fue incómodo y mi nariz y mi garganta quedaron sumamente incómodos después de esa pequeña aventura.

A la mañana siguiente amanecí congestionada y con la garganta irritada. Traté de cuidarme lo mejor posible, pero a la fecha sigo sintiendome un poco congestionada y adolorida.

Y las vacaciones terminaron. Así que ahora me toca volver a la rutina y cumplir con mis obligaciones, sin importar lo incómodo que se siente mi cuerpo en estos momentos.

En fin. Si de algo sirve esta entrada (además de ser un espacio para poder desahogarme) es recordar que uno nunca debe de tomar por sentado la habildad de poder respirar y comer tranquilamente. Hay que agradecer cada bocado que se logra tragar exitosamente. No volveré a tomar por sentada la sensación de estar completamente.... normal. Sin dolor, irritación o tensión en mi garganta.

Tengo esperanza que las cosas mejoren, aunque una parte de mi también se siente resignada. El viernes me toca la segunda dosis de la vacuna Pfizer y he leído que los efectos secundarios no son exactamente felices.

En fin. Ojalá todo resulte bien y que mi preocupación resute en nada.

En todo caso, agradezco el apoyo, consejo y cariño que recibí de mi familia y de Richard los últimos días.
Espero las cosas sigan mejorando, poco a poco.

Con cariño,

M

2021

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