-Perdón por ser un peso
- Te perdono
-Yo no me perdono
-Algún día lo harás. Cuando te ames aunque sea una fracción de como yo te amo a ti.
Al final no hay acto más puro al momento de dejar ir que perdonar.
Regresar todo a un estado de inocencia. De libertad.
Las cadenas del resentimiento hunden a cualquiera.
No tiene punto ahogarse en pesos inexistentes, por más que tu mente piense que te hace mal una memoria.
Por eso escribo esto, para recordarme la próxima vez que tenga que dejar atrás alguna circunstancia: es mejor soltar el equipaje y viajar ligero.
Hacer poesía de mi reencuentro conmigo misma.
Celebrar los finales a historias marchitas.
Perdonar a cada paso, a cada instante, a cada historia.
No hay mejor cura para la tristeza que el perdón.
M