Pequeños 16. El pasado trata de alcanzarnos
* * * * * * *
Al levantó una ceja cuando vio que el balcón solo estaba ocupado por su gemelo. "¿Dónde esta Ed? Pensé que siempre estaba aquí contigo."
Alfons se quitó lo último que quedaba de su cigarro de la boca. "Winry lo arrastro al campo de tiro." dijo, aplastándolo contra el barandal. "Parece ser que se dio cuenta de que Ed nunca ha usado un arma en toda su vida."
Al resopló."Pobre pendejo."
Alfons se rió. "Exacto." dijo, antes de entrar a la casa. Al levantó una ceja ante la clara invitación a una charla, y lo siguió hasta su cuarto. La ceja se levantó a un más cuando su gemelo se subió en su cama y se recargó en la cabecera, dándose palmadas en los muslos.
¿Quién era el para resistirse a una invitación?
No todos los días Alfons le ofrecía sus piernas como almohada a la cabeza de Al y Al era demasiado orgulloso para pedirlo. Era lo suficientemente inteligente para saber que su gemelo solo se lo ofrecía cuando quería preguntarle algo, pero en ese momento, a Al no le preocupaba mucho. Relajación era exactamente lo que necesitaba después de estos últimos días.
Al suspiró cuando su gemelo le revolvió el cabello. Lo miró, permitiéndose una sonrisa, a la que su gemelo contesto con una mirada suave. Se quedaron así, con Alfons acariciando el cabello y el hombro de Al, y Al cerrando los ojos, complacido.
"Entonces," dijo Alfons suavemente después de un rato. "¿Te importa compartirlo?"
Al suspiró. Era normal para su gemelo saber cuando tenía problemas. Después de todo, nunca se había distinguido como el maestro del disfraz. Siempre había tenido problemas con el control de sus emociones, aun más con ocultarlas. Era bueno que el y Alfons trabajaran en pareja, o lo hubieran acabado hace años.
"Ed confía demasiado," dijo. "Un día lo van a lastimar."
"¿Cómo a ti? ¿Así que tuviste que herirlo primero para que nadie más lo haga?"
Maldito su gemelo y sus habilidades de lectura de mentes.
Pero Al se salvó de mayor humillación cuando Alfons siguió hablando. "No creo que vaya a funcionar en él. A pesar de sus habilidades intelectuales, el tipo es un poco… bueno…"
Al resopló. "¿Tarado?"
Alfons se rió. "Si quieres decirlo así. De todas formas, ¿Qué le dijiste?"
"Que no confiaba en él."
Su gemelo levantó una ceja y por un momento, parecía algo pensativo. Pero lo que fuera que pensaba, no lo expresó. En lugar de eso, cambió el tema. "¿Y que pasó hoy?"
Al volvió a resoplar y escondió la cara sobre sus muslos. "Un maldito viejo tonto que no quiere aceptar que no esta actualizado sobre avances recientes."
"Eso asumí." Sonrió Alfons.
"Creo que ya esta senil, de todas formas. Que mal que simplemente no puedo matarlo. Pero, tal vez su edad lo haga pronto, aunque conociendo su suerte, tal vez viva para ver a su séptima generación."
Alfons se rió de nuevo y le revolvió el cabello.
"¡En serio! Y no dejaba de hablar mientras hacía el maldito reporte. 'Eres como tu viejo' decía. 'Molesto hasta los huesos y todo.' Y yo le dije que no podía conocer a mi viejo por que él no había ido a la uni. El viejo tonto se ríe, ojala que se hubiera ahogado, y dice que podría reconocer al hijo de Heiderich a kilómetros de distancia, y que soy tan pesado como él y que bueno que al tipo, quien quiera que fuera, se lo haya cargado la mafia." Al resopló una vez más. "No se de que demonios hablaba, así que no le hice caso y trate de sacar mi trasero de ahí lo más rápido po--- ¿Fonzy?"
Repentinamente, Alfons había dejado de acariciarlo. Al abrió los ojos, mirándolo curiosamente, como si estuviera sorprendido.
"Fon… ¿Alfons? ¿Que pasa?
Tenía una mirada que Al vio en su gemelo por primera vez en su vida, y de alguna forma lo ponía nervioso, por que Alfons no era el de esa mirada, no tanto odio, por que, demonios, ¡No era Al!
Pero la primera palabra que dijo Alfons hizo que el mundo de Al se detuviera.
"Padre."
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Al levantó una ceja cuando vio que el balcón solo estaba ocupado por su gemelo. "¿Dónde esta Ed? Pensé que siempre estaba aquí contigo."
Alfons se quitó lo último que quedaba de su cigarro de la boca. "Winry lo arrastro al campo de tiro." dijo, aplastándolo contra el barandal. "Parece ser que se dio cuenta de que Ed nunca ha usado un arma en toda su vida."
Al resopló."Pobre pendejo."
Alfons se rió. "Exacto." dijo, antes de entrar a la casa. Al levantó una ceja ante la clara invitación a una charla, y lo siguió hasta su cuarto. La ceja se levantó a un más cuando su gemelo se subió en su cama y se recargó en la cabecera, dándose palmadas en los muslos.
¿Quién era el para resistirse a una invitación?
No todos los días Alfons le ofrecía sus piernas como almohada a la cabeza de Al y Al era demasiado orgulloso para pedirlo. Era lo suficientemente inteligente para saber que su gemelo solo se lo ofrecía cuando quería preguntarle algo, pero en ese momento, a Al no le preocupaba mucho. Relajación era exactamente lo que necesitaba después de estos últimos días.
Al suspiró cuando su gemelo le revolvió el cabello. Lo miró, permitiéndose una sonrisa, a la que su gemelo contesto con una mirada suave. Se quedaron así, con Alfons acariciando el cabello y el hombro de Al, y Al cerrando los ojos, complacido.
"Entonces," dijo Alfons suavemente después de un rato. "¿Te importa compartirlo?"
Al suspiró. Era normal para su gemelo saber cuando tenía problemas. Después de todo, nunca se había distinguido como el maestro del disfraz. Siempre había tenido problemas con el control de sus emociones, aun más con ocultarlas. Era bueno que el y Alfons trabajaran en pareja, o lo hubieran acabado hace años.
"Ed confía demasiado," dijo. "Un día lo van a lastimar."
"¿Cómo a ti? ¿Así que tuviste que herirlo primero para que nadie más lo haga?"
Maldito su gemelo y sus habilidades de lectura de mentes.
Pero Al se salvó de mayor humillación cuando Alfons siguió hablando. "No creo que vaya a funcionar en él. A pesar de sus habilidades intelectuales, el tipo es un poco… bueno…"
Al resopló. "¿Tarado?"
Alfons se rió. "Si quieres decirlo así. De todas formas, ¿Qué le dijiste?"
"Que no confiaba en él."
Su gemelo levantó una ceja y por un momento, parecía algo pensativo. Pero lo que fuera que pensaba, no lo expresó. En lugar de eso, cambió el tema. "¿Y que pasó hoy?"
Al volvió a resoplar y escondió la cara sobre sus muslos. "Un maldito viejo tonto que no quiere aceptar que no esta actualizado sobre avances recientes."
"Eso asumí." Sonrió Alfons.
"Creo que ya esta senil, de todas formas. Que mal que simplemente no puedo matarlo. Pero, tal vez su edad lo haga pronto, aunque conociendo su suerte, tal vez viva para ver a su séptima generación."
Alfons se rió de nuevo y le revolvió el cabello.
"¡En serio! Y no dejaba de hablar mientras hacía el maldito reporte. 'Eres como tu viejo' decía. 'Molesto hasta los huesos y todo.' Y yo le dije que no podía conocer a mi viejo por que él no había ido a la uni. El viejo tonto se ríe, ojala que se hubiera ahogado, y dice que podría reconocer al hijo de Heiderich a kilómetros de distancia, y que soy tan pesado como él y que bueno que al tipo, quien quiera que fuera, se lo haya cargado la mafia." Al resopló una vez más. "No se de que demonios hablaba, así que no le hice caso y trate de sacar mi trasero de ahí lo más rápido po--- ¿Fonzy?"
Repentinamente, Alfons había dejado de acariciarlo. Al abrió los ojos, mirándolo curiosamente, como si estuviera sorprendido.
"Fon… ¿Alfons? ¿Que pasa?
Tenía una mirada que Al vio en su gemelo por primera vez en su vida, y de alguna forma lo ponía nervioso, por que Alfons no era el de esa mirada, no tanto odio, por que, demonios, ¡No era Al!
Pero la primera palabra que dijo Alfons hizo que el mundo de Al se detuviera.
"Padre."
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