Mi amiga
SraMulder dijo un día “Voy a ver Los Misterios de Laura”. Me intrigó el nombre, ella me confesó que era su placer culpable…
y a mí me bastó un capítulo para unirme al club de los culposos con entusiasmo sin medida.
Los Misterios de Laura es una serie española de esas que tienen más relación con el estilo de tv de los ochenta: los casos policiales se resuelven más por la observación de las pistas que por la ciencia forense. Y todo gira más alrededor de las características humanas de los personajes, y sus motivaciones, que del ADN y las huellas dactilares.
La frase que resumiría el modo en que esta serie encara el asunto de resolver crímenes, es la que invariablemente la inspectora Laura Lebrel del Bosque termina diciendo: “Reúne a los sospechosos. Ya sé cómo sucedió todo”.
Y también en su piloto a lo Columbo, por supuesto.
Laura es una mujer de 40 años, policía profesión, investigadora de alma. No es muy llamativa físicamente y su gusto estético para arreglarse es
Divorciada de quien termina siendo su jefe, el padre de sus dos hijos mellizos (demonios de Tazmania imbancables donde los haya), con una madre metementodo que decide mudarse a vivir frente a ella, una hermana muy chick con la cual siempre ha competido pero a la cual quiere mucho, y un compañero laboral que no está más bueno porque hay límites que no pueden ser superados.
Laura Lebrel del Bosque es, en definitiva, una mujer como cualquiera, rodeada de gente totalmente parecida a la que nos rodea a nosotros (excepto por Martín, que si yo tuviera a un Martin de compañero… en fin, que me desvío)
Creo que lo que más me gusta de esta serie, es que sus personajes son bastante reales. El informático (Cuevas) enamorado de la chica fría y distante (aunque nunca me queda claro qué es lo que le gusta tanto de ella… debe tener un lado que jamás muestran y que es lo que lo conquista), haciendo lo imposible por hacerla feliz… pero sin ver o actuar de acuerdo a lo que a ella le haría feliz. "Ella" (Lidya) es la chica fría, distante, eficiente, que conoce la técnica y le falta el olfato (por lo que le da por el centro que Laura termine resolviendo los casos por deducciones y observaciones, en lugar de ADN, huellas dactilares e informes de balística), que ha pasado por muchas malas experiencias y ahora ha decidido que es más sencillo si deja a todo el mundo afuera. El ex marido, comisario, cuarentón, tipo básicamente bueno, capaz y eficiente, que es buen padre pero no tan buen marido, aunque un muy buen jefe. La madre criticona, llena de achaques, que se dedica a cuidar de los niños y ayudar a Laura con las cosas cotidianas, pero se mete en todo, opina de todo, se queja de todo. La hermana exitosa, hermosa, inteligente, de buen gusto, que compite con ella todo el tiempo porque cada una siente que la otra es mejor. El compañero y amigo fiel, que la conoce desde la academia, es tío de sus hijos, persigue cuanta falda se le cruza y que básicamente es el Watson de su Sherlock… aunque el Watson más guapo que vi en mi vida.
He visto las tres temporadas que se han filmado y el problema está en que llegamos al final de la tercera, sin estar seguros de si habrá una cuarta.
Por lejos, quizás uno de los episodios (en este caso, doble) que más me ha gustado de la serie, ha sido el último. El tipo de episodio que te hace gritar “¡PORJOSSNECESITOQUEHAYAUNACUARTATEMPORADAYAAAAA!”, aún cuando se las arreglaron para que ese final planteara lo que podría suceder y nos dejan fantaseando con las posibilidades.
Creo que a todos nos pasa, a veces, que tendemos a menospreciar las producciones que se realizan en nuestros países. Que compramos con demasiada rapidez y facilidad que "lo de USA es lo mejor", y no digo que no sea bueno, que lo es (aunque me quedo con Inglaterra, para el caso. Por no nombrar a Suecia y Noruega, que haciendo series son la leche).
Sin embargo, me parece que deberíamos darle cabida a cosas como esta serie, que a mí me enganchó quizás por su planteamiento ochentoso, tal vez porque su protagonista es tan normal que podría ser yo, de seguro porque lo mío con Martín es casi vergonzoso.
También creo que esta serie necesita una cuarta temporada. Un final en donde los personajes terminen como los shippers empedernidos queremos. Un final en donde no nos quedemos con sugerencias vagas. (Si hay alguna juntada de firmas por ahí, avísenme, que yo firmo).
En este espacio de recomendaciones, yo quiero proponerles que vean Los Misterios de Laura.
Vale la pena.
Besos,
Eugenia