Hablemos de series: las de Misterios y Asesinatos que se filman del otro lado del charco.

Jan 18, 2012 16:00


La verdad sea dicha, soy una ENORME fan de las series de detectives, misterios y asesinatos.

Y puedo decir que si se trata de este tema, nada supera lo que sale de Europa.

Sherlock



Comencé a ver Sherlock porque acababa de ver la película (la cual me encantó, emocionó, fascinó y todos los “ó” que existe, pero eso es básicamente porque lo mío con Robert Downey Jr capaz y es ilegal en algún punto), y estaba tan emocionada por el tema que cuando vi lo de Sherlock me dije ¡Por Dios, siiii!

Y luego… bueno, luego fue amor puro por esta serie que me parece una de las cosas más fabulosamente montadas en la historia de la televisión.

Alfonso Cuarón dijo una vez que él estaba filmando una versión de Harry Potter y el Prisionero de Azkabán. Que si la gente quería saber cómo era la historia original, debía leer el libro. A partir de ese momento, creo que quedó claro que en el mundo de la filmografía (para cine o TV) de adaptaciones de libros, teníamos la versión visual y la versión escrita.

Y entonces, llegó Sherlock y ocupó un lugar por sí mismo, abriendo una categoría en la que, para mí, es el único nombre a referenciar.

Si han visto la película de Guy Richie probablemente sepan que tiene esta fotografía gris-azulada de un Londres fantásticamente antiguo, una música perfecta para hacer de contrapunto a las charlas fantásticamente orquestadas de Sherlock Holmes y John Watson, y la atinada idea de que Sherlock incluso sea muy actual en su vestimenta, pero por otro lado nos lanza de lleno en la relación ya muy avanzada de estos personajes. Si el espectador no ha leído los libros, le pasa como a mi hermana mayor (psicóloga), que me dijo que Sherlock le pareció un enfermo que tenía una relación de dependencia retorcida con Watson y era un neurótico, psicópata e imbécil de primera.

Por lo tanto, la decisión de hacer esta serie, que mantiene la música como contrapunto a las charlas, que viste a Sherlock de una manera anticuada y que nos muestra, en una fotografía que maneja mayor gama de colores, un Londres totalmente actual, me parece BRILLANTE.

Pero lo que decididamente have de esta la mejor serie, es que además, se tomaron el trabajo de adaptar los libros de una manera tan, pero tan impecable, ¡que es perfectamente posible que sucedan en esta época!

Arrancan por presentarnos a Holmes y Watson. Nos dan la oportunidad, como espectadores, de conocerlos mientras ellos se conocen y formarnos nuestra propia opinión sobre cada uno. Nos permiten ver por qué razón llegan a tener la relación de dependencia que mi hermana calificó como retorcida cuando vio la película, pero que no es más que una amistad fantástica entre dos personajes muy particulares.

De alguna manera, consiguen que las historias escritas por Sir Arthur Conan Doyle se vean y entiendan como algo actual, que los métodos de Sherlock sigan siendo creíbles, ajustando de manera fabulosa los recursos tecnológicos y haciendo pequeñas variaciones a las historias para que cuajen, si fuera posible, aún mejor.

Esta serie se las arregla para presentarnos aspectos victorianos en la cotidianeidad de Holmes y Watson, mezclados con la modernidad de la Inglaterra de hoy. Se las ingenian para que si el espectador no conoce las historias y los personajes, se asombren y sorprendan, mientras que si han leído los libros, se regocijen con la inclusión de diálogos sacados textuales de las historias de Conan Doyle.

Respetando de manera casi escrupulosa los personajes (la señora Hudson, Lestrade, Mycroft Holmes, Irene Adler, Moriarty) y las historias, cambiando apenas los nombres de los libros o cuentos para que todos sepamos qué vamos a ver, pero también entendamos que tendrá pequeñas variaciones, cada capítulo de una hora y media es un deleite para la mente, los sentidos, un tributo al fan de Sherlock Holmes el personaje y al de Sherlock Holmes las historias.

La elección de los actores, las locaciones, el modo en que nos muestran la información, el uso que hacen particularmente de los smartphones, la música, la edición de fotografía, los diálogos, los guiones, el vestuario, todo el concepto de la serie (que usa a Moriarty como el hilo conductor de las temporadas, porque al fin y al cabo, esto es una serie) me parece impecable.

Si no han visto Sherlock, dejen de leer esta entrada y corran a buscar el primer episodio de la primera temporada. Porque con esta serie nada de lo que yo tenga para decir alcanzará para explicarles por qué razón, verla, es directamente necesario.

Y si tienen tiempo, por aquí está el blog del doctor Watson. No sólo nos permiten leer lo que tantos fans de Sherlock leen en la serie, sino que además, ¡hay comentarios de los personajes! Los intercambios con la señora Hudson, la hermana de Watson, Anonymus y Sherlock, ¡son delirantes! Me parece un detalle fabuloso. Mientras que si quieren también pueden ir por el sitio que Sherlock Holmes tiene en la serie.

¡Este tipo de cosas me reconcilian con la vida!

Lewis



Desde finales de los 80 hasta el 2000, hubo una serie inglesa llamada Inspector Morse basada en los libros de Colin Dexter. Morse, un policía arisco, solitario, bastante amargado, que gustaba de la ópera y las bebidas espirituosas, y se las arreglaba para machacar todo el tiempo a su pobre sargento ayudante, Lewis.

Entonces, resultó ser que Morse terminó y 7 años después apareció este spinoff fabuloso que tenía al sargento Robert Lewis como Inspector, y al sargento James Hathaway como su ayudante.

Así, mientras Morse y Lewis se diferenciaban porque uno era un solterón empedernido y amargado, y el otro era un padre de familia que disfrutaba mucho de su vida con su esposa e hijos, en Lewis el contraste radica en que el Inspector (ahora viudo) es un hombre sin conocimientos sofisticados mientras que Hathaway fue a la universidad y parece una versión humana de google (que además gusta de fumar, tocar la guitarra y alguna vez, estudió para ser sacerdote).

Lewis entra dentro de la vieja tradición inglesa de misterio y asesinato presentados de manera excelente. La fotografía de esta serie es hermosa (transcurre en Oxford). La música también. Siempre uno termina metiéndose en el mundo académico de un modo u otro (me gustó especialmente el capítulo que gira alrededor de Jorge Luis Borges y uno de sus libros). Y a pesar de que han pasado seis años desde que arrancó, siempre es un placer esperar la siguiente temporadas y averiguar qué casos resolverán, si Lewis finalmente comenzará una relación con la forense del equipo (Laura Hobson), si Hathaway finalmente encontrará una pareja estable que pueda lidiar con su coeficiente intellectual superior, si seré capaz de deducir quién es el culpable del próximo caso.

Si les gusta el estilo inglés de asesinato y misterio, entonces Lewis es su serie. No es sencillo encontrarla en internet para bajarla, pero tampoco es imposible. Y vale mucho, MUCHO, la pena.

Un dato que nada que ver, pero igual lo paso: el actor que interpreta a James Hathaway está casado con la actriz que interpreta a Rose en Doctor Who. ¡Qué chico es el mundo del espectáculo!

Los misterios del Inspector Lynley



Esta serie, como al anterior, sigue la línea de asesinatos y misterio, sólo que se mueve por una geografía más amplia que solamente Oxford. Y además, hace hincapié en otros temas, además del asesinato de turno.

Basado en las historias y personajes creados por Elizabeth George, tenemos a Thomas Lynley, un aristócrata inglés (con título nobiliario y todo), educado en Oxford, muy rico, que siempre viste impecable y tiene un auto clásico, que trabaja con la sargento Barbara Havers, que proviene de la más pura y llana clase trabajadora, no fue a la universidad y la verdad, no tiene idea de estilo ni interés siquiera en verse como mujer (honestamente, a veces me pregunto si se corta el pelo en el baño de su casa, con un cuchillo de cocina).

La relación entre estos dos es tan importante como los casos que resuelven. El prejuicio de ella (siempre latente durante temporadas completas), choca todo el tiempo con el deseo de él de ser valorado por su capacidad profesional y no juzgado por su título o posibles conexiones. Por no mencionar que ambos son realmente pobres en el plano emocional (ella más que él) y que aunque siempre terminan discutiendo bastante feo, como pareja laboral funcionan bien. Y eso los obliga, de alguna manera, a permanecer juntos el tiempo suficiente para hacerse amigos. Para apoyarse el uno al otro cuando se encuentran en algún problema profesional. Para decirse las verdades cuando la están pifiando. Y para que durante todos los años que duró la serie, uno se preguntara una y otra vez si realmente era mejor que se involucraran sentimentalmente o permanecieran como amigos.

Lynley y Harvers mantienen una de las mejores relaciones que presenta la tv. La tensión sexual no tiene importancia en esta serie, en donde la barrera está en los prejuicios de clases sociales (que para aquellos que no hemos vivido en monarquías son algo fuera de consideración), donde el foco está en cómo dos personas que no parece que vayan a congeniar, consigue ver más allá de las ideas preconcebidas.

Ella viene de muchos problemas familiares, que la transforman en arisca, ceñuda, esquiva y distante, y siempre está intentando demostrar que es valiosa y puede llegar sin ayuda alguna. Él viene de una familia sin muchos problemas, por lo que su mayor contratiempo son sus parejas románticas, y siempre está intentando demostrar que llegó a donde está porque es valioso y bueno en su trabajo, no por su título nobiliario. Esta serie, a diferencia de Lewis, parece hacer más hincapié en el modo en que el origen y la historia de los personajes principales, se cruza con el misterio de turno por resolver.

Y si a uno le gustan los misterios, ¡hey! ¡Es una serie de misterios británica! ¿Alguien tiene alguna duda de que los casos serán retorcidos y muy buenos?

Wallander
Con esta serie, se complica, porque hay tres versiones, de las cuales yo he visto dos y ambas son buenas.

Tenemos la versión que vi originalmente, sueca:



Y luego tenemos la versión nueva, inglesa:



En ambas series, tenemos al inspector Kurt Wallander (sueco/inglés) que tiene algunos problemitas. Su mujer lo dejó y se volvió a casar, ha tenido problemas con el alcohol, es muy bueno en su trabajo pero no tan bueno en su trato con la gente. Lidera un escuadrón de policías y está intentando rearmar su vida luego del remezón que representó su separación.

Este hombre tiene una hija, Linda Wallander (sueca/inglesa), que dependiendo de la serie que estén mirando, será una policía o una chica común y silvestre. Y hasta allí llegamos con las grandes similitudes entre estas dos versiones.

Wallander es cruda. Muy cruda. Si han leído los libros de Merkell (que es el creador de este personaje), sabrán que no se puede esperar otra cosa. Si han leído, en cambio, los libros que dieron origen a la trilogía Millenium, entonces pueden esperar ese tipo de historias.

Los autores nórdicos no se preocupan mucho por suavizar las cosas. Sus personajes son antihéroes con muchos problemas, que deben lidiar con problemas aún más embromados, y por lo regular alguno termina en el horno. Ninguno está a salvo, cualquier cosa puede sucederle a cualquiera de ellos (aún no me recupero de lo que le sucedió al compañero de Linda en la versión sueca).

No es una serie para pasar el rato comiendo helado. En esta serie hace MUCHO frío, la gente es gris, todos tienen problemas, los casos son escalofriantes la mayor parte de las veces y no escatiman en mostrarnos lo más retorcido del género humano. Si alguien no ha sido capaz de ver Criminal Minds porque le parece violento en las facetas humanas que muestran, no vean esta serie, porque es peor.

Sin embargo, debo recomendarla porque cualquiera de sus versiones es excelente. En lo que plantean. En cómo lo plantean. En su fotografía. En el desarrollo de personajes. En los casos. En los diálogos. En el manejo de emociones.

No descarten la sueca y se decanten por la británica sólo porque allí está Kenneth Branagh (y está gigantesco). Vale la pena verlas a ambas, porque no son los mismos casos y es un placer ver televisión desde la perspectiva de otro pueblo que no sea el yanqui o el inglés.

Excelentes ambas. Me hacen preguntar qué tipo de hombre era Merkell, para escribir sobre este tipo de cosas. Y me hacen correr a buscar sus libros.

Y llegando al final de los post de series, nos quedan aquellos que me hacen reír.
¡Besos!
Enia

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