[2min] Los fantasmas también tienen pesadillas #11 (1/2)

May 28, 2015 21:03

Título: Los fantasmas también tienen pesadillas.
Fandom: SHINee.
Pairing: 2min y parejas secundarias.
Resumen: Los fantasmas del pasado no son tan incorpóreos como parecen, pueden materializarse en cualquier momento para hacerte partícipe de sus propias pesadillas.
Advertencias: lenguaje malsonado, sexo explícito, algo de violencia y esas cosas que pueblan siempre mis fanfics, vaya xD.
Notas: Co-escrito con allalabeth_san
Copyright: Los fantasmas también tienen pesadillas - (c) - lurque


| LOS FANTASMAS TAMBIÉN TIENEN PESADILLAS |

Capítulo 11

Como le había dicho a Krystal, nada más aterrizar, Minho había ido directo a la comisaría que se encargaba del caso. Decir que estaba de mal humor era un eufemismo. Cansado, otro. Dada la hora en la que se había enterado de lo sucedido, para llegar había tenido que hacer dos escalas. Dos escalas que significaban que se había pasado las últimas doce horas viajando en las cuales su enfado y su ira no había hecho nada más que aumentar.

Pero era algo que lo había ayudado, por supuesto. Había parecido mucho más agresivo y peligroso al llegar a comisaría y esperaba que esa impresión les hiciese trabajar más rápido.

En el taxi entre la comisaría y la sede de la editorial, se pasó todo el trayecto al teléfono con Heechul. Al fin y al cabo, allí había dejado su trabajo a medias y lo mínimo que podía hacer era ayudar. Había adelantado trabajo en las diez horas de vuelos a cambio de no pegar ojo.

Cuando entró por la puerta, la editorial bullía como un hormiguero en pleno verano. Nadie lo detuvo mientras avanzaba a pasos agigantados hacia el ascensor y por un segundo Minho dudó entre la razón. No tenía claro si el motivo sería su aspecto desaliñado en comparación con lo habitual o su cara de enfado. Una vez en su planta, Kim Kibum fue la primera persona que vio.

-En la sala de reuniones -advirtió Minho con sequedad cuando notó que iba a comenzar a hablarle.

Sin darle más opción que acatar su orden, Minho entró como un torbellino en su despacho y cerró de un portazo. Dejó el maletín de su portátil sobre la mesa con toda la delicadeza de la que fue capaz antes de agarrar los documentos que Krystal ya había colocado para él en una carpeta. Ni siquiera se había fijado en ella al entrar. Tampoco era como si fuese a intentar hablar con él hasta dentro de unas horas.

Krystal lo conocía bien y sabía que cuando estaba así de enfadado no trababa con nadie.

Ojeó los documentos en la mano y sosteniéndolos, salió de su despacho en dirección a la sala de juntas.

Kibum y Jonghyun estaban allí, como cabría esperar. Pero también Taemin y Jinki. Debería haber esperado que estuviesen presentes, pero ver a Taemin fue lo único que distrajo su mente un mínimo antes de dedicarse de lleno a lo que tenía que hacer en ese momento. Pero es que con esa mirada determinada y ese aspecto, Taemin estaba más impresionante que de costumbre.

Quizás, que no hubiese marcas visibles en su cuerpo y estuviese sentado en lo más lejos posible del pintor ayudaba, pero Minho, en su hora número 32 sin dormir, no estaba de humor para intimismos e introspección.

-Mi idea es la siguiente -dijo, cerrando con fuerza y sin molestarse en decir un buenos días que no sería más que una mentira con la que darle pie a Kibum de replicarle algo. Estaba cansado, se moría de ganas por darse una ducha y cambiarse el traje aunque era plenamente consciente de que ni una cosa ni otra iban a estar en su futuro más inmediato. No podría salir de allí hasta la noche. Iba a tener que preparar una nota de prensa, declaraciones y, teniendo en cuenta que Jonghyun no iba a estar disponible, aparecer en algún lugar público que diese pie a que lo entrevistasen al respeto del robo. Un restaurante o algo similar. Pero mañana. Ese martes ya bastante iba a tener-. Jonghyun ha dicho que puede y yo tengo fe ciega en él; va a reescribir la novela. Y será mejor. Kibum, Siwon, que ha hecho el tráiler de Fantasmas, es uno de los mejores profesores de lengua y literatura que hay en la ciudad: podremos contar con su más absoluta confidencialidad y puede ser valioso para ayudarte con los aspectos más rutinarios de editar el nuevo libro. Es importante que transmitamos una imagen de absoluta normalidad, así que no cambiéis vuestras rutinas. Yo me encargaré de la prensa y cambiaré lo que sea menester de la campaña. Si la sospecha de que era el libro verdadero se extiende, todo el proyecto conjunto de la Feria va a desplomarse como un castillo de naipes. -Tomó aliento y paseó la mirada por todos y cada uno de ellos-. No voy a permitir que eso ocurra.

-Necesitamos un nuevo diseño para la portada, y que la imprenta trabaje el fin de semana anterior -observó Kibum, que había sido el primero en asentir y, por una vez, parecía de acuerdo con Minho.

-Y redistribuir la logística para llevar los libros al stand -añadió Minho asintiendo.

Acababa de sellar un pacto con Kibum, los dos eran conscientes de ello, y tenía que poner todo lo que estuviese en su mano para que durase.

-Yo puedo… -comenzó Jinki.

-Tú y el señor Lee vais a ser indispensables para el proceso creativo -lo interrumpió Minho, quizá un poco más secamente de lo que habría sido necesario. A su pesar, iba a necesitarlos, a ellos, y también a alguien que sorprendentemente no se encontraba presente-. Si está disponible, el señor Park sería la persona adecuada para trabajar con la nueva portada. Tiene una buena reputación como fotógrafo y yo mismo he visto los resultados de su creatividad. Junjin ha hablado muy bien de él y confío en que su participación contribuya a mejorar el resultado previo. De los detalles técnicos y logísticos ya me ocuparé yo. ¿Alguna pregunta?

Volvió a pasear la mirada por la sala y al parecer nadie tenía nada que añadir. Evitó con todas sus fuerzas pararse más tiempo sobre Taemin que sobre los demás, aunque fue consciente de que había fracasado cuando un arrebato de curiosidad le hizo preguntarse por qué lo miraba con la cabeza ladeada y el ceño fruncido, como si estuviese reflexionando sus palabras porque había algo que no terminaba de encajar.

Por supuesto, no tenía tiempo para esas cosas, y estaba a punto de salir por la puerta cuando la voz de Taemin lo detuvo, inmovilizándolo como si unas cadenas imaginarias lo hubiesen atado a su sitio.

-Has hablado de quién va a ayudar a Jonghyun y a Kibum, pero… ¿quién va a ayudarte a ti?- preguntó Taemin, como si de verdad quisiese una respuesta.

Minho se dijo que tenía que ser el cansancio el que le hacía creer que no había beligerancia en su tono de voz, que si cabía, había un deje de preocupación en la forma cuidadosa en la que había enunciado la pregunta.

Se giró, dispuesto a mirarlo a los ojos antes de responder que él no necesitaba a nadie pero como le había pasado la tarde anterior con Heechul, se descubrió incapaz de mentir de forma tan descarada.

-Yo… no habrá problema. Tengo experiencia solucionando crisis laborales.

-Pero la experiencia no significa que de pronto tus días vayan a tener treinta horas en vez de veinticuatro -rebatió Taemin.

-Me las arreglaré, no os preocupéis. Vosotros concentraos en la novela.

Las cadenas imaginarias que lo retenían desaparecieron y no perdió ni un segundo en salir de allí. Una vez de nuevo en su despacho, le dijo a Krystal que no quería interrupciones, a menos que se tratase de Yuri, y se enfrascó en las mil y una llamadas y correos electrónicos que tenía que enviar para subsanar el problema de imagen y medios.

Era una suerte que en su despacho, además de su portátil, hubiese dos ordenadores. Dejó uno para todo lo relacionado con Indonesia, otro para lo de la editorial, seguro de que así no perdería detalle ni de una cosa ni de la otra.

A pesar de sus mejores esfuerzos, a última hora de la tarde la noticia del robo había comenzado a llegar a oídos importantes y, para cuando le dieron las nueve y Krystal le anunciaba que se iba a casa, Minho estaba hablando con el presidente Kang, esforzándose lo máximo posible en quitarle hierro al asunto.

Teniendo en cuenta que el asunto era la bajada en bolsa de Strong Heart por culpa de lo ocurrido en las dos filiales, Minho tenía mucho que esforzarse.

Tiempo después, y no sabía cuánto porque la falta de sueño había hecho que su cansancio sobrepasase ese límite en el que ya ni tenía ganas de dormir de puro agotamiento, una llamada a la puerta lo distrajo de la nota de prensa que iba a enviar en escasos momentos. Taemin, a la cabeza de Kibum, Jonghyun, Jinki y Xyli, venían a informarle de que iba a ser medianoche y se iban a casa para descansar algo.

Minho no fue capaz de contener a tiempo su expresión de sorpresa ante la revelación y apenas pudo contener el suspiro de frustración. El tiempo se le escapaba de las manos como agua.

-Me parece correcto -respondió, una vez fue capaz de controlar su conexión cerebro-boca-. Descansad.

Volvió a su nota de prensa sin esperar a escuchar la puerta cerrarse.

-¿Te quedas?

Sorprendido, levantó la vista de nuevo y vio a Taemin allí, todavía en el umbral de la puerta. Los demás se habían distanciado un poco, pero Jonghyun lo miraba con el ceño fruncido como si él también estuviese lo descontento que Taemin parecía.

Pero la pregunta la había hecho Taemin, así que iba a contestarle con sinceridad.

-En Yakarta, Heechul todavía está trabajando y tenemos una videoconferencia en un cuarto de hora. No me da tiempo de llegar a casa para hacerla desde allí.

Le restó importancia encogiéndose de hombros. Su gesto fue la señal que Jonghyun necesitaba para dar la vuelta, sobrepasar a Taemin y mirarlo con los brazos en jarras.

-¿Pero tú has comido algo en todo el día? -inquirió, molesto, cuando tras curiosear en la papelera no pudo encontrar nada que no fuesen documentos en ella.

-¿Y a ti que cojones te importa? -replicó Minho, súbitamente irascible-. Que me hayas visto borracho un día no significa que seamos amigos.

-Es decir, que no -se quejó Jonghyun, cruzándose de brazos e ignorando la parte ofensiva de su respuesta como si no la hubiese escuchado.

Si hubiese poseído sus plenas facultades, Minho habría agradecido que lo hubiese ignorado. Al fin y al cabo, no era adecuado responderle así al motor económico de la compañía.

Como estaba muy lejos de pensar con prudencia y ser políticamente correcto, Minho lo único que quería era que salieran y lo dejasen terminar su lista de tareas del día tranquilo. No tenía tiempo para intentar dilucidar por qué el escritor sentía preocupación hacia su forma de vida.

-No es de tu incumbencia.

-Bueno. Vale. Pues nos quedamos a trabajar hasta que tú te vayas a casa. Se supone que somos un equipo, ¿no?

Jonghyun salió de su despacho cerrando de un portazo. Minho no tenía tiempo para ellos, ni ganas. De haber vuelto a salir y haber insistido en que se fuesen a casa, habría podido ver la expresión pensativa de Taemin y la enfadada de Jonghyun. Se habría dado cuenta de que ninguna de las dos iba a dejar de perseguirlo en las próximas semanas.

Heechul ya estaba llamándolo por Skype y él… Minho necesitaba terminar eso. Si querían quedarse, eran adultos.

*

Media hora después, Taemin volvió a entrar en el despacho de Minho sin pedir permiso. La conferencia seguía y al ver que Minho dejaba de prestarle atención un momento, Heechul le gritó para que se centrara. Taemin le indició con un gesto que continuara como si él no estuviera presente, y se acercó al escritorio para colocar la bolsa de plástico que traía repleta de comida. Minho retomó la conversación, pero recogió los papeles que había desparramado por la superficie y que ya no necesitaba para dejarle espacio.

Taemin trató de hacer el menor ruido posible mientras sacaba los envases todavía calientes de la comida que había comprado en los puestos de la calle que todavía estaban abiertos. Se había asegurado de que hubiera una variedad nada desdeñable de alimentos y que estos, además de ser del agrado de Minho, le aportaban una energía que sin dudas necesitaba.

El olor de los platos le abrió el apetito a Minho, quien no recordaba la última vez que había comido algo más que sus barritas energéticas. Estaba tan cansado física y mentalmente que ni siquiera hizo el esfuerzo por rechazar el acto de buena fe de Taemin, quien le regaló una preciosa sonrisa cuando le vio coger el tape que le quedaba más próximo y comenzaba a comer sin dejar de lado su conversación con Heechul.

Taemin tomó asiento en una de las sillas frente al escritorio y comenzó a ingerir los alimentos en silencio, sin interferir en el trabajo de Minho, tratando de ser uno más con la inmobiliaria. Podría haberse marchado a la sala en la que Kibum y Jonghyun tomaban la segunda cena que él mismo les había traído aprovechando que salía para comprarle algo a Minho, pero nada le aseguraba que fuera a comer si tan sólo le dejaba la comida sobre la mesa, es más, Taemin le conocía lo suficientemente bien como para saber que con semejante nivel de estrés en las venas como para haber perdido la paciencia con Jonghyun antes, necesitaría hacer presión con su presencia para obligarlo a comer.

Intentaba no mirarlo para no hacerle sentir incómodo, porque la situación de por sí lo era. Minho y Heechul discutían sobre asuntos complicados y tecleaban a toda velocidad en el ordenador; de haber sido otros tiempos, Taemin le habría metido la comida en la boca directamente para que no se distrajera y ganas no le faltaron, porque él terminó de cenar mucho antes que Minho, a quien se le estaba enfriando la comida. De modo que cuando llevaba más de diez minutos sin probar bocado, Taemin se aclaró la garganta para llamar su atención y con un gesto de cabeza, le indicó que se terminara la cena. Minho obedeció dócilmente y a Taemin le hizo gracia el puchero inconsciente que mostró por ser regañado.

Se le ocurrió otra idea y sacó el móvil para escribirle un mensaje a Kyuhyun, ya que no tenía el número de Changmin.

Hyung, consulta con los demás y aconséjame un restaurante cómodo cercano a la editorial. Mañana voy a obligar a Minho a almorzar.

Para que comprendiera de qué iba la cosa, le sacó una foto a hurtadillas mientras comía con el ceño fruncido mirando hacia la pantalla, escuchando lo que Heechul le decía al respecto. Sonrió orgulloso de sí mismo por su acto y le mandó la foto a Kyuhyun.

Cuando Minho terminó de cenar, Taemin recogió los envases y volvió a meterlos en la bolsa para tirar la basura. Alzó el puño en señal de ánimo y le dijo un «hwaiting» silencioso antes de salir por la puerta.

Taemin sentía que había realizado su buena acción del día, aunque ésta hubiera sido mejor si hubiese logrado hacerle dormir, pero tras verlo trabajar, desechó la idea de intentarlo porque lo único que conseguiría sería que le contestara del mismo modo en que lo había hecho antes con Jonghyun.

Se acercó a la sala en la que su amigo debía estar escribiendo, pero le descubrió en actitud cariñosa con Kibum, que por primera vez en días parecía relajado, así que se marchó de las oficinas sin despedirse de ellos.

De pronto, toda la gente que le rodeaba estaba felizmente emparejada: Jonghyun y Kibum, Xyli y Jinki, Taejung y Jaewoon, Minho y su trabajo. No podía evitar sentirse un poco solo, y era en esos momentos que sentía el impulso de llamar a Jaeho, pero había borrado su número del teléfono para evitar la tentación. No era justo hacerlo sin avisar, pero entonces recordó que en Navidad fue él quien le hizo lo mismo después de averiguar que conocía a Xyli y podía poner en peligro esa parte de su vida que mantenía en secreto para su familia.

Estaba tratando de ser mejor, de superar su rencor, de no dejarse llevar por su impulso autodestructivo, y no era nada fácil.

Condujo sin prisa por las calles casi vacías de Seúl, rumbo a su casa. Trató de pensar en su nueva novela para no darle vueltas a la maraña de emociones que le oprimían el pecho en ese momento. No funcionó, pero al menos lo intentó. Al aparcar y bajarse del coche, pensó que en cuanto recibiera el primer pago por Fantasmas iba a comprarse su propio vehículo para dejar de utilizar el de Jinki. Al llegar a casa, él y Xyli estaban desternillándose en el salón mientras veían monólogos divertidos en el portátil de su amigo. Agradeció mentalmente no encontrarlos en actitud cariñosa, porque era lo último que le apetecía soportar. Xyli palmeó a su lado para que se sentara con ellos y el humor de Taemin mejoró al cabo de diez minutos al unirse a las carcajadas de sus amigos.

Pero no se sacó a Minho de la mente en ningún momento. A Minho trabajando sin parar en la oficina. A Minho con esas ojeras tan pronunciada, con los ojos rojos del cansancio y con ese aspecto de estar a punto de desplomarse sobre la mesa en cualquier momento.

A Minho, sin más.

Al día siguiente, la pesadilla que suponía el libro robado de Jonghyun continuaba en la editorial, pero Minho llevaba otro traje, así que parecía que no había pasado toda la noche en la oficina, aunque su rostro mostraba que sí lo había hecho trabajando.

Dentro de lo que cabía, habían tenido suerte de que hubiera sido el libro de Jonghyun el que habían robado y no cualquier otro, porque de todos ellos, el único escritor capaz de reescribir su novela en tan poco tiempo y con semejante maestría, era él. Jonghyun tecleaba rápido y terminaba los capítulos en pocas horas. Su imaginación no tenía límites, y sólo necesitaba una pequeña idea para desarrollarla y convertirla en una escena cargada de detalles. Taemin le había contado su versión de la historia de principio a fin: cómo había conocido a Minho, cómo se había enamorado de él, cómo había sido su relación, su ruptura y esos tres años sin él. Jonghyun no le preguntó por el presente, no lo necesitaba, así como tampoco necesitó más de él para tener claro los cambios que iba a darle a la novela para contar la misma historia pero que pareciera otra. Kibum iba corrigiendo los capítulos conforme los terminaba, diccionarios y normativa ortográfica delante para asegurarse de que cada palabra estaba situada en el lugar correcto de la oración cuando tenía dudas. Hacían un gran equipo sin lugar a dudas.

Taemin había leído los capítulos ya terminados y no pudo más que maldecir a Jonghyun por haber plasmado tan bien su vida en el contexto de la protagonista musulmana. Era simplemente increíble. Si Taemin se había comparado alguna vez con él, ahora se daba cuenta de que estaba a años luz de su talento y eso le desanimaba.

Su móvil vibró en el bolsillo del pantalón ante la llegada del mensaje de Kyuhyun con la dirección del restaurante, tomándole varios segundos acordarse de a cuento de qué venía eso. Al caer en la cuenta del impulso que le había llevado a mandar ese primer mensaje, quiso golpearse a sí mismo por no haber pensado en las consecuencias. Pero ya era tarde para echarse atrás, más después de haber informado a los hyungs no sólo de sus intenciones, sino del estado lamentable en el que estaba Minho. Había despertado la preocupación y ahora tenía que hacerse cargo.

-Disculpa, Krystal -la interrumpió con una de sus mejores sonrisas adorables-, ¿se encuentra el señor Choi en su despacho?

La pregunta sobraba porque era evidente que sí, pero debía seguir el protocolo si su secretaria estaba presente.

-No quiere que le molesten. ¿Es importante?

-Me lo quiero llevar a un restaurante para obligarlo a comer. Juzga por ti misma.

Krystal lo meditó durante tres segundos contados antes de levantarse.

-Voy al baño -respondió sin más y se marchó.

Taemin sonrió al ver que tenía su complicidad y, aprovechando que ya no tenía ningún obstáculo para acceder a Minho, respiró hondo para armarse de valor y volvió a entrar en su despacho sin llamar. No le sorprendió verle entre los dos ordenadores, con el ceño fruncido y una mano sobre el teclado y otra sobre el ratón.

-Recoge tus cosas, nos vamos.

-¿Eh?

A Minho le pilló tan desprevenido que hizo sonreír a Taemin.

-Fuiste tú el que dijo que teníamos que hacer vida normal -fue improvisando, pero con una seguridad en sus palabras digna de un gran actor-, pero Jonghyun no puede perder el tiempo haciendo vida normal porque tiene que escribir, así que tú y yo podemos encargarnos de regalarle unas cuantas imágenes a la prensa que hay en la puerta. El gerente en funciones de Seoul Cultural Publishers saliendo a comer con uno de los escritores promesa; la publicidad no me vendría mal.

Taemin se esforzó por no reír ante la cara de asimilación de Minho, quien sin dudas tenía dificultad para seguir el hilo de su labia rápida por las horas de sueño que necesitaba recuperar.

-¿Seguro que quieres comer conmigo? -preguntó finalmente.

Y Taemin no fue capaz de contener la carcajada por más tiempo.

-No tenemos por qué ir muy lejos y es publicidad que nos beneficiará al final de la feria -dijo y se encogió de hombros-. Además, mejor que la prensa nos acose a nosotros que a Jonghyun.

-Sí, tienes razón -acabó suspirando mientras se masajeaba el puente de la nariz, en un gesto que Taemin sabía traducir como fuerte dolor de cabeza-. Está bien. Dame diez minutos.

-Te espero fuera. Y será mejor que te pongas las gafas de sol -le aconsejó.

Si no fuera por el cansancio de Minho, Taemin era consciente de que le habría costado mucho más despegarlo de la silla y sus ordenadores. Comprobó la dirección del lugar una vez más para memorizarla y no tener que sacar el móvil, como si fuera un restaurante al que soliera acudir con frecuencia. Minho salió a los pocos minutos con su maletín en mano y las gafas de sol puestas. Taemin no hizo ningún comentario al respecto, pero le horrorizó la idea de que también se pusiera a trabajar en el restaurante.

Cuando salieron, la prensa los abordó como un animal acecha a su presa para cazarla. Minho interpuso un brazo entre ellos y Taemin de manera protectora, en un gesto que le salió por instinto. Dio una respuesta estándar a las preguntas y el personal de seguridad les ayudó a llegar hasta el coche de Minho. Se montaron y arrancaron con cuidado de no llevarse a nadie por delante.

-No sé cómo los famosos aguantan esto cada día -comentó Taemin mientras miraba los flashes de las cámaras a través de la ventana.

-Es parte de su trabajo -respondió-. ¿A dónde quieres ir?

Taemin desvió la mirada hacia la carretera y le indicó el camino hasta el restaurante, que estaba a unas calles de distancia y en realidad no necesitaban el coche para desplazarse, pero ni siquiera había pensado en ello mientras Minho le dirigía hacia él. Tardaron más en aparcar que en llegar y una vez dentro, Taemin comprendió por qué Kyuhyun le había dado esa dirección.

Era un restaurante de comida tradicional coreana, por tanto, las mesas eran bajas y en lugar de sillas había cojines en el suelo. Tampoco era una sala común para todos, sino que cada mesa estaba separada por cubículos para dar intimidad. A Taemin no se le pasó desapercibida las intenciones de sus hyungs, y no supo si enfadarse o reír.

-Mesa para dos, por favor -se adelantó a Minho, quien era siempre el que hablaba-. En un lugar tranquilo, si es tan amable -especificó.

Si a Minho le pareció rara su petición, no lo manifestó. El maestro de sala les condujo a uno de los cubículos menos concurridos del restaurante y los invitó a tomar asiento. Antes de acceder a él subiendo el escalón, tuvieron que quitarse los zapatos. El espacio no era muy amplio, pero suficiente para dos personas. Se sentaron uno frente al otro y comenzaron a ver la carta que de inmediato les tendieron. Comentaron el menú con pequeñas sonrisas y acabaron haciendo su elección. En cuanto se quedaron solos, la incomodidad se hizo palpable en el ambiente.

-Todavía no te he agradecido la cena de anoche -dijo Minho para romper el hielo.

-No fue nada. Agradéceme el soportar el malhumor de Kibum y Jonghyun -bromeó.

-Cierto, le debo una disculpa -suspiró, pasándose las manos por la cara.

-Nah, Jonghyun ya ni se acuerda -le restó importancia-. Los enfados no le duran nada.

-Aun así, estuvo fuera de lugar.

-Deja de preocuparte tanto por las formas, al menos con Jonghyun -le aconsejó mientras jugaba con los palillos con los que iba a comer-. Pero si de verdad quieres disculparte, invítalo a una cerveza y solucionado.

-Sois muy amigos, ¿no? Parece un buen tipo.

-Lo es -sonrió Taemin-. Un poco pesado a veces, con más cara que espalda también, pero buen tipo al fin y al cabo. Y es un maldito genio a la hora de escribir.

-Bueno, ni que tú no estuvieras a su altura -respondió por impulso, alzando una ceja.

-Oh, por favor. -Puso los ojos en blanco-. Está sacándose otro libro de la manga en tiempo récord, yo no podría hacer eso.

-Seguro que sí.

-No -respondió de forma rotunda-. Créeme. Conozco muy bien mi forma de escribir y la de Jonghyun para cuanta diferencia hay entre nosotros.

-Bueno, vuestros estilos también son distintos. Él no tiene las tramas complejas y enrevesadas que tienes tú, eso requiere horas estrujándote los sesos y una gran memoria para tenerlo todo conectado. No quiero restarle mérito a Jonghyun, pero él no suele pasar de dos o tres personajes protagonistas, tú tienes doce.

En ese momento, el camarero llegó con el agua que había pedido Minho y el refresco para Taemin. Al depositarlo sobre la mesa, se volvió a marchar.

-Si hubieran robado Fantasmas, yo no habría sido capaz de reescribirlo entero como está haciendo Jonghyun, eso te lo aseguro -dijo, retomando la conversación anterior.

-Si hubieran robado Fantasmas... -Minho se detuvo al percatarse de lo que había estado a punto de decir; en su lugar soltó un suspiro y abrió la botella de agua para servirse-. Demos gracias a que sólo ha sido el de Jonghyun.

-Sí... -murmuró e hizo lo mismo con su propio refresco.

-Estoy deseando leerlo -le dijo para tratar de animarle-. Changmin no para de picarme haciendo comentarios al respecto.

Taemin sonrió divertido al imaginarlo.

-Sí, ya me contó su opinión. Creo que le hizo ilusión que le llevara la primera copia que se editó.

-Desde luego -sonrió Minho también-, y ten por seguro que te comprará una en cuanto salga a la venta. Todos lo harán.

-En realidad no quiero que lo compren por compromiso, sino porque de verdad les gusta.

-Tú no sabes lo pesados que fueron con Kim Haneul en su momento -le reveló-. Me leí Monstruos para que Changmin me dejara tranquilo, porque de lo que hablaba de ello le cogí hasta tirria al libro. -Sonrió al recordarlo-. Eso sí, cuando lo comencé no pude dejarlo y me lo ventilé en nada. Ya me habría leído Fantasmas de no haber ocurrido el problema con la filial en Indonesia, pero te aseguro que lo tendré leído para la Feria, igual que el resto.

-Bueno, no te preocupes. Lo puedes leer más adelante cuando tengas tiempo.

-No -insistió-. Lo tendré leído para entonces.

Taemin sabía que discutir con Minho cuando se ponía tozudo era perder el tiempo, así que lo dejó estar.

-Entonces asumo que no has leído el de Jonghyun tampoco, ¿no?

En realidad ya lo sabía porque había sido la primera pregunta que le había hecho al autor en cuanto descubrió de qué iba la historia.

-No, tampoco -suspiró-. Y me siento fatal porque parece que no me interesa.

-Minho, en serio -le dijo con más seriedad, pronunciando su nombre de pila-, nadie te va a culpar por ello, más viendo cómo te estás esforzando para que todo salga bien. Así que relájate, ¿quieres?

Como un niño pequeño sermoneado, Minho bajó la mirada y asintió imperceptiblemente. Taemin no necesitaba que se lo dijera para saber que no estaba de acuerdo en estar esforzándose lo suficiente, porque a menos que saliera perfecto, para él sería un fracaso. Minho y su eterna competición contra sí mismo.

El camarero fue muy oportuno trayendo los primeros platos en ese momento, porque se había vuelto a formar un silencio incómodo entre ellos. Con la comida delante, no tenían por qué hablar, pero aun así Taemin buscó la forma de cortar el silencio.

-Creo que debería advertirte sobre la historia de Jonghyun para que no te pille desprevenido cuando la leas como me pasó a mí -dijo finalmente.

Minho levantó la mirada del plato con interés.

-¿A qué te refieres?

-Pues... todavía no conoces lo suficiente a Jonghyun, pero ya sabes que le gusta escribir sobre los demás, ¿no? -dijo y esperó a su asentimiento para continuar-. Suele entrevistarse con la gente y va recolectando anécdotas que luego mezcla en sus historias, de ahí el componente real que transmite en sus escritos.

-Ajá...

-Bien -respiró hondo mientras jugaba con los palillos otra vez-, pues adivina sobre quiénes ha escrito esta vez...

Minho se le quedó mirando, parpadeando en su ignorancia. El cansancio ralentizaba su agudeza y estaba tan agotado que su mente se quedó totalmente en blanco. Taemin se señaló a ambos con los palillos para no tener que decirlo en voz alta.

-¿Qué? -fue lo más elocuente que llegó a decir el publicista.

-Nosotros -dijo finalmente, volviendo a respirar hondo-. Ha estado elaborando una historia sobre nosotros durante los últimos tres meses en base a lo que iba descubriendo.

-¿Pero no estaba escribiendo sobre musulmanes del siglo pasado? -cuestionó frunciendo el ceño, sin comprender nada.

-Sí, y la ambientación la ha mantenido. Pero tú eres Hashim y yo Samira.

En la mente de Minho las conexiones parecían no terminar de producirse en base a su expresión confusa, así que Taemin entró en detalles de la historia.

-Al día siguiente de terminar de leerlo, le di un puñetazo -no pudo evitar sonreír al recordarlo-, y dejé de hablarle. Pero luego sucedió lo del robo y, en fin... hay que ser profesionales, ¿no?

-Le estás ayudando a reescribirlo -cayó en la cuenta Minho.

-Xyli me hizo ver que así podría darle veracidad, porque se marcaba algunas cosas -respondió sin mirarle a los ojos, llevándose comida a la boca.

-No tienes por qué hacerlo, Taemin -dijo de inmediato-. Jonghyun ni siquiera debería estar escribiendo sobre nosotros en primer lugar.

-Ya está hecho y de nada sirve cabrearse -contestó, viendo su reacción completamente normal-. Además, es una pedazo de historia, ¿sabes? Lo ha mezclado tan bien con el contexto de la época que no se nota a menos que conozcas la historia original, claro.

-Me da igual -espetó, de nuevo iracundo-. ¿Qué derecho tiene a escribir sobre los demás sin su consentimiento?

-¿Sabes qué es lo peor? -sonrió con tristeza-. Que leer a Hashim me ha hecho comprender ciertas cosas que nunca tuvieron sentido para mí.

Admiraba a Jonghyun como escritor no sólo por su imaginación, su léxico y ortografía, sino por su capacidad para lograr que el lector empatizase con los personajes. Taemin sentía que poca gente alcanzaba a comprender en su totalidad el universo de Monstruos al leer las críticas tanto de profesionales como por Internet, pero Jonghyun hacía llegar exactamente los sentimientos que quería expresar.

-Te lo he contado para que vayas preparado cuando lo leas, pero no te detendré si quieres arrearle otro puñetazo cuando termines -sonrió, para quitarle hierro al asunto.

Minho no hizo ningún comentario porque estaba enfadado y no quería pagar su malhumor con él, así que se limitó a respirar profundamente para calmarse y comer, pese a tener el estómago cerrado. Taemin sentía que había estropeado el momento hablándole del libro de Jonghyun, pero no se le ocurría qué otro tema podía sacarle para mejorar su humor.

-Gracias por contármelo -dijo entonces Minho-. Por esta comida y por la de anoche.

-Gracias a ti por esforzarte tanto para sacar la editorial adelante. El trabajo que nosotros hacemos es insignificante comparado con el que haces tú -le regaló una sonrisa sincera.

-¿Yo? -Se señaló, sonriendo también, de mejor humor-. Yo sólo manejo cifras y coordino fechas, sois vosotros los que escribís las historias que mantienen la editorial a flote.

-Una editorial que se había ido a pique por su mala administración, ¿recuerdas? -Le señaló con los palillos-. Todos nos alegramos de tener a Don Perfecto Choi para sacarnos a flote, así que no te restes mérito.

-¿Don Perfecto Choi? ¿Ese es mi apodo? -preguntó tras una carcajada, la primera que soltaba en semanas.

-¿Me vas a negar que te sienta como un guante?

Taemin sintió un hormigueo en el estómago al ver la forma en que Minho le miraba y le sonreía, porque le transportaba directamente al pasado, a los días en que se había sentido amado y adorado por él. La gran verdad que Taemin había querido ocultar entre capas y capas de autodestrucción, era que extrañaba esos días más que nada en el mundo.

La mirada y la sonrisa que eran exclusivas para él, el tono de voz cariñoso que empleaba en la intimidad, el contacto de su cuerpo al tocarle, al abrazarle, al besarle. Porque él había dejado de ser el centro de su mundo, pero Minho nunca había dejado de ser el suyo.

La charla se alejó del trabajo para concentrarse en el grupo de amigos en lo que los platos se iban vaciando. Minho le habló de Changmin y los demás, y Taemin compartió algunas anécdotas sobre Xyli y los chicos en un ambiente considerablemente más relajado de lo que había comenzado. Cuando les trajeron la carta con el postre, Taemin la leyó minuciosamente para decantarse por uno de los helados. No supo cuánto tardó en decidirse, pero al levantar la mirada para comunicar su elección, descubrió que Minho había apoyado la espalda en la pared del cubículo y se había quedado dormido con la boca ligeramente abierta. Taemin se quedó con la palabra en la boca y una sonrisa boba al verle.

Con cuidado de no hacer ruido, salió del cubículo y pidió el helado en la barra. Se lo trajo de vuelta y en lugar de sentarse frente a él, movió el cojín para situarse a su lado. Le cogió con suavidad del cuello para obligarlo a apoyar la cabeza sobre su hombro y que no estuviese en una posición tan incómoda, y se tomó su helado sin prisa alguna.

Lo raro es que no se hubiera desplomado antes, pero Taemin suponía que había estado con la tensión suficiente en el cuerpo como para mantenerse despierto a saber durante cuántas horas. Se sentía orgulloso de haber conseguido relajarle lo suficiente como para haberse quedado dormido de esa manera. Aprovechó para tomar otra foto y mandársela a Kyuhyun como prueba de que la misión había sido todo un éxito.

Por desgracia, Minho sólo durmió quince minutos. Se despertó sobresaltado, desorientado y al ver a Taemin a su lado, balbuceó algunas palabras debido a la confusión.

-Te has quedado dormido -le informó tranquilo, saliendo de la pantalla del juego de su móvil.

-No puede ser, ¿cuánto tiempo? -preguntó totalmente alarmado.

-No llega ni a veinte minutos, así que relájate.

Minho respiró hondo y se pasó las manos por la cara para espantar la neblina de sueño que le enturbiaba la mente.

-Necesito un café -manifestó.

-No, necesitas dormir -contestó rudamente, girándose hacia él-. ¿Cuándo fue la última vez que lo hiciste?

-Estoy bien, sólo tengo que despejarme. ¡Camarero! -le llamó, alzando la mano al verle pasar.

-No -se la bajó Taemin-. Se acabó la cafeína para ti.

-¿En qué puedo ayudarles? -cuestionó el camarero.

-Un café cargado, por favor.

-No, ni hablar -se giró Taemin tajante, todavía sujetando a Minho-. Tráiganos la cuenta.

-Taemin -trató de hacerle entrar en razón con suavidad.

-¡Minho! -contrarrestó con más insistencia-. He dicho que no.

De haber estado en plenas facultades de sí mismo, habría intentado insistir un poco más pese a saber que no se saldría con la suya, porque cuando Taemin decía que no era que no, pero estaba tan cansado y le tenía tan cerca que no era capaz de coordinar dos pensamientos seguidos.

Salieron del restaurante tras pagar la cuenta con Taemin a la cabeza y antes de llegar hasta el coche, se detuvo, se giró y extendió la mano delante de él para que le diera las llaves. Minho miró su mano y después a él.

-No estás en condiciones de conducir.

-Taemin...

-No voy a arriesgarme a tener un accidente de coches porque a ti no te dé la gana dormir, así que dame las llaves.

-¿Por qué suenas como Changmin? -murmuró a regañadientes mientras metía la mano en su pantalón para buscarlas.

-Porque es efectivo -sonrió.

Pero Taemin no sabía que esa sonrisa era mucho más efectiva que la forma de hablar de su amigo.

-En realidad debería ir saliendo para Incheon en breves. Mi vuelo sale en unas horas, así que te dejaré en la editorial o donde prefieras.

Taemin le arrebató las llaves de la mano en cuanto las vio.

-Yo te llevo al aeropuerto.

-¿Qué? No.

-Sí. -Volvió a mirarle ceñudo-. Y luego llevaré tu coche a donde Kyuhyun y Changmin. No tengo nada que hacer, Minho. Todos estáis trabajando a contrarreloj y siento que yo no contribuyo de ningún modo.

-Eso no es cierto, Taemin -le dijo de inmediato-. Tú ya has cumplido con tu parte, así que no te sientas mal porque no tiene razón de ser.

-Como sea. -Puso una mueca de disgusto-. Déjame llevarte al aeropuerto. Así no tienes que molestar a ningún hyung.

Minho volvió a pasarse una mano por la cara para tratar de despejar la neblina que le impedía encontrar un argumento lo suficientemente bueno para negarse a su petición, pero no lo encontró, mucho menos cuando lo que realmente quería era alargar ese tiempo que estaba compartiendo con él en tan buenos términos, aunque luego le trastocase en lo personal de forma estrepitosa.

-Algún día aprenderé a decirte que no, lo juro -dijo, rindiéndose.

Taemin sonrió triunfante y se encaminó hacia el coche. Bloqueó su pensamiento de que ya sabía decirle que no, precisamente había sido una negativa suya lo que le había destrozado tres años atrás, pero se reprimió el comentario.

-¿Tienes que pasar por casa? -le preguntó una vez estuvieron montados y con el cinturón abrochado.

-No, ya lo llevo todo. Pensaba irme al aeropuerto directamente desde la editorial.

-Bien, pues vamos.

Taemin arrancó y, aunque al principio le costó adaptarse al coche, porque era considerablemente más grande que el de Jinki, se esforzó por conducir lo mejor que pudo para no darle motivos a Minho de querer cambiar de asientos.

Entablaron una charla amena que acabó siendo un monólogo de Taemin para cuando salieron de Seúl, porque Minho volvió a quedarse dormido en el asiento del copiloto. Al verle, Taemin sonrió complacido y rezó para que no se despertara hasta que llegaran. No lo hizo hasta que estaban a escasos kilómetros del aeropuerto y porque les pasó un avión por encima que estaba despegando.

-¿Otra vez me he dormido? Lo siento -murmuró somnoliento mientras se restregaba un ojo para espabilarse.

-Como vuelvas a disculparte por algo así te daré un puñetazo como hice con Jonghyun -respondió sin contemplaciones, mientras miraba por el retrovisor para asegurarse de que no venían coches y tomaba la curva hacia la derecha.

-¿De verdad lo hiciste? -no pudo evitar sonreír Minho, divertido imaginando la escena-. Me habría gustado verlo.

-Puedo recrearlo para ti cuando vuelvas si quieres -sonrió travieso, mirándole un momento antes de devolver la vista a la carretera.

-Pena no me daría, la verdad -sonrió cómplice.

Aparcaron y fueron sin prisas hacia la zona de embarque porque habían llegado con tiempo de sobra. Minho le propuso ir al Starbucks y esta vez, Taemin no consiguió impedir que tomara café. Ambos pensaron que había sido en ese mismo lugar donde se habían visto de pasada meses atrás, cuando sus vidas seguían caminos totalmente diferentes y ni siquiera podían imaginar que volverían a cruzarse.

Mirando hacia la mesa en la que había estado sentado Minho, a Taemin se le pasaron muchas preguntas por la mente. Quería saber qué pensó entonces cuando le vio, qué hubiera hecho de haber sabido quién era en realidad Kim Haneul antes de aceptar encargarse de la editorial, por qué lo suyo con Jongin no había salido bien y por qué nunca le había buscado desde entonces, aunque para esa última sí que tenía respuesta. Taemin estaba tan convencido de que Minho ya no sentía nada por él como lo estaba de que él no había conseguido olvidarle en todo ese tiempo.

-Yo tampoco estoy con nadie -le dijo de pronto.

-¿Eh? -volvió a parpadear confuso.

-Tu discurso aquella mañana en la puerta de la discoteca -explicó, bajando la mirada para jugar con la pajita de su frapuccino-, pensé que también debías saberlo.

-¿No estás saliendo con nadie?

Minho frunció el ceño, como si algún esquema mental se le hubiera roto.

-No. No he vuelto a salir con nadie desde... bueno, desde ti -reconoció, cada vez hablando más bajo, incapaz de mirarle directamente.

-¿No? Pero... Xyli... -se atrevió a mencionarle, porque de sus dos candidatos, era por el que más apostaba.

-¿Xyli? -le sorprendió su mención-. Xyli ha sido un apoyo muy importante durante este tiempo, pero nunca ha sido más que una amistad con derecho a roce -explicó, aunque no sabía muy bien por qué lo estaba haciendo-. Ahora está con Jinki y yo me he quitado de en medio para que puedan iniciar una relación.

-¿Y las marcas...?

Minho había intentado controlarse para no preguntarle, pero necesitaba saber si el autor era Xyli o no.

-Eso es otra historia... -suspiró, desviando la mirada hacia la gente que caminaba de un lado a otro del aeropuerto-. Una que estoy tratando de dejar también.

-Me alegro de que hayas tomado esa decisión.

Taemin asintió, todavía sin mirarle y, por tanto, sin poder leer los pensamientos plasmados en el rostro de Minho.

-Pensé en lo que dijiste, en lo de verte como dos personas diferentes: Don Perfecto Choi por un lado y Minho por el otro. Y creo que es una tontería -opinó, girándose a encararle finalmente-. Me irrita tu profesionalidad condescendiente en el trabajo, como si no nos conociéramos de nada. Después de todo lo que hemos compartido, me parece una falta de respeto hacia... no sé, hacia nosotros mismos.

-En ningún momento pretendí ofenderte -le dijo de inmediato-, pensaba que así te...

-Que así me lo pondrías más fácil, ya. -Sonrió forzado-. Pero lo odio. Que no te culpo por adoptar esta postura después de cómo terminaron las cosas, pero no lo hagas más. Soy tu ex, no un desconocido, así que trátame como lo que soy.

-¿Y cómo se trata a un ex? -preguntó Minho por impulso, porque no tenía ni idea de cómo hacerlo.

-No lo sé, nunca había tenido uno, pero podemos aprender juntos. Si quieres.

-Quiero.

Se miraron a los ojos y Taemin no quiso leer lo que le transmitía porque era demasiado doloroso, pero estaba intentando canalizar su rencor y dejarlo ir poco a poco. No iba a ser fácil, pero tenía que dar ese paso para poder alcanzar su meta.

Terminaron sus bebidas y se acercaron al control de seguridad que los separaría. Minho había conseguido apurar el tiempo lo máximo posible, pero ya no podía entretenerse más o perdería el vuelo.

-Me leeré Fantasmas en cuanto pueda y te comentaré como fan lo que me parece la historia, no como gerente en funciones de la editorial.

-Eso espero -sonrió Taemin-. Siempre he confiado en tu criterio, así que estoy deseando saber qué opinas.

-Pues no te fíes tanto porque a lo mejor estoy tan emocionado que no consigo ser objetivo -sonrió también.

-Uy, señor Choi, ¿me está diciendo que no puedo confiar en su profesionalidad? -le picó con una sonrisa traviesa.

-No me retes, Taeminnie -se le escapó sin darse cuenta, pero esta vez no se sintió mal por no haber podido controlarse ni siquiera cuando llevó una mano a su nuca como solía hacer antaño.

Taemin tomó la iniciativa y le abrazó para su sorpresa, pero Minho no tardó en corresponderle, estrechándole contra sí como llevaba tiempo queriendo hacer.

-No te esfuerces tanto, Minho -le dijo al oído en un tono de voz a medio camino entre serio y suplicante-. Eres un profesional excelente y estás haciendo un gran trabajo, ¿vale? Pero de nada sirve si no te cuidas. Duerme, por favor.

Se pegó más a él y hundió el rostro a su cuello durante unos segundos antes de separarse y obligarse a sonreír.

-Que tengas buen viaje.

No le permitió responder porque se marchó sin mirar atrás, así que volvió a perderse los pensamientos de Minho reflejados en su expresión facial.

En cuanto se montó en el coche, pisó el acelerador y puso la música de la radio a todo volumen para tratar de no pensar en todo lo que había ocurrido ese día, en todo lo que había sentido al pasar tiempo con él, en la gran verdad que por fin había aceptado.

Seguía estando loca, profunda e irremediablemente enamorado de Choi Minho.

*

Parte 1 | Parte 2

fanfic, longfic shinee: fantasmas, shinee

Previous post Next post
Up