Título:
Los fantasmas también tienen pesadillas.Fandom: SHINee.
Pareja: 2min y parejas secundarias.
Resumen: Los fantasmas del pasado no son tan incorpóreos como parecen, pueden materializarse en cualquier momento para hacerte partícipe de sus propias pesadillas.
Advertencias: lenguaje malsonado, sexo explícito, algo de violencia y esas cosas que pueblan siempre mis fanfics, vaya xD.
Notas: Co-escrito con
allalabeth_sanCopyright:
Los fantasmas también tienen pesadillas - (c) - lurque Parte 1 | Parte 2
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El apartamento de Taejung era simplemente impresionante. De corte minimalista, con más metros de los que necesitaba y una cristalera que daba vistas a la ciudad. Taemin habría estado corriendo de un lado para otro con la boca abierta de no haber descubierto un hecho que no sabía cómo tomarse.
Taejung y Jaewoon estaban saliendo. Eran pareja. Su hermano Taejung de veintinueve años y el hermano insoportable de Xyli de diecinueve. Taejung y Jaewoon. Increíble.
Cuando conoció a Xyli al mudarse ambos al mismo piso, Juxy pasaba mucho tiempo con ellos. Por entonces tenía diecisiete años, había dejado el instituto y era un bala perdida que sólo hacía caso a Xyli, y no en todo, pero sus padres le habían permitido vivir en Corea con su hermano al no saber qué más hacer con él. Idolatraba a su hermano mayor como él mismo había idolatrado a Taejung en su momento, sólo que Juxy era pesado. Extremadamente pesado. Y Taemin no le había soportado, así que su relación no había sido muy buena precisamente. Sin embargo, eso no significaba que le cayera mal.
El chico que tenía delante no era Juxy, sino Jaewoon. Había madurado considerablemente, se mantenía a sí mismo gracias a sus trabajos parciales y en lugar de vivir en el gran apartamento de Taejung, tenía su propio pisito, mucho menos lujoso. Realmente lo estaba haciendo bien y a Xyli se le llenaba la boca de orgullo cada vez que hablaba de él; era su ojito derecho después de todo.
En cuanto a la pareja, se notaba que se querían con sólo verlos. Taejung le miraba de una forma en la que nunca había mirado a Yunho ni a ninguno de sus novios anteriores, y Jaewoon siempre había sido transparente como el agua en cuanto a sus emociones se refería. Al haberlos conocido por separado, le resultaba una mezcla extraña, pero ahora que los veía juntos se daba cuenta de lo mucho que encajaban.
Era gracioso tenerlos a los dos sentados en el sofá frente al suyo, incómodos y nerviosos, tratando de explicar por qué no habían dicho nada, completando las frases el uno del otro. Taemin no había pronunciado palabra de lo asombrado que estaba, y su hermano se lo había tomado como una mala reacción. Así que cuando terminaron con su explicación caótica, Taemin soltó una risotada que le salió del alma.
-¿Por qué se ríe? -le preguntó Jaewoon a su novio, nervioso como pocas veces había estado.
-¿Taemin? -le llamó su hermano con precaución.
Para Taemin era simplemente hilarante. Si antes de llegar le hubieran dicho que su hermano y el de Xyli estaban juntos, se lo habría tomado como una broma de mal gusto. Pero ahora, al tenerlos delante y haberlos escuchado, era diferente.
-Nosotros aquí con los huevos de corbata y el otro riéndose, genial.
Jaewoon puso una mueca de fastidio.
-Podría ser peor -le sonrió Taejung para que no se enfadara.
En esa carcajada, Taemin había dejado escapar sus propios nervios ante el momento de tener que confesarle a su hermano que le había estado mintiendo. Ahora que sabía que él también le había guardado un secreto tan grande, lo que tuviera que decirle sería mucho más suave o él podría recriminárselo.
-¿Por qué te da miedo contárselo a Xyli? -quiso saber cuando fue capaz de dejar de reír, mientras se limpiaba las lágrimas que se le habían escapado.
-Porque sé lo que me va a decir -respondió, poniendo morros de niño pequeño e incluso se encogió en el sofá.
Eso volvió a hacerle gracia porque de los varones Park, Jaewoon era el más alto. A simple vista, calculaba que debía medir un poco más que Minho y aunque Taejung seguía siendo más alto, porque su hermano era exageradamente alto, la altura de Jaewoon era adecuada para la suya.
-¿Por la diferencia de edad? -cuestionó acertadamente con una sonrisa-. Si fuera otro tío, sí, se pondría hecho un dramas, pero siendo Taejung, lo máximo que hará será amenazarle con cortarle los huevos si te hace daño.
-¿Por qué siendo yo? -preguntó sin comprender.
-Porque eres mi hermano y Xyli me adora -contestó con una sonrisa de autosuficiencia y un signo de victoria con los dedos.
Ahora fue el turno de Taejung para soltar una carcajada.
-¿De verdad crees que se lo tomará bien si se lo digo? -preguntó Jaewoon inseguro.
Taemin asintió, cambiando la sonrisa socarrona por una sincera.
-Le va a joder mucho enterarse a estas alturas, y le voy a tener una semana de morros, igual quiere venir a conocerte -rió, mirando a su hermano-. Pero en cuanto trate contigo, se dará cuenta de que su hermano no podría haber elegido mejor.
Taejung se levantó del sofá y se tiró cuan largo era sobre su hermano pequeño, aplastándolo sin hacer caso a sus quejas y golpes para que se apartara, llenándolo de besos. Ése fue el gesto que necesitaba Taemin para sentir que realmente estaba con su hermano nuevamente.
De pequeño había sido terriblemente dependiente de él, hasta el punto de compartir su cama hasta la adolescencia casi y perseguirle a todas partes. Como había sido un niño adorable, a todos los amigos de Taejung se les había caído la baba con él, especialmente Yunho y Jaejoong, que insistían para que le llevara con ellos cuando no quedaban para salir de fiesta (Jaejoong también había insistido en que lo llevara entonces, pero Taejung se había negado). Relacionarse con Yunho y Jaejoong implicaba relacionarse con Changmin, y por aquel entonces, Minho era su equivalente por la otra parte. Eran los niños pequeños del grupo, los mimados y consentidos, y todos habían hecho un poco de celestinos para que acabaran juntos, especialmente cuando lograron aceptar sus sentimientos por separado. Cuando anunciaron su relación, Jaejoong insistió en celebrarlo por todo lo alto. Fue su primera borrachera. Taejung se enfadó mucho con su amigo por haber hecho que su hermano pequeño acabara en ese estado, pero Yunho medió entre ellos para que la cosa no fuera a más.
Habían sido unos años increíbles y nadie imaginaba que se pudieran acabar. Cuando Taejung les dio la noticia de que se marchaba a Nueva York, a todos les pilló por sorpresa porque nunca había dado indicios de querer trabajar fuera. Por supuesto, ninguno de los mayores se interpuso, pero Taemin no se lo tomó nada bien. Al final fue Minho el que consiguió hacerle ver que era lo mejor para su hermano, su sueño por así decirlo, y que tenía que apoyarle. Cuando Taejung se fue, Taemin se volvió incluso más dependiente de Minho de lo que ya lo era, y Jongin le advirtió de que si seguía por ese camino, acabaría quemando a su novio, pero no le hizo caso.
Ahora habían pasado cuatro años desde que Taejung se fue. Las vidas de todos ellos habían cambiado mucho desde entonces, aunque algunas cosas permanecían iguales, y el infinito cariño que se tenían los hermanos Lee era una de ellas.
Almorzaron en el piso hablando del trabajo de cada uno de los tres. A Taejung le iba de lujo en su compañía, pero era Jaewoon quien le administraba el dinero en el sentido de que le ponía límites para que no derrochara, porque a su hermano siempre le había gustado comprar sin sentido. No le sorprendió demasiado; Jaewoon siempre había sido muy agarrado. Luego fue su turno para quejarse de lo explotado que le tenían los yankees en sus diferentes trabajos parciales y al hacerlo, volvía a tener delante al adolescente quejica que él había conocido. Taemin también les habló de la Feria del Libro que estaban preparando y de cómo iban a promocionar a los autores. Taejung, que era publicista al igual que Minho, alabó su osadía pero le advirtió de que podía salir o muy bien, o muy mal por lo ajustados que iban de tiempo. Pero Taemin le aseguró que tratándose de Minho, lo conseguirían.
No habló de él como si fuera su novio, pero tampoco buscó cambiar de tema cuando salió a colación. El discurso de Minho en la puerta de la discoteca volvió a su mente una vez más, pero con Taejung y Jaewoon presentes, era fácil alejarlo de su mente.
Dedicaron la tarde a hacer turismo por la ciudad porque ninguno de los dos trabajaba ese día. Le llevaron a los sitios más emblemáticos y a Taemin le pareció que era una metrópolis como Seúl sólo que con los carteles escritos con letras occidentales. Al contrario que mucha gente que conocía, él nunca se había sentido atraído por el continente americano. De hecho, de poder viajar por placer, iría a Europa, a algún país frío donde pudiera esquiar o hacer paracaidismo. Tenía que proponerle a Jinki ir algún día, así mientras él pintaba los paisajes nevados, él disfrutaría del deporte.
Por la noche dejaron a Jaewoon en su piso y regresaron al de Taejung tras la cena. Al día siguiente tendría que madrugar para ir a trabajar y no regresaría hasta media tarde, pero Taemin le había dicho que se iría a hacer turismo por su cuenta y que no se preocupara.
Volvían a estar sentados en el sofá y habían puesto un CD de Mickel Jackson de fondo en el equipo de música, como hicieran cuando ambos vivían en casa de sus padres. Se sentía nostálgico, pero Taemin no podía dejar de sonreír.
-Me alegra ver que tus gustos musicales siguen siendo tan buenos como antaño, hyung.
-Por supuesto -le sonrió Taejung-. ¿Cuántos días te vas a quedar? Hay tantas cosas que quiero enseñarte de Nueva York.
-No creo que me necesiten hasta que empiece la feria, y eso es la segunda semana de julio, pero tampoco quiero abusar -sonrió-. Me quedaré una semana o dos como mucho, ¿te parece bien?
-Por mí estupendo -asintió mientras le bajaba volumen a la música con el mando a distancia y tomaba asiento a su lado en el sofá-. Y dime, ¿qué te ha traído aquí tan de repente? Sabes que te lo tengo que preguntar.
-Sí, contaba con ello -sonrió y respiró hondo-. ¿La verdad? Estuve con Yunho hyung y te eché mucho de menos de golpe. Ha sido un arrebato y como ya he terminado con mi parte del trabajo, podía permitirme venir.
-Entiendo -respondió ligeramente ceñudo-. ¿Eso es todo?
Taemin volvió a respirar hondo y negó con la cabeza. Había llegado el momento. El salón de Taejung no tenía lámparas como tales, sino focos de luces en el techo que le daban un ambiente mucho más íntimo a la estancia. La luz, la música y su compañía le hacían sentir como en casa, como cuando se colaba en su habitación de pequeño buscando sentirse protegido por su presencia.
-Estoy… muy confuso ahora mismo, hyung. Y necesitaba hablar contigo en persona. Por eso he venido.
-Me lo temía -suspiró y se acomodó en su asiento-. Cuéntame Taeminnie, sabes que no te voy a juzgar.
-Ya veremos -sonrió sin alegría-. No me interrumpas hasta que termine, ¿vale? Luego ya me echas la bronca o me dices lo que quieras.
Taejung escuchó sin interrumpirle como le había pedido, haciendo un esfuerzo en algunas partes. Él no había sido un santo precisamente, sino que había cometido tantas locuras y errores como su hermano, o incluso más, pero ser protector con Taemin le salía de forma natural. Taemin no sólo le habló de Minho, también le contó su relación con Xyli, su problema ahora que Jinki estaba por medio, e incluso le habló de Jaeho. De todo lo dicho, fue esto último lo que más le impresionó a Taejung.
-¿Qué tienen los Park que atraen a los Lee? -lanzó la pregunta al aire, acompañado de un suspiro mientras se aplicaba un masaje en el ceño.
Taemin sonrió sin alegría, abrazado a sus rodillas sobre el sofá como estaba.
-Tú por lo menos te has enamorado de Juxy, ojalá yo hubiera podido hacerlo de alguno de ellos dos.
-Tú sabes qué pasó con Yunho y conmigo, ¿verdad? -le dijo para utilizarse como ejemplo-. Nuestra relación era parecida a la que tenéis Xyli y tú, y durante un tiempo fue muy bien. Pero conocimos a Jaejoong, y aunque ellos nunca se hayan dado ni un triste beso, empezaron a desarrollar sentimientos el uno por el otro que perduran hasta el día de hoy. Yo al principio estaba celoso, Jaejoong era mi amigo pero cuando estaba Yunho de por medio me caía mal. Todo esto antes de que Changmin formara parte del drama. Nuestra amistad cada vez era más complicada, y ni Yunho ni Jaejoong querían estropearlo, así que se distanciaron durante un tiempo, pero eso los destrozaba. Yunho estuvo meses borracho como una cuba casi todo el tiempo, Jaejoong cometió las mayores estupideces de su vida y yo tampoco es que fuera ejemplar precisamente. En fin, mucho drama y autodestrucción. Al final, la solución fue sencilla: le dije a Yunho que fuéramos amigos y nada más si no queríamos volvernos todos locos. Al principio costó, pero míranos ahora. Estamos bien.
-Sí, con un océano de por medio -puntualizó Taemin.
-No me fui por ellos, ¿eh? -aclaró, dándole con el codo en el brazo-. Por aquel entonces ya habíamos solucionado nuestro problema. De hecho, Changmin me había sustituido en el triángulo, pero en lugar de acostarse con Yunho como hacía yo, lo hace con Jaejoong.
-La diferencia es que tú no sentías nada por Jaejoong, pero él por Yunho sí, ¿no?
-Eso es -asintió-. Y por lo que me cuentas que ocurrió en la discoteca, ha llegado a su límite. Normal por otro lado, son muchos años aguantando a esos dos dramáticos. Y no es que Yunho no les quiera, es que les quiere demasiado como para atreverse a hacer algo con ellos y que salga mal, ya no estoy seguro de si es porque conmigo no salió bien o porque hay algo en su cabeza que se lo impide -suspiró.
-La vida con Xyli ha sido fácil -le dijo reflexionando sobre lo que acababa de oír-, nos entendemos y nos damos lo que necesitamos. Así que gracias a él, he estado relativamente bien. Y por otro lado también estaba Jinki; no importa lo que le cuente, siento que me entiende incluso si me explico fatal. Y luego está Jonghyun, que no sé en qué momento nos hemos hecho amigos pero me lee con suma facilidad y con él puedo hablar de mis novelas además. Y Kibum, que no es sólo mi editor, sino que es como mi segunda madre -sonrió-. Todos se preocupan por mí y me cuidan, pero no les veo como hyungs, sino como amigos, ¿entiendes? Aunque seamos una pandilla un tanto peculiar -rió.
-No sabes cómo me alegro de escuchar eso, peque -le sonrió con cariño infinito mientras le rodeaba con un brazo y le atraía hacia sí para besarle el cabello.
-Tengo que hablar con Xyli y con Jinki -se decidió-. Si se están enamorando, entonces tengo que darles mi apoyo y limitar mi relación con Xyli a solo amigos.
-Eso es -respondió, acariciándole el brazo.
-Todo esto es culpa tuya, ¿sabes? -le reprochó.
-¿Mía por qué? -se sorprendió.
-Por haberme consentido siempre.
Taejung soltó una carcajada y le volvió a achuchar y a besuquear. Taemin se quejó e intentó apartarse, pero en realidad estaba encantado por los mimos.
-¿Entonces no me vas a echar la bronca por haber estado mintiéndote todo este tiempo? -cuestionó finalmente.
-Me gustaría hacerlo, pero tengo que reconocer que tu planteamiento inicial fue correcto -admitió algo molesto-. Habría vuelto a Seúl para estar contigo y de paso partirles la cara a Minho y a Jongin por haber actuado de ese modo, incluso si me hubieras odiado por ello.
-Eso no me habría ayudado en nada, hyung.
-Ya, pero yo me habría quedado muy a gusto -sonrió para animarle.
-Mi plan era decirte más adelante que habíamos roto, cuando estuviera mejor. Pero me acomodé, mentir se convirtió en algo sencillo, y... no sé -se pasó las manos por la cara-. Lo siento.
-Está bien -le volvió a abrazar-. No vuelvas a hacerlo. Quiero saber lo que te ocurre, Taeminnie. Prometo no interferir si no quieres que lo haga, pero no me dejes al margen de tu vida, ¿vale?
Taemin se refugió en el pecho de su hermano, encogiéndose todo lo que podía. Lo bueno de que Taejung fuera tan grande es que le podía cubrir con todo su cuerpo. El mayor de los Lee estuvo tentado de confesar que él siempre había sabido la verdad, pero consideró que su hermano necesitaba aprender algo de esa experiencia, así que no lo hizo.
-¿Y qué vas a hacer con Minho ahora? -le preguntó con suavidad al cabo de un rato.
-¿Qué voy a hacer de qué?
-Por mucho que se esconda tras la fachada de Don Perfecto Choi, por cierto, muy buen apodo -sonrió-, tú sabes mejor que nadie cómo es Minho.
Taemin desenterró la cabeza de su pecho y le miró ceñudo.
-¿A qué te refieres?
-Se está machacando mucho físicamente. El otro día hablando con Kyuhyun me contó lo preocupados que estaban todos por él. Y aunque siempre ha sido muy competitivo, no lo hace sólo para lograr un trabajo perfecto. ¿Entiendes lo que quiero decirte?
Taemin asintió lentamente. Había que estar ciego para no percatarse de cómo había ido perdiendo peso, de cómo sus ojeras se habían convertido en surcos cada vez más profundos en las cuencas de sus ojos. Su aspecto cada vez más cansado, las comidas que se saltaba, y el punto culminante fue la reacción de Changmin cuando él fue arrastrado al círculo de amigos y Minho intentó escapar.
-¿Crees que es por mí?
-Incluso accedió a tu petición de la falsa, y os besasteis para hacerlo más realista, Taeminnie. Minho no es precisamente de piedra y cuando se trata de ti, mucho menos. ¿Por qué no salió bien lo suyo con Jongin? ¿Por qué dice que Jongin le odia? No sé tú, pero yo lo veo muy claro.
Taemin frunció el ceño, comenzando a enfadarse. Se separó de su hermano para recuperar su postura inicial en el sofá y se mordió una uña pensativo.
-Minho no siente nada por mí, hyung. Me dejó él, ¿recuerdas? -le dijo con rudeza-. No te digo que no tenga remordimientos por cómo se comportó, porque como tú dices, es Minho y necesita ser políticamente correcto todo el tiempo. Así que si algo le tiene mal como para machacarse trabajando, es eso. Nada más.
-Tu rencor es totalmente justificable y normal, pero es algo que te consume lentamente, Taeminnie. Es un veneno que mientras recorra tu cuerpo, no te permitirá terminar con esa historia.
-¿Y qué quieres? ¿Que le perdone sin más? -alzó el tono de voz, molesto.
-No, sin más no. Pero deberíais encontrar el modo de poder estar en la misma habitación sin que tú tengas que ir en busca de Jaeho después y él tenga que machacarse trabajando, ¿entiendes? Deberíais hablar. Deberíais deciros lo que no os habéis dicho en todo este tiempo. Sed totalmente sinceros el uno con el otro, sin guardaros nada. Y lo mismo con Jongin. No te estoy diciendo que vuelvas a tener la misma relación que antes con ninguno de los dos, pero sí que os limpiéis por dentro y zanjéis el tema de una vez por todas.
Exceptuando la primera noche, no volvieron a mencionar el tema durante el resto de la estancia de Taemin en Nueva York. Pasó allí una semana y media en la que no sólo hizo turismo con su hermano y su cuñado, sino que en sus ratos a solas en el piso aprovechó para continuar estructurando la que sería su próxima novela: Conciencia criminal.
Durante el vuelo de vuelta a Seúl estuvo meditando sobre su vida en general, decidiéndose a cambiar un par de cosas, aunque se conocía lo suficientemente bien como para saber que todo dependería de su estado anímico, pero necesitaba intentarlo por lo menos. Por lo pronto le había pedido a Jinki exclusivamente que fuera él quien le recogiera en el aeropuerto, porque era la primera persona con la que tenía que hablar de su larga lista de conversaciones pendientes.
Poco a poco, Taemin intentaría poner los puntos sobre las íes.
*
Yakarta era un desastre. De esos que Minho entrecerraba los ojos para no ver, como cuando los colores de la ropa de Kibum eran demasiado llamativos y le hacían daño en el cerebro. Toda la plantilla era una colección de inútiles y ni siquiera después de dos horas ininterrumpidas del Heechul más ácido y tirano habían encontrado a alguien con un mínimo de cerebro que poder utilizar para recuperar la empresa.
Así que se habían encontrado luchando a contrarreloj no sólo para distanciar la imagen de Strong Heart del descalabro sino buscando al personal adecuado para sustituir a todos los altos cargos. La decisión era de Heechul, por supuesto, pero Minho estaba comenzando a sentirse como muy poca mermelada repartida en mucho pan.
Junio avanzaba inexorable y, con él, todo el tour de campañas para otoño. A un paso de julio, Minho necesitaba, al menos, estar en las reuniones a través de videoconferencias para tomar las decisiones oportunas. El contrato de los ídolos que utilizaban para promocionarse terminaba pronto y no quería que Lotte volviese a arrebatarles la gente que Minho tenía en la cabeza desde mucho antes de empezar con la editorial.
-Están empezando a ponerme tan de mal humor que estoy comenzando a sopesar la idea de cerrar la empresa y abrirla en unos meses con personal coreano.
-Puede que no sea mala idea -dijo Minho, sumergido en una miríada de documentación oficial. Cuando no recibió ningún tipo de respuesta levantó la vista y vio a Heechul mirándolo de hito en hito, con el ceño fruncido y la boca abierta de la impresión-. ¿Qué? -preguntó, poniéndose directamente a la defensiva.
-No puedo creerme lo que acabo de escuchar. ¿Tú, Señor Competitivo en Persona, opinando que es mejor rendirse? Que lo diga yo, después de dos semanas en este tugurio de oficina, es normal. ¿Pero tú? ¿Tantas ganas tienes de volver a Changmin? ¿Vais a casaros o algo?
Heechul había estado todo el tiempo riéndose de él en relación a lo de Changmin y estaba un poco harto ya del tema. Y no por la diversión que parecía suscitar en él sino porque pensar en el beso le hacía pensar en Taemin y Minho estaba mucho más en control de su propia vida si no lo recordaba.
-Por el momento no, es difícil eso de casarse con alguien que está enamorado de otra persona- replicó, volviendo a sus informes.
-Oh, pero yo creía que teníais un acuerdo. Changmin se casa contigo para no tener que lidiar más con Yunho y Jaejoong, tú te casas con él para que así sea mucho más fácil seguir huyendo.
-¿Huyendo? -preguntó Minho alzando la cabeza y concentrando una mirada intensa y poco amistosa en Heechul.
-Es lo que llevas haciendo años, ¿o no?
-¡Yo no huyo!
-¿Cómo que no? ¡Si hasta vas a comenzar a hacerlo en el trabajo! Yo siempre he defendido la teoría de que compensas lo personal siendo perfecto en lo profesional, pero a estas alturas tengo mis dudas. Si fuese así, no habrías tomado la cantidad de apuestas arriesgadas que has tomado con la puñetera editorial.
Heechul no debería estar enterado de eso. Heechul no debería tener en su poder los datos que le dejaban afirmar algo así. Si lo hacía… si lo hacía significaba que el propio Presidente se había fijado en sus movimientos y había puesto a alguien capaz de controlarlo a vigilar lo que hacía.
-No estoy huyendo de nada.
-Ahora mismo, Minho, no tengo ni un resquicio de paciencia. Ni suavidad. Así que… si eres capaz de decirme, sin mentir, que no estás huyendo de Taemin, que no llevas años huyendo de Taemin y su fantasma, te juro que me como todos los informes que tenemos delante. -Cuando Minho iba a comenzar a negar fervorosamente que eso no tenía ni pies ni cabeza, su garganta se cerró y no fue capaz de omitir ningún sonido mientras Heechul lo miraba con enfado y una gran dosis de satisfacción que no se molestó en disimular-. Mientras sólo afectaba a tu vida privada a mí me daba igual el tema, pero ten en cuenta… ten en cuenta que has jugado un par de manos muy arriesgadas y si te equivocas y la editorial no da los resultados que esperas, la compañía no te va a recibir con una palmada en la espalda y un «ya lo intentarás de nuevo».
Traduciendo, que si no iban las cosas como esperaba perdería la confianza del jefe y eso era, a ojos de Minho, un destino mucho peor que ser despedido.
Tragó saliva, de nuevo presionado por el millón de cosas que podrían salir mal y asintió al mismo tiempo que su móvil personal sonaba.
El nombre de Krystal parpadeaba en la pantalla con insistencia como invocada por la mera advertencia de que algo podría ir mal. Una terrible sensación de agobio se instaló en el fondo de su estómago, como si de pronto Heechul hubiese hecho una profecía y eso fuese a confirmárselo.
Eran insensateces, por supuesto, pero que se dejase llevar por ellas no era más que una muestra de lo mucho que había tocado fondo. No podía permitirse apartar su mente racional, ni siquiera cuando invocaba a Taemin y, más o menos, lo consideraba la fuente de todos sus males actuales.
De todas formas, sería una llamada rutinaria. Un poco raro, teniendo en cuenta que hacía horas que Krystal debería estar en su casa, pero nada alarmante.
-Dime -respondió, intentando ignorar todos sus instintos para usar una voz fuerte y segura. Bajo la avispada mirada de Heechul, no podía permitirse dejar que sus nervios fuesen perceptibles.
-Minho… -comenzó Krystal, insegura. Y fue esa inseguridad la que tiró todas sus fachadas por la ventana. Krystal nunca estaba insegura de nada. Ajena a su terror interno, la escuchó suspirar antes de proseguir-. Han robado en el almacén de la imprenta.
-¿Qué?
-Hemos perdido cincuenta copias del nuevo libro de Jonghyun. Me he tomado la libertad de pedirle a Kyuhyun que averiguase si había alguna ya en Internet y… es el archivo más descargado de la última hora.
-Pero… pero… -balbuceó, obligando a su cerebro a funcionar más rápido de lo normal-… eso quiere decir que ha sido planeado. Salieron hace dos días de la imprenta.
-Sí. La policía metropolitana ha abierto un caso, pero por ahora no hay mucho que puedan hacer. Kibum está fuera de sí y tenemos que revisar, ejemplar por ejemplar, que el resto de libros previstos para ver la luz en la feria no hayan corrido el mismo destino.
Fantasmas.
Si alguien había robado Fantasmas, Taemin estaría hundido.
Minho no podía permitirlo.
-Está bien -dijo, comenzando a recoger las cosas e ignorando la mirada de Heechul-. En un puñado de horas estaré allí. Por el momento… ¿Kibum y Jonghyun? Los necesito en una videoconferencia en cinco minutos.
-Eso va a ser un poco… difícil -le dijo Krystal, resoplando-. Kibum está histérico, Jonghyun no puede creerse lo ocurrido y Taemin, Xyli y Jinki no están siendo capaces de mantenerlos calmados.
-¿Estás con ellos? ¿Están ahí?
-Sí. Yuri está hablando con las autoridades y Sulli con la gente de la imprenta…
-Bien. Pásame a Jonghyun de inmediato.
Minho se puso en pie y avanzó hacia su habitación, con Heechul siguiéndole los pasos pero, gracias a dios, guardando silencio por el momento. Al otro lado de la línea escuchó los sonidos de un móvil cambiando de manos y pudo escuchar los gritos de un Kibum cuya descripción de histérico parecía quedarse muy corta.
Casi le daba pena el pobre guarda de seguridad al que le gritaba.
-¿Minho?
-Jonghyun, tengo una pregunta que hacerte: ¿puedes cambiar el libro? Una subtrama, algún personaje secundario. Cambios sustanciales.
-Eso es… ¡Me estás pidiendo que escriba otro libro! ¡Después de lo a contrarreloj que ya fui con este! ¡Y es mi obra!
-Sólo necesito que me digas si puedes o no -le dijo con calma y lo que esperaba que sonase a tono calmado y capaz de infundir sosiego.
-¿A estas alturas? Kibum necesitaría ayuda. ¡Yo necesitaría ayuda!
-Tienes mi palabra de que la tendréis. Si eres capaz de hacerlo… diremos que es una versión falsa. Pero tiene que ser mejor. Tiene que cambiar de verdad. Si no… si no, ya lo arreglaré también.
El silencio entre ellos se extendió lo suficiente para que a Minho le llegase la voz de Taemin, y otras dos, intentando parar a Kibum, que, al parecer, estaba comenzando a llegar a las manos.
-Lo haré.
-Bien. No necesitas quedarte más ahí. Ve a casa e intenta descansar. Mañana por la mañana tendremos una reunión a primera hora. Y ya me encargaré yo de que la investigación termine pronto con resultados satisfactorios. Ya no tienes nada de lo que preocuparte.
-De acuerdo.
Jonghyun volvió a pasarle el teléfono a Krystal.
-¿Minho?
-Voy a coger un vuelo, Jonghyun va a reescribir la novela para que sea mejor y te juro que cuando ponga un pie en Seúl, voy a ir directo a dejar claro en comisaría que quiero el caso resuelto y con culpables antes de la Feria del Libro.
-¿Y Yakarta?
-Me las arreglaré. Por ahora la prioridad es solucionar ese tema. Voy de camino.
Colgó sin dar más opciones a réplicas.
-¿Cómo de gordo es el desastre que tienes que ir a solucionar ahora?
-¿En comparación con este en las consecuencias que puede tener para Strong Heart? -preguntó mirando a Heechul por el rabillo del ojo pero sin molestarse en detener sus pasos. No necesitaba llevar mucho, especialmente teniendo en cuenta que tendría que volver, pero sí que era importante que Heechul entendiese-. Esto no es nada. Han robado el último libro de Kim Jonghyun y era con lo que íbamos a abrir la semana de la Feria.
-¿Robado?
-Y colgado en Internet.
-Tienes que estar conmigo en el juzgado el jueves. Si no estás la prensa se lo va a tomar por dónde no es y asumirán que somos más culpables de lo que llevamos dos semanas intentando negar -advirtió Heechul, saliendo de su habitación y volviendo al espacio común de la suite.
-Estaré de regreso el miércoles por la noche, te doy mi palabra.
*
-¿Qué ha dicho el Choi? -exigió saber Kibum en cuanto Jonghyun le devolvió el teléfono a Krystal.
-Que reescriba el libro -resumió mientras se masajeaba las sienes, como si de ese modo pudiera ordenar sus ideas.
-¡¿Pero de qué va ese imbécil?! ¡No me puedo creer que te lo haya dicho y se haya quedado tan campante! -gritó Kibum, completamente fuera de sí-. ¡¿Se cree que puedes sacarte otro libro de la manga en el poco tiempo que tenemos?!
-Kibum, gritando no vas a solucionar nada -habló Jinki con una firmeza que pocas veces mostraba, sujetándole por los hombros para que dejara de caminar de un lado a otro-. ¿Crees que puedes hacerlo?
No era la primera vez que Jonghyun y Jinki compartían una mirada mediante la cual se comunicaban sin necesidad de emplear las palabras. Taemin ya se había dado cuenta de ello tiempo atrás, pero al notar el silencio de Xyli a su lado, se percató de que era la primera vez que él lo veía.
Las improvisadas vacaciones en Nueva York habían acabado hacía pocos días y a la vuelta, le había pedido a Jinki que le recogiera en el aeropuerto para obligarse a hablar con él sobre Xyli. En cuanto vio a su amigo, supo que él tenía el mismo propósito y, aunque la mitad del viaje ambos fueron muy esquivos con el tema, prefiriendo hablar de otras cosas, al final se armaron de valor para ser sincero el uno con el otro. Jinki le confesó lo que Taemin llevaba meses sabiendo: se había enamorado de Xyli. Sin embargo, también admitió que no sabía si estaba preparado para una relación en toda regla.
Eso llevó a que por fin le hablara de lo que tuvo con Jonghyun. Ambos eran jóvenes, inexpertos, y salieron muy mal parados, pero aun así, nunca habían dejado de ser amigos, algo que complicó todavía más el que pudieran olvidarse. Jinki intentó salir con Luna y fue otro desastre, así que ahora no tenía la confianza suficiente en sí mismo para comenzar algo serio con Xyli. Y Taemin conocía de sobra la historia de Xyli con su anterior novio, Sujong, y qué clase de huella había dejado en él. Así que lo único que pudo hacer fue aconsejarle que no se precipitaran, que siguieran como hasta ahora, y prometerle que él no iba a volver a acostarse con Xyli porque no quería ser una de las excusas de su amigo para no atreverse a dar el paso con Jinki. Fue una conversación profunda en la que acabaron bebiendo cervezas en un bar a pocas manzanas de casa los dos solos, como tantas veces habían hecho antaño y cuya costumbre habían perdido en los últimos meses.
Desde ese momento y hasta el presente día, Taemin no le había dado ni un beso a Xyli. Por supuesto, su compañero de piso estaba comenzando a sospechar, pero Jinki le había hecho prometer que no le diría nada de la conversación que habían mantenido. Cuando Xyli le preguntase qué le pasaba, porque lo acabaría haciendo, planeaba contarle la historia de su hermano y Yunho para utilizarla como excusa. Le diría que no quería terminar como ellos, aunque en realidad entre ellos no había problemas actualmente, pero eso no tenía por qué saberlo Xyli. Tampoco le había hablado de Taejung y Jaewoon; eso era algo que tenía que contarle su hermano pequeño, no él.
Por otro lado, a su vuelta también le había esperado las críticas sobre Fantasmas y el libro de Jonghyun. Conocía las opiniones de Kibum porque se las había ofrecido con cada capítulo que había terminado y le había mostrado sobre la marcha, además de sus correcciones. El resto de sus amigos habían tenido que esperar a estar completado para leerlo. Xyli, que más allá de los mangas japoneses no leía absolutamente nada, había vuelto a proclamarse fan suyo incondicional por el manejo del suspense en su obra y Jonghyun le felicitó diciéndole que había superado con creces la primera parte; se lo había leído del tirón en un día, en cuanto terminó el suyo. Sin embargo, Jinki fue mucho más crítico y no tuvo problemas en decirle lo que le había gustado y lo que no; en algunas cosas compartía su opinión pero en otras no estaba de acuerdo. Aun así aceptó su crítica y se la agradeció, tomando nota de en qué debía mejorar. El objetivo de Taemin era que a Jinki le gustara de verdad Conciencia Criminal, su próximo libro, y recibir de él una valoración más positiva que un «no ha estado mal».
Toda la paz mental y estabilidad emocional que había reunido tras pasar esa semana y media con su hermano en Nueva York se fue al garete cuando leyó el libro de Jonghyun, el mismo que habían robado del almacén. Jonghyun le había entregado la primera copia impresa con una sonrisa a modo de disculpa que no comprendió hasta que leyó su contenido. Y es que había tenido la desfachatez de escribir sobre Minho y él. Sobre su relación, o lo que había recopilado sobre ella más bien, porque era evidente que estaba escrito desde el punto de vista de Jonghyun. La historia estaba ambientada en los países islámicos de Asia central, en una época que no era la contemporánea, pero no era suficiente para disimular que el chico protagonista era Minho y la chica era él. No le ofendía ser el personaje femenino, sino verse plasmado sin su consentimiento.
Y lo peor es que la historia era buena, mejor que eso, era impresionante. Te sumergía en ella desde la primera página hasta la última y sufrías como los personajes lo hacían. Te hacía comprender los dos puntos de vista, lo que dificultaba decantarte por un bando y te hacía tener los nervios a flor de piel en todo momento. Era una novela llena de sentimientos, como todas las que escribía Jonghyun, pero esta vez lo había sentido a un nivel personal que le dolía profundamente.
Por eso, al día siguiente de acabar el libro, en cuanto vio a Jonghyun en los pasillos de la editorial, Taemin le plantó un puñetazo en plena cara que le había dejado el pómulo hinchado y morado como lo lucía ahora. Llevaba días sin hablarle y Jonghyun tampoco había intentado ganarse su perdón. Al que sí le gritó todo lo que tenía que gritar fue a Kibum, quien se defendió diciendo que él tampoco había leído nada hasta el último momento porque Jonghyun se había negado a mostrar nada hasta no tener la novela terminada.
Por supuesto que se había rehusado a hacerlo, porque sabía perfectamente que no le permitirían escribirlo. Y aunque estaba enfadado con él, tenía que reconocer el mérito de haber escrito una historia tan impresionante en tres escasos meses.
Ante la pregunta de Jinki, Jonghyun desvió la mirada hacia Taemin, y todos le imitaron.
-Puedo, si me ayudas -dijo.
Taemin frunció el ceño, se mordió la cara interna de sus mejillas y apretó los puños para reprimir su primer impulso de mandarlo a la mierda. Kibum prácticamente se le echó encima.
-¡Taemin! ¡Taeminnie, por favor! -le suplicó, cogiéndole de las manos-. ¡Ayúdale! Sé que se ha comportado como un cabrón escribiendo vuestra historia sin permiso, pero piensa en la editorial. La apuesta del Choi es la de una promoción conjunta: si cae un libro, caen los demás. ¡Caemos todos! Caeremos si Jonghyun no presenta algo diferente al libro actual.
Xyli, que de normal era tan impulsivo y emocional como Kibum o incluso más dependiendo de la ocasión, apartó al editor con suavidad y se colocó delante de su mejor amigo.
-Yo estaba ahí cuando terminaste de leer el libro, vi tu cara. Te dio rabia que escribiera sobre ti sin tu consentimiento, pero en realidad, lo que más te molestó es que escribiera lo que le pareció sin tener idea de la historia completa, ¿verdad? -le dijo, tomándole de las mejillas para que le mirara directamente a los ojos-. Tómatelo como una oportunidad de contarlo como realmente ocurrió.
-¿Eres consciente de lo que me estás pidiendo? -susurró Taemin, a quien de repente no le salía la voz.
-Sí -respondió en el mismo tono de voz-. Te estoy pidiendo que rompas el tabú que ha sido Minho durante todo este tiempo. Que te enfrentes a esos sentimientos que tanto te has esforzado por ocultar, por ignorar. Porque Minho va a volver de Yakarta y estoy harto de ver como a la mínima que te trastoca los esquemas, vuelves a casa drogado y lleno de marcas.
-Xyli... -murmuró, sorprendido por sus palabras.
-Estoy cansado, Taemin, de que cada vez que estés mal te encierres en ti mismo, de que me dejes al margen y te autodestruyas hasta quedarte satisfecho. Porque yo tampoco quiero seguir con ese tipo de vida. He encontrado a una persona que ha conseguido espantar a los fantasmas de mi pasado y sé que algún día te pasará a ti también, pero para ello tienes que estar dispuesto a dejarlos ir.
Una parte de Taemin tenía claro que sólo le estaban enredando para que ayudar a Jonghyun a salir del paso, y otra sabía que la preocupación de Xyli era real. Derrotado, le agarró de la camiseta y le besó delante de todos sin importarle estar en uno de los pasillos de la editorial. Su compañero de piso correspondió con mucha lengua y saliva, como eran todos sus besos. Al separarse se sonrieron con cierta tristeza, porque ambos sabían que era el último beso.
-Jonghyun -le llamó, sin dejar de mirar a su amigo-, empieza metiendo a Xyli como personaje para cambiar tu libro porque sino nunca será realista.
Todos los presentes soltaron un suspiro de alivio al ver que Taemin accedía a ayudarle finalmente. El escritor sonrió y le dio las gracias. Se despidieron de Krystal, anunciándole que se iban al piso de Jonghyun a ocuparse de la edición de la novela, pidiéndole que les llamara si tenía alguna noticia nueva.
Por el camino, Jonghyun le escribió un mensaje a Minho sin que los demás se dieran cuenta, ocupados discutiendo ideas como estaban.
Taemin y Kibum me van a ayudar a darle un nuevo enfoque. Confía en nosotros. ¡Escribiré una novela mejor que la primera y joderemos a los cabrones que nos han robado!
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Capítulo 11