Otros más.

Jul 07, 2008 00:13

Hoy fue cumpleaños de mi abuela y ando muerta porque todo el familión se dio cita y hubo demasiado por hacer. En fin, debía seguir subiendo el regalo de Sanada, espero que no se moleste por la demora >__<.

Título: Bendita convivencia.
Fandom: Tennis no Oujisama.
Templo: Básico (x10)
Musa: #6 Instinto, #7 Sangre, #8 Tormenta, #9 Concierto, #10 Suerte.
Altar: Sanada/Yukimura


6. Instinto

Sanada analiza la situación con cuidado, escondiéndose tras la sección económica desde el lado opuesto de la sala.

Frente a él Yukimura no deja de enredar sus dedos en la melena rubia, embelesado por los ojos azules y la nariz diminuta que no deja de restregarse contra él.

Nada está bien.

Sanada lo mira con detenimiento, preguntándose que puede verle para olvidarse que solo unos segundos antes estaba en su regazo, jugando con su lengua y una lata de natillas que acababan de comprar.

La ve pequeña y regordeta, con ridículos lacitos rosas por encima de las orejas. Otra cosa no le ve, por lo que no entiende como Seiichi se encuentra tan absorto acariciándole el pelo clarito y bien cuidado, maravillándose por lo tierna y mimosa que se pone cuando decide jugar con sus manitos.

Intenta concentrarse en su diario, pero la risa de Yukimura lo distrae. Y todo esfuerzo se va al diablo cuando lo escucha ronronear como lo hace cuando es Sanada quien le lame el cuello.

Suficiente. No permitiría que Seiichi cuidara a la gata de los vecinos nunca más.


7. Sangre

Fue un accidente ambos lo saben, pero ninguno quiere admitirlo.

Sanada solo baja la mirada cuando Yukimura cierra la puerta y comienza preguntarle, entre gritos, cómo pudo ser tan bruto.

Pero Sanada no puede mentirle y decirle que estaba fuera de control, porque en realidad él quería -necesitaba- hacerlo porque nadie más que él tenía derecho a tocar así a su antiguo capitán.

Sin embargo Yukimura no escucha razones y sigue gritando mientras busca algo de whisky en el minibar.

Y en esos momentos, Sanada quisiera poder verlo a los ojos y decirle que no le importa que haya sido un renombrado tenista europeo, que no comprende que el alcohol podía volverlos animales. Quisiera asegurarle que no le teme a los titulares que aparecerán en algunas horas, que no siente culpa y que no piensa disculparse.

Pero sobre todo quisiera arrinconarlo en su habitación, estamparlo contra la pared, mirarlo a los ojos enseñándole su furia, y confesarle que de haber podido, la sangre derramada no sería a culpa de un traspié en la escalera sino de sus propios puños.


8. Tormenta

Niou le advirtió que si no iba con cuidado terminaría durmiendo en algún parque.

Se equivocó.

Aunque no por completo, porque Yukimura lo ha empujado fuera del departamento y no tiene nada más que su chaqueta para pasar la noche en el pasillo.

Se acomoda lo mejor que puede contra la pared, firme en su decisión de no disculparse, o por lo menos esa seguridad lo acompaña hasta que nota que su reloj casi no ha avanzado y que cientos de pensamientos -que hablan de abandonos, rencores y venganzas- lo asaltan.

Maldice el momento en que ha logrado ser domesticado por quien todavía reconoce como su capitán. Su orgullo se retuerce cuando siente el impulso de levantarse a intentar lograr una tregua.

La noche se presenta larga, en especial por algunas parejas pasando frente a sus ojos, riendo o hablando de lo calientito que se está dentro. Y el reloj no avanza y cuando menos se da cuenta ya se ha dormido, preocupado de lo que pueda pasar.

Pero cuando la mañana siguiente despierta con una manta de franela escocesa sobre sus hombros y un termo de café caliente a su lado, entiende que la tormenta ha terminado.


9. Concierto

La primera vez que Yukimura lo invitó a bailar, Sanada creyó que era una broma pesada y a la menor oportunidad escapó confundiéndose con los novatos; para alegría suya él no volvió a insistir.

Pero esta vez Yukimura no pregunta, simplemente lo abraza rodeando su cuello con los brazos, se acurruca sobre se pecho y es Strangers in the Night lo que le hace perder las fuerzas, cayendo en la tentación de un cuerpo suave que le recuerdan a cubitos de hielo que derriten lo último de cordura que le queda.

Casi no lo entiende, pero definitivamente adora a Sinatra (por lo menos lo hace en ese momento), porque cada palabra es un camino ondulante que recorre su piel sin reparos ni permisos de medianoche. Es su voz profunda la que lo impulsa a perderse entre los cojines, permitiéndole a Yukimura hacerle los coros a media voz.

Sinatra es algo que no podrá olvidar, porque tiene a Seiichi sentado a horcajadas sobre el, dándole un concierto privado a su oído izquierdo, lamiendo caminos sin marcar. Así que cierra los ojos y solo se concentra en disfrutar.


10. Suerte

Cuando mete el último portarretratos siente que esta dejando algo que no entra en el camión de la mudanza ni en esas cajas que recitan frágil.

Hay cientos de marcas en las paredes que le gritan que no se vaya, hay círculos en la ventana, con alientos tibios cuando llovía y jugaban a crear pinturas contra el cristal. Hay huellas en el parqué que señalan cada pelea y cada risa, hay miles de recuerdos que lo retienen y le impiden continuar.

Odia admitirlo pero se muere de miedo al imaginarse perdiendo toda lo que ha tenido hasta ahora, porque la suerte les ha sonreído y él ha conseguido un empleo de medio tiempo cerca de la universidad, mientras que Yukimura ha terminando aceptando la beca de arte y equilibra su tiempo entre el tennis, la pintura y él.

Hay tanta felicidad que lo asusta perderla por completo, porque existen cientos de trabas, de comentarios malintencionados, miradas en contra, son tantas cosas que lo duda y-

-Genichirou…

Solo basta voltear a verlo, con el caballete descansando a su lado, el estuche de la raqueta al hombro y la convicción de ser aún mejor. Entonces Sanada entiende que no existe la suerte y que en realidad lo que tiene es por lo que ha luchado y no importa nada más.

Los que definitivamente tengo más olvidados son los dedicados a Yanagi e Inui, es que quiero escribirlos por separado, pero termino pensando en los dos como pareja (tal vez influya que el Inui/Kaidoh y el Yanagi/Kirihara nunca me ha llamado tanto la atención .__.), en fin, deberé encontrarles alguien más.

Título: Recuerdo.
Fandom: Tennis no Oujisama.
Personajes/parejas: Data pair (otras insinuaciones U__U)


Cuando Kaidoh le hizo la pregunta, Inui no necesitó concentrarse mucho para responder que había sido especial.

Aunque su cerebro fue más rápido y cambió el especial por diferente, porque no había sido pensado y las condiciones en que ocurrió tampoco habían sido las que esperaba.

A decir verdad le hubiera gustado que se diera cuando lo acompañaba hasta su casa luego de practicar, o durante los repasos de química, en esos instantes en que sus manos se rozaban por casualidad en una película o en un arrebato por hacerlo callar.

Pero su primer beso con Renji había sido distinto, había sido tosco, desesperado, cargado de frustraciones, de miedos de lo que debían hacer, adornado con promesas que ninguno tuvo el valor de negar y que dos días después se desvanecían con el aviso de optar solo por un puesto individual.

Por supuesto Inui dice que en realidad no lo recuerda muy bien porque probablemente no era nada especial. Kaidoh vuelve a sonreír, ya no se resiste al abrazo de su senpai, ladea un poco el rostro y se entrega a unos labios que exigen y nunca dejan de dominar.

Pero ninguno se imagina que algunos kilómetros más allá, Yanagi siente el estremecimiento de la nostalgia cuando Kirihara le pregunta algo similar. Y lo que es aún peor, ninguno -ni Inui ni él- está dispuesto a confesar que pensaban en el otro en ese nuevo beso que acaban de dar.

Otra vez eso es todo por el momento, algunos no me convencen, así que wn la siguiente habrá que hacerlo mejor ;).

sanada/yukimura, yanagi/inui, tabla, pendientes, pot, drabble

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