Aug 23, 2008 03:52
Y cuando la madrugada me envolvió no me resistí y sucumbí a las lágrimas, tirando a mi orgullo y a mi dureza por la ventana. Frías salían de mis ojos haciendo que éstos ya cansados por el maldito insomnio ardieran aún más. Se resbalaban por mis mejillas lentamente humedeciéndome el rostro.
Y es que no puedo evitar sentirme herida si alguien me ataca y me humilla, por más que por fuera aparente que los ácidos comentarios rebotan contra un muro de acero que protege mi ser.
No, tengo corazón, tengo sentimientos. Lloro cuando me atacan, río cuando me quieren... Tengo sangre roja, como todos.
Y el pequeño impulso saca a flote todos los miedos y penas que hay en mi corazón, haciéndome sentir la persona más desgraciada del mundo. Y siento que nunca más volveré a se feliz, aunque sé que seguramente mañana lo olvidaré todo, porque así soy yo.
Amo estar triste, porque es justamente cuando las emociones se convierten en palabras con más facilidad, y cuando ya nada parece poder estar peor. Pero por otro lado, odio esa sensación de agonía interna porque no puedo ver el futuro. Y para una persona que no sabe vivir del presente, es como si le quitaran su respirador artificial.
reflexiones