No vale. No vale para nada. Yo te quería despedir alentando el sábado en el Cilindro. Ni siquiera te digo el final de la Copa Argentina -hasta eso resigné-. Pero te quería ver una vez más. Me matás. Me mata el corazón. (Igual me quedo con los recuerdos lindos, con todos ellos que son varios y hermosos... pero cómo duele, che. Ahora me toca estar
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