Traición (6/?)

Aug 16, 2012 15:33

Título:  Traición
Personajes: Ziva David, L.J.Gibbs, Anthony. D. Senior, Abby Sciuto
Advertencias: ninguna
Raiting: Todos los públicos
Nota de autor: Disculpad mi despiste, que el verano me tiene alterada y me olvide de publicar XD.


El reflejo que ves en el espejo te deja helada. Estás demacrada, el pelo recogido de mala manera en una coleta pese a que deberías haber hecho el esfuerzo por él, le encantabas con el pelo suelto ondulado. El vestido negro te oprime hasta lo más hondo. Demasiadas veces has vestido ese color pero nunca antes te había dolido tantísimo como ahora.

Compruebas el reloj y te reprendes por perder el tiempo, no puedes llegar tarde. Vas hasta el cuarto de la pequeña que juguetea alegre con su conejito y miras durante unos segundos su vestidito, del mismo color que el tuyo, sin sentirte capaz de vestirla con él. Te prometiste desde el día que nació que la protegerías, que no sufriría la muerte y el dolor como te tocó hacer a ti. Y en cambio con menos de un año ya ha perdido a su padre.

- Siento mucho que tengas que sufrir esto, Sarah.

Terminas de vestirla y ella te regala una sonrisa iluminada que alegra un poco tu interior. Por unos instantes te gustaría convertirte en ella, ajena a todo, quizás entonces no sentirías ese dolor que no te deja ni respirar.

Coges a la niña en brazos y antes de salir por la puerta miras unos segundos la fotografía que tenéis sobre el recibidor, los tres juntos, Tony haciendo cosquillas a la pequeña mientras tú te ríes a carcajadas. Solo fue tomada una semana antes de que se marchara de casa pero te parece que han pasado años.

Llegas al cementerio sintiendo los rayos de sol caliente en la cara, es una de esas tardes perfectas para pasar en familia no para enterrar a tu marido.

Según te vas acercando hasta el lugar ves a algunas personas reunidas. Su padre está allí cerca del ataúd, algunos compañeros de la fraternidad supones. Del NCIS solo ves al equipo, lo entiendes, nadie quiere involucrarse. Ha muerto como un traidor. Igual que Ari.

Nunca has sido cobarde, el miedo no iba contigo y siempre te has enfrentado a todo con valentía pero eres incapaz de continuar con esto. No puedes más. Te das la vuelta camino del coche cuando sientes que una mano te rodea por la cintura y te atrae.

Gibbs te penetra con la mirada y sientes que te derrumbas de nuevo.

- Vamos ninja, Tony te espera.

***

La ceremonia es corta, no más de quince minutos que a ti se te hacen eternos. Solo tienes ganas de irte de allí, meterme bajo el edredón y no volver a salir. Solo te motiva una cosa: la venganza. Necesitas encontrar al que le hizo eso tanto como respirar.

La gente se va marchando poco a poco tras despedirse de ti. El padre de Tony se acerca a tu lado. Cuando le llamaste para contarle lo sucedido no podía creerte, no dejaba de insistir en que su hijo nunca había sido así. Estás de acuerdo con él. Después de recibir un abrazo por su parte dejas que coja a su nieta que parece feliz de verle de nuevo.

- ¿Por qué no os venís las dos unos días a casa?

- No te preocupes, estamos bien.

Le observa mientras se marcha pensando en que ocurrirá ahora entre ellos. Todos los años por Navidad venía a cenar a casa. Sin Tony ya no parece tener sentido nada.

Por fin te quedas sola y te acercas lentamente hasta el ataúd. Lo tocas con las yemas de los dedos, con suavidad como si no quisieras despertarlo aunque desearías todo lo contrario.

- Etga'a'ga'at lecha, motek *

Miras a Sarah que agarra con fuerza su conejito de tela, con sus ojitos brillantes por el sol observándote con atención.

- ¿Le damos un beso de despedida a papá?- le preguntas.

Ella lanza un besito con su manita cerrada mientras te muerdes el labio para no romper a llorar. Tony fue quien le enseñó a mandar besos y desde que lo aprendió hace un mesecito no ha dejado de hacerlo.

- Hola.

Das un respingón involuntario al escuchar la voz y te giras para mirar a su dueño. Un hombre de unos cuarenta y tantos años, bastante guapo, vestido con traje y corbata negra se acerca hacia ti.

- No quería molestar.

- No importa. ¿Quién eres?

- Me llamo John Brown. Fui compañero de la universidad con Tony. Y el más tardón de todos- explica con una sonrisa de disculpa.

- Ziva David. Era mi esposo. Y ella es nuestra hija Sarah.

Este te da un pequeño apretón de manos y después hace una carantona a la niña que responde con una sonrisa marca DiNozzo.

- Siento mucho lo de Tony. Era un buen amigo.

- Gracias- respondes- Disculpa pero tenemos que marcharnos.

Echas un último vistazo al ataúd antes de caminar hacia el coche. Sabes que encontrarás a quien le hizo eso y lo pagará muy caro. Se lo debes a Tony. Y sobre todo se lo debes a Sarah.

***

Abby te está esperando en el rellano, sentada en uno de los escalones con un par de bolsas de comida a su lado.

- ¿Qué haces aquí?

- Vengo a hacerte compañía. No quiero que estés sola.

Sola es cómo estás y cómo te sientes pero no encuentras el valor para mandarla a casa. En el fondo no te apetece hacerlo. No te apetece estar a solas con la niña en la casa vacía; entonces los recuerdos te volverían loca.

Entras en el apartamento y le dejas a Sarah un momento para irte a cambiar de ropa. Desde que encontraste esa sudadera no te la has quitado y vuelves a ponértela. De nuevo ese olor tan familiar que ya jamás sentirás de nuevo.

La gótica ha sacado los envases con la comida y tras un vistazo rápido te das cuenta de que no puedes probar bocado. Desde que todo empezó apenas has comido nada, tienes el estómago encogido.

Tras prepararle un biberón a la pequeña vuelves al salón y te sientas al lado de tu amiga. Sarah no parece tan inapetente como tú porque en cuanto lo ve te lo pide entre balbuceos casi suplicantes.

- Tienes que comer algo- te reprende Abby.

- No tengo apetito. Ya comeré mañana.

Dejándote por perdida se levanta y coge de la estantería uno de los álbumes de fotos. Ver recuerdos es lo último que te apetece hacer ahora mismo pero ella parece empeñada y terminas acercándote a ella. Pasa las hojas una a una después de mirar detenidamente cada foto: infraganti en el trabajo en los primeros meses en el NCIS, en casa, con Sarah recién nacida… En una de ella te ves descomunal, medio tirada en el sofá y riéndote a carcajadas. Estaba de ocho meses y medio, la niña no dejaba de dar la lata entre pataditas y movimientos y tenías un humor malísimo. Entonces Tony se empeñó en hacerte reír fuese como fuese y lo terminó consiguiendo.

- Fue un buen día- recuerdas.

- ¿Desde cuándo supiste que le querías?- te pregunta.

- No lo sé.

No mientes, no lo sabías. Quizás fue cuando tuvo su misión con Jeanne. No solo estabas preocupa, había algo más.
Sentías celos que aquella mujer que había conseguido fascinarle tanto. Y a pesar del paso de los años no has cambiado tus sentimientos hacia él. Y no crees que puedas cambiarlos nunca.

- Te veo muy tranquila.

Tienes que darle la razón. Por fuera estás demostrando dureza, casi frialdad ante la situación. Pero en el interior sientes que eres como un volcán antes de entrar en erupción.

- Esta pequeña y yo nos vamos a dormir. Te traeré unas sábanas.

Te levantas con rapidez antes de que Abby te pueda interceptar e intentar hablar más sobre el tema, no podrías soportarlo. Después de meter a la pequeña en su cuna vas hasta el dormitorio.

Miras la cama completamente vacía y te das cuenta de que ya jamás dormirá en ella nadie más que tú. Tony no volverá ninguna noche más, no te dará besitos en la nuca hasta que te duermas y despertaras abrazada a él.

Todo en tu vida está roto. Tus esperanzas, tus deseos, ya no te queda nada. Al final también te rompes y comienzas a llorar desesperada, agotada y sin fuerzas pero gritando sin parar incoherencias sin sentido, solo tienes ganas de sacarlo todo.

- Hijo de puta- chillas llena de rabia al vacío.

Ante la escena, Abby corre a tu encuentro y te abraza con fuerza pese a tus intentos por zafarte de ella. Terminas acostándote en la cama sintiéndote una niña pequeña a la que hay que cuidar cuando tu amiga se encarga de cambiarte y arroparte.

***

Te encuentras en un sitio desconocido, a oscuras y sin saber dónde ir. Barres con la mirada el lugar en busca de Sarah, temes que algo le haya ocurrido. Entonces caes en la cuenta. Estás en el edificio de oficinas. Andas en la oscuridad y ves a Ari en un lateral, lanzándote una mirada de rencor. Pero no le prestas atención, has visto a Tony a lo lejos y tienes que correr para salvarle, llegar a tiempo. ¡Bang!

Abres los ojos empapada en sudor y lágrimas, con el corazón latiendo sin parar dentro de tu pecho. Al otro lado de la cama no descansa Tony sino Abby que está sentada acunando a la pequeña que no deja de sollozar.

- ¿Has tenido una pesadilla?

Asientes con la cabeza y procuras calmarte. Parecía muy real, casi le sentías. Y de nuevo le has perdido.

- Se ha despertado algo asustada- explica señalando a la niña.

- Lo siento- te disculpas algo avergonzada.

- Estabas murmurando algo de Ari. Y después sobre Tony. No es justo que los metas en el mismo saco. Uno era un cabronazo sin corazón y el otro era un buen compañero y amigo.

- Para mi eran igual de importantes, Abby.

Lo eran, de forma distinta pero ambos han sido imprescindibles en tu vida. Uno era tu hermano, le querías con locura y te traicionó. Y Tony te cuidó como un hermano, te ayudo como un amigo y te amo como un hombre. Pero también te ha traicionado. Te gustaría saber si algún día volverás a confiar en alguien, porque después de Tony lo dudas mucho.

- Lo siento, no lo había pensado de esa forma.

- No importa, ambos resultaron ser dañinos.

- No sé Ari, pero Tony te quería con locura, solo había que veros juntos. Te adoraba.

- Vaya forma de demostrarlo que tuvieron los dos- rebates con ironía.

- Él te quería- reitera la chica.

- Ojalá no hubiese conocido nunca a Tony.

- ¿Y qué pasaría entonces con Sarah? No existiría.

Nunca quisiste tener niños pero en cuanto supisteis que teníais uno en camino todo cambió. Ella te hace sonreír por muy malos que sean los días, igual que su padre. Sin ella tu vida no tendría ningún sentido.

- ¿Por qué no descansas un poco? Yo me encargo de ella- te propone Abby.

- Gracias.

Sabes que ellos te ayudarán en todo, que nunca te dejarán sola. Y pese al dolor que sientes te reconforta.

*  (te echaré de menos, amor)

Traición

Previous post Next post
Up