Frente a mi había un pozo; si me acercaba, podía observar la oscuridad y si me alejaba, la penumbra convirtiéndose en sombra. Saqué una moneda del bolsillo izquierdo del pantalón y la tiré al supuesto vacío. Pasaron diez minutos y no había escuchado a la moneda caer, tal vez yo no había prestado atención, por lo tanto tomé otra moneda y la dejé
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Primero hay que saber sufrir,
después amar, después partir
y al fin andar sin pensamiento...
Realmente sufría, mis pensamientos me lastimaban sin lástima alguna, cada recuerdo era una novedad desgarradora en mi corazón. Hasta que decidí ahogar mis pensamientos.
Esta parte me gustó bastante.
Por si acaso, el Viejo Pascuero pasó por acá y le dejó un regalo ( http://algiemoncrieff.livejournal.com/11199.html#cutid2 ).
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Una conclusion excelente. Hace bien. Algunas cosas pasan a segundo plano todo lo demas, no?
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No podemos escapar de los finales suicidas no? :P
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