May 30, 2009 18:33
A tranquilas horas de la tarde, después de llevar a cabo mis actividades diarias, en una especie de ritual de espera, ella me ha llamado para cancelar. Pero la acción no es lo consecuente, mas bien es la insistencia en el hecho de porque debe cancelar. Y es que para mi es un dilema que no me corresponde, y odio las promesas vacías, las que con desesperación se rompen.
Como ese concepto del soltero codiciado me viene a molestar hoy en sábado? Si ya he dicho que no me interesa.
Estoy confiando en la filosofía del cangrejo, pero a minutos para que el día se precipite en la noche, estoy solo y apenas llevo una cerveza.
¡Saludos!