Lo tengo ya terminado así que... lo colgaré entero aunque no lo lea nadie #Yao.
Autora: Little_Godzilla
Titulo: Open your eyes…
Pairing: Wincest, J2, ligeros toquecitos Destiel. Castiel/Lucifer.
Rating: M. +18.
Advertencias: Vocabulario soez, violencia, intento de violación.
Disclaimer: Ni Sobrenatural, ni sus personajes, ni Jensen Ackles ni Jared Padalecki me pertenecen, solo cojo sus nombres para divertirme un ratito.
Resumen: La vida de Jensen parece perfecta, pero se dará cuenta de que no tanto como creía.
CAPITULO 4
Vale, tenía cabeza, era un chico listo y sabía cómo moverse en su trabajo. Le gustaba su forma de despiezar el trabajo y cómo volvía a unirlo poco a poco dándole un sentido totalmente nuevo y más perfecto.
Estaba encantado con su nuevo compañero. Y eso dicho por él era bastante extraño.
Además era una persona agradable, con sentido del humor que sabía encajar y devolver sus bromas con auténtica maestría obligándole a estrujarse el cerebro para dejarle mal. En pocas ocasiones lo conseguía siendo él el último en caer.
La mañana del jueves se presentaron los dos delante del despacho de Jim. Había vuelto a llegar tarde esa mañana, situación a la que Jared se tendría que ir habituando poco a poco.
Al entrar en el despacho hablaron con Jim un poco sobre la idea del proyecto dejándole la carpeta ya actualizada con los arreglos que Jared había hecho a partir de la idea original de su compañero.
Dejándolo solo para que ojeara tranquilamente las notas volvieron al despacho, sentándose cada uno en su escritorio, sin saber qué hacer.
- ¿Y ahora qué?
- No lo sé, supongo que esperar a que Jim nos del visto bueno.
- Odio esta parte de mi trabajo…
- Sí, yo también.- Sonrió mirando al más joven, acomodándose en la silla.
- Oye, lo que dijo ayer Misha de ir el sábado a tomar algo…
- Sigue en pie.- Lo miró de reojo.- Puedes traer a tu novia si quieres, yo iré con Danneel.
- ¿Tu esposa?- Preguntó viéndole acariciarse con cariño el anillo.
- Sí, me agradecerá si hay otra chica con nosotros para que ella no se aburra.
- ¿Misha no está casado? Se le ve mayor que tú…
- Sí y no.- Sonrió.- Digamos que tiene una aventura, o algo así.- Se encogió de hombros al no saber explicarlo.- Ya lo verás el sábado.
- Oh, qué misterioso.- Movió los dedos y ambos rieron.- Voy a por un café, ¿quieres algo?
- Si bajas a la cafetería podrías subirme un trozo de tarta que hace Susana, están deliciosas.
- Tarta, vale, ahora vuelvo.- Rió saliendo del despacho.
Sí, definitivamente ese chico le caía bien, no estaba seguro si se comportaba así porque estaba haciéndole la pelota o simplemente era así, pero le agradaba el hecho que estuviera tan pendiente de él, intentando agradarle en la mayor parte de las cosas que hacían juntos.
Reclinándose hacia atrás en la silla se pasó las manos detrás de la cabeza y subió los pies sobre la mesa en una postura totalmente relajada y cómoda. Cerró los ojos para echarse una corta cabezadita hasta que Jared volviera de la cafetería.
Pero se tensó en la silla al escuchar un ruido seco provenir del despacho de Misha, abrió los ojos asustado, quedándose quieto esperando haber oído mal, sin embargo volvió a escucharlo y se levantó de un salto de su silla yendo hacia el despacho de su amigo.
No abrió excesivamente de golpe, más bien con miedo por si realmente no era nada y su amigo se metía con él por paranoico y sobre protector, en cualquier caso no esperó encontrarse con lo que sus ojos le mostraron haciendo que se quedara totalmente tieso en la puerta, sujetando el pomo de la misma clavándole las uñas.
Misha estaba puesto contra la pared, rodeando los hombros del cuerpo que lo estaba empujando contra la misma y que lo tenía ligeramente subido a su rodilla la cual se frotaba y apretaba contra la entrepierna del moreno que jadeaba sobre la boca de Mark quien mordía sus labios para después enterrar su lengua dentro de la boca del otro.
Jensen no supo cómo reaccionar a semejante espectáculo, varias opciones atravesaron su cabeza de forma fugaz, la primera era quedarse allí, rojo como un pimiento estático contemplando la escena, la segunda hacer algún sonido para llamar su atención y que dejasen de follarse las bocas como lo estaban haciendo y la tercera era simplemente huir, cerrar la puerta y fingir que no había visto nada.
Optó por la última en cuestión, con cuidado retrocedió un par de pasos y cerró la puerta intentando no interrumpirles. Suspiró y se pasó las manos por la cara.
- Estoy viejo para estos sustos…
- ¿Qué pasa?- Apareció a su lado, Jared.
- ¡Joder!- Gritó como una chica llevándose una mano al pecho y chocándose contra la puerta.- ¿¡Es que quieres matarme!?
- Lo siento.- Lo miró arrepentido, arqueando las cejas.- Creía que me habías visto, aunque por tu cara de espanto no sé qué pensar.
- No, es que… Da igual, vamos al despacho.- Hizo un gesto con la mano quitándole importancia al asunto.- ¿Me has traído tarta?
- Imagino que la mujer ya te conoce porque solo quedaba un pedazo y estaba reservado exclusivamente para ti.- Rió entrando con él a la sala y le tendió el platito de plástico con la tarta, él se sentó en su mesa.- Me ha costado bastante convencerla de que era para ti.
- Que encanto de mujer, si es que se hace querer.- Sonrió cortando un trocito y llevándosela a la boca.- Dios, cada día las hace mejores.- Habló con la boca llena casi derramando la saliva que se le había acumulado en unos segundos.
- Tío eres un cerdo.- Rió de nuevo al ver semejante expresión de placer que estaba poniendo.
- Sí, pero hablo en serio, estas tartas están de muerte, joder.- Siguió comiendo cogiendo trocitos cada vez más pequeños, para que le durase más tiempo.
A media tarde, Jim apareció por fin con un veredicto sobre el proyecto. Realmente le había encantado, estaba contento con el trabajo que habían hecho sus chicos y esa misma tarde lo mandaría a la compañía para que dieran su aprobación y después comenzar a montarlo.
Los dos estaban ilusionados, el primer trabajo juntos que había salido con éxito, de momento, el sábado lo celebraría por todo lo alto.
Finalmente sólo fue una salida entre ellos cuatro, Danneel había preferido que su marido lo celebrara tranquilo con sus amigos y aunque él había insistido bastante en que fuera, finalmente había cogido el coche solo y se había dirigido hacia el bar dónde había quedado con sus compañeros.
Al principio se sintió un poco mal, pero cuando llegó Jared y se quedó mirando a Misha y a Mark comprendiendo qué era lo que el jueves le había dicho su compañero, su rostro cambió a una pequeña sonrisa y se fue animando durante el resto de la noche.
Misha y Mark hacía un buen rato que habían desaparecido dejándoles solos, cosa que no les importó demasiado ya que el alcohol que invadía sus cuerpos no les dejaba razonar con claridad.
- ¿Te apetece echar una partida de dardos?- Le invitó Jared.
- ¿Crees que puedes ganarme?
- Podemos probarlo, quien gane paga esta última ronda.
- Cabrón, es la que aún no hemos pagado nada…
- Exacto, ¿Te rajas?
- Anda cállate y vamos.- Lo empujó haciéndole reír.
Era bueno jugando, y le había dejado mal en un par de rondas seguidas casi cerrándole cuando él no había ni empezado.
A la tercera decidieron dejarlo en tablas y acabaron pagando la ronda entre los dos.
- Debería volver a casa… No me tengo en pie.- Dijo Jared echándose el pelo hacia atrás.
- Te llevo.- Se ofreció el rubio.
- ¿Qué pasa con Misha?
- Apuesto lo que quieras a que no se está preocupando ni un ápice por nosotros.
- Déjate de apuestas, que menuda nochecita llevamos.
Riendo salieron del bar y Jensen lo llevó hasta su casa. Durante el trayecto, mientras Jared le daba las indicaciones este se dedicaba a contemplar el coche, acariciando la tapicería como si no se creyera que el coche era real. Jensen sonrió y aparcó justo delante de la casa del ojos avellana.
- Bonito ¿Eh?- Sonrió, orgulloso de su vehículo.
- Precioso ¿Te costó mucho?
- Unas cuantas lágrimas, sí.- Rió.- Me lo regaló mi padre. Lo dejó a mi nombre en su testamento.
Las manos de Jared se crisparon encima de la tapicería y lo miró triste, arrepentido por preguntar. Jensen, sin embargo sonreía quitándole importancia a ese hecho. Eran cosas que pasaban, la gente no vivía para siempre.
- Lo siento, no tenía ni idea…
- Tranquilo, no pasa nada.- Se encogió de hombros.- ¿Nos vemos el lunes?
- Claro, no te vas a librar de mí tan fácilmente.- Rió con su compañero y bajó del coche cerrando la puesta con cuidado.
Jensen se quedó estacionado un rato viéndole caminar de lado a lado hacia la casa y rió al ver que le resultaba complicado meter la llave en la cerradura. Una vez desapareció detrás de la puerta, aún sonriendo giró el volante dando el coche una vuelta casi sobre sí mismo para coger la calle por la que había venido e ir hacia a casa.
Entró con cuidado para no despertar a su mujer. Se cambió de ropa y se acurrucó a su lado besándola en un hombro. Ella se removió entre sueños y se aferró al cuerpo de su marido utilizando su pecho como almohada. Jensen sonrió y besando su pelo se acomodó y se quedó dormido casi al momento.
Realmente las cosas no podían irle mejor. Estaba impresionado con la racha que estaba teniendo últimamente; el anuncio, Jared, Danneel está de lo más cariñosa, que no era extraño, pero a veces podía ser bastante reacia a su contacto, Jim le tenía a él y su compañero en un pedestal, el proyecto había salido a pedir de boca y los propios directivos de la empresa a la que le estaba haciendo el anuncio se presentaron en sus oficinas para darles la enhorabuena en persona, dejando a los dos hombres totalmente perplejos.
Sí, todo podía definirse como perfecto, tanto, que cuando se vio acorralado contra la pared en su despacho, Jensen se quedó bloqueado sin saber cómo reaccionar, ni cómo había llegado a esa situación si él ni siquiera lo había planeado. La cuestión es que allí estaba, luchando por liberarse forcejando con aquel cuerpo que no era más fuerte que el suyo, pero que por alguna razón conseguía retenerle sin hacer grandes esfuerzos.