Titulo Fanfic: Ironía Autor/a: Linnafishing Fandom: EXO Personajes: Kai/D.O. (Kaisoo) Rating: PG Género: Drama Palabras: 3.5K Resumen: A veces Jongin creía que Kyungsoo sabía todo acerca de él. En otras ocasiones que no sabía absolutamente nada. Y en otras, rogaba porque supiera lo que él no era capaz de entender acerca de él mismo. [n/a:]n/a: Sólo lo terminé. Es como una autocopia.
A veces Jongin creía que Kyungsoo sabía todo acerca de él. En otras ocasiones que no sabía absolutamente nada. Y en otras, rogaba porque supiera lo que él no era capaz de entender acerca de él mismo.
Jongin siempre había sido un chico tímido y algo torpe con las palabras aunque no lo pareciera. Su postura de chico sexy y refrescante se iba al carajo una vez que abría la boca, porque lo único que salía de ella eran balbuceos, monosílabos, incoherencias y algunas veces absolutamente nada. Incluso podría parecer algo tonto, pero ciertamente no lo era. Jongin pensaba. Pensaba mucho y todo. Pensaba sobre qué, cuándo, dónde, cómo y porqué de cada cosa que sucedía en su vida y en la de los demás, simplemente no sabía ordenar el mar de cosas en su cabeza y ponerlas en palabras sencillas y humanas. Tenía dificultades para comunicarse en profundidad con la gente, es por ello que sus verdaderos amigos eran contados con los dedos de una mano, e incluso con ellos las palabras eran escasas.
En el instante que conoció a Kyungsoo supo que era especial. No sabía como expresarlo, por supuesto, sencillamente un día se encontró a sí mismo sin poder evitar gravitar alrededor del chico de ojos grandes. Bastaron unos meses para que Jongin supiera de qué se trataba; Kyungsoo de pronto se había convertido en la única persona capaz de comprenderlo con tan sólo una mirada y menos.
Kyungsoo lo conocía.
Como las veces que Jongin quería estar solo. La mitad del grupo lo atosigaba con molestas preguntas de preocupación, mientras que la otra mitad sencillamente lo dejaba solo tal cual lo había pedido.
Kyungsoo no hacía ni lo uno ni lo otro.
Él respetaba a Jongin dándole su espacio para no herir su orgullo al dejarlo solo en la oscuridad de la habitación que compartían. No obstante, veinte minutos más tarde se encontraría abriendo la puerta de la misma porque sabía que en el fondo a Jongin no le gustaba estar solo.
Y Jongin siempre estaría esperando por él.
El día que ganaron al fin el primer lugar en uno de los programas de música Jongin sintió que todo había valido la pena. Sus sueños y anhelos, su esfuerzo y noches sin dormir, absolutamente todo estaba cobrando sentido en su vida. La emoción lo embargó fulminante y explotó sin poder contenerse en un indeseado mar de lágrimas delante de todos los miembros y fans del recinto. Jongdae fue el primero en ir a socorrerlo en un confortante abrazo, seguido por unas palmaditas en la espalda y algunas palabras de consuelo por parte de Junmyeon.
Y eso lo hizo sentir terriblemente patético.
Sus ojos acuosos buscaron la imagen de Kyungsoo agradeciendo al staff y a las fans presentes unos cuantos metros más allá. Éste ni siquiera volteó a verlo a excepción de un fugaz e irreal cruce de miradas al pasar. Y es todo lo que necesitaba. No quiere que lo consuelen cuando está en ese estado a punto de llorar, ya que con un sólo roce de calor humano se quiebra en llanto y eso es justamente lo que Jongin más detesta. Odia ser débil y más aún verse de esa manera. El espectáculo de los miembros sólo hizo su ridícula emoción más evidente y él sólo quería ser ignorado para poder tranquilizarse.
Cuando regresaron al bus, él fue el primero en subirse hecho una furia consigo mismo. No debió llorar. Se sentó en uno de los últimos asientos, agachó la cabeza y la apoyó en una de sus manos viendo hacia la ventana, ya que sus estúpidas lágrimas aún no dejaban de salir en una mezcla de impotencia con alegría que comenzaba a desvanecerse poco a poco, hasta que sintió a alguien sentarse a su lado. No necesitaba voltearse para saber de quien se trataba.
-¿Vas a seguir llorando? -escuchó la familiar voz-. ¿No crees que ya estás un poco grande para seguir siendo un gran bebé llorón? -y a pesar de la directa provocación, Jongin no percibió la verdadera burla en el tono de su voz, más bien todo lo contrario; era... cálido.
Siempre era cálido.
-¡No estoy llorando maldita sea! -limpió bruscamente el agua de sus ojos, aún sin mirar al chico junto a él.
Entonces Kyungsoo simplemente sonrió y puso una gorra sobre la cabeza de un ahora sorprendido Jongin, y bajó ligeramente la visera hasta cubrir gran parte de los ojos del moreno.
-Por supuesto que no lo estás.
Jongin sintió una mano más pequeña deslizarse clandestinamente por sus dedos y enredarse entre ellos acariciando suavemente el dorso de su mano en un gesto reconfortante. Jongin al fin sonrió.
Así es como debía ser.
Kyungsoo no entendía nada.
Jongin solía sentirse abrumado alrededor de mucha gente; escenarios, aeropuertos, ceremonias, fansign, etc. Situaciones donde todos los pares de ojos y cámaras estaban puestos sobre él sin dejar pasar detalle viéndose totalmente expuesto. Cada cosa que hiciese iba a quedar registrada y siendo tema de conversación unos cuantos minutos más tardes en la red. Los nervios siempre lo invadían y lo único que lograba calmar su ansiedad era permanecer junto a Kyungsoo. No entendía la razón de ello, pero sinceramente no le importaba. Es por ello que lo seguía como su sombra a donde fuese, pero el más bajo nunca parecía inmutarse por ello. Estaba cansado de tratar de hacerse notar para que fuese tomado en cuenta; lo tomaba de la remera, pasaba el brazo por sus hombros, le tocaba el cuello, se recostaba sobre él, y sólo en algunas escasas ocasiones lograba algo de él. ¿Por qué Kyungsoo simplemente no podía verlo? Muchas veces se tuvo que conformar simplemente con tenerlo dentro de su campo visual, lejos de su indispensable calidez.
Las promociones de EXO como doce integrantes sin duda había traído algunos cambios en la casa; cambios que Jongin creía verdaderamente innecesarios. Es decir, ¿Era necesario modificar el compañero de habitación? Por supuesto que no.
-Hyung... ¡hyung! -Kyungsoo se paseaba de un lado para otro por toda la habitación en busca de sus pertenencias mientras Jongin lo seguía como un fiel cachorro detrás de su amo cuando recién llega a casa-. Sólo digámosle al mánager que queremos seguir siendo compañeros tal cual lo hicieron Baekhyun-hyung y Chanyeol-hyung -Jongin se aventuró a tomar suavemente el brazo del más bajo para detenerlo y hacer que le prestara atención-. ¡Vamos!... por favor -le rogó una vez más.
El mayor frenó en seco lo que estaba haciendo sólo para hacerle frente con el ceño profusamente fruncido. Jongin casi se atraganta con su propia saliva por el violento movimiento y por esos grandes ojos severos que se clavaron como dagas en los suyos intentando hacerlo entender.
-Jongin -lo llamó adusto-. Ya te dije que no.
No entiende absolutamente nada.
El menor apretó los puños y la boca con impotencia. Kyungsoo no entendía nada. Jongin tendría que volver a esa sensación de incomodidad en tanto intentaba acostumbrarse a sus nuevos compañeros. No tenía nada en contra de Junmyeon o Jongdae, es más, se llevaba bastante bien con ambos, es sólo que no quería esforzarse por volver a conseguir el grado de intimidad que obtuvo con el chico de ojos grandes. Era imposible y agotador.
Kyungsoo no entendía que para Jongin todo era más fácil cuando estaba con él.
La frustración comenzó a infiltrarse en sus venas y sus palabras sin sentido se atoraron en su garganta.
-¡Pues vete con el estúpido de Sehun! Siempre supe que era tu favorito de todas maneras -y sin más se fue de la pieza dando un fuerte portazo tras él, antes de recibir respuesta o que el agua acumulada en sus ojos decidiera hacer acto de presencia.
Lo sabía no sólo por el hecho de que Kyungsoo haya preferido ser compañero de Sehun y Luhan, sino desde la vez que le rogó porque que durmieran juntos una noche, pero Kyungsoo se había negado rotundamente. Al día siguiente Jongin era testigo en primera fila cuando Kyungsoo abrió las mantas de su cama para darle paso a un Sehun que se quejaba de la calefacción de su habitación.
A pesar de todo, la rabia lo había cegado una vez más, diciendo palabras que ni siquiera eran las que realmente quería decir.
«Sólo quiero estar contigo».
Jongin no estaba seguro de qué era lo que sucedía.
Las horas volaban, el espacio seguía moviéndose, pero Jongin nunca se aburría de observar a Kyungsoo. No es que lo hiciera de forma consciente, sólo de repente se encontraba a sí mismo perdido en la figura de su hyung, y ni siquiera cuando lo hacía podía despegar su mirada de él. Lo analizaba de pies a cabezas, desde adentro hacia afuera, y quedaba fascinado cada vez que descubría algo nuevo en él. Le gustaba que Kyungsoo fuese más pequeño que él, le gustaban sus ojos exageradamente grandes, sus pronunciadas cejas, su nariz redondida, sus abultados labios, su sonrisa en forma de corazón; le gustaba su personalidad preocupada y cuidadosa, como también que, a pesar de su apariencia escuálida, podía convertirse en el mismo Aquiles si se atrevían a meterse con él; le gustaban sus expresiones cada vez que lo hacía enojar a propósito, como también le gustaba saber que nunca podría enojarse de verdad con él; le gustaba el esfuerzo y la entrega que ponía en su trabajo, y su acaramelada voz; su deliciosa comida, y sobre todo cuando su atención era toda y exclusivamente para él, sentía su pecho hincharse y su estúpida sonrisa no tardaba en aparecer en sus labios para quedarse plasmada todo lo que quedaba del día. Todo en él daba la sensación de suavidad, tranquilidad y calidez, era todo un deleite para los sentidos, pero el gran problema de Jongin era que no sabía porqué le gustaba todo aquello.
Jongin solía encasillar a Kyungsoo como un amigo, pero... ¿por qué se sentía tan diferente a los demás? Algo en él hizo que nunca pudiera considerarlo totalmente como uno. Es decir, Kyungsoo no se sentía como Moonkyu o Taemin, o siquiera como Sehun. Jongin pensaba y pensaba, y a la única conclusión que podía llegar era que Kyungsoo era especial.
Después de un tiempo Jongin entendió algo; Kyungsoo podía leerlo como un libro abierto, sí, siempre y cuando sus pensamientos no estuvieran relacionados con el mismo Kyungsoo. Al parecer el mayor no podía entender su necesidad por él, pero Jongin no podía culparlo, ya que él mismo aún no descubría la razón. Mucho tiempo quiso permanecer como ignorante de sus propios sentimientos, pero ahora tenía la fuerte urgencia de saber porqué, y apelaba a la inteligencia de Kyungsoo a que supiera lo que él no era capaz de entender acerca de él mismo.
Un día particularmente frío, los dos se acurrucaron en el sofá de la sala a ver una película mientras los demás miembros se encontraban descansando en sus respectivas habitaciones. Había sido un día realmente agotador debido a los ensayos que cada vez eran más exigentes, no obstante para su propia sorpresa, Kyungsoo había accedido a ver una película con él en lugar de dormir. La primera mitad de ella se la pasaron de lo lindo criticando y burlándose del protagonista hasta que poco a poco el silencio comenzó a reinar en su compañero. Cuando notó la respiración pesada junto a él supo que Kyungsoo se había quedado completamente dormido. Ante ello Jongin no pudo evitar sonreír adorablemente ante el pensamiento de que su hyung lo había preferido empero de su claro cansancio.
Lo observó como era su costumbre. Lo observó; y estaba muy cerca. Repentinamente su mirada se incrustó en los gruesos labios entreabiertos del más bajo, recordando como el mismo Kyungsoo decía que eran uno de los rasgos del cual se sentía más seguro, y Jongin no pudo más que estar de acuerdo con ello. Eran realmente... tentadores. Sin ser consciente de ello, acercó una de sus largas falanges y rozó ligeramente el labio inferior. Se sintió suave bajo su tacto, mucho para ser sinceros. En ese momento fue presa de unas ganas irrefrenables por probar aquellos belfos con los propios, y comprobar todas y cada una de sus teorías acerca de esos labios. Cuando estaba pronto a cometer su objetivo, con su cuerpo prácticamente sobre el otro, y a tan sólo 5 centímetros de distancia, cayó en la cuenta de lo que estaba por hacer. Se detuvo en seco, como un carro a punto de colisionar en un terrible accidente, y fue tan brusco que cree haber escuchado su tensión como los mismos frenos rechinar en el pavimento.
«No».
Se congeló en pánico.
Definitivamente algo estaba jodidamente averiado en él.
El primer indicio claro de lo que sucedía no vino ni de su cerebro o su hyung, sino del idiota de Sehun.
- ¿Quieres dejar de mirarlo? -preguntó de pronto Sehun a su lado con tono evidentemente cabreado-. Te juro que me pones de los nervios. Pareciera que estuvieras enamorado de él o algo por el estilo. Sólo… detente -en lugar de protestar y negar semejante estupidez automáticamente como sería normal en él, no pudo más que quedarse pasmado en su lugar con los ojos abiertos de par en par, y una gigantesca y aterradora interrogante en su cabeza. Fue el momento donde algo hizo click en todo aquello.
«Mierda, no».
El maknae le dedicó una mirada llena de extrañeza por un momento ante el insólito enmudecimiento de su compañero, para luego desviar su atención hacia el bubble tea que sostenía el líder decidiendo que muy pronto le pertenecería, dejando el tema en el olvido. Pero no para Jongin; si se llegaba a tratar de ello, estaba completamente jodido.
Ese sentimiento de zozobra se instauró en él como enredadera venenosa en su conciencia durante semanas. Lo sopesó detenidamente, casi como si de una investigación se tratara, con un grado de análisis y meticulosidad que sorprendió incluso a él mismo. Este era un tema delicado, no por el hecho de que tal vez fuera la primera vez que se sentía atraído por otro hombre, sino porque se trataba de Kyungsoo. Viera por donde lo viera estaba mal.
Quizás llegó a un conclusión, al menos de forma subconsciente creía, ya que cuando se acercaba el momento de hacerla concreta, el miedo se apoderaba de él y decidía tirar todo al trasto e ignorar sus extraños sentimientos por uno de los miembros del grupo. Sólo debía mantenerse todo como hasta aquel entonces y las cosas irían bien.
No obstante, la vida no quería hacerle las cosas tan fáciles y ni en sus peores pesadillas habría sido capaz de ver lo que venía. El golpe emocional que recibió fue más fuerte que una vil patada en la entrepierna.
-Hyung, ¿quieres ver una película conmigo? -preguntó con inocencia en tanto se movía a la torre de DVDs que había en su cuarto. Sin duda el mejor pasatiempo de ambos, y algo que Jongin podía contar como algo sólo de los dos.
Sin embargo, vio a Kyungsoo morderse el labio inferior con algo de inseguridad, y de inmediato supo que algo no andaba bien.
-Jongin -el nombrado se irguió de donde estaba sentado con un inexplicable nerviosismo recorrerle la columna vertebral-. Tengo que contarte algo -su voz salía tan fuerte y segura como siempre, mas su expresión corporal daba a entender todo lo contrario. Jongin se limito a asentir con la cabeza invitándolo a que prosiguiera y Kyungsoo exhaló aire por última vez-. Creo que voy a comenzar a salir con alguien.
Y allí estaba, la patada en las pelotas.
Jongin quedó en shock por una fracción de segundo sin ser capaz de procesar la colosal información que acaba de escuchar. Sintió su pecho hundirse del lado izquierdo, y sus ojos escocieron como respuesta. Cuando se sintió inexplicablemente traicionado todo tuvo sentido. De alguna forma siempre lo supo. Tuvo que perderlo para saber qué es lo que quería.
Quitó la mirada del lugar que ya creía su hogar sintiéndose desamparado y solo, y abrió la boca para preguntar algo que no quería realmente, mas su voz salió sin permiso.
-¿Quién es? -pronunció débil, escondiendo el tono de fatídica envidia que comenzaba a crecer en él. Jongin era un chico, jamás podría ser ese alguien para Kyungsoo.
«Una mierda».
Kyungsoo le contó que se trataba acerca de esta chica idol, que desde hace un tiempo había mostrado su interés por él, pero que recién hace un par de días el mayor había aceptado. La chica era linda, sin duda, pero estaba muy por debajo de lo que Kyungsoo merecía, su hyung era fantástico, aunque no es como si su opinión importara. No importaba nada.
El menor entonces sólo esbozó una sonrisa forzada y envolvió al mayor en un apretado abrazo mientras declaraba lo feliz que estaba por él. Kyungsoo le devolvió el gesto con emoción asegurándole que pronto encontraría alguien para él también. Jongin sólo quiso llorar.
Pasaron algunos meses y Kyungsoo seguía con aquella chica, vislumbrando que ya se trataba de algo serio. Jongin se hundió en su miseria, pero sabía disimular tan bien que ninguno de los miembros fue capaz de notarlo. Ni siquiera Kyungsoo.
Cada vez que tenían tiempo libre, el mayor parecía desaparecer de la faz de la tierra y ya nunca pasaba tiempo con Jongin, a pesar de que habían vuelto a ser compañeros de habitación. Sus noches de cine se volvieron solitarias a tal punto, que ya no tenían sentido. No tenía con quien hablar, reír, llorar, o simplemente no tenía con quien estar solo.
-Jongin, saldré hoy. Ya le avisé a Junmyeon-hyung y al mánager -anunció Kyungsoo asomándose por el umbral de puerta, y el menor tuvo que quitarse los audífonos de los oídos para escucharlo. Iba bien vestido, cabello impecable, sonrisa radiante y el olor a colonia inundó la estancia. No necesitaba preguntar a dónde iba para saber.
¿Es que ni una sola noche libre podía quedarse? ¿No podía preferirlo a él antes que a ella sólo una vez? Estaba cansado de pasar las noches solo en la habitación, ya que ni Chanyeol se encontraba allí para hacerle compañía ahora que filmaba ese Reallity Show.
Jongin suspiró y asintió con la cabeza con semblante neutro.
-Cuídate hyung -Kyungsoo frunció el ceño con diversión, en el momento que el menor pensaba volver a la protección de sus audífonos. Prefería auto-aislarse del mundo, a que el mundo lo aislara a él.
-No te comportes como mi padre, o peor aún, como Junmyeon-hyung -rió el mayor de forma melodiosa-. Ve a dormir temprano, Jongin.
Y sin más, desapareció dejándolo sólo en la compañía de la fría amargura. Otra vez.
No lo soportaba más. Lo extrañaba maldita sea. No exigía ser quien provoque sus sonrisas, ni quien acelerara su corazón o la razón de sus suspiros, sólo quería tener a su hyung de vuelta, sólo eso.
Se sentía mal; se sentía enfermo, casi al punto de vomitar, pero físicamente estaba extrañamente perfecto. Su verdadero malestar estaba frente a él manifestado en la figura de un pequeño hombre de ojos grandes, labios gruesos y piel blanca, que acomodaba su abrigo con afán, mientras se miraba una y otra vez en el espejo frente a él.
La rabia y la tristeza lo embriagó, y por primera vez en todos estos meses fue tan fuerte que se atrevió a algo más que asentir y morir por dentro.
-Hyung -musitó tan despacio como si temiera ser oído. Pero lo fue.
Observó a Kyungsoo voltearse hacia él con la curiosidad dibujada en el rostro, mas de inmediato la cambió por preocupación al ver lo afligido que se encontraba. No era su culpa, ya no podía seguir fingiendo.
-¿Sucede algo malo? -preguntó el mayor acercándose al filo de la cama donde él se encontraba.
¿Algo malo? Por supuesto que sucedía algo malo; estaba jodidamente enamorado de él. Su garganta y su corazón dolían; dolían todo el maldito tiempo. Quería decirle, tenía que decirle. Sin embargo...
-¿Podrías quedarte conmigo sólo esta noche?
… no podía hacerlo.
Jongin agachó la mirada esperando el inminente rechazo. Su petición era absurda y egoísta, pero cuando lo llamó hace un momento no tenía idea qué decir, y salió lo primero que se le vino a la mente. Era un imbécil, se estaba exponiendo sin necesidad.
No obstante, Kyungsoo sólo suspiró y sonrió acariciándole la cabeza con cariño tomándolo por sorpresa, para luego levantarse en dirección al armario, sacarse el abrigo y colgarlo allí.
-Sólo déjame hacer una llamada y está todo listo.
Jongin, aún con los ojos muy abiertos y un poco húmedos, lo vio incrédulo por lo que acaba de oír y se quedó totalmente inmóvil, a excepción de las esquinas de sus labios que se curvaron ligeramente hacia arriba en un intento de sonrisa inconsciente.
-Hace tiempo no vemos una película, ¿no? Escoge una mientras vuelvo -Kyungsoo le regaló una última sonrisa antes de retirarse detrás de la puerta con su celular en la mano.
Jongin ahora fue capaz de esbozar una verdadera sonrisa cuando volvió a sentir las mariposas en su estómago que creía muertas.
…al menos esa noche, Kyungsoo lo había preferido a él.