Titulo Fanfic: Take my balloon
Autor/a:
LinnafishingFandom: EXO
Personajes: Kai/D.O. (Kaisoo)
Rating: PG
Género: Fluff
Palabras: 2K
Resumen: Kyungsoo está atascado en la fiesta de cumpleaños de su sobrina y el jodido payaso cree que él también es un niño. Joder.
Odiaba esto. Odiaba las voces chillonas de esas tías parlanchinas que no veía hace años, esa lluvia de preguntas superficiales carentes de verdadero interés, el lápiz labial rojo fuego impregnado en sus mejillas, las manos regordetas de sus tíos sobre su cabello cuando había tardado horas esa mañana por dejarlo impecable, y por sobre todo, odiaba las caras de decepción cuando esa gente advertía que no había crecido ni un mísero centímetro desde la última vez que lo vieron. Joder, no era su culpa.
Kyungsoo logró escabullirse de sus molestos familiares luego de la comida. Hoy era el cumpleaños número dos de su adorada sobrina Sooyoung, y a su hermano no se le había ocurrido nada mejor que hacer una mega fiesta con la excusa de que el año anterior no había podido debido a que todavía se estaba estableciendo en su vida de padre de familia y el dinero no alcanzaba. Kyungsoo sinceramente no creía necesario todo este espectáculo ni mucho menos exponer a la pequeña al calvario que significaba su familia.
En el momento que había decidido que el bullicio llamado música, mezclado con los ensordecedores gritos de los niños comenzaba a marearlo, su hermano se acercó a él con esa típica mirada de cachorro apaleado bajo la lluvia. Kyungsoo resopló sonoramente.
«Otro jodido favor»
-¡Kyungie! -canturreó el mayor-. Necesito un fav-
-No -respondió seco dándose la vuelta de inmediato en un intento digno por huir de su dolor-en-el-trasero de hermano que tenía, sin embargo antes de que siquiera pudiese dar un paso, el mayor pasó un brazo por sus hombros deteniéndolo. Kyungsoo rodó sus ojos fastidiado-. Seungsoo-hyung prácticamente decoré solo todo este maldito lugar, y encima de todo me mandaste a mí a recibir a toda esta jodida gente. Sólo quiero salir un momento y respirar algo más que azúcar si no quieres que vomite en tus jodidos zapatos caros.
Seungsoo hizo una mueca de fingida inocencia mientras el menor aprovechaba de desgancharse de mala gana.
-¡Kyungsoo! -lo reprendió-. ¿Dónde aprendiste a maldecir así? La universidad no le está haciendo bien a esa boquita tuya -se burló tirando sin cuidado del labio inferior de su dongsaeng, quien lo empujó tratando de quitárselo de encima.
-¡Basta hyung! Duele...
-Bueno, bueno, Kyungsoo yo estoy muy agradecido por todo lo que alardeas que hiciste -al más bajo empezaba a molestarle la mala actitud de su hermano. Era un malagradecido-, pero sólo te pido que lleves a Sooyoung y a los demás niños al patio donde está el payaso que hace figuras de animales con globos que contraté.
Kyungsoo entonces vio una pequeña silueta acercarse a saltitos hacia ellos con el rostro teñido en emoción.
-¡Oppa!
«Demonios...»
Nunca podría negarse a ella; era su gran debilidad.
Cuando la niña llegó y alzó sus bracitos hacia él, pudo ver la sonrisa socarrona en el horrible rostro de hermano.
-Al menos saldrás al patio como planeabas, ¿no? Porque si no quieres... -cuando Seungsoo arrastraba sus palabras de esa forma tan vil, es porque nada bueno seguía. Kyungsoo entrecerró sus ojos hacia él esperando lo que fuese a decir- puedes quedarte charlando con tía Heejin. Tú decides, hermanito.
Eso sí que no.
Kyungsoo le dedicó la última mirada resentida antes de tomar en brazos a su tierna sobrina, y murmurar un par de maldiciones lo suficientemente bajo para que los oídos vírgenes de la inocente criatura que sostenía no escucharan.
Tal como dijo el jodido de su hermano, en el patio había un payaso con dos bolsas llena de coloridos globos sin inflar y un pequeño bombín de mano. En cuanto los pequeños lo vieron, salieron corriendo hacia él a interrogarlo con cosas sin sentido que, con algo de suerte, se lograba comprender entre sus balbuceos infantiles. Los chiquillos no pasaban de los seis años después de todo. Suspiró.
«Pobre infeliz»
Ese día estaba caluroso como el mismo infierno, y él, aún con sólo pantalones cortos y una remera, sudaba a raudales y sentía sus entrañas hervir en su interior. Por otro lado, veía al miserable payaso con ese ridículo maquillaje que amenazaba con correrse debido al sudor fluyendo por sus sienes, con esa prominente peluca desteñida, su feo y grueso traje colorinche, y esos enormes zapatos, provocando su infinita lástima. Kyungsoo se sentó en una de las sillas que había allí, con el fin de vigilar a los pequeños principalmente, pero sin dejar de observar de soslayo como el sujeto sonreía ampliamente, conversando y pareciendo genuinamente interesado en lo que sea que los infantes estuviesen diciendo mientras inflaba los globos y hacia las figuras que los niños le pedían, a pesar de todo. Debía admitir que el tipo tenía talento; empezó con algo simple como perritos, espadas, mariposas y flores, las cuales se convirtieron en racimos, para luego ser maravillado por figuras más complejas como la pantera rosa o algún otro personaje que no lograba identificar. El chico de ojos grandes repentinamente se encontró a sí mismo con la boca ligeramente abierta viendo fascinado como el chico movía sus manos con habilidad.
En un segundo de desconcentración, sus enormes ojos se toparon con los del payaso, quien momentáneamente pareció terriblemente sorprendido, pero inmediatamente bajo la vista con notable timidez. No obstante, la sonrisa que esbozaron sus gruesos labios después de ello no pasó desapercibido para Kyungsoo.
«¿Qué diablos...?»
Frunció el ceño con desconcierto ante tal acción, y por mero capricho decidió ignorarlo por el resto de la jornada ocupando toda su atención en los pequeños diablillos. No sabe qué fue exactamente lo que lo molestó, pero esa jodida sonrisa había sido jodidamente bonita.
Sumergido en sus estúpidos reproches, fue interrumpido cuando delante de él había una singular figura. Blanco, pequeño, brillante, y con ojos ¿grandes? ...era un maldito conejo.
Kyungsoo cerró los puños con ira.
«¡Tienes que estar bromeando!»
-No soy un niño -espetó irritado, levantando su mirada para encarar al sujeto más alto que le regalaba un absurdo (pero lindo) globo en forma de animal.
Era increíble. Su puta estatura y su puta cara de bebé eran su maldición. Siempre estaban confundiéndolo con un crío y no había nada más en este mundo que lo cabreara más que aquello. El chico con mirada asustada delante de él había quedado marcado y condenado en su lista negra.
-L-lo sé -tartamudeó el otro inclinándose invisiblemente hacia atrás en modo de defensa, y Kyungsoo se golpeó mentalmente por haber encontrado encantadora su voz por un segundo. Era grave, pero con un ligero tono infantil que la hacia más atractiva.
El payaso al no recibir más que un par de cejas arrugadas y una mirada asesina, tomó valor y se aventuró a abrir la boca nuevamente.
-Créeme de verdad sé que no lo eres -recalcó con especial énfasis que hizo al más bajo mirarlo con escepticismo-. De otro modo no estaría haciendo esto.
El payaso se alejó con dirección al tumulto de críos más allá, dando una última mirada al conejo en manos de Kyungsoo, quien inconscientemente lo había recibido y no había podido más que mirar esa amplia espalda marcharse.
Decir que estaba perdido era poco. ¿"No estaría haciendo esto", dijo? ¿Qué? ¿Regalando globos en forma de animales a los niños? Bueno, porque eso es exactamente lo que ha estado haciendo todo este tiempo.
Kyungsoo bufó sin atreverse a botar el bonito animal de sus manos.
*
-¡Kyungie!
Honestamente, creía que empezaba a odiar ese apodo, sobretodo si venía de la asquerosa boca de su hermano mayor.
-¿Qué quieres? -preguntó agotado hasta de respirar.
-¿Esa es la forma de hablarle a tu hyung, niño insolente? -Seungsoo golpeó suavemente la cabeza de su hermano menor en tanto sostenía a la pequeña Sooyoung en su otro brazo. Kyungsoo por inercia, sólo restregó la zona dañada con pesadez- ¿Puedes ir al cuarto de invitados a buscar el abrigo de tía Heejin que al fin se va?
-Si estás tan feliz porque se va, no deberías haberla invitado en primer lugar.
Sin embargo, su comentario no fue escuchado más que por el aire, ya que su hermano mayor ya se había marchado a hacer vida social con la muchedumbre.
Ceniciento, como se había autodenominado, arrastró los pies hasta el pasillo lleno de puertas donde el barullo de la gente se hacía más soportable, sintiéndose aliviado. Sin embargo, en cuanto giró el pomo de la puerta de la habitación de visitas y asomó la cabeza, quiso salir corriendo. Frente a sus ojos, un joven bastante más alto que él, bien formado, piel morena, y... bueno piel fue lo que más pudo ver, ya que estaba semidesnudo.
El chico se giró para ver de qué se trataba en tanto terminaba de colocarse su ropa, viendo a Kyungsoo totalmente congelado en la entrada con sus mejillas al rojo vivo, provocando el mismo efecto en él.
Cuando el más bajo pudo salir de su estupor, no pudo más que pensar en lo jodidamente apuesto que era aquel chico, por lo que se vio obligado a carraspear sonoramente tratando de disipar su incomodidad. No obstante, de pronto se percató de un ligero detalle: ese chico no había estado en la fiesta y definitivamente no era familiar suyo.
«Para mi fortuna... ¡¿Qué?! ¡Espera! No no no ¡No pienses!»
Sacudió su cabeza alejando las estupideces de ella y enfrentó al extraño.
-¿Quién eres tú? -utilizó ese tono amenazante que solía funcionar muy bien con Chanyeol, y al parecer también lo hacia con aquel joven.
El interpelado se limitó a abrir los ojos asustado.
-Soy el payaso -sonrío de forma incómoda y sí, malditamente bonita cautivando otra vez al más bajo cayendo en la cuenta de que decía la verdad-. Ya sabes, el del conejo.
Kyungsoo asintió viendo al otro rascar su cabeza de manera nerviosa, evitando verlo directamente a los ojos aún con un lindo sonrojo en sus mejillas. Era apuesto y adorable el maldito.
El de ojos grandes no emitió otro comentario, e ignorando su presencia allí, comenzó a rebuscar entre los abrigos sobre la cama por el de su tía Heejin.
-Soy Jongin -escuchó entonces a su espalda.
Kyungsoo volteó a verlo sin quitar su expresión seria, advirtiendo que la conversación no terminaría allí.
-Soy Kyu-
-Kyungsoo, lo sé -esta vez fue Kyungsoo quien abrió mucho sus ojos al verse sorprendido por la confesión del otro-. Escuché a Seungsoo-hyung llamarte hace un rato -se justificó y por primera vez en toda la tarde se atrevió a ver directamente al más bajo.
Kyungsoo se sintió sumergir en aquellos ojos color chocolate, y un escalofrío en su columna vertebral lo tomó totalmente desprevenido. De pronto el cohibido era él y no Jongin. Vaya.
Ese fortuito contacto visual no duró mucho más cuando fue cortado por el más alto volviendo a su estado de timidez inicial.
-Uhm, bueno y-yo sólo... ¿podrías revisar bien ese conejo que te di?
No fue consciente en cómo ni en qué momento accedió a aquella petición, encontrándose repentinamente solo en la habitación y el abrigo de su molesta tía en el olvido.
*
En el cuarto de Sooyoung, tomó esa masa de globos en forma de conejo del lugar donde lo había ocultado, y lo volteó con cuidado, buscando algo que ni siquiera sabía bien que era, hasta que, apretado entre sus patas, encontró un pequeño papel descuidadamente doblado.
«Hola, me llamo Jongin y este pequeño conejo es sólo mi mensajero, ignora eso. Voy al grano, ¿Quieres salir conmigo? :D llámame si la respuesta es sí o si es no.
PD: Este lindo conejito blanco y de ojos grandes está inspirado en ti<3. Nonononono, no lo leas, ignora eso»
A pesar de su esfuerzo, Kyungsoo fue capaz de leer entre los sucios borrones, provocando que se burlara mentalmente del torpe intento.
Por supuesto el muy idiota no había dejado su número. Suspiró sin poder evitar esbozar una sonrisa. Más tarde le pediría el número a su hermano.