{KaiSoo} Just Dance: Capítulo 11/2 (Final)

Aug 25, 2013 17:17

ATENCIÓN: ¡Lean la última parte del 11/1! Sé que no debería hacer esto, pero es mi LJ así duh XD, no quiero cortar la parte dos en dos partes, así que rellené la primera parte. Calculé mal(???). Perdonen los errores de ortografía, por más que reviso siempre quedan :S



Cuando iba camino a su departamento, Junmyeon al fin encontró un trozo de papel en lo más recóndito de sus bolsillos que le servía para limpiar un poco la sangre seca que adornaba repugnante los alrededores de sus labios. Era un papel viejo y usado, pero no tenía más opción. En el momento que su vista se paseó por los aparadores de una de esas tiendas que pretendía vender cosas de la zona, una figura llamó su atención. Inconscientemente se le hizo conocida y cuando se detuvo a mirarla con más atención pudo saber que se trataba del amigo de Kyungsoo que había ido a la casa el día de ayer. El chico parecía algo perdido frente a la vitrina y veía los objetos con un deje de indignación. Aquello causó gracia en el mayor y se acercó con intención de ayudar.

-Hola -el colorín se había situado a un lado del forastero, sorprendiéndolo por un momento, pero de inmediato el mayor vio como éste arrugaba el entrecejo y lo ignoraba volviendo la vista hacia el aparador.

Junmyeon parpadeó un par de veces confundido, creyendo que quizás el chico no lo había oído, mientras lo veía caminar hacia la siguiente tienda. Sin pensar, sus pies se limitaron a seguir al azabache por inercia, todavía desorientado por la reacción del otro.

-¿Hola? -le volvió a repetir, consiguiendo esta vez que el menor por fin se dignara a verlo directamente , dedicándole una mirada llena de molestia.

-¿Qué quieres? -preguntó seco- ¿Dinero?

¿Dinero? ¿de qué estaba hablando? En el momento que el colorín reparó en la forma que lo veía el chico, creyó entender. Lo miraba con desdén, de arriba a abajo, deteniéndose en su rostro, donde probablemente ya se notarían las consecuencias del golpe que le había propinado Yifan, dándole un aspecto paupérrimo. Era un jodido ladrón o algo por el estilo ante los ojos del chico.
Una enorme carcajada escapó de sus labios. Aunque se tratara de un ladrón, no creía que aquella fuese la mejor forma de reaccionar. Este chico, claramente, no estaba familiarizado con la calle, lo que le pareció adorable de cierto modo.

Aquella reacción por parte del colorín sólo provocó enojar más a su acompañante.

-¿No me reconoces? -preguntó entretenido Junmyeon, a lo que el otro simplemente negó con la cabeza todavía con el ceño profusamente arrugado- Soy el chico que te abrió la puerta ayer cuando fuiste a ver a Kyungsoo. ¿Jongdae, no?

El menor lo escrutó con los ojos por unos segundos haciendo un clara mueca de desagrado para luego soltar un perezoso «Ahh», al parecer recordándolo.
El mayor pensó en como éste ni siquiera intentaba disimular su aversión hacia él, sin embargo extrañamente no se sintió ofendido.

-Te ves horrible -soltó de pronto Jongdae, dejando desconcertado nuevamente al mayor.

Definitivamente este chico era muy raro. Ni lo conocía y ya estaba emitiendo ese tipo de juicios -muy descortés por cierto-. No obstante, de alguna forma aquello sólo había logrado aumentar más la curiosidad del mayor por el chico frente a él. Además de parecerle atractivo -muy atractivo ahora que lo observaba mejor-, le resultaba peculiar su manera tan distinta a la suya de expresarse. Él siempre era amable con quienquiera que se le cruzase por su camino, regalando una cálida a sonrisa sin importar la situación.

Jongdae, sin duda, había conseguido despertar su interés.

-¿Acaso quieres dar pena paseando con esa nariz reventada por la calle? ¿o sólo quieres incomodar a la gente con una visión tan fea? -el azabache bufó cansado, y de pronto comenzó a revolver dentro de su bolso, al parecer en busca de algo. El mayor sólo estuvo seguro de qué se trataba cuando lo vio sacar un lindo y limpio pañuelo, para luego ofrecérselo- Ten. Límpiate un poco.

Junmyeon lo tomó, rozando fugazmente los dedos del chico. Cuando sintió un leve cosquilleo burbujear en la boca de su estómago supo que ese chico era demasiado interesante.
Sonrió.

-Por cierto, mi nombre es Junmyeon. Un gusto en conocerte -le dijo risueño ofreciendo su mano, la cual Jongdae vio con algo de recelo, pero al final terminó aceptando.

Ciertamente, Kyungsoo tenía amigos interesantes.

Habían pasado dos días desde que la compañía había llamado al móvil de Jongin. Dos días, y Kyungsoo no sabía porqué aquello se sentía como si le estuviesen dando más tiempo de vida, agradeciendo los segundos que pasaban, sin que lo hubiesen vuelto a llamar. Kyungsoo se sentía desahuciado a muerte, y aquello no tenía sentido.
Continuaba dándole vueltas al asunto en su cabeza, una y otra vez, y cada media hora llegaba a una resolución distinta. No tenía nada claro y se le acababa el tiempo.

Jongin casi no había vuelto a tocar el tema, sin embargo las pocas veces que lo había hecho, daba por sentado su vuelta a Seúl, y aquello no era algo que Kyungsoo quisiese escuchar del menor. No de él precisamente. Era como si a Jongin no le importara su partida, ya que jamás había dado muestra de desilusión o tristeza, y no es que quisiese que el menor le rogara que se quedara o algo parecido -mentira, sí lo quería y mucho-, pero al menos le gustaría saber que le afecta un poco. Tan sólo un poco estaría bien.

Ese día, como cualquier otro, había salido con Jongin, el cual parecía estar demasiado animado para gusto del mayor. Era un maldito egocéntrico al sentirse triste al ver que Jongin no lloraba su ida. Aquel era uno de los temas recurrente en su cabeza, y cuando la parte madura de su ser sacaba la voz, agradecía que el menor no se hubiera tomado tan en serio el asunto entre ellos; no tan en serio como lo había hecho el mismo al menos. Así todo estaría bien...

Jongin estaría bien, sin embargo yo...

Ahora se encontraban en la playa, sentados sobre aquella gran roca donde estuvieron la primera vez, viendo como el inexistente sol de estos días comenzaba a apagarse. A pesar del frío que hubo ese día, Jongin había insistido ir a esa playa cuando todavía hubiese un poco de luz para poder apreciarla. Sinceramente, Kyungsoo pensaba que no se estaban perdiendo de mucho. Era horrible de día con la basura decorando el paisaje por todos lados, pero admitía que de noche sencillamente quedaba sin aliento cuando aquel indicio humano quedaba sumido en la oscuridad y sólo se veían las despampanantes estrellas en el firmamento acompañando a una siempre cautivadora luna.
Perdido en la nueva visión, de pronto advirtió como unos intensos ojos se posaban sobre él. Al girarse pudo ver a Jongin sonriéndole divertido.

-Has estado muy callado todo el día -le aclaró el menor a su muda pregunta- y pareces estar muy distraído. Me dan ganas de aprovecharme de eso, así que pon atención si no quieres arrepentirse luego -le advirtió travieso acercándose al más bajo hasta que sus cuerpos quedaron en contacto. Kyungsoo sonrió.

¿Arrepentirse?

El mayor pensó que nada de lo que pudiera hacerle el moreno podría hacerlo sentir arrepentido. Muy por el contrario, de lo único que podría sentirse así eran por otras cosas; decisiones que podrían no involucrar a Jongin para nada.

Suspiró.

-Lo siento, es sólo que he estado pensando mucho... -se disculpó y ahora el menor ahora lo veía inexpresivo, con esa clásica expresión que Kyungsoo jamás sabría como interpretar. Lo odiaba. Quería más tiempo para poder leer a Jongin como un libro abierto, y no dejar cabida a sus propias inseguridades, pero ya no podría.

-¿Pensar en qué? -preguntó lo obvio- Hyung te has demorado mucho en devolver la llamada, ¿no crees? ¿qué es lo que esperas?

Kyungsoo levantó la vista encontrándose de lleno con las oscuras orbes del menor, ligeramente sorprendido por ser Jongin quien pusiera el tema. ¿Qué esperaba? No lo sabía con exactitud, pero algo en su estómago le hacía tener la fuerte intuición que probablemente tenía mucho que ver con el chico sentado a su lado, y de alguna forma que no entendía, esperaba -y rogaba- que fuese él quien le diera la respuesta que él tanto ha estado buscando, ya que solo definitivamente no había podido. Pero aquello era mucho pedir. El maldito de Jongin sólo abría la boca para presionarlo hacia la única dirección que lo estaba haciendo todo el mundo. Esperaba mucho más del espontáneo e insólito Jongin.

¿Es que en serio Jongin no le diría nada más? ¿ni siquiera un “te extrañaré”? ¿o un “que te vaya bien”?...

¿Quédate...?

Nada.
La rabia lo invadió repentinamente, expandiéndose como tinta en un vaso de agua por todo su cuerpo. Cerró sus manos en un puño y mordió su labio inferior con fuerza intentando contenerse. A ese chico le había importado un carajo lo que había pasado entre ellos. Para Kyungsoo sí había sido importante, aunque ni siquiera se hubiese tratado de una relación formal. Jongin ni siquiera se imaginaba todo lo que el mayor había tenido que luchar contra el mismo para hacer o decir todas las cosas que hizo o dijo por él. Kyungsoo no era una persona muy expresiva, ni que se dejara llevar por sus emociones fácilmente, y tontamente creía que Jongin había sido capaz de apreciar eso. Pero no. Para Jongin sólo había sido un simple amorío cualquiera.

Su vista de pronto se comenzó cristalizar sin su permiso y aquello sólo logró acrecentar su impotencia. Kyungsoo estaba miserablemente dolido. Su cabeza estaba hecha un lío y Jongin sólo lo empeoraba no diciendo nada de lo que esperaba.

¡Vete a la mierda!

-¿Acaso eso es todo lo qué me vas a decir? -soltó sin pensar con la molestia y el resentimiento tintando vertiginosamente el tono de su voz, ya sin poder evitar que las indómitas palabras escaparan de su boca causando sorpresa en el otro- Jongin, ¿dejarás que me vaya así como así...? -preguntó con un deje de inseguridad apareciendo inesperadamente cuando fue consciente de nuevo. Tuvo que esquivar la vista del moreno sin poder resistirla, quien lo seguía mirando con claro desconcierto.

Se produjo un punzante silencio, que congeló hasta lo más profundo del alma del más bajo. Jongin había quedado perplejo al parecer sin saber qué responder a aquella estupidez. Obviamente. El mayor de inmediato se arrepintió de su absurdo reclamo. ¿Qué mierda estaba diciendo? ¿En serio le estaba pidiendo a Jongin que lo detuviera? ¿Por qué  el menor tendría que hacer algo como eso?

¡Demonios! Kyungsoo deja de exigir cosas que no debes. Se regañó mentalmente e intentó corregir su impertinencia rápidamente.

-Quiero decir -comenzó -... ¿no tienes miedo de que pueda decirles sobre lo que vi en EXO? No estuve como infiltrado, pero ahora que volveré es como lo mismo, ¿no? -le dijo sin poder verlo directamente. No quería que Jongin se diera cuenta de su lamentable estado. En serio se sentía patético.

El alto al escuchar aquello relajó la expresión y rió suavemente.

-Por supuesto que no. Sé que no dirás nada -ahora Jongin también tenía su mirada perdida hacia el horizonte. El mismo inexistente punto que veían los ojos de Kyungsoo-. No debes preocuparte por mí.

Estúpido

Siempre se preocuparía por él.
Cuando él ya no esté, ¿quién se aseguraría de que Jongin comiera bien? ¿quién le limpiaría y ordenaría el departamento para el menor viviera en un ambiente saludable? ¿quién curaría sus heridas cada vez que resultara lastimado después de una de esas peleas? ¿qué pasaría si de nuevo Jongin saliera gravemente herido y Kyungsoo simplemente no esté allí? No. No quería. El bajo sabía que no era indispensable y que todo aquello ya tenía solución incluso desde antes que él llegara, pero egoístamente no quería que fuese nadie más que él. Porque Jongin era su Jongin. Era su deber estar con él y cuidarlo; se repetía aquello una y otra vez tratando de autoconvencerse lastimeramente de que ello seguiría siendo así de alguna u otra manera. Es entonces cuando una idea cruzó por su cabeza. Si bien él no se quedaba, simplemente podía llevarse al moreno con él, ¿no?
Vio una pequeña luz de esperanza brillar en su interior preguntándose cómo no lo había pensado antes. Esa brillante nueva solución había logrado que sus ojos dejaran de acumular el agua, que sin notarlo, habían nublado su vista hasta casi ya no distinguir bien el límite entre el mar y el cielo.

-Jongin... -comenzó arrastrando sus palabras, en tanto disimuladamente limpiaba sus ojos con la tela de su polerón- eres muy bueno bailando -lo halagó empezando a tantear terreno y pensar bien lo que diría- ...¿nunca pensaste en unirte a una empresa como la SM Entertainment y ser un artista? -preguntó sutilmente viendo de reojo a su compañero esperando por alguna buena reacción.

El menor explotó en una gran carcajada, ocasionando que su pequeña llama de esperanza comenzará a flaquear.

-¡Claro que no! Hyung tú sabes que odio eso, y la verdad estoy muy bien aquí. Tengo a Machine, los niños de mi clase de baile, a mi hermano y a- -Jongin pareció arrepentido por un momento y volteó a ver Kyungsoo  algo incómodo- y eso es todo lo que necesito -finalizó con una débil sonrisa.

Muy bien. La llama de esperanza estaba totalmente apagada, con cenizas mojadas y el frío volvía a embargar su iluso corazón. El más bajo sintió su pecho apretarse cuando se dio cuenta que no tenía caso. Se separaría de Jongin.

-Lo siento -musitó extinto-, se me olvidaba que odias todo eso. Lo siento -repitió de igual forma, mientras abrazaba sus rodillas apoyando su mentón sobre sus brazos y veía como ya no quedaban rastros de sol. Ni calor, ni luz.

Jongin estiró sus piernas echando su cuerpo levemente hacia atrás apoyándose sobre las palmas de sus manos. Desde esa perspectiva podía observar al más bajo con mayor libertad, aunque sólo fuese su perfil. Era mucho más de lo que vería en un tiempo más. Suspiró y sonrió con nostalgia.
Kyungsoo estaba actuando muy extraño, supuso la razón obvia, y era difícil abordar el tema sin que sus propios sentimientos salieran a flote. Intentaría aligerar el tema, como lo había estado haciendo estos días. No quería que sus últimos días juntos fueran tristes.

-Pero supongo que, desgraciadamente, ya no lo odiaré tanto, ¿sabes? -habló el menor fingiendo desagrado- Por tu culpa no tendré cara para negar que me gusta un idol -rió- ¡Diablos! En serio mis amigos me harán la vida imposible burlándose de mi por ser tu fanboy número uno.

Kyungsoo resopló emitiendo un sonido de algo que quería parecer ser una risa. A pesar de su triste estado, Jongin siempre lograría sacarle un sonrisa.

-No tengo porqué gustarte cuando lo sea. No estás obligado. Entiendo tus “creencias” -dijo el mayor haciendo énfasis a modo de burla. Jongin de inmediato negó con la cabeza.

-No es como si tuviera opción. Eres tú. Aunque no quisiera, me gustas y me vas a gustar de todas las formas posibles, tan sólo por ser Kyungsoo.

De súbito, el mayor sintió una ráfaga de calor chocar violentamente contra su pecho, coloreando con bochorno desde la punta de su nariz hasta el último vello de su nuca. Un ligero temblor lo recorrió, y con los ojos abiertos en sorpresa, apretó sus labios en un intento por retener el festivo aire que amenazaba con abandonar su pequeño cuerpo por la boca. Ciertamente, Jongin le había dicho algunas cosas parecidas en el pasado, pero en situaciones completamente diferentes, donde casi podían pasar desapercibidas, sin embargo, esta vez se había sentido demasiado directo como para no notarlo. Esas palabras se clavaron como caricias de agujas en su corazón. Jongin había confesado sin ningún tapujo que le gustaba. Aunque sonora tonto, aquello era nuevo, y demasiado agradable y doloroso al mismo tiempo. ¿Servía de algo?

¡Demonios!

El arrollador mutismo por parte de su compañero, hizo que de pronto el menor se sintiera escuchado. Cayó en la cuenta de lo que había dicho y se ruborizó considerablemente.

-E-espera -intentó decir el más alto algo avergonzado. Su tonta declaración no estaba bien.

-Descuida -interrumpió velozmente Kyungsoo sin querer dejar terminar a Jongin-, no malinterpreté tus palabras.

Jongin ahora sí estaba colgado. Hizo una mueca de no entender un carajo y se sentó correctamente para quedar a la altura de su hyung y poder verlo directamente.

-¿Malinterpretar? ¡Hyung me gustas! No hay nada entre líneas. ¡Diablos! Es incluso más que eso -Jongin revolvía su cabello avergonzado y algo frustrado por no saber bien como expresarse- ... y aunque sé que es obvio sólo quería decirlo apropiadamente, ¿bien? No puedo creer que después de todo este tiempo salgas con algo como eso. Es como si no hubiese pasado nada entre nosotros -le dijo comenzando a molestarse. Kyungsoo frente a él se limitó a abrir sus ojos pareciendo un gatito asustado- ... realmente no puedo entenderte -confesó frustrado para dejarse caer en la posición en la cual estaba segundos atrás-. A veces pienso que deberías cantarme.

¿Cantar?

Kyungsoo ahora estaba algo abrumado y confundido.
Primeramente, había sido un tonto. Cuando vio a Jongin vacilar después de su confesión, el miedo tomó presa de él, temiendo por que el menor se hubiese arrepentido de sus palabras, e instintivamente se protegió como pudo, sin querer escuchar. Todo era demasiado estúpido. Como había dicho Jongin, después de todo el tiempo y de lo que habían hecho, era tonto liarse con un “me gustas” cuando era más que evidente.

Ahora, ¿qué era eso de cantar?

Curioso, Kyungsoo se volteó por fin hacia el menor.

-¿Qué quieres decir con eso? -Jongin se rascó la cabeza, dudando sobre qué contestar.

-Es que... la otra vez me dijiste que era mucho más fácil para ti expresarte a través del canto y sinceramente no tengo ni puta idea de lo que sientes... por mi.

De nueva cuenta los enormes y característicos ojos del más bajo hicieron su cómica aparición.
¿Es que no era obvio? Kyungsoo se avergonzaba constantemente acerca de su actuar tan evidente que delataban sus más profundos sentimientos. Permanentemente estaba tratando de mantener sus emociones bajo control, ya que con Jongin nunca parecían querer obedecer. Nunca pensó que haría tan bien su trabajo. Se golpeó mentalmente por haber hecho dudar a Jongin por sus estúpidas inseguridades.

-Jongin -lo llamó al girarse y quedar nuevamente de espaldas al menor-, me gustas. Me gustas mucho. No lo olvides -fueran las únicas palabras que fue capaz de pronunciar. Las demás quedaron atascadas en su garganta sin querer salir.

Escuchó un sonoro suspiró detrás de él seguido por una leve risa.

-¡Vaya! Eso ha estado bien -dijo un divertido Jongin-. Creo que en serio necesitaba escucharlo.

-Tonto.

Hubo un nuevo silencio, mas esta vez se trataba de uno muy cálido y agradable. Ambos chicos se dedicaron a disfrutar de su muda compañía por unos instantes, hasta que el menor volvió a abrir la boca.

-¿Hyung? -murmuró suavemente, a lo que Kyungsoo sólo emitió un sonido dándole a entender que lo escuchaba- sólo llámalos y cumple tu sueño. No esperes más. Sé feliz.

¿Ser feliz?

¿Cómo se atrevía a decir algo como aquello después de conocerlo? ¿Qué sabía el moreno acerca de lo que lo hacia feliz? Kyungsoo sabía que jamás podría ser completamente feliz en algún lugar donde no estuviera con Jongin. Nadie le aseguraba que con él sí lo sería, la vida no era un puto cuento de hadas joder, pero tenía muchas más posibilidades que sin él.

Estúpido y jodido Jongin.

Los recuerdos de su entrenamiento aparecieron en su cabeza y un escalofrío corrió por su espalda. Tenía un pánico atroz el imaginarse de vuelta en esa empresa. Sin embargo, debía hacerlo para ser el cantante que siempre había anhelado.

-No sé si sea tan feliz allá. Es un poco estresante, ¿sabes? -confesó el más bajo intentando parecer desinteresado y relajando su cuerpo. No iba a decirle a Jongin toda esa sarta de tonteras que inundaban su cabeza. No podía.

En ese momento sintió como la tibia mano del menor acarició lentamente su espalda dibujando incoherencias desde su cuello hasta detenerse en su estrecha cintura. Kyungsoo cerró los ojos aletargado por las caricias.

-Algo he escuchado -acotó con simpleza Jongin observando la espalda del mayor como si fuera la cosa más interesante del mundo.

-El entrenamiento es muy duro. Tienes que romperte la espalda para ser el mejor en todo, incluso en áreas que no dominas para nada, como el baile en mi caso. Era mi mayor estrés y mi esfuerzo por mejorar me costaba gran parte de mis horas de sueño y vida personal. Era así para casi todos en general. Estás agotado las veinticuatro horas del día, sobretodo cuando no eres apuesto. Allí sólo te vales por tus talentos -suspiró cansinamente-. Tú no tendrías ese problema.

Kyungsoo se sentía abatido de sólo pensarlo. Ya se había acostumbrado a la vida de vago a la cual lo había llevado Jongin. Era demasiada relajada para ser saludable.

-Eres más tonto de lo que pensé si crees que no eres lindo -sonrojado, el mayor sólo hizo un gesto sarcástico sin creerle totalmente-. Y... ¿me estás diciendo que soy guapo?- preguntó coqueto, sin poder evitar soltar una leve risita. Kyungsoo sencillamente resopló.

-Eres un narcisista -masculló divertido el mayor, aún sin abrir los ojos disfrutando de las caricias del menor-. No voy a decir algo que es bastante obvio para los ojos de todo el mundo -Jongin chasqueó la lengua.

-No me importa el resto del mundo -protestó infantil el menor.

-Sólo diré que eres simpático a veces. Confórmate con eso -se mofó entretenido el más bajo para luego volver a su estado de parsimonia y suspirar- ... allá los otros chicos no lo eran nunca. En las salas de ensayo se respiraba la envidia y hostilidad. Nadie te ayudaba en nada, e incluso se alegraban cuando algo te salía mal. Por suerte para mí pude conocer a Jongdae, lo que hizo mi estadía mucho más llevadera.

Al escuchar aquello, Jongin soltó un fuerte bufido evidenciando su malestar.

-¿Quién? ¿Tu amiguito que hizo que te expulsaran? ¿ese? -cuestionó irónico.

-No fue a propósito -lo justificó y Jongin rodó los ojos fastidiado dejando al mayor continuar-. Tú no estuviste ahí. Se notaba la gran diferencia entre Jongdae y los demás. Los otros hacían desde lo más vil para poder debutar -acotó y frunció el ceño al recordar todos los malos momentos que había pasado.

Si bien en la época que estuvo entrenando no fue totalmente consciente de lo terrible que era por estar enfocado en su propio avance artístico, había que reconocer lo tóxico del ambiente donde se desenvolvía. Sin embargo, la recompensa lo valía. O al menos eso creía.

-No te preocupes por ellos. Algún día todos ellos morirán. Se lo merecen -respondió de pronto tajante el menor desencajando completamente a Kyungsoo.

Cuando recobró el sentido, sin poder contenerse, explotó en una gran risotada despertándolo totalmente de su anterior adormecimiento. Era un comentario verdaderamente estúpido, pero internamente agradeció su intento de consuelo.

-Jongin -lo llamó sin dejar de reír-, tú sabes que todos vamos a morir algún día, ¿cierto? nosotros también -aclaró con obviedad, mientras se volteaba ligeramente para poder ver al moreno por el rabillo del ojo. Jongin simplemente sonrió negando con la cabeza.

-No. Yo moriré, tú morirás, pero... ¿nosotros moriremos, hyung? -preguntó con un leve atisbo de melancolía en la voz mirando directamente hacia los enormes ojos del mayor.

Kyungsoo había quedado helado. Aquella pregunta era la que inconscientemente se venía haciendo desde hace dos días. Nunca fue algo concreto, ya que no era más que un mar de sensaciones desagradables mezcladas con unas cuantas palabras sueltas que jamás pudo poner en orden. Ese era su gran miedo y Jongin inesperadamente había dado perfectamente en el clavo que le hacía doler los pulmones; justo ahora, cuando el aire comenzaba a faltar. Sintió que se hiperventilaba y su cuerpo comenzaba a temblar ante la sola idea de que una respuesta afirmativa pudiese existir, pero ¿a quién engañaba? Sabía muy bien que inminentemente sucedería. Sabía que la distancia y el no tener tiempo para otra cosa que no fuese el entrenamiento haría que ellos dos terminaran por completo. Sabía que el día que se fuera de esa ciudad sería el último día que vería a Jongin. Lo sabía. Lo sabía demasiado bien.

Violentamente conmocionado por lo que su cerebro acababa de admitir, escondió su rostro entre sus brazos que descansaban sobre sus rodillas sin ser capaz de emitir ni un sólo sonido. Estaba por quebrarse.

Nunca debió enamorarse. No tan rápido. No tan profundo. No tan fuerte. Nunca debió enamorarse de Jongin.

El moreno al no recibir respuesta agachó su cabeza derrotado y sonrió nostálgico. Se había acabado.

-Cuando vuelvas allá... -emergió entonces la profunda voz del menor en medio de la oscuridad y el funesto silencio que se había originado- ... y te sientas presionado y ahogado, sólo baila. No hagas tontos movimientos al son de la melodía, sino, siente la canción y deja que ésta te posea por completo. Piensa en mi. Siempre piensa en mi cuando bailes.

Roto. Jongin lo había roto.

La sofocante angustia que apretaba su pecho subió hasta su garganta gatillando a que de sus húmedos ojos cayeran las primeras gotas de agua como lluvia en primavera, mas en primavera sólo podías esperar vivos colores florecer, para él en cambio, sólo se avecinaba más y más tempestad para sumirlo en la más escabrosa oscuridad. No podía ver a Jongin en este momento, y empujó y enterró más aún su rostro contra sus brazos, evitando que el menor pudiera tener algún indicio de su miserable estado.

Mierda mierda mierda

No quería pensar en Jongin joder. No. No quería recurrir a su recuerdo. No quería que Jongin se convirtiera en un recuerdo. Quería estar con él, a su lado creando nuevas memorias, buenas o malas, a cada momento. Cada una de ellas valdría la pena. Era un maldito y estúpido cursi por tener esa clase de pensamientos, pero no lo podía evitar. No quería separarse del menor por una causa como la que estaba sucediendo ahora. Injusto. Debían separarse sólo hasta cuando su corazón ordenara un basta. Nadie más que él debía mandar en esto, no la SM que ya de por sí controlaba casi todo el resto de su vida. Jongin era sólo asunto suyo. Ahora sólo deseaba seguir sintiendo a Jongin hasta hartarse.

Con nadie más podré bailar.

Desganado y arrastrando los pies llegó al fin al departamento. Después de lo sucedido en la playa estaba agotado mentalmente, sólo quería descansar y apagar su cerebro aunque sea sólo por un momento, por ello no fue capaz de irse con Jongin a su casa, y prefirió volver con su primo. De todas formas la noche anterior la había pasado con él.
Era bastante tarde, por lo que se sorprendió ver a Baekhyun todavía despierto sentado en uno de los sillones con su portátil en mano. Kyungsoo se acercó hasta él, ya que al parecer éste aún no notaba su presencia y tocó su hombro llamando su atención. La expresión de Baekhyun en ese instante fue para un óscar. Se le desfiguró la cara en espanto. El mayor se había asustado tanto que por poco tira el computador al suelo, pero por fortuna quedó sujeto a los audífonos que colgaban de las orejas de Baekhyun -razón por la cual no lo había escuchado llegar-, y sus ojos y su boca se abrieron tanto que el más bajo creyó que dolía. Kyungsoo rió.

-¡Dios mío Kyungsoo! ¡¿Quieres matarme?! -exclamó suave el castaño para no despertar a Junmyeon que dormía en su habitación, pero lo suficientemente alto para que el menor captara su intención. Kyungsoo veía divertido como su primo tenía una de sus manos en el corazón en un intento por calmar sus alarmados latidos.

Tan dramático.

-Lo siento -se disculpó-, pero hyung, ¿qué haces despierto a esta hora? -preguntó curioso.

-Estaba hablando con Chanyeol. Quería mostrarme algo -contestó con sencillez el mayor.  Kyungsoo lo vio incrédulo y casi avergonzado por un momento, creyendo cosas no muy sanas que prefería no saber. Baekhyun notó aquello de inmediato y frunció el ceño algo molesto-. No es lo que crees -lo retó-. Era una tontería -le dijo haciendo un gesto con la mano para quitarle importancia y el más bajo sólo ladeó la cabeza confundido. Baekhyun suspiró-. Créeme, no quieres saber.

Kyungsoo sonrió y se fue a sentar justo a un lado del mayor. Baekhyun pasó su mirada sobre el chico de arriba a abajo, inspeccionando cada detalle que le pudiera dar algún indicio de lo que estuviese sucediendo.

-¿Y tú? -le preguntó de pronto- Pensé que te quedarías donde Jongin hoy día -el menor al escuchar ese nombre no pudo evitar fruncir los labios aproblemado.

-Uhm... no.

-¿Pasó algo? -preguntó el castaño comenzando a preocuparse.

¿Si pasaba algo? Por supuesto que pasaba y ¡vaya que sí pasaban muchas cosas! ¡se iba maldita sea! Se iba y dejaría todas aquellas cosas que había aprendido a amar en tan poco tiempo. Gran error por parte de su padre haberlo enviado allí. Es su culpa, pensaba. Todos los días encontraba distintos e insólitos culpables de su tragedia, pero en el fondo sabía que nadie la tenía. Nadie. Simplemente así era la vida y tenía que continuar. Lo único que lo consolaba es que se iría para hacer lo que siempre quiso hacer; ser cantante. Sin embargo, aún seguía rogando porque su consuelo realmente fuera suficiente.

-Nada -le sonrió tratando de no inquietar a su primo con sus problemas-. Está todo bien con Jongin -el mayor lo miró receloso.

-Según tú tal vez -Baekhyun soltó inesperadamente sarcástico- ¿Sabías que Jongin me estuvo preguntando por ti el otro día? -Kyungsoo abrió sus ojos en sorpresa y sus mejillas se tiñeron de un brillante carmesí respondiendo a la pregunta del mayor- Supongo que no.

-¿Q-qué te preguntó? -logró decir un poco nervioso.

Jongin había estado preguntando por él, pero no tenía idea acerca del qué. ¿Qué es lo que quería saber Jongin de él? Creía que ya sabía lo suficiente de él, es decir, Kyungsoo no era más que eso.

-Me preguntó acerca de tu vida como aprendiz -Oh, es eso-. Le conté que casi no tenías tiempo libre, que sólo veías a tu papá los feriados y algunos fines de semana, y que conmigo sólo te comunicabas a través de correo electrónico, ya que nunca nos podíamos ver -Baekhyun, entonces, miró al menor con un ligero rastro de tristeza en el rostro y continuó-. No se veía muy feliz después de escuchar aquello.

Era cierto. Tal cual cómo lo había dicho Baekhyun, así era su vida cuando estaba en entrenamiento. Recuerda haber visto a Baekhyun con suerte dos veces al año en unas de las cuantas visitas que éste hacia a Seúl. Es por ello que estaba seguro que lo de él y Jongin no funcionaría, y la mejor opción era terminarlo ahora. Dolía.

-Bueno, lamentablemente así es -rió Kyungsoo algo nostálgico-. Tendré que volver a esa tortura, ¿no? -preguntó de forma retórica sin esperar una respuesta, en tanto agachaba la cabeza y jugaba con sus manos. No tenía nada más que decir con respecto a eso.

En ese momento escuchó un sonoro y exasperado resoplido a su lado.

-¿Tortura? ¿acaso sabes cómo estás hablando? ¡Por dios! ¡Eres todo una contradicción! Lo que tú estás esperando es que alguien te diga que está bien quedarse -gritó el castaño ahora un poco más alto de lo que debería intentando hacer reaccionar a su primo, quien sólo atinó a verlo perplejo-. Tú me dijiste que no querías que nadie te dijera que hacer, sin embargo, ahora lo único que esperas es obedecer a alguien que te diga que te quedes. Si quieres hacerlo sólo hazlo, nadie te va a juzgar por ello Kyungsoo.

Estaba paralizado, sin saber qué hacer o decir. ¿En serio era así? Si alguien le dijera que está bien permanecer en ese lugar, ¿él se quedaría? ¿eso esperaba?
Kyungsoo sintió su corazón latir nervioso ante su nuevo descubrimiento, porque sí, Baekhyun tenía razón. Ahora que lo pensaba realmente, si tan sólo una persona, cualquiera, ni siquiera tenía que ser Jongin, le hubiese dicho que no habría problema en no volver a la compañía, él al menos lo habría pensado. Era sólo que todo el mundo acepto tan pronto su partida, que no le dio tiempo de creer que existían más opciones. Todos lo hacían parecer como si aquello fuera lo obvio y lo correcto. Su primo le había abierto los ojos.
No obstante, también quería cumplir su sueño y ser cantante. Lo quería mucho. Amaba cantar, y tenía miedo de perder lo que probablemente sería su última oportunidad para lograrlo. Se rompería todo el esquema que construyó durante toda su vida, por lo que puede sea sólo un capricho.

Pero una vez ya se rompió y sigo vivo,... y Jongin... ¿era una capricho?

¡No! No es sólo por Jongin, es todo.

En su mente había explotado el caos nuevamente, surgiendo dudas una tras otra y casi no las alcanzaba a procesar. La que más le asaltaba dentro del tema de su vuelta, sin duda era: Si volvía, ¿sería capaz de llegar a debutar? Ser cantante tampoco estaba seguro.
Nada aseguraba nada, pero con cualquier decisión tenía mucho que perder.

Injusto. Sigue siento injusto

-Por otro lado, si tu inseguridad sólo se debe al miedo que sientes por volver o por creer que no lo lograrás, Kyungsoo -llamó su atención serio-. Eres muy bueno, no lo dudes. Y ese tortuoso tiempo de entrenamiento valdrá la pena cuando por fin te pares sobre un escenario. Es tu decisión, primo mío, y sea cual sea, estará bien -soltó lo último con ligero tono entretenido codeando despacio al más bajo-. Sólo recuerda que mereces lo mejor.

Si soy bueno, lo lograré. Tengo que confiar en mi. No más miedos.

Baekhyun era un maldito genio, ya que gracias a él por fin sabía que tenía poder de decisión sobre su vida. Recién, desde este instante él comenzaría a decidir, y lo hizo. Ya no había nada más que pensar. Haría lo que tenía que hacer.

-Muchas gracias, hyung -sonrió sinceramente por primera vez en la noche. Nunca creyó que una conversación con su primo fuera tan visionaria-. Mañana definitivamente haré algunas llamadas.

Baekhyun, entonces, se lanzó emocionado sobre Kyungsoo y lo abrazó hasta dejarlo sin aire.

-¡Muy bien!

Exclamó el mayor acercando su rostro al del más bajo, en lo que al parecer sería un beso en la mejilla, pero Kyungsoo en vez de sentir unos suaves labios sólo sintió unos despiadados dientes clavarse en su lugar. Asombrado dejó escapar un chillido de dolor.

-¡Hyung! ¿qué fue eso? -preguntó sobando la mejilla afectada. En serio le había dolido.

-No te quejes sólo por eso si dejas que Jongin te mastique como un pedazo de carne -nuevamente la cara del menor ardió en vergüenza, sobretodo cuando Baekhyun volvió a posar su mano sobre las marcas de su cuello- ¡No! -gritó de pronto el mayor pareciendo arrepentido, asustando de vuelta al otro- No, esas marcas fueron hechas cuando te caíste, ¿no es cierto? -Kyungsoo sinceramente no sabía que pretendía su primo con algo como aquello. Baekhyun era un genio, pero también era muy raro.

Claro, me caí y Jongin me agarró con la boca. Pensó de inmediato, y cuando lo hizo se dio cuenta de como se le había pegado el ácido humor de Jongin, aunque por supuesto, él no lo diría en voz alta.

-Hyung, tú sab-

-¡NO! -dijo antes de que el más pudiera decir algo más- Si me dices que es lo que yo creo, te juro que voy y le corto su amiguito a ese negro -sentenció bastante más serio de lo que Kyungsoo quiso.

Tragó duro y sólo asintió.

-Me alegra -hablo de pronto sereno el mayor, y el otro ya no sabía que pensar-. Tienes que andar con más cuidado de ahora en adelante si no quieres volver a tener esas feas marcas -Baekhyun se levantó del sofá y le tendió la mano a su compañero, quien la aceptó sin entender muy bien el porqué de la acción-. Ahora vamos a dormir. Dormiremos juntos como cuando éramos pequeños ¡Qué emoción!

Kyungsoo sin poder evitarlo hizo una mueca de desagrado, pero al ver las cejas fruncidas del mayor, optó por volver a asentir y fingir emoción.

Mañana esa quebrazón de cabeza terminaría, es más, ya había terminado, sólo tenía que llamar y volver su sueño realidad.

Mañana es el gran día.

Se levantó algo más temprano de lo habitual, lo cual no significaba que fuese temprano para la gente normal, pero para él lo era y ese pequeño sacrificio tenía nombre y apellido: Do Kyungsoo. No lo había visto desde lo de la playa, hace dos noches, y todo porque el mayor el día anterior parecía haber estado muy ocupado con algo que prefirió no saber. Tal vez porque ya sabía de qué se trataba.
Arrastró los pies hasta la cocina en busca de algo para comer antes de arreglarse e ir a casa de su hermano, sin embargo, antes de que pudiera hacerlo, llamaron a la puerta. Algo confundido fue a abrir para sólo encontrarse con su hyung favorito, y una brillante y hermosa sonrisa adornando su rostro.

-¡Buenos días! -lo saludó muy alegre Kyungsoo. Jongin lo vio extrañado; había algo inusual en él. Lo recorrió con la mirada, hasta llegar a sus manos que tenían agarrada las tiras de una mochila que llevaba en la espalda. Frunció el ceño. Kyungsoo nunca cargaba con un bolso, ni siquiera las noches que planeaba quedarse en su departamento.

-Hola -devolvió el saludo- ... ¿y esa mochila? -preguntó sin poder ocultar su curiosidad.

El más bajo inconscientemente llevó su mirada en un movimiento casi imperceptible hacia la mochila, como entendiendo a qué se refería Jongin y luego lo volvió a mirar para dibujar una endeble sonrisa. En ese momento, Jongin  supo que algo andaba mal, muy mal y su corazón comenzó a latir cada vez más fuerte.

-... mis otras cosas están afuera en un taxi... -hizo un pequeña pausa, que a Jongin le pareció una jodida eternidad- ...me preguntaba si querías acompañarme, ya sabes, ayudarme a llevar mis cosas.

Todo se detuvo para el menor. Sintió un balde de agua fría caer sobre él sin piedad alguna y una brutal patada en la boca del estómago que lo dejó sin aire, mas nada de eso había sucedido, sólo había escuchado a Kyungsoo soltar algunas palabras. Se iba. Kyungsoo se iba hoy y él no estaba preparado. No aún, ni nunca. ¿Por qué Kyungsoo no le había dicho nada de esto antes? No podía llegar y aparecer un día a tocarle la puerta y decir “¡Hey! Me vuelvo a Seúl. Hasta nunca Jongin, adiós”. Un espasmo recorrió su cuerpo y sus ojos comenzaron a escocer. Esta información era demasiada abrumadora para ser analizada en unos segundos. ¿Qué mierda pasaba por la cabeza del mayor? ¿es que no tenía ni un poco de tacto? ¿no sabía lo que esto significaba para él?
Intentó calmar sus emociones, inspirando profundo para ser capaz de hilar algo coherente, mas no pudo y Kyungsoo se le adelantó.

-Sólo si quieres, puedo hacer esto solo.

-¡No! -respondió con desespero. No podía simplemente dejar que Kyungsoo se vaya así, aunque fuese doloroso para él, lo mínimo que podía y debía hacer era ir a dejarlo a la estación de trenes. No obstante, no podía perdonarle que no le avisara con más tiempo. ¡Mierda! Sí que era mucho- Pero, ¿por qué no me dijiste que era hoy? -le recriminó tratando de no parecer tan dolido como lo estaba, mientras se dirigía hacia su armario con rapidez en busca de ropa. Un taxi los esperaba abajo después de todo. ¡Maldito taxi!

-Lo siento. Es sólo que ayer hice un par de llamadas y todo quedó listo y coordinado en un par de horas, y no quise esperar más.

No quiso esperar más... Eso no es agradable.

Jongin no podía ver al más bajo en ese instante ya que estaba de espaldas a él, pero en su tono de voz podía darse cuenta que no estaba tan triste cómo pensó que iba a estar. Ese día en la playa, había notado como su hyung estaba actuando extraño y lo atribuyó al miedo que podría tener por volver a su duro entrenamiento, como también, ingenuamente, a que extrañaría la ciudad y sobretodo a él, pero escucharlo hablar así esa mañana había roto todas esas tontas esperanzas. Al parecer Kyungsoo era mucho más feliz allá, y no podía culparlo.

Una vez estuvo vestido, ambos chicos bajaron en un frío silencio hacia el carro que los esperaba aparcado frente al edificio. El mayor entró primero seguido por Jongin, quien en cuanto sintió el arranque el motor, dejó caer su cabeza pesadamente sobre el respaldo y cerró los ojos con fuerza no queriendo ver nada más, esperando por lo que iba a pasar. Estos iban a ser sus últimos minutos juntos, pero por más que lo deseara no podía reaccionar o hacer algo mejor que eso. Ya se estaba esforzando demasiado por no llorar, o rogarle al mayor que se quedara con él. No podía hacerle eso a Kyungsoo.

El más bajo vio de reojo a su compañero y al percatarse de su estado, sólo se limitó a tomar su mano y entrelazar sus dedos con los ajenos. Al instante sintió como su pequeña mano era apretada con una fuerza desmedida, y aunque le dolía no se quejó, ya que era Jongin.

Casi al instante, según el menor, advirtió que el auto se detenía y el motor dejaba de funcionar. Comenzó a respirar más rápido y profundo, negándose a abrir los ojos y soltar la mano que tenía atrapada, mas ésta se zafó por si sola cuando tuvo que pagar al chofer. El puto viaje había sido mucho más corto de lo que pensó y quiso, pero ya estaban ahí y nada podía hacer. Abrió los ojos con pesadez y salió del vehículo como un autómata yendo directamente al portamaletas para sacar las cosas del mayor. No se trataba más que de un par de bolsos, pero aún así mucho para que una persona como Kyungsoo pudiera cargar sola. Con el equipaje en la mano, por un momento pensó en salir corriendo con él como un loco viendo su última oportunidad, pero era absurdo. Sin embargo, sólo cuando levantó la cabeza pudo percatarse que no estaban en la estación. Ni siquiera estaban cerca. Confundido buscó la mirada del mayor, pero éste sólo se dedicó a seguir su camino y adentrarse a un lindo y al parecer nuevo edificio que se encontraba allí.
¿Qué significaba esto?

-¡Hey! ¡Hyung! ¿dónde estamos?

No obtuvo respuesta y pensó que tal vez el mayor no lo había oído producto que éste se encontraba prácticamente dentro del edificio. Apresuró el paso para no perder de vista al más bajo y para cuando se dio cuenta ya estaba dentro de un departamento. ¿Qué carajos estaba sucediendo?

-¡Hyung! -lo llamó nuevamente impaciente- ¿Qué es todo esto? -necesitaba una respuesta ahora, porque no quería pensar nada que lo hiciera decepcionarse más tarde. No más ilusiones Kim Jongin.

Entonces, Kyungsoo dejó sus cosas en el suelo y se volteó hacia el menor con brazos extendidos hacia el lugar, con una enorme sonrisa en los labios, que hizo sus ojos más pequeños.

-¡Bienvenido! Esta es mi nueva casa y eres mi primer invitado.

¿Qué?

Su rostro totalmente desencajando lo delataba. ¿Su casa? ¿cómo se suponía que debería interpretar aquello? Si no era lo que creía, todo era demasiado cruel, pero ¿es que acaso esas palabras podían tener otra interpretación?

-N-no juegues. No entiendo -le rogó con cara de cachorro abandonado y Kyungsoo no hizo más reír ante ello-. Lo dices c-como si... ¿te quedaras...? -el mayor ahora sonreía mostrado todos su dientes ante la expresión de incomprensión por parte Jongin.

-No hay nada más que entender. Es eso.

Jongin abrió los ojos tanto como lo hacia Kyungsoo, y empezó a hiperventilarse. Una emoción incontrolable corrió por sus venas y sintió que en cualquier momento sus piernas le fallarían, pero en lugar de eso sólo se movieron veloces hasta el más bajo y sus brazos fueron los encargados de atraparlo en un apretado abrazo.

-¿Qué mierda es esto? -reclamó aún conmocionado contra el cuello de Kyungsoo, mientras lo abrazaba más fuerte- Eres muy cruel ¡Demonios! ¿por qué me haces esto? Eres la persona más cruel que he conocido en toda mi vida. Pensé que te ibas y yo... ¡mierda! en serio no sé qué decir. Te odio, te odio mucho en este momento. No sabes cuanto -estaba a punto de llorar, pero por una razón muy distinta a la de hace un par de minutos. Kyungsoo era muy cruel, pero ¡diablos! Se había quedado, se había quedado con él.

El mayor que había recibido el abrazo feliz y dispuesto no pudo evitar que una risa traviesa saliera de su garganta, y Jongin enfadado sólo lo apretó más contra él.

-Nunca me preguntaste a dónde íbamos -se justificó entretenido. Jongin entonces se separó de él y lo tomó de los hombros para verlo directamente.

-¡Pero tú sabías qué era lo que pensaba, maldita persona! -puchereó el menor y Kyungsoo se vio tentado a probar esas sobresalientes labios, pero se contuvo- ¿Qué fue lo qué pasó? -preguntó Jongin volviendo a abrazarse al delgado cuerpo del mayor una vez más.

-Es sólo que gracias a alguien, me di cuenta de que yo podía decidir -contestó con sencillez- y sólo escogí intentar hacer mi sueño realidad -Jongin frunció el ceño sin entender.

-¿Tú sueño no era ser cantante? -Kyungsoo negó con la cabeza.

-No, mi sueño era ser feliz como toda persona, y en esa época y hasta hace muy poco, pensaba que ser cantante me iba  hacer feliz, pero eso no es necesariamente cierto -yungsoo apretó el agarre en el cuerpo de Jongin y continuó-. La compañía ya es algo del pasado y si quiero continuar con mi vida y seguir adelante no debo dar pasos hacia atrás. Aquí encontré muchas cosas que me hacen muy feliz y hasta ahora estoy bastante bien con eso. Debo vivir esta etapa hasta donde llegue. Descubrí que me gusta enseñar gracias a ti y que lo puedo combinar con la música siendo profesor de música, tengo a mi primo aquí como apoyo fundamental, hice un muy buen amigo como Chanyeol, tengo un buen hyung que siempre está dispuesto a ayudarme como Junmyeon, puedo ver a mi papá más seguido a pesar de no vivir en la misma ciudad, tenía a Machine y que espero que no me odien -rió-. Y... estás tú.

Sintió su corazón acelerarse con sólo decirlo acompañado del silencio que surgió en la estancia. No era un silencio incómodo ni doloroso.
Jongin volvió a apartarse del más bajo y quedó frente a él con la mirada teñida en ilusión haciendo enrojecer a Kyungsoo. El menor se mordió el labio algo indeciso.

-¿Estás seguro de esto? -Kyungsoo sonrió.

-No -contestó con extraña seguridad asustando al más alto -Nada me asegura que aquí sea feliz, pero quiero intentarlo. Contigo... -comenzó- no sé que pasará en el futuro, pero sinceramente no me importa. Lo único que sé e importa es que te quiero ahora, y aunque me digan que merezco lo mejor, si tú no lo eres, no lo quiero -confesó sin poder resistir la intensa mirada que Jongin le dedicaba. Con sus actos y palabras hoy estaba diciendo abiertamente lo importante que era Jongin para él, y aquello era mucho para que su vergüenza lo resistiera.

Repentinamente, advirtió como sus pies ya no tocaban el suelo y alarmado se dio cuenta como Jongin lo había alzado entre sus brazos y lo dirigía hacia algún lugar de la casa.

-¡¿Qué haces?! ¡Bájame! -le gritó, en tanto intentaba inútilmente librarse del agarre.

-¿Dónde está la habitación?

¿Qué?

-¿Qué? -Jongin le dedicó una mirada lasciva que hizo al mayor estremecer y que se le subieran todos los colores a las mejillas en cuanto entendió de el mensaje- ¡Bájame pervertido! -chilló y sus intentos por zafarse aumentaron. No podían ahora.

-Bueno, entonces será aquí en la sala. No me importa donde, sólo sé que hay que celebrar esto y voy a hacértelo ahora mismo, quieras o no -Jongin besó sus labios con desespero y Kyungsoo correspondió como pudo e inconscientemente había dejado de forcejear para cruzar sus brazos alrededor del cuello del menor.

Qué fácil era darlo vuelta. Con un simple beso de Jongin se le había olvidado por completo que hace unos instantes se estaba negando rotundamente. Honestamente hace un buen rato estaba esperando por besar a Jongin, ya que ni siquiera cuando se saludaron esta mañana lo hicieron y algo faltaba en su día para que estuviera completo. Cuando se besaban así, eran las veces que más le gustaban a Kyungsoo. Su falta de aire instantánea al tocar los labios de Jongin, era como un inyección de adrenalina directamente a sus venas y su piel comenzaba a sentirse cada vez más sensible, como cuando tiene fiebre.

De alguna manera, Jongin había logrado dar con la bendita habitación, ya que no era muy difícil con sólo tres puertas en el pasillo y ser la primera de ellas. Con injustificada impaciencia, Jongin recostó al más bajo en la cama matrimonial y se situó sobre él. Sin embargo, antes de volver a atacar los gruesos labios de Kyungsoo, quien yacía comenzando ya respirar entrecortado y totalmente a su merced, posó su mirada alrededor arrugando el entrecejo y agregó:

-No me gusta tu cama. Es muy grande y cuando duerma acá querrás escapar de mi -Kyungsoo soltó una sonora risa- ¡No te rías! Es cierto -Jongin se volvió a acercar a besar al más bajo, pero justo cuando lo iba a hacer se detuvo ante un ansioso Kyungsoo-. Otra cosa antes de seguir -ahora era el mayor quien fruncía las cejas- ¿Cómo es que conseguiste este departamento? -preguntó curioso.

Kyungsoo empujó suavemente al menor por los hombros y se acomodó sobre sus antebrazos para hablar mejor.

-C-cuando hablé con mi papá ayer informándole mi decisión, me consiguió este departamento al entender que mi estadía sería más larga de lo que pensó. Supongo que pensó que ya no podía seguir molestando a Baekhyun-hyung -respondió encogiéndose de hombros. El menor lo vio sorprendido.

-¿Eres millonario o algo así? ¿por qué no me dijiste?

-No lo soy, sólo se podría decir que mi papá tiene buenos contactos.

Kyungsoo se dispuso a ponerse de pie, pero antes de que pudiera hacerlo, fue interceptado por un ávido Jongin.

-Ya escuchaste lo que dije: hay que celebrar. No te escapes.

Otra vez estaba a merced de Jongin y sin darse cuenta su chaqueta y remera ya estaban esparcidas por el suelo. ¡Demonios! En serio era rápido y sus besos ya lo estaban haciendo perder la razón. No obstante, antes de que sucediera eso por completo, cuando logró despegarse sólo un poco para hablar, lo hizo.

-J-jongin, mmm no p-podemos ahora -trató de advertir, pero el menor no tenía ninguna intención de detenerse-. B-baekhyun-hyung y- Chanyeol v-vendrán en un par de m-minutos -Jongin gruñó.

-No me importa. Déjalos que toquen la puerta hasta que se cansen y se vayan.

-¡P-pero ya saben que estamos aquí! ¡Para! -el menor bufó exasperado.

-No, dije que no me importa.

Y sin más, Kyungsoo se dejó hacer. Sinceramente, ahora tampoco le importaba su primo ni Chanyeol, sólo podía pensar en Jongin y en que no parara de besarlo ni tocarlo. Mas no existía ningún apuro, porque desde ahora en adelante podría estar con Jongin cuando quisiera, porque iban a estar juntos sólo dependiendo de ellos mismos y sus sentimientos.

Porque aprendí a bailar, y el mejor baile es cuando encuentras a ese “alguien” con quien bailar.

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Notas Finales: Hola 8D, ¿se dieron cuenta lo mentirosa que fui en la parte anterior? Dije que actualizaría la semana que viene, y miren, 5 semanas. ¡Soy la peor! ¡Perdón! ;___;. Les juro que nunca fue mi intención demorarme tanto, y menos el final, pero sucedieron cosas~~.
Ahora con respecto a esto, espero que el final no haya estado muy fome ~los finales son difíciles~ pero al menos fue feliz, ¿no?.
Quiero agradecer, en serio *se pone solemne*, a todas las personas que leyeron esto y más encima dejaron comentario. Les juro que nunca en la vida pensé que iba a tener tantos, NUNCA, siendo optimista unos cuatro. En serio gracias a todas las que se dieron su tiempo tanto para leer como comentar ಥ‿ಥ las extrañaré.

l: longfic, p: kai/d.o, c: kim jongin/kai, fanfic, c: do kyungsoo/d.o., a: linnafishing, t: just dance, f: exo

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