{KaiSoo} Just Dance: Capítulo 11/1 (Final)

Jul 19, 2013 19:42

Titulo Fanfic: Just Dance
Autor/a: linnafishing
Fandom: EXO
Personajes: Kai/D.O. (Kaisoo)
Capítulo: 11 / 11
Capítulos Anteriores: 1 / 2 / 3 / 4 / 5 / 6 / 7 / 8 / 9 / 10
Género: Romance, drama.
Palabras: ~16400
n/a: Este capítulo lo voy a subir en dos partes por ser el último, y porque quedó un poco largo. La otra parte la subiré pronto, posiblemente en la primera mitad de la próxima semana.TENÍA que subir el último capítulo hoy -de alguna manera-. Bueno eso, y por favor sepan disculpar las faltas de ortografía :).



Cuando llegaron al departamento de Baekhyun, allí estaban todos, lo cual, por supuesto incluía a Chanyeol. Kyungsoo se adentró rápidamente con el fin de aclarar lo que le había contado Jongin esa mañana. Aún no le entraba en la cabeza que esa empresa lo quisiese de vuelta después de todo este tiempo. No paraba de preguntarse una y otra vez, ¿por qué ahora y no antes? ¿dónde estaba el sentido de aquello? si esto hubiese sucedido hace un poco más de un mes, habría saltado en un pie de felicidad por habersele concedido esta segunda oportunidad, tomándola de inmediato, pero ahora sencillamente ya no sabía que era lo mejor. Es decir, puede que sí supiera qué era lo mejor, mas ¿qué era lo que quería?

-¡Baekhyun-hyung! -llamó apenas puso un pie en el departamento, seguido por un silencioso Jongin que cerraba la puerta tras él.

Al instante los tres chicos dentro del salón voltearon a ver a los recién llegados ligeramente alarmados por la efusiva entrada.

-Baekhyun-hyung, ¿qué es eso que me llamó la SM Entertainment? -soltó agitado sin siquiera saludar a los presentes. El castaño lo miró aturdido por un momento antes de procesar lo que lo que le estaba diciendo.

Jongin simplemente se había ido a sentar a un lado de su hermano, mientras éste y Chanyeol tenían la consternación impregnada en su rostro. No tenían idea de lo que Kyungsoo estaba hablando.

-Ahh, sí -reaccionó al fin Baekhyun-, hablé con mi tío ayer y me contó. Al parecer estuvieron intentado contactarse contigo desde que te fuiste de allí, pero como no tenías teléfono y tu papá ha estado viajando con mucha frecuencia fuera del país no habían podido. Ayer lograron comunicarse con él, y les dio mi número, y yo el de Jongin -explicó su primo- ... espera un momento, ¿hablaste con ellos? -preguntó algo preocupado.

Kyungsoo vio a Jongin sin que este le devolviera la mirada, un poco liado. No le iba a contar a Baekhyun todo el problema que se había armado anoche, y menos con Junmyeon y Chanyeol que no le quitaban la vista de encima. Sin embargo, ahora entendía todo.

Mierda...

Todo era cierto.

-No -dijo con parsimonia, y antes de que el castaño pudiera preguntar la razón fue interrumpido.

-No quiero ser entrometido -habló de pronto el mayor de todos-, pero, ¿de qué están hablando? estoy muy confundido.

-¡Sí! ¿qué es todo eso de que esa gran compañía ha estado intentando comunicarse con Kyungsoo? ¡Expliquen! -interrumpió ahora Chanyeol, intercalando la mirada entre Kyungsoo y Baekhyun esperando que alguno de ellos contestara a su pregunta.

-Kyungsoo era aprendiz allí. ¿No lo sabían? -respondió Baekhyun extrañado, provocando que de inmediato Junmyeon dirigiera una mirada interrogante al menor de todos.

Hoy definitivamente es el día de la verdad. Pensó Kyungsoo rodando sus ojos.

-Jongin -le habló serio Junmyeon- ¿tú...? -el mayor dejó la pregunta en el aire, siendo suficiente para que el moreno entendiera. Éste sencillamente se encogió de hombros ante la atenta mirada del chico de ojos grandes. Junmyeon también sabía lo que ello significaba.

-Como sea -llamó la atención Baekhyun acercándose a su primo, en tanto posaba una mano sobre su hombro-, Kyungsoo tienes que comunicarte pronto con ellos si quieres volver.

¿Si quiero volver...?

Kyungsoo cerró los ojos con fuerza y asintió inseguro. Al parecer tenía que llamarlos como si no tuviera otra opción.

De pronto sintió como la mano que hace unos segundos se había posado sobre su hombro se movió sutilmente hacia su cuello, y en ese momento, asustado, vio como la cara de Baekhyun se deformaba en una formidable expresión de total espanto. Con los ojos muy abiertos, su primo apretó justo en los lugares donde recordaba que Jongin lo había marcado. Rápidamente se alejó como si su toque quemara, y se cubrió el cuello con ambas manos. Con la noticia de la mañana se le olvidó por completo cubrir la evidencia. En serio a veces era un verdadero idiota, y parecía que lo hiciera a propósito, como queriendo que lo descubriesen.

Idiota idiota idiota idiota

-Kyungsoo -habló Baekhyun rozando lo impactado con lo severo-, dime que esas marcas son picaduras de insectos -prácticamente rogó el castaño.

Kyungsoo pasó saliva nervioso, advirtiendo como al instante tenía todas las miradas puestas sobre él y el calor inundaba sus blancas mejillas. ¿Qué mierda iba a inventar ahora? Era evidente y no requería de más información, pero...

-¡Ah! Sobre eso. Sí, fue un insecto... -interfirió de pronto Jongin, haciendo que Kyungsoo viera su salvación. No le importaba que estupidez fuese a inventar, pero el moreno ya lo había salvado una vez de una situación similar, por lo que confiaba plenamente en él. Involuntariamente soltó un suspiro de alivio en cuanto Baekhyun quitó la atención de él- ... o más bien, algo más parecido a un animal diría yo, pero si ese es mi nuevo apodo, seguro, fue un insecto. Como quieran -se encogió de hombros el menor despreocupado y sonriendo triunfal al ver la cara de desconcierto en los otros.

Oh... no lo hizo. ¡Maldito Jongin!

-¿Q-qué? -fue lo único que pudo salir de los labios de Baekhyun. Estaba perplejo con el súbito descaro del menor.

-Bueno, a mi también me picó uno, pero las marcas están en lugares que no les puedo mostrar, ¿cierto hyung? -dijo con fingida inocencia dirigiéndose a Kyungsoo. Éste abrió sus ojos en espanto sin poder emitir palabra alguna.

-¡AH! ¡No escucho! -comenzó a gritar Baekhyun escandalizado, mientras se tapaba los oídos con ambas manos- ¡No oigo! ¡No! ¡Lalalalalalalala! -Jongin y Chanyeol comenzaron a reír exageradamente por la reacción del castaño, provocando que éste subiera aún más el tono de voz, no queriendo escuchar nada más que su propia voz.

Kyungsoo totalmente avergonzado observaba como su primo, acompañado por el más alto, desaparecían por el umbral de la cocina, y de inmediato se acercó iracundo hacia el boca-suelta de Jongin. Eso no se quedaría así. Con toda su fuerza, le propinó un buen puñetazo en el pecho que lo hizo retorcerse, no obstante no fue suficiente para acallar sus escandalosas carcajadas.

-¡Maldita sea, Jongin! ¡Deja de decir estupideces! -lo retó abochornado.

Jongin seguía siendo el mismo impertinente de siempre. Nunca antes se había sentido así de avergonzado en toda su vida. Lo único que le faltó fue llamar a su papá y contarle lo que habían hecho anoche con lujo de detalles. Estúpido y jodido Jongin. De ahora en adelante debía tener, incluso más cuidado con lo que éste diga.

¿De ahora en adelante?

De pronto oyó esa molesta voz dentro de su cabeza. Con el pecho apretado, escuchaba claramente como le decía que eso ya no sería un problema. Se iría, ¿no?

-¡Hey! No deberías maltratarme cuando mi hermano mayor está presente -decía divertido el moreno, mientras se sobaba el pecho.

Junmyeon sólo movió la cabeza en señal de desaprobación y Kyungsoo, que le dedicó una última mirada resentido, sólo se movió hasta su armario junto a la cocina en busca de alguna estúpida bufanda que lo cubriera un poco. El menor lo siguió juguetón.

-Lo siento, ¿sí? Es sólo que es muy divertido ver la cara que pone Baekhyun -Kyungsoo luchó contra una sonrisa que quería escapar de sus labios. Por supuesto que era gracioso, pero lo era a costa suya.

Antes de que el más bajo pudiera acotar alguna cosa, se escuchó la pequeña conversación proveniente de la cocina. La profunda voz de Chanyeol captó por completo su atención.

-¿Por qué te altera tanto? -preguntó el más alto sin dejar de reír totalmente.

-¿Cómo que porqué? Es mi primo pequeño. No puedo creer que... ni siquiera quiero pensarlo -chilló Baekhyun.

-Baekhyun -rRepentinamente el tono de Chanyeol sonó más serio- Kyungsoo tiene mi edad, y nosotros hemos hecho mucho más de lo que creo que ellos hayan hecho, y nunca te vi preocupado por mi edad. ¡Es menos de un año! No te hagas el muy mayor.

Kyungsoo se volteo hacia Jongin verificando si éste también estaba escuchando. El menor sencillamente le sonrió complacido.

-Al parecer, tienes a alguien que te defienda -comentó bajito Jongin para luego volver su atención a aquella charla.

Hubo un pequeño silencio.

-Aún así...

-Además -continuó el alto-, creo que Jongin lo hizo bien, es decir, es bailarín, tú sabes, eso del control del cuerpo. Es preciso. Se sabe mover. Siempre he pensado que debe ser bueno. Kyungsoo tiene que haberlo disfrutado, no te preocupes.

Aquellas palabras hicieron sonrojar furiosamente al par de entrometidos que estaba oyendo desde afuera y se miraron entre ellos totalmente desconcertados. ¿Qué demonios hacia Chanyeol analizando ese tipo de cosas? Con sólo la primera parte de la conversación estaba bien. Esto definitivamente no era necesario para su bondadosa defensa. Kyungsoo ni siquiera se atrevía en pensar en estar de acuerdo con el alto producto de su vergüenza.

Incluso Jongin estaba avergonzado. Una cosa era que él mismo insinuara ese tipo de cosas, y otra muy distinta era escuchar a personas ajenas hablar de su performance en la cama.

En ese momento escucharon a alguien toser junto a ellos. Alarmados, se dieron cuenta como Junmyeon estaba junto a ellos, y evidentemente había escuchado lo último, ya que sus rosadas mejillas lo delataban. Rápidamente éste se alejó hacia la sala, sin dar tiempo para alguna explicación. Kyungsoo quería que la tierra se abriera ahora mismo y se lo tragara. ¿Es que todo el mundo tenía que saberlo? ¿Dónde diablos estaba su maldita privacidad?

-¡Oh por dios Chanyeol! ¡¿Quieres cerrar tu bocota de una vez?! -gritó horrorizado el castaño.

-No creo que esté bien escuchar conversaciones ajenas, hyung -habló Jongin aún avergonzado, en tanto tiraba de la mano de Kyungsoo para llevarlo al sofá frente a la televisión y alejarlo de esa particular conversación. No obtuvo ninguna objeción por parte del más bajo.

Una vez que se habían relajado y veían televisión junto a Junmyeon, Kyungsoo seguía debatiendo internamente sobre lo que iba a hacer. Baekhyun le había dicho que tenía que llamar a la compañía para arreglar lo de su regreso, e incluso le había dado el número, aunque como era de esperar, Kyungsoo ya lo sabía de memoria. Sinceramente, no quería hacerlo, pero era obvio que no podía hacer como si nada hubiera pasado, ¿cuál sería su excusa? Por supuesto que no la tenía.
Después de pensarlo un rato, creyó que lo mejor sería esperar a que lo volvieran a llamar; dejarlo a algo así como la suerte. No estaba seguro si eso volvería a pasar, porque podría parecer que se estuviera haciendo de rogar, y eso no era algo que a la SM le gustara, pero si de verdad debía irse, lo llamarían.

Se acercó un poco más a Jongin a su derecha y dejó descansar su cabeza sobre su hombro, sorprendiendo ligeramente al otro. Sin embargo, éste de inmediato cruzó un brazo por sobre los hombros del más bajo, respondiendo al gesto. Normalmente, cuando estaban donde Baekhyun solían mantener las distancias por obvias razones, pero hoy sentía que dichas razones eran una verdadera estupidez. No quería perder valiosos segundos sin sentir a Jongin.

De pronto se escucharon fuertes e insistentes golpes en la puerta que hicieron turbar el ambiente. Velozmente y algo asustado, Junmyeon se puso de pie para atender a tan desesperado llamado. Sólo bastó girar la manija de la puerta, para que ésta fuera prácticamente empujada, dejando justo frente al mayor a un curioso desconocido. Un poco más alto que el mayor, cabello oscuro y mirada felina. El colorín no pudo reaccionar quedándose pasmado en la entrada.

-¡Kyungsoo! Quiero decir, Do Kyungsoo vive aquí, ¿no es así? -cuestionó rápidamente.

Kyungsoo abrió sus ojos en demasía. Aquella voz la podía reconocer perfectamente en cualquier lugar. Hace tiempo escucharla era algo de todos los días, así como comer. Su corazón se aceleró por la sorpresa y levantó la vista del suelo para mirar hacia la entrada. Y allí estaba.

-¿Jongdae? ¿Qué haces aquí? -preguntó enormemente sorprendido, colocándose de pie seguido por un confundido Jongin.

Jongdae era ese compañero que tuvo en la compañía. Su ex mejor amigo que provocó su expulsión inmediata. ¿Qué hacía allí?

-¡Kyungsoo! -el extraño entró desesperado sin esperar invitación- ¡Tenemos que hablar!... por favor -se acercó más con intenciones de tomar al más bajo en su súplica, pero fue impedido por Jongin que de pronto se había situado entre ellos.

-¿Quién eres tú? -su tono de voz era áspero y desafiante, al igual que el semblante en su rostro, asustando notablemente al recién llegado. Jongin de por sí, era muy imponente y la diferencia de altura sólo lograba intimidar más a Jongdae. De inmediato, el más bajo tomó a Jongin del brazo advirtiendo el peligro.

-Tranquilo Jongin -Kyungsoo se movió a un lado de Jongin y se dirigió a Jongdae-. Está bien, hablemos, pero no aquí. Salgamos.

-Bien.

Caminaron hasta un parque que se encontraba cruzando la calle. Lentamente se acercaron a una de las bancas del lugar, y justo en el momento que Jongdae hizo ademán de sentarse y comenzar a hablar, un puño colisionó inesperadamente contra su mejilla izquierda haciéndolo caer precipitadamente contra el suelo. Aturdido, se llevó una mano a la mejilla afectada y miró impactado a su acompañante.

-¿Qué...? -fue lo único que logró pronunciar.

-Lo siento, pero no te podía escuchar si no me desahogaba de alguna forma -respondía un sonriente Kyungsoo mientras le ofrecía su mano para ayudarlo a ponerse de pie, siendo aceptaba por un aún medio perdido Jongdae.

-¡Mierda! ¡Sí que aprendiste a pegar! -le dijo divertido una vez que reaccionó y frotaba su dolorida mejilla- Ni en mis mejores sueños me habría imaginado a ti golpeando a alguien. Si no fuera porque fui yo la víctima, estaría muy orgulloso de ti.

-He aprendido algunas cosas -dijo sencillamente encogiéndose de hombros, sentándose junto a Jongdae.

-Supongo que lo aprendiste de ese matón que me dio la linda bienvenida en el departamento -comentó con su clásico sarcasmo el azabache-. Por un momento pensé que me iba a invitar a almorzar y pedir mi cuenta en facebook para que seamos los mejores amigos. Un amor de sujeto -Jongdae hablaba con tanta naturalidad que parecía como si hablase en serio, lo cual no pudo evitar hacer reír al menor. Kyungsoo lo admitía: extrañaba al siempre irreverente Kim Jongdae. Sin embargo, tristemente ese sujeto frente a él ya no era ese amigo- ¡Joder Kyungsoo! Me arde toda la cara y creo que me dislocaste la mandíbula -se quejó el mayor, al todavía sentir los retazos del golpe.

-Jongdae... -le habló cambiando el ambiente a uno más serio. Tenían que hablar.

-Lo sé, me lo merecía -Jongdae ahora lucía algo apenado-. Siempre tuve en mente que cuando te volviera a ver, lo primero que diría sería “lo siento”, y aún no soy capaz de hacerlo -sonrió con aire nostálgico-. Kyungsoo... -el azabache inspiró largamente y se volteó hacia al más bajo para verlo directamente a los ojos- lo siento mucho amigo... -de inmediato Jongdae quito la vista del menor y fingió una gran gatuna sonrisa de alivio- ¡lo dije! ¡al fin lo dije! -río incómodamente orgulloso.

Sin embargo, Kyungsoo fue capaz de notar el brillo en los ojos de éste cuando hablaba antes que apartara la mirada. Jongdae sí estaba afectado, y podía percibir su sinceridad en su disculpa. No obstante, Kyungsoo no era un ningún santo que con sólo una disculpa haría borrón y cuenta nueva de lo sucedido. Fue grave y aunque ya había superado el asunto y estaba bien consigo mismo, sentía que esto no era suficiente para no guardar ningún tipo de rencor hacia esa persona que alguna vez fue su mejor amigo.

Al no escuchar respuesta por parte del menor, Jongdae continuó.

-Kyungsoo no sabes lo arrepentido que estoy. Mi maldita conciencia no me ha dejado dormir todo este tiempo. Todo fue muy injusto contigo, y por culpa de mi estúpido miedo -Kyungsoo escuchaba atentamente, esperando la ansiada explicación al «¿por qué?» que siempre quedó rondando en su cabeza-. No quería quedarme atrás. La composición se me da fatal, lo sabes. La noche anterior a la entrega simplemente colapsé. Te juro que intenté mil cosas, que sólo terminaban siendo un arrugado y jodido papel tirado por el suelo de mi habitación. Estábamos próximos a saber quienes serían los que al fin debutarían y tenía que irme bien para lograr estar entre ellos. Lo único que se me ocurrió fue recurrir a ti, ya que tú eras el mejor en esa área, pero lo hice todo mal -Jongdae se agarró la cabeza con desespero apoyando los brazos sobre sus rodillas-. En vez de pedirte ayuda, simplemente saqué una de las canciones de tu cuaderno. Tenías tantas, que tontamente pensé que sacar una cualquiera no traería problemas, pero cómo iba a saber que era justamente la que tú ibas a presentar ¡Maldita sea! -Kyungsoo lo miró significativamente por un breve momento. No sabía muy bien qué pensar.

-Jongdae eras el mejor cantante de toda la academia. Era imposible pensar que tú no fueras uno de los elegidos. Hubiera sido una gigantesca estupidez desperdiciar tu voz -sonaba inquebrantable. Nunca creyó que el mayor resultara ser así inmaduro e inseguro. No lo aparentaba y casi se sintió mal amigo por no notarlo.

-¡Por supuesto que mi puesto no era seguro! Kyungsoo no sé bailar, ni componer. Además de cantar, con suerte sé tocar el piano. Tú eras el multifacético. Podías hacer absolutamente todo. Tú debías debutar. No tienes idea de cuanto te admiro y es por esto que no me puedo perdonar haber arruinado tu sueño -hablaba efusivo el azabache con las emociones a flor de piel haciendo vibrar al mismo Kyungsoo-. En cuanto supe lo que había sucedido contigo, confesé y me echaron. Fue al día siguiente cuando tú ya estabas inlocalizable. ¿qué sucedió contigo? ¿sabes cuanto tiempo te estuve buscando? ¡Una eternidad! No puedo permitir que te quedes aquí como un simple mortal cuando deberías estar brillando sobre un escenario -Jongdae hizo un pequeña pausa antes de volver a hablar-. No te pido que me perdones, aunque es lo que más deseo, pero por favor, debes volver ahora mismo antes de que pase más tiempo. Lo mereces.

¿Por qué todo y todos indicaban que lo que debía hacer era ir corriendo a la compañía para lo dejaran volver a ser un jodido aprendiz? No es como si no quisiera. Internamente le había gustado escuchar lo que le había dicho Jongdae; sentía que todo su esfuerzo pasado hubiese sido reconocido, y las cosquillas en su estómago le hacían querer volver para demostrarlo nuevamente. Mas aquello sólo alimentaría su ego, y para él ahora eso no era suficiente.

-Me voy mañana por la noche -avisó de pronto el chico junto a él sacándolo de sus cavilaciones-. Espero que cuando estés en Seúl me llames y podamos salir alguna vez -le sonrió afable.

Cuando esté en Seúl...

Al parecer era un hecho.

En el departamento, Jongin esperaba impaciente a que Kyungsoo volviera. El mayor le había prohibido acompañarlo, sobretodo después de que se enterara de quien se trataba. Era el arruina-vidas que había traicionado a Kyungsoo en el pasado. El moreno se recriminaba no haberle partido la cara a ese sujeto en cuanto pudo antes de que el más bajo lo detuviera. Sentado sobre el sofá con su pierna moviéndose nerviosamente, era extraño saber que Kyungsoo se encontraba con aquel tipo en estos momentos. De alguna forma se sentía como si el mayor poco a poco comenzara a volver a su antigua vida dejándolo atrás. Se sentía un poco... solo.

Sus ojos vagaron por la estancia para posarse sobre su hermano. Junmyeon estaba sentado en la cabecera del comedor con su ceño levemente fruncido, en tanto intentaba resolver el crucigrama que traía el periódico. Jongin no pudo evitar pensar en lo verdaderamente abuelo que era su hermano. Sólo le faltaban los lentes y el bastón apoyado junto a la mesa.
Se levantó a paso ligero para sentarse a un lado del mayor, apoyando su cabeza sobre sus brazos, los cuales le sirvieron de almohada. Clavó su mirada en la sien de Junmyeon, queriendo hacerse presente, pero al parecer éste decidió, felizmente, simplemente ignorarlo. Jongin suspiró sonoramente, sin quitar la vista de su objetivo, en un nuevo intento por ser tomado en cuenta. Luego de unos cuantos segundos de profunda inquisición el colorín se rindió.

-¿Qué sucede? -Junmyeon había quitado la vista del periódico para mirar a su hermano.

-¿Qué haces? -preguntó con voz suave el moreno haciéndose el desentendido.

-Jongin... -el mayor arqueó una ceja interrogante- ¿quieres hablar de algo?

-No... es decir,... no lo sé -Junmyeon sabía lo que pasaba, mas siempre que el menor quería hablar sobre algo, la otra persona tendría que parecer como si fuera la verdadera interesada. Así funcionaba. A Jongin le costaba mucho ser sincero cuando se trataba de una situación seria. Aún era un niño.

-¿Es sobre Kyungsoo? -Jongin no parecía tener intención de levantar la vista hacia su interlocutor, y semirecostado como se encontraba, tomó el lápiz que anteriormente sostenía Junmyeon y comenzó a rayar distraídamente una esquina del periódico. El mayor al no recibir respuesta continuó escarbando algo más indirecto- No me habías contado que Kyungsoo fue aprendiz.

El menor hizo una mueca.

-No lo sé hace mucho -de hecho tan sólo ayer se había enterado, pero no era algo que debía aclarar tan detalladamente.

-¿Todo bien con Machine?

-Está todo bien conmigo, por ende está todo bien con el grupo. Soy el líder -Junmyeon sonrió. Cuando se trataba de eso, desparramaba seguridad en sí mismo.

-¿Qué opinas de la vuelta de Kyungsoo a Seúl? -Jongin de inmediato detuvo lo que estaba haciendo, -es decir, destruir las pobres y enclenques hojas del diario con el lápiz- para fijar su vista en algún punto perdido entre la mano del colorín y la mesa, como buscando la respuesta idónea.

Silencio.

-Supongo que está bien -habló al fin el moreno-. Era su sueño desde niño, de acuerdo a lo que me dijo y me alegro de que tenga la posibilidad de cumplirlo -nuevamente retomó la acción moviendo un poco su mano para rayar un espacio virgen. El mayor lo miró enternecido.

-Y tú, ¿cómo te sientes con respecto a eso? -la pregunta del millón.

-Eso... eso no importa.

-A mi me importa -Jongin suspiró.

-No es como si quisiera que se fuese, ¿sabes? Pero es lo mejor -Junmyeon fingió cara de confusión para incentivar a que el menor continuara hablando. Jongin ahora escondió su rostro entre sus brazos y prosiguió-. Sé que soy egoísta, pero no lo suficiente para pedirle que se quede conmigo. No creo que sea suficiente para él abandonar su sueño por un chico que le guste un poco, ¿no? -el mayor no podía ver la cara del menor, pero sabía perfectamente como debía estar. Posó su mano sobre la cabeza del menor y la acarició con afecto. Sorprendentemente, éste se dejó mimar y no lo apartó ni lo rechazó.

-Jamás te había visto así ¡Vaya enamorado! -le dijo alegre dándole palmaditas en la nuca como si lo felicitara.

Jongin al fin levantó la vista frunciendo el ceño.

-No pongas palabras en mi boca. Yo jamás he dicho que lo estoy -contradijo algo molesto.

-¿Acaso es necesario que lo digas? -replicó audaz el colorín y Jongin no dijo nada más al respecto dedicándole una última mirada resentida, para volver a buscar refugio en sus brazos.

-Como sea, tampoco es una buena razón para quedarse. Es más, incluso temo un poco por su seguridad aquí. Tú sabes cuanto amo ir a EXO, pero desde hace un tiempo hasta esta parte no puedo evitar sentir miedo. Las peleas con Kris son cada vez más violentas, sin razón aparente, y temo porque algo grave le pudiera suceder a Kyungsoo-hyung o incluso al imbécil de Sehun. No quiero que Kris se enteré de lo que tengo con hyung, porque podría armar alguna especie de venganza, es por eso, que su ida a Seúl es una perfecta excusa para sacarlo de allí. No podía hacerlo de otra forma que no lo hiciera sentir herido o asustado. Y Sehun también anda metido en algo que me preocupa -el colorín siguió acariciando la cabeza de su hermano sin interrumpir en ningún momento, a pesar de que le costaba escuchar las palabras ahogadas por los brazos del otro, ya que Jongin al fin estaba hablando por sí solo-. Al menos me alegro de que tú ya no estés en esas peleas, hyung -Junmyeon sonrió ampliamente hasta que sus ojos fueron pequeñas media lunas. El menor hoy había hablado demasiado, y le agradaba.

-No sabía que también te preocupabas por mi -bromeó juguetón.

Al instante el menor levantó su cabeza con las mejillas imperceptiblemente sonrosadas.

-¡Por supuesto que no! -fue su reacción inmediata- ... es decir, un poco. Lamentablemente somos hermanos, ¿no? -le dijo enfurruñado provocando una gran carcajada en el mayor.

-Así es. Lamentablemente lo somos -sonrió-. Jongin -lo llamó algo más solemne-, debes decirle a Kyungsoo como te sientes.

-No. No tiene sentido y no quiero confundirlo. Conociéndolo, podría hacerlo dudar -rió suave al pensar en ello y Junmyeon sencillamente negó con la cabeza.

Su charla fue interrumpida cuando escucharon trajín en la entrada. Como un huracán, Jongin se apresuró a abrir la puerta, casi tropezando con su silla, con la clara esperanza que fuese Kyungsoo. Y así fue. El más bajo no alcanzó a poner un pie en el departamento cuando de pronto sintió la cálida mano de Jongin sobre su cuello para atraerlo cerca de él. Al instante unos fuertes brazos lo rodearon, provocando que su cuerpo se ciñera al del moreno en una perfecta combinación. El menor ocultó su rostro en el hueco del cuello de Kyungsoo, y éste de pronto se sintió golpeado con una inexplicable angustia. Sin decir absolutamente nada, con la urgencia picando en la yema de los dedos, intentó devolver el abrazo con la misma intensidad que se le era entregado. Kyungsoo sin saber porqué sintió unos enormes ganas de llorar y se aferró inconscientemente a la remera de Jongin con una fuerza que no sabía que poseía. Aquel apretado abrazo significaba mucho más que un simple «Bienvenido a casa».

No... no quiero soltarte.

Ese pensamiento le recordó a unas palabras que él mismo había pronunciado.

«... y no te soltaré. No lo haré. No. Nunca»

¿Realmente tenía que romper esa promesa? No era justo.

Estuvieron abrazados un buen rato, ignorando al mundo a su alrededor, aún sin moverse de la entrada. El sentimiento que expelían era tan intenso, que incluso Baekhyun se sintió conmovido con la escena, al momento de asomarse al salón y no le dio el corazón para hacer alguna pataleta al respecto.

Kyungsoo, entonces, percibió unos suaves labios besar su hombro, volviendo el agarre más flojo.

-¿Me dejas partirle la cara a ese sujeto? -soltó Jongin con su aliento golpeando en su cuello. Kyungsoo rió ligeramente.

-No es necesario -le aclaró-. Yo pude hacerlo solo -el menor se alejó sorprendido para mirarlo directamente.

-¿Qué? ¿Tú lo golpeaste? -preguntó entre divertido y fascinado. Kyungsoo asintió haciendo sonreír al más alto- Me haces sentir orgulloso. Creo que eres mi mejor obra -ambos rieron.

Kyungsoo estuvo de acuerdo internamente. Había aprendido muchas cosas de Jongin allí, aunque el asunto de golpear a la gente no era algo de lo que se sintiera orgulloso, pero tampoco es como si hubiese convertido en un bravucón. Francamente, creía haber aprendido cosas mucho más  importantes en ese poco más de un mes allí, que todos esos años en la academia. Cosas de la vida. Esa conclusión la había sacado hace ya un tiempo, y cada vez estaba más seguro de ella.

El más bajo observó a Jongin una vez más. Reía despreocupado cuando al fin se había a dignado a dejarlo a entrar completamente a la casa y lo conducía hacia algún lugar. Pensó en como ya no le importaba su destino siempre y cuando fuese Jongin quien lo condujera y permaneciera a su lado. Sus ojos escocieron al tan sólo pensar en cuento lo iba a extrañar. Lo iba a extrañar como loco. Tanto que Jongin ya se había transformado en una necesidad. Kyungsoo debía aprender a vivir sin respirar. Vaya tarea.

Estoy totalmente jodido.

Esa noche, Jongin volvió solo a casa. Muy a su pesar, Kyungsoo no tenía permiso esta noche, por lo que tendría que arreglárselas solo como antes. En el momento que las puertas del elevador de su edificio se abrieron, pudo ver una figura sentada en la entrada de su departamento. No fue necesario acercarse para saber de quién se trataba. Sehun.

-¿Acaso no sabes cuál es el botón de encendido en tu móvil? -preguntó el menor mientras se ponía de pie.

-No tenía ganas de contestarle a nadie y lo apagué a propósito -dijo serio Jongin pasando por un lado del otro para abrir la puerta.

-¿Vienes solo hoy?- Sehun hablaba con cautela, tanteando terreno. El moreno sencillamente lo vio disgustado y lo dejó pasar- ¿Puedo preguntar qué fue lo que hiciste? ¿lo perdonaste? -cuando ingresaron a la casa, ambos chicos se fueron a sentar en el ahora vacío sofá -Kyungsoo había estado esa mañana-, y Sehun esperaba la respuesta.

-¿Para qué quieres saber? -Jongin sonaba enfadado. Sehun no tenía la culpa, pero no podía evitar ponerse a la defensiva cuando trataba ese tema con el menor. Sus razones eran obvias.

-Porque soy tu mejor amigo -el moreno lo miró por un momento inquisitivo y luego suspiró pesadamente.

-Estamos bien, o bueno, algo así -contestó arrugando las cejas, al pensar que el otro se iría pronto. No sabía en qué punto estaba su relación con Kyungsoo, y no sabía si eso debiese importar. Todo aquello se lo debía contar al menor, mas no ahora-. Y no hablemos más de esto, porque no quiero escuchar como escupes tu odio por él en mi cara, ¿sí?

-No lo odio -respondió de inmediato- y sé que no me creerás, pero me agrada un poco. Él que no me agrada eres tú -Jongin se sorprendió ante aquella confesión. Por supuesto que no le creía, pero ¿a qué se refería con que él no le agradaba?-. Desde el primer día que te vi con él, supe que estabas perdido. ¡Eres un maldito baboso! Y cuando te pones así, es muy fácil aprovecharse de ti.

-¿De qué demonios estás hablando? -el moreno estaba algo confundido.

-¿No recuerdas lo que dijiste cuando pasó todo eso con Suho-hyung y Lay-hyung? Dijiste que jamás te ibas a enamorar, porque no querías quedar igual de estúpido que tu hermano, siendo tu único y gran amor el baile, y que si lo hacías, yo debía hacerte entrar en razón. ¡Me hiciste prometerlo, joder! Y aunque sé que sólo eramos unos críos de quince años, yo cumplo con mi palabra.

El moreno abrió sus ojos cómicamente cuando de pronto todos esos extraviados recuerdos atropellaron su frágil memoria haciéndolo caer.  Era cierto. ¿Cómo es que Sehun recordaba todas esas estupideces? ¿Dónde había estado ese cerebro cuando estuvo a punto de repetir un curso? No lo entendía.
Jongin no pudo más que reír, mientras rascaba su cabeza avergonzado y el menor sólo lo vio molesto.

-Acerca de lo de ayer -continuó Sehun-, sé que no fui la persona más comprensiva del mundo, pero tú también sabes lo que odio a esos niñitos, y con la llamada de esa empresa, ¿qué querías que hiciera? Encima de todo me hirvió la sangre cuando pensé que éste, que parecía todo inofensivo, había llegado más lejos que todos los anteriores al atacar directamente al líder. Me sentí como un idiota, ya que yo mismo había comenzado a confiar en él. Te juro que si no me detienes, lo iba a moler a golpes allí mismo.

-No te-

-No lo haré, idiota -soltó con obviedad el menor, y repentinamente un golpe fue a caer directamente sobre su brazo tomándolo por sorpresa- ¡Hey! ¿por qué me golpeas? -cuestionó muy molesto frotando su preciado brazo.

-No me insultes -respondió el moreno entretenido, y por ello recibió una patada en la pantorrilla por parte del menor que lo hizo encogerse adolorido- ¡Ah! ¡Sehun! -se quejó sonoramente agachándose para tomar su pierna.

-Eres un maldito abusador. ¿Quién diría que eres el mismo que anoche fue a llorar como una quinceañera con el corazón roto al club? -se mofó creído.

-¿Llorar? ¿quinceañera? ¡No inventes tonteras! Por supuesto que no fue así -Sehun sólo rió más fuerte.

-Jongin... -lo llamó esta vez más serio- ¿por qué no me dijiste que sabías lo de Luhan? -el mayor pareció sorprendido por un momento, mas inmediatamente su semblante se torno inexpresivo.

-Si tú no me lo contaste, supongo que es porque no querías que me enterara -ambos miraban hacia enfrente hasta que Jongin se volteó nuevamente hacia el menor- ¿Xiumin te dijo? -Sehun rió despacio.

-¿Es el único que sabe no? Y sí, no quería que supieras -el moreno se molestó. Sabía que no quería que se enterara, pero que se lo dijese sin ningún tapujo en su cara lo hizo sentir como si fuese un maldito extraño para el menor. ¿Qué clase de amigo creía que era?

-¡Vaya que confías en mi! Si vas a decir algo como eso, no me vengas con toda esa mierda de los mejores amigos -ni siquiera intentó ocultar su tono de recriminación- ¿Ahora quién parece quinceañera, escondiendo su romance de sus padres? Te has vuelto un jodido mentiroso -fue la única tontera que se le vino a la cabeza. Estaba enojado y quería hacerlo notar.

Sehun soltó una carcajada irritándolo más.

-Tú no eres mi padre.

-Cállate. Entiendes a lo que me refiero -riñió azorado, aún molesto.

-Jongin, no te voy a molestar más con el asunto de Kyungsoo-hyung.

-Y yo no te voy a decir que dejes a Luhan, aunque sea peligroso.

El menor volvió a reír y logró contagiar con él a su acompañante.

-Eres asquerosamente cursi, y me contaminas -habló divertido Sehun-. Sólo te faltó decir “Y vivieron felices por siempre” -Jongin rió más fuerte. Sehun era un estúpido.

Sin embargo, pronto su expresión se volvió sombría. Ese no sería su final. No estaba ni cerca de serlo. Kyungsoo se iría en unos pocos días, olvidando sus pequeñas vacaciones en esa ciudad y junto con ello al mismo Jongin, y ahí nada podría evitar que llorara como una miserable adolescente con el corazón roto en mil pedazos.

-No lo dije, porque no será así -Sehun lo miró extrañado por el súbito cambio de ánimo de su amigo- ¿Tienes tiempo? ¿quieres quedarte hoy?

Lo admitía, quería hablar y desahogarse. Algo había logrado con su hermano esa mañana, pero la carga emocional se hacía cada vez más grande a medida que pasaban los segundos, acabándose su tiempo y necesitaba liberarse. Y quién mejor que Sehun; el idiota que se hacía llamar su mejor amigo.

-Está bien -respondió al instante el castaño. Se preocupó al ver a Jongin así, pero por supuesto, disimularía-, pero no soy Kyungsoo-hyung, así que no puedes besarme ni hacerme todas esas cochinadas que le haces, ¿entendiste? -le advirtió entretenido, mientras se ponía de pie y se lanzaba contra la cama. Jongin rió.

-No lo haría aunque me rogaras, créeme -sin embargo, el moreno se acercó peligrosamente hacia el colchón y se lanzó sin piedad sobre el menor, quién sólo pudo chillar horrorizado por la acción-. Pero te puedo regalar un pequeño abracito, porque sé que muy en el fondo de tu corazón me deseas -le decía mientras intentaba inmovilizar a Sehun entre sus cariñosos brazos, quien sólo se sacudía como pez fuera del agua para que lo soltara.

-¡Quítate, maldita sea Jongin! Te juro que voy a vomitar si no lo haces -gritaba desesperado el menor.

-No te preocupes Sehunnie, no le diré nada al cara de bebé -jugaba el mayor, aún luchando por atraerlo más cerca de él.

Era divertido molestar y maltratar a Sehun. Siempre lo había hecho; desde que tenían cinco años y no pensaba cambiar. A pesar de todas sus rabietas y malos ratos que le haya hecho pasar, siempre podría confiar en él, y aunque no lo quisiera admitir del todo, necesitaría de él.

Esa mañana el sol parecía no querer cooperar con un poco de calor para su desamparado cuerpo, y notaba como comenzaba a perder la sensibilidad de las manos. Junmyeon veía espantado como algunos chicos se paseaban con sólo una ligera remera que los resguardara del tenaz y despiadado frío. Se frotó las manos una vez más, en un inútil intento por soportar el clima, cuando reparó en que estaba próximo a llegar a su destino. Levantó la cabeza y pudo observar ese viejo y familiar letrero junto a un feo dibujo que decía “Taller mecánico: Dragon”, donde Dragon estaba escrito con grandes letras rojas, destacándose. Volvió a ver el dibujo y rió. Definitivamente estaba en el lugar correcto.
Se adentró al lugar y con la mirada recorrió el espacio, entre dos automóviles y herramientas, buscando su objetivo, pero no lo encontró. Al menos no con la vista, pero sí con el oído.

-¡Vaya! No puedo creer lo que están viendo mis ojos -escuchó a su espalda el colorín. Una voz profunda, con un ligero acento y cargada de ironía. No podía ser otro. Y lo comprobó al girarse y quedar frente a él- ...Kim Junmyeon.

-Yifan.

Habían pasado casi cuatro años desde que no veía al chino, y creyó que tal vez estaba incluso más alto. Había cambiado. Lucía más maduro con su cabello ahora algo más corto y oscuro, y el semblante en su rostro parecía más tosco, pero seguía siendo muy atractivo. Usaba un overol un poco sucio, que le daba un toque rebelde y masculino. Muy propio de él.

Se alegro de que la primera reacción del alto no fuera romperle todos los dientes y quebrarle las costillas. Soltó el aliento que había quedado retenido en su garganta sin darse cuenta, y juntó de nuevo el valor necesario para hablar. Tenía que hacerlo. Por él y Jongin.

Sin embargo, antes de que pudiera hacerlo, el otro fue quien abrió al boca.

-¿Qué haces aquí Kim? Supongo que no es mera coincidencia.

Kris se movió hasta sentarse en un pequeño asiento junto a uno de los autos, negándose a dirigir la mirada hacia el más bajo. Con firmeza, Junmyeon dio un paso hacia adelante.

-Necesito hablar contigo. Algo que debimos haber hecho hace cuatro años.

En ese momento, el rubio levantó bruscamente la vista hacia su acompañante con expresión sorprendida y molesta. Aquello por poco debilita su determinación, pero era hora de cerrar el capítulo.

-¿De qué mierda quieres hablar, eh? -Yifan se había puesto de pie y se aproximaba amenazante hacia el colorín, quien con dificultad logró no bajar la vista en ningún momento.

-Yifan, ¿Por qué no terminas con todo esto? Machine y Two Moons no tienen nada que ver con lo sucedido. Si quieres desquitarte con alguien, esa persona soy yo -soltó amontonando sus palabras.

La plática con Jongin lo había hecho reaccionar. No era justo que por su culpa, todos esos chicos que simplemente querían disfrutar de bailar y pasar un buen rato en EXO tuvieran que sufrir de esas estúpidas peleas. Algunos ni siquiera sabían el origen de ellas. Ellos no merecían pagar por él.

-¿No tienen nada que ver? -rió socarrón el rubio- Pues ahora sí lo tienen. Es parte de la rutina. No te metas, tú ya no eres parte de ella Suho -dijo burlándose descaradamente.

-No seas injusto. No es divertido. Ni siquiera para Jongin -hizo una pausa-. Últimamente anda muy preocupado con todo ese asunto y no es su culpa. No debería pagar por nosotros, ni ninguno de los chicos. Es nuestra culpa, Yifan. Deja que los chicos puedan disfrutar de lo que nosotros disfrutamos alguna vez -rogó el más bajo. Tenía que hacer entrar en razón al mayor.

El otro simplemente sonrió con sorna.

-¿Es por el chico nuevo, no? ¿Ese pequeño ojón es su noviecito? ¡Lo sabía! -decía muy orgulloso de su descubrimiento- Su afán por ocultarlo hizo que fuera todo muy evidente. Suena bastante interesante. Imagina que pasaría si yo, el líder del otro grupo, hiciera algo con el noviecito de su líder. Familiar ¿no Kim?

-Por favor no involucres a Kyungsoo- Respondió de inmediato preocupado -Ni a nadie. ¡Yifan, esto sólo nos incumbe a nosotros!- Gritó liberando su frustración. Las palabras dichas por el rubio, provocaron que lo dicho por Jongin ayer cobrara más sentido en su cabeza. Y aquello era malo. Muy malo.

Junmyeon vio como Yifan había arrugado el ceño notablemente después de haberle gritado. Tragó duro.

-¡Por supuesto no! Es asunto de todos ¡maldita sea! -alzó de pronto la voz con furia, lo que hizo a Junmyeon retroceder medio paso aumentando la distancia entre ellos- Machine se metió donde no debía y destruyó a Two Moons de la manera más ruin posible. Le quitó a su bailarín principal. ¡Confiábamos en ustedes!¡Tú me quitaste lo que era mío, traidor!

Eso no.

-Yixing no era tuyo.

De pronto, sintió como un gran puño se estrelló sin piedad sobre su rostro dejándolo atontado y que por poco cayera al suelo. Fue tan rápido que no le dio tiempo para esquivarlo. Su cara palpitaba de dolor y advirtió como un espeso líquido comenzaba brotar de su nariz. Kris sí que sabía golpear.

-¡No lo vuelvas a nombrar! Vete de aquí si no quieres que te dé una paliza que jamás olvidarás -amenazó iracundo el más alto.

Cuando el más bajo volvió a reaccionar, levantó la cabeza, siendo capaz de ver que no estaban solos. Detrás de Kris, escondido entre los autos, bastante alejado, estaba Tao con cara de preocupación y miedo. Seguramente, había escuchado los gritos y se había acercado a escuchar para saber de qué se trataba. Junmyeon sonrió. El pequeño Zitao.

-Lo siento. No lo mencionaré de nuevo -se disculpó el más bajo para no seguir alterando al otro, en tanto intentaba detener la sangre con el dorso de su mano.

-¡Vete! -le gritó una vez más el mayor, acercándose más a él.

-No -Junmyeon miró a Tao una vez más, dándose cuenta que éste no podía escuchar nada de lo que estaban diciendo, para luego volver la vista hacia el más alto- ¿Crees que es justo para Zitao? -al escuchar ese nombre, el rubio paró en seco toda acción y arrugó el entrecejo interrogador- Tú sabes lo que significan esas peleas. Es porque no has podido olvidar todo el asunto relacionado con... él. Con cada una de esas riñas le recuerdas aquello una y otra vez. Tú mejor que nadie sabes lo que Zitao siente por ti, y créeme, estás siendo muy injusto. Ya son cuatro años, Yifan...

El más bajo siempre supo de los sentimientos del menor hacia Yifan. Era una admiración desmedida e incomprensible, y era más que obvio que el menor sufría con todo lo sucedido y con lo que estaba sucediendo. No era que el rubio no lo quisiese, es más, de acuerdo a lo que le había contado Jongin, puede que incluso estuvieran en una especie de relación en estos momentos, y por eso mismo era hora que el mismo Kris dejara ir el recuerdo del ex-bailarín principal de Two Moons.

Yifan no abrió la boca por unos segundos, y Junmyeon no fue capaz de interpretar aquello. Optimista, quiso creer que por fin sus palabras habían podido remover un poco el corazón del siempre frío Wu Yifan.

-Sigues siendo el mismo hablador de siempre, Kim -soltó algo más sereno-. No inventes todas esas mierdas.

El más bajo rió internamente, recordando como siempre Yifan le decía lo charlatán que era.

-Yifan, es en serio, porqué no terminas con todo esto. No tiene sentido -pidió una vez más.

El más alto simplemente sonrió de costado.

-Junmyeon vete a casa -le dijo haciendo una seña con la mano para que se largara, en tanto se volteaba e iba directo hacia el automóvil que había dejado hace un rato.

-Yif-

-Dije que te fueras -le volvió a repetir, interrumpiéndolo-. No quiero seguir oyéndote Junmyeon. Si no te vas ahora, ese puñetazo que di no será el único. Tu voz aún suena a traición -Yifan detuvo su andar y continuó, aún sin girarse-. No te he perdonado, ni tampoco a él. Y no lo haré. Vete.

-Yo sí te perdoné -contestó el colorín de inmediato, con tono fuerte y claro- y perseveraré para que un día tú también puedas hacerlo.

-¡No lo hagas! -le gritó cuando al fin se volteó a verlo a la cara- No quiero perdonarte, ya te lo dije.

-Aún así lo intentaré -continuó sin amedrentarse-. Y acerca de lo de las peleas, confió en ti, amigo. Sé que harás lo correcto.

Yifan no dijo nada, y sin más, un optimista Junmyeon se despidió abandonando el recinto. El más alto se quedó viendo un momento el lugar por donde se había marchado, y luego rió bajito.

-Maybe next time, Suho.

En cuanto Yifan se puso de pie para buscar las herramientas junto a la puerta de vidrio del final del local, se percató de la presencia del menor. Abrió los ojos perplejo, mientras Zitao se acercaba presuroso hacia él.

-Duizhang -lo llamó preocupado el menor.

Kris de inmediato relajó la expresión, y paternalmente posó una de sus manos sobre la cabeza de Zitao y la acarició con ternura.

-Todo está bien, pequeño -lo tranquilizó con una sonrisa-. Ahora ve y tráeme las herramientas de la caja roja para reparar este Nissan.

El más alto no lo quería admitir del todo, pero las palabras de Junmyeon sí habían calado hondo en su ser, haciéndolo pensar. Zitao no merecía estar siempre a la sombra de Yixing. El pequeño era demasiado puro e inocente, a pesar de su dura apariencia en ocasiones, y toda esta cuestión sólo lo ensuciaba. Las preocupaciones de Junmyeon por su hermano, sinceramente le interesaban muy poco, ya que las ganas de partirle la cara al mocoso iban por cuenta propia. Ese crío insolente merecía que alguien lo pusiera en su lugar, pero si le hablaba de Tao, las cosas eran distintas. Kris lastimosamente tendría que concederle la razón al colorín; intentaría apaciguar su rabia.

Siempre y cuando sea por Zitao.

El rubio suspiró pesadamente.

-Maldito Junmyeon.

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