En efecto, cuando llegó el momento de que cada príncipe tuviera casa independiente, estaban unidos tan íntimamente que suplicaron a su padre que les concediera la merced de tener solo una para los dos.Concedida como les fue esta gracia por el rey Camaralzamán, tuvieron los mismos funcionarios, los mismos criados, los mismos tratamientos, el mismo
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