en casa de nuevo
Título: en casa, de nuevo
Fandom: Beaux/Multi (futuro)
Personajes: Oliver y Lena
R: M
N/A: surgió así, como quien no quiere la cosa, como un comment por gtalk y haciendo un trocito cortito. Que nadie piense que me he vuelto una sensiblera o a favor del matrimonio. Yo, como ser racional que soy, no creo ni en los compromisos ni en la fidelidad, so, el matrimonio es un fraude para mí. Sin embargo, Oliver, que es una parte de mí, sí cree en el matrimonio (aunque no del todo, la verdad) y quiere estar con 'su mujer'. Por ello escribí este trozo~
Se despertó levemente a causa de las luces que entraban entre las espesas cortinas. Se estiró levemente sintiendo el aire fresco y volvió a subirse la sábana que descubrió su piel al sentir el escalofrío. A su lado Lena se volvió, volviéndose de lado y refunfuñando entre sueños.
Oliver sonrió suavemente y giró tras ella abrazándola desde detrás y besando el hueco del cuello.
- Hora de levantarse, pequeña… - murmuró suavemente al acariciar el lóbulo con la punta de la nariz y rodearle la cintura con los brazos y acercarla hacia sí.
- Mmhh… - se removió entre sus brazos, entreabrió los ojos- cinco minutos más… y luego sexo… - cerró los ojos y apretó los labios.
Soltó una carcajada y la apretó más contra él.
- No es de sexo de lo que hablaba… - aunque la erección matinal que se apretaba contra el trasero de Lena decía todo lo contrario - Hoy es el día del almuerzo oficial de tu presentación como Helena Dunham, la luna de miel terminó… - susurró besándole la nuca suavemente.
Y la apretó contra sí. Por fin era suya, su esposa. La quería con locura.
Llegaron la noche anterior, el avión aterrizo un poco antes de las doce de la noche y tuvo que sacar a Lena en brazos del coche al llegar a casa pues se negaba a abrir los ojos. Diecisiete horas en un avión habían hecho mella en los dos, aunque aprovecharon bien esas horas, el viaje los dejó cansados.
Compartieron la ensalada y la ducha, y cayeron rendidos en la cama sumiéndose en un profundo y delicado sueño.
- Por fin en casa, - murmuró Lena contra su hombro abrazándolo con furza- te quiero.
Oliver se sintió la persona más afortunada del mundo.
Fandom: Beaux/Multi (futuro)
Personajes: Oliver y Lena
R: M
N/A: surgió así, como quien no quiere la cosa, como un comment por gtalk y haciendo un trocito cortito. Que nadie piense que me he vuelto una sensiblera o a favor del matrimonio. Yo, como ser racional que soy, no creo ni en los compromisos ni en la fidelidad, so, el matrimonio es un fraude para mí. Sin embargo, Oliver, que es una parte de mí, sí cree en el matrimonio (aunque no del todo, la verdad) y quiere estar con 'su mujer'. Por ello escribí este trozo~
Se despertó levemente a causa de las luces que entraban entre las espesas cortinas. Se estiró levemente sintiendo el aire fresco y volvió a subirse la sábana que descubrió su piel al sentir el escalofrío. A su lado Lena se volvió, volviéndose de lado y refunfuñando entre sueños.
Oliver sonrió suavemente y giró tras ella abrazándola desde detrás y besando el hueco del cuello.
- Hora de levantarse, pequeña… - murmuró suavemente al acariciar el lóbulo con la punta de la nariz y rodearle la cintura con los brazos y acercarla hacia sí.
- Mmhh… - se removió entre sus brazos, entreabrió los ojos- cinco minutos más… y luego sexo… - cerró los ojos y apretó los labios.
Soltó una carcajada y la apretó más contra él.
- No es de sexo de lo que hablaba… - aunque la erección matinal que se apretaba contra el trasero de Lena decía todo lo contrario - Hoy es el día del almuerzo oficial de tu presentación como Helena Dunham, la luna de miel terminó… - susurró besándole la nuca suavemente.
Y la apretó contra sí. Por fin era suya, su esposa. La quería con locura.
Llegaron la noche anterior, el avión aterrizo un poco antes de las doce de la noche y tuvo que sacar a Lena en brazos del coche al llegar a casa pues se negaba a abrir los ojos. Diecisiete horas en un avión habían hecho mella en los dos, aunque aprovecharon bien esas horas, el viaje los dejó cansados.
Compartieron la ensalada y la ducha, y cayeron rendidos en la cama sumiéndose en un profundo y delicado sueño.
- Por fin en casa, - murmuró Lena contra su hombro abrazándolo con furza- te quiero.
Oliver se sintió la persona más afortunada del mundo.