[Fic Oneshot: Umineko & Angel Beats!] Aburrimiento
Número: 70/70
Título: Aburrimiento
Fandom: Crossover [Umineko no Naku Koro Ni & Angel Beats!]
Claim: Beatrice.
Extensión: 215
Advertencias: Sin coherencia~.
Notas: Estoy enferma como para escribir esto x,DU.
Fumó de su larga pipa dorada, en un punto del espacio, encerrada en Rokkenjima. Estúpido Kinzo, pensó, hastiada de esa existencia infinita y recluida en ese pequeño pedazo de tierra. Decidió observar un poco más, a todas esas almas que se quedaban en ese purgatorio, vacio y rojo. Carmín hasta donde alcanzaba la vista. Silenciosamente mortal.
Estaba tan aburrida y esas almas, despersonificadas, la aburrían aún más. Tan hastiada estaba de todo que, con un sólo movimiento, decidió aplicar pequeños cambios al purgatorio. Nada grave ni demasiado fastuoso. Colocó una escuela, un río en sus cercanías y muchos alumnos que, a pesar de sus apariencias, no serían humanos. También pensó, transcurridos los primeros instantes del nacimiento de su creación, que a ese lugar llegarían sólo las almas disconformes con su vida en la Tierra, pues sería mucho más entretenido.
Y el último toque fue darles la capacidad de regeneración y creación: nunca morirían del todo y, si sus recuerdos los acompañaban, podrían crear muchas cosas.
Ahora sólo restaba esperar al primer huésped de ese nuevo purgatorio. Beatrice tenía por asumido que, apenas llegasen más de dos personas, esa jaula se llenaría de peleas y más muertes. Después de todo, los humanos eran lo suficientemente estúpidos como para buscar matarse entre sí, aunque no pudiesen morir.
Título: Aburrimiento
Fandom: Crossover [Umineko no Naku Koro Ni & Angel Beats!]
Claim: Beatrice.
Extensión: 215
Advertencias: Sin coherencia~.
Notas: Estoy enferma como para escribir esto x,DU.
Fumó de su larga pipa dorada, en un punto del espacio, encerrada en Rokkenjima. Estúpido Kinzo, pensó, hastiada de esa existencia infinita y recluida en ese pequeño pedazo de tierra. Decidió observar un poco más, a todas esas almas que se quedaban en ese purgatorio, vacio y rojo. Carmín hasta donde alcanzaba la vista. Silenciosamente mortal.
Estaba tan aburrida y esas almas, despersonificadas, la aburrían aún más. Tan hastiada estaba de todo que, con un sólo movimiento, decidió aplicar pequeños cambios al purgatorio. Nada grave ni demasiado fastuoso. Colocó una escuela, un río en sus cercanías y muchos alumnos que, a pesar de sus apariencias, no serían humanos. También pensó, transcurridos los primeros instantes del nacimiento de su creación, que a ese lugar llegarían sólo las almas disconformes con su vida en la Tierra, pues sería mucho más entretenido.
Y el último toque fue darles la capacidad de regeneración y creación: nunca morirían del todo y, si sus recuerdos los acompañaban, podrían crear muchas cosas.
Ahora sólo restaba esperar al primer huésped de ese nuevo purgatorio. Beatrice tenía por asumido que, apenas llegasen más de dos personas, esa jaula se llenaría de peleas y más muertes. Después de todo, los humanos eran lo suficientemente estúpidos como para buscar matarse entre sí, aunque no pudiesen morir.