065/100

Mar 06, 2012 19:30

Número: 065/100.
Título: Ricordando il passato [23/30].
Fandom: Umineko no Naku Koro ni.
Claim: Ushiromiya Battler/Yasu.
Extensión: 879 palabras.
Advertencias: Spoilers del EP8 Twilight.
Notas: Para la Tabla Hipnótica de 30vicios


Malentendidos.

El mundo comenzó a cobrar color y solidez sin que ella se lo ordenara, como las formas difusas que se dibujaban en el mar al caer la noche, piezas perfectas del cielo y estrellas, del azul oscuro donde su rostro le parecía de todo menos bello. La lluvia seguía siendo música de fondo y de vez en cuando un golpe sordo le indicaba que algo se movía más allá de su limitado campo de visión, un velo borroso sobre los ojos que deberían de estar definitivamente cerrados. Estaba milagrosamente viva, milagrosamente como el único regalo que Dios le haría y también estaba sola en la habitación, en donde un olor podrido y dulzón, la presencia del oro y el silencio de la muerte lo dominaban todo.

Aún así, no podía levantarse, su cuerpo pesaba y la cabeza le daba vueltas, vueltas y vueltas, similares a las que sentía en el estómago al pensar en Battler, similares al miedo que llagaba su interior. Molestas, en pocas palabras. Innecesarias. Su respiración apenas era un leve jadeo, pero cada bocanada de vida, aún si estaba llena de aire viciado, le era suficiente por el momento, nunca había pedido más que eso: pequeñas bocanadas de vida, pequeñas anclas en las cuales apoyarse para seguir existiendo. ¿Cuánto tiempo habría pasado ya? ¿Cuánto desde que Kyrie apuntó y erró el tiro que permitiría descansar a su alma? El reloj estaba demasiado lejos para poder conocer dicha información, ella demasiado débil.

-En estos momentos ya todos deben de haber muerto -lo sabe con certeza, puede imaginarse la situación, que no dista mucho de lo que ella había planeado, aunque el autor sea otra persona. Del primero al noveno crepúsculo y en el décimo la Bruja revivirá para conceder tres deseos-. Pero la bruja se está muriendo, quiere morir -sigue pensando y se contradice a sí misma al inhalar una gran bocanada de aire, que llena sus pulmones y pone a su cerebro a trabajar en una nueva esperanza-. Al menos Battler-san está vivo. Al menos sé que él sobrevivirá.

Rudolf nunca dejaría que le hicieran daño a su hijo, esa es otra de las pocas certezas que tiene y es a la vez, una gran ironía, pues siendo ella una gran bruja debería de saberlo todo, más su información consiste solamente en corazonadas.

-Al menos sé que él esta vivo -se recordó a sí misma en voz bajita, tan bajita como el correteo de un ratón en medio del bosque, como la respiración de otra persona que poco a poco empezó a llenar la habitación y a ponerla en alerta-. El juego ha terminado, Ushiromiya Battler. Tú ganas... Ahora quiero dormir.

Cerró los ojos, sin encontrar en su mente una mejor forma de morir, envuelta en el vestido de su madre y abuela, envuelta en recuerdos, fantasía y magia. Su cuerpo sería el primero en desintegrarse o al menos eso esperaba.

.

Battler controló los temblores que invadían su cuerpo con cada paso que daba, aunque nadie podía culparlo de sentir frío. Después de todo, estaba empapado de lluvia y de sangre (¿por qué no lo había notado antes?), de miedo y consternación, además, el maldito pasadizo que llevaba hacia la cámara del oro que le había dicho su padre era húmedo, ventoso, propicio para que cogiera un resfriado. Un estúpido resfriado que en nada era comparado con los brazos de la muerte, el silencioso temor que sin duda habría teñido las facciones de sus primos y tíos antes de morir.

-Lo hago por Ange -afirmó al frío pasillo, de color azul pálido-, conseguiré el maldito oro y me la llevaré lejos de los viejos, ellos pueden quedarse con el resto si quieren, pero Ange no... Ange no...

Pasos apresurados rompieron la secuencia de sus pensamientos, por demás difusos. ¿Había alguién ahí, en el pasadizo? ¿Había alguien... vivo? ¿Quién, cuál de los adultos? ¿Podría ayudarlo a detener la locura que se había apoderado de sus padres? Esperaba que sí. Caminó a su encuentro con velocidad, pensando en que quizás no debería de ser tan optimista, pues aunque encontrara a uno de sus tíos podía estar malherido y no ser de más ayuda que su propia cobardía. La sorpresa fue inmensa cuando Ushiromiya Eva enfiló hacia su encuentro, con sangre pegajosa en un costado de la cabeza, pero por demás ilesa e incluso hasta más fuerte que de costumbre.

-¡Eva-obaa-san! -Battler nunca creyó que se alegraría tanto de verla, pero la sonrisa que adornaba sus facciones se deslizó por su rostro como una mancha de jugo cuando ella le apuntó con el rifle que llevaba-. ¿Q-qué haces, Eva-obaa-san? Soy yo, Battler.

-Puedo ver perfectamente quién eres, ¿te han mandado a cerciorarte de que el trabajo va bien? No te preocupes, te ahorraré esa tarea -antes si quiera de que pudiera replicar, exponer el plan para salir de la isla y terminar con toda masacre, Eva disparó directo a su cabeza, en donde de pronto todo se sintió difuso, oscuro, lejano.

Mientras perdía la conciencia, Battler escuchó cómo su tía se alejaba dando grandes zancadas y poco tiempo después (¿o fueron algunas horas después?) otra serie de disparos le indicó que su padre había muerto, lo envolvió la misma certeza de que la masacre no había terminado y luego se perdió en la oscuridad, temblando de frío.

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