Personaje / Parejas: Taíno y Caribe, Quisqueya y Ayiti (C) JuanitaStar y Harukohi - Aymara (C) Cucolla y Zewod / Killa’illapha (c) Cherriku - Tupí (c) Bidinha / Tabaeretá (C) Galatea-DNegro - Guaraní (C) Medaviolet y Feasama / Angatupyrý (C) Medaviolet - Pampa y Charrúa, Kalén y Bilué (C) Galatea-DNegro - Kañari, Caranqui y Yutak (C) Galatea-DNegro - Mapuche, Lankuyén y Athn Mapu (c) Thomas McKellen - Wayuu, Bachué y Caribay (C) Harukohi - Azteca (C) Cydalima - Inca y Qoniraya (c) Yael Uesugi
Clasificación: ATP
Betatester:
Thomas_McKellenPedido: Ancestros: Aymara, Inca, Guaraní, Pampa, Charrúa, Taíno o Caribe, puede ser solo uno, o varios, o todos (?) simplemente conviviendo con sus niños, enseñándoles de la vida, o sus cachorros en la actualidad recordándolos, o conviviendo con ellos -en caso de Guaraní y Aymara, por ejemplo- Oneshot o multichap (like, cada cap cortito a lo drabble en torno a un ancestro en específico… o algo así)
¡Buenas! *saca telarañas a sus momentos de fanficker*
Un pedido de Cherriku para el evento. Decidí hacerlo un Oneshot. Como son tantos personajes, enlazarlos con un personaje como vértice común me pareció lo más apropiado... además de que siempre me gusta poner algún factor místico cuando se trata de los tatas XD. También creo que terminó teniendo alguna especie de formato de fábula griega o cuento con moraleja... no sé, no era la intención pero me gustaba como se leía de ese modo XD. I regret nothing.
(Veánme, escritoras buenas del fandom... vean mis pobres avances /;3;/)
Espero que haya sido lo que esperabas y que lo disfrutes tanto como yo lo hice al escribir :3
¡Muchos besos!
La llanura se expandía en todo su esplendor a cada paso que daba. Kilómetros de semilla verde, pasto suave y tierra negra compartía de horizonte a horizonte su vientre amplio a sus hermanos. Para hallarlos, cada hogar parecía señalado por los caminos largos y estrechos del agua que bajaba con fluidez, como venas de una sangre indistinguible entre ellos.
Era difícil marcar desde dónde o hasta qué lugar. El sitio donde todos habían nacido era amplio e infinito para los pies y los ojos de sus hijos mortales. Como sus protectores, no podían alejarse mucho, ya que de ellos dependía el desarrollo de cada pueblo, lenguaje, cultura y creencias. Por eso, solamente uno migraba lo suficientemente lejos como para volver con la palabra hecha magia y leyenda, pasándola de boca en boca. La única criatura que podía caminar con sus cuatro patas en los senderos de luz que unían a los hermanos, amigos y enemigos, despidiendo estrellas en su paso ligero e invisible. A veces se detenía, movía las orejas escuchando voces, saludos o advertencias de los grillos y los árboles y continuaba su camino, traspasando la luna y el sol, padres eternos que lo cobijaban en cada largo viaje.
A veces para curiosear, otras veces para transmitir noticias, y el resto para hacer que Kalén caminara un poco más que del árbol a la choza, el Zorro Celeste trepaba estelas nocturnas entre las luciérnagas, viajando a toda velocidad con Kalén en su lomo pelado, como un caballo incansable.
No se sabía cuándo iba a llegar. En ocasiones, tenía la osadía de cruzar mares gigantescos lejos de los ojos humanos donde las distancias eran un poco más breves. El Mundo Onírico tenía esas ventajas, aunque Kalén se mareaba al estar todo el tiempo allí, así que las travesías eran un poco aquí y un poco allá.
-¿Has traído a esa criatura hasta este remoto lugar? -Taíno preguntaba asombrado- ¿Con qué objetivo?
"Para que aprenda. Que recorra todo lo que yo conozco. Sé que debería acercarme a BriBri con su niña Braché; también Maya, pero debo trazar los senderos mejor antes de aventurarme. No se ven ni siquiera desde nuestra Tierra Grande. Azteca siempre guerrea y no quiero llevar a Kalén ahí. No aún."
-A los primeros dos no les gustan las visitas desde tan lejos -objetó Caribe-. Chicuei Atl Cuauhtzin pelea todo el tiempo, porque quiere seguir siendo más grande aún que los demás. Irás muchas veces en vano con tu cachorro si te aventuras por allí, no importa de qué costado. Ten cuidado. Si su piel no es fuerte -Señaló al niño-, puede cuartearse debido a los cambios de clima entre un rincón y otro entre tantos viajes, además de su espíritu.
Quisqueya y Ayiti, los niños de Taíno y Caribe correspondientemente, rodeaban corriendo al zorro con el niño que no se atrevía a bajar, mirándolos sin saber qué responderles, porque no podía leer muy bien sus intenciones con esos caracoles de playa y cuerdas trenzadas de algas en sus manos.
"No te preocupes, Yucahú-chaí. La piel de Kalén es fuerte, ha soportado todos los climas de mi hogar... Hairou-chaí, incluso el clima espiritual"
-Si tú lo dices, viejo zorro. Pero es un brote aún, debes cuidarlo.
Kalinago notó que Kalén ya no estaba en la espalda del animal, sino de la mano de los dos niños, con un collar de caracoles y una corona de algas, pateando la espuma de la playa para ver quién tenía la fuerza en los pies más firme.
-Hay peligros que no puedes anticipar como la lluvia -rió Yucahú. Kalinago lo miró desagradado por la risa.
-O los vecinos.
-Dijiste que serías amable cuando vinieran visitas... hermano.
-No te acostumbres, es una vez cada cinco lunas largas -Hairou gruñó levemente, haciendo reír más a Taíno.
El zorro bajó las orejas, suspirando. Al menos los chiquillos no parecían llevarse igual.
Volviendo al continente, ese Norte era lo que más lejos podía llegar con su nieto. Wayuu lo recibía con amabilidad; Pulowi era una de las pocas hermanas que no ponía en firme el territorio ni los títulos. Su niña Caribay era dulce como ella y solamente a riesgo de ser terriblemente pintados para el viaje (a veces con Bachué de visitante) como augurio de buena suerte, los despedían en cada estrecha visita, contentas de que aquel fuera el informante de las noticias ajenas que pocas veces conseguían de otro modo.
Con esa misma madera flotante bajaba al Sur, cercando los parajes de Keraná, cuando estaba bañándose en el río o dándole el pecho a Angatupyrý, quien refunfuñaba porque Kalén, de cierto modo bastante explicable, se tentaba a obtener un poco de leche materna. Era una suerte que Iracema fuera la que más frecuentemente le diera de su pecho a ese niño; después de todo, su hermana tenía suficiente cuando era Bilué el que reclamaba el pecho de Guaraní.
-Esos viajes tuyos se vuelven inseguros, tyvyra Piaré-Guor. Haces distancias muy lejanas para tu memby -reclamaba la mujer en cada oportunidad, con su pequeño en sus brazos.
"No tienes qué preocuparte, Keraná-cheí. Kalén tiene los pies duros y nació para viajar conmigo" el zorro azul movió la cola, aún con Kalén en su lomo, estirado a lo largo y durmiendo plácido como si estuviera en una cama mullida.
Hacia el oeste, cruzaba las tierras del gran Inca y Aymara, que juntos parecían integrar y ampliar cada vez más los confines de las tierras que llamaban Tawantinsuyo.
-¿No temes que caiga de un peñasco un día, Zorro Celeste? -Inca miraba preocupado el carruaje que sostenía al niño desperezándose, apenas una cuerda de cuero de vaca seco que ataba sus pies. En tanto Qoniraya, cuando superaba su timidez y fascinación, acariciaba al animal gigante y apreciaba su pelaje a la luz del sol, buscando despertar discretamente a su amigo.
"No tienes qué preocuparte, Hatuntupac-chaí. Kalén tiene piernas firmes y parece que será alto como yo. Puede sostenerse sobre cualquier altura."
Un poco al norte, y a veces al sur, podía ver que Aymara viajaba entre sus hijos para ayudarlos a trabajar, dejando que Killa’illapha subiera a jugar con Qoniraya, cuando estaban de buen humor y pasaban peinando y adornando llamas. En esa ocasión sabía que venía el animal mágico con un lejano hermano que veía casi nunca, y lo miraba escondido tras la amplia falda de la amplia falda de lino de colores de su abuela.
-¿Y si le teme al vacío? -inquiría Aymara, sosteniendo sus enormes trenzas para inclinarse y ver al curioso Kalén un poco más de cerca-. No tiene alas, como los hermanos pájaros.
"No tienes qué preocuparte, Sisa-cheí. Kalén no le teme a lo alto, ni a lo bajo. Tiene un carácter tozudo para enfrentar su futuro."
La mujer, una de las más antiguas entre ellos, lo miró con una mezcla de ternura y escepticismo. Pero ya que Piaré era el que se encargaba de dar energías a los demás con sus noticias, cerró los ojos, sonriente, y lo dejó ser.
Para buscar provisiones volvía a subir en semicírculo, atravesando toda la amplitud del Amazonas para su descenso final.
-Ess interessante como puedess llevarlo tan lejoss -la voz siseante de la lengua bífida de Caranqui se oía sólida, como el reptil que era en parte, casi reconociendo a los seres por la sangre caliente que manaba al corazón.
-¿Hass notado ssi tiene hambre o ssed? -el gemelo Kañari preguntó girando la cabeza curioso, oliendo a Kalén que los miraba algo atemorizado por la presencia doble que parecía una sola-. Nossotross debemoss prevenir que sse lleve el cachorro a la boca.
Entre los brazos de este último, Yutak Pachakutek reía apenas con unos dientes, ansioso de tomar la cola del zorro azul hasta que su progenitor le dio una vara para que mordiera y calmara la ansiedad, olfateándolo para ver si estaba todo en orden, para después dejarlo en el lomo de lo que parecía una piedra cerca de ellos, pero que era una gigantesca y vieja tortuga que miraba con pereza a los visitantes.
"No se preocupen, Tenemaza y Quitumbe- chaí. Es como nosotros, no sufre de hambre y sed más que lo necesario. Me detengo a comer y cazo para él, sabe qué masticar y qué no. Nació con un buen instinto"
Sobre el Este, el verde se espesaba y se llenaba de alimañas, colores y flores nunca vistas por humanos. Entre ellas había temibles predadores, plantas venenosas y hasta lianas que parecían tragarse la carne para los gomeros de los que pendían hojas del tamaño de barcazas. Y de hecho era una de esas mismas las que el Zorro debía usar para atravesar el río hasta llegar a destino.
También le debía la ayuda a Tabaeretá, que colgado desnudo de las riendas verdes que usaba de hamacas, resaltaba en los patrones negros y blancos en su piel, guiando muy bien a Piaré en ese laberinto que funcionaba como trampa mortal.
-¿Tu cachorro es valiente, Pampa? -La voz rígida de Tupí, dueña y ama de esas tierras, tronaba con presencia-. El mundo está lleno de cosas que no son en la casa de uno. Debe tener ojos en su cuello y el instinto del cazador para poder llegar lejos.
"No te preocupes, Iracema-cheí. Kalén es curioso, y el entender las cosas hace que pierda el miedo fácilmente. Eso le dará osadía. Como Tabaeretá."
El pequeño tupí corrió de nuevo a su madre tras llenar de flores a Kalén y confundirlo entre las hojas, y con su enorme sonrisa se prendió a la teta de la que se alimentó largamente hasta quedar dormido. Al ver la fascinación del rubio, la mujer abrió el otro brazo y dejó que el pequeño visitante recobrara fuerzas, mientras el Zorro Celeste descansaba sus patas quemantes.
Por eso, de día no siempre convenía realizar los viajes más extensos.
-Viaja de noche y refúgiate en las estepas secas cuando el sol esté en medio del cielo. Descansarán mejor y podrán caminar sin preocuparse de perderse, tener sed o ser atacados por bichos grandes. Kalén es amigo del día, pero debe ser amigo de la noche también, que cuida su sueño cuando está indefenso.
"No te preocupes, Senaqué-chaí. Es por Bilué que Kalén sabe cantarle a la luna, disfrutar de su luz blanca y fría y caminar con cuidado para que sus pasos no sean escuchados en el silencio. Sabe cazar mejor cuando hay sol, pero cuando está más fresco no teme a lo negro ni lo que no se puede ver. Su hermano le ha enseñado... como tú me enseñaste a mí, cuando éramos cachorros"
Luego de haber mordido largamente el brazo de su amigo en forma de saludo y dejarle marcado los pequeños colmillitos que comenzaban a afilarse, Kalén deshacía y reacomodaba la trenza que unía el cabello parecido al suyo, apenas un poco más apagado, mientras se divertía viendo cómo los tirones en algunas partes del pelo provocaba que las pupilas divertidas se afilaran o dilataran con leves gruñiditos. Al final sonreían y se tiraban uno encima del otro, mordiéndose y rodando en el polvo.
Cuando la extensa vuelta finalizaba, volvían a casa: varias veces al año no era el hogar la pampa, sino que cruzaban la línea de montañas grandes en donde también tenían una choza.
-Déjalo unos días con nosotros, Piaré. -Mapuche lo miraba preocupado, como si fuera su propio niño también. Y es que en verdad lo era, porque la mayor parte de las estaciones desde que habían nacido, los criaban juntos-. Es como nosotros, pero es muy pequeño aún para enfermar. No sé cuán frágiles son.
No muy lejos, Lankuyén trataba de peinar el cabello claro de Kalén, en tanto Athn Mapu lo sujetaba para que quedara quieto, insistiéndole que debía comer el caldo y la carne. El rubio estaba eufórico, ansioso de seguir viajando.
Piaré estaba en su forma humana, desnudo ante su hermano mientras terminaba de secarse al sol también, sonriente.
-No te preocupes, Pillán-chaí. Es resistente como un árbol joven y grande, como los que tienes aquí. -Señaló a su alrededor-. Él no se enfermará.
-No pidas que no me preocupe, son tramos extensos y aún no tiene otra forma más que la de carne para vivir.
Los niños ya trenzaban el pelo rubio y conversaban entre ellos, contándose las novedades mutuamente.
Ambos miraron esa interacción y se tranquilizaron.
-Si llega a desfallecer, él sólo vendrá aquí.
-¿Cómo sabes tal cosa? Si apenas conoce este territorio en profundidad.
Piaré se rió de pronto, agradado por la ingenuidad.
-Hay un motivo por el cual lo llevo sobre mi lomo tanto tiempo. Ahora sabe llegar a todos lados, caminar extenso y conoce a todos, para mantenerlos unidos.
Sonrió ampliamente.
>>Con los pies duros, la espalda ancha y la piel curtida, su valor, su resistencia y su curiosidad, sin miedo a caer, ni a volar, ni a la noche, puede cruzar el mundo entero y aprender, enseñar y llevar el mensaje ahí donde ninguno de sus hermanos pueda. Cuando todo esté agotado, el resistirá hasta el final y auxiliará a y auxiliará a los suyos para enfrentar lo que vendrá Eso es lo que he hecho yo hasta ahora, Pillán-chaí.
Mapuche sonrió con ternura, casi con condescendencia, porque él soñaba el futuro que nadie se atrevía a imaginar.
Sí, Kalén conocería todo y caminaría lejos; sabría sobre cada camino y cada rincón de ese continente. Pero se olvidaría de sí mismo; y por ese motivo los caminos de luz entre sus hermanos se romperían para dividirse entre intereses, sin poder continuar el legado de las veloces patas del Zorro. Los trazos estarían en el Mundo Onírico, sostenidos por las memorias que Pangea conservaría de Pampa durante sus siglos vividos, dibujando un mapa en lo invisible…
Esperando, pacientes, a que algún día los ojos verdes se abrieran de verdad y vieran que había que sanar esos halos de luz.
Recuperar eso se convertiría en todo un nuevo y largo, largo viaje.
~FIN~