[BIG BANG] Cazadores Y Brujos

Jul 22, 2013 21:23

Título: Cazadores Y Brujos.
Autor: Juanita_star
Pareja o personajes:Montones.
Género: Fantasía, AU, drama, comedia.
Advertencias: Violencia, Yaoi.
Clasificación: Mayores.
Resumen:Sin mediar palabras y sin un conflicto que pudiese definirse como la causa inicial, los brujos y los humanos entraron en guerra. Nadie sabe quien atacó primero. Lo que es parte de la historia es que los brujos, amparados en su magia y habilidades sobrenaturales, pronto obtuvieron la ventaja.Los humanos estaban al borde de la derrota, hasta que aparecieron los cazadores de brujos. Humanos con habilidades especiales que les permiten combatir el fuego con fuego. Para un grupo de cazadores, los brujos son los menores de sus problemas. Para otros, su principal.

Notas: Enter Antonio. Also, mas personajes, varios de ellos no en tag porque stuff.


Capítulo VI

Hablando Con Antonio

La oficina de Antonio quedaba cruzando todo el complejo, la última de todas las oficinas que servían a los cazadores de rango D. Muchas veces había ido allí en contra de su voluntad para ser recriminado. O aconsejado. O abrazado y besado en las mejillas con dosis de revuelo de cabello. Antonio era un tipo extraño.

Conforme avanzaba hacia ella, Gregorio sentía que su cuerpo le dolía menos. ¿Sería porque mientras más se acercaba mas se enfadaba sin estar claro de porqué?

Cuando estuvo en la entrada estaba lo suficientemente furioso como para no tocar.

-Tenemos que hablar -le dijo cuando abrió la puerta.

Antonio estaba de pie junto a su escritorio, leyendo una carta abierta en su mano, la expresión de su rostro era inusual: era bastante seria. Lo suficiente como para recordarle a Gregorio con quién era que iba a hablar. Era Antonio, cazador clase S, la clase de cazadores más fuertes en toda la organización. La clase del uniforme blanco, el suyo siendo una gabardina que se remangaba hasta los codos, corta en la parte delantera mientras la cola le llegaba hasta los tobillos, junto con unos pantalones blancos que no llegaban a sus pies gracias a la presencia de unas vendas en estos. Y un listón rojo desajustado colgaba de su cuello.

-¿Antonio? -llamó reservadamente, finalmente captando la atención del hombre.

-¡Hola! -Dijo este, recuperando su animada actitud acostumbrada, rodeando su escritorio para acercarse más-. Lo siento, no te oí tocar.

-No toqué -admitió Gregorio sin reparos, intentando recuperar su atrevimiento anterior-. Tengo que preguntarte algo.

-Claro. Estaba leyendo el reporte de tu última misión. Que sepas que ese brujo que controla la sombra es de lo más peligroso que hay. Me alegra saber que salieron vivos de esa.

-Oh, ¿lo conoces?

Antonio sonrió mientras desviaba la mirada.

-Es cómo yo, aunque de una generación más reciente -respondió el hombre-. Es alguien bastante tenebroso.

-Sí, gracias por el dato, pasando a otro asunto…-Gregorio no se dio vueltas-. ¿Por qué me dijiste que estaba en coma por un mes cuando eso no es cierto?

-¿Ah? -La expresión de Antonio no cambio, a pesar de que su tono indicó confusión. Esa fue la clave para Gregorio de que algo andaba mal.

-Lo que oíste. Y por favor, no intentes cubrir más eso.

Hubo un silencio entre ellos, acompañado de un duelo de miradas. Al final Gregorio desvió la suya, soltando un bufido.

-Fue ese brujo, ¿verdad? -inquirió Antonio.

-Sí.

-No deberías creer en lo que dice el enemigo.

-Fue muy persuasivo -respondió Gregorio, con cierto tono sarcástico.

Antonio frunció el seño, y en su voz se notaba un tono alerta.

-¿Te hizo algo?

-¡¿Quieres dejar de darles vueltas al asunto! -Estalló el joven-. ¡Qué mierda me pasó!

Nuevamente silencio.

-Yo… -Antonio suspiró, volviéndose a sentar en su escritorio-. Fuiste capturado, Gregorio.

-Bien… -Gregorio esperaba algo parecido, así que no fue la gran sorpresa-. ¿y entonces?

Antonio caminó de regreso a su escritorio, adquiriendo una expresión neutra.

-No daré detalles, pero fuiste su prisionero por tres meses. Te encontramos inconsciente en un laboratorio. Estabas demasiado traumatizado. Para cuando volviste en ti, no tenías nada. Y decidí dejarlo así.

-Mentira -murmuró Gregorio. El tono de voz de Antonio había bajado al decir las últimas frases, y es que el hombre no sabía mentir, joder-. Mírame a los ojos y repite eso.

-Fuiste capturado, encontramos señales de tortura que me ocupé personalmente de borrar y tú no recordabas nada. Y por lo que veo, tampoco quieres recordarlo realmente. Después de todo, hasta ahora, has ignorado todas las señales visibles de que estabas dos meses más adelantado en el tiempo a la fecha en que dije que estabas en coma, ¿correcto?

Esta vez Antonio si lo miró y fue el turno de Gregorio de desviar la mirada.
-Nunca he sido tan observador con las tonterías. Pero sé cuando alguien me quiere engañar. Antonio, ya dime la verdad. No puede ser tan mala.

Al oír esto, Antonio le miró fijamente. En su mirada, Gregorio vio muchas cosas: preocupación, ansiedad, culpa. Pero sobretodo, vio amor. A Gregorio le pareció que el brujo iba a romper a llorar en cualquier momento.

-¿Tan malo es?

La pregunta quedó en el aire, mientras ambos se miraban el uno al otro sin saber que mas hacer para continuar la conversación.

Pero no tuvieron que hacerlo. La puerta de la oficina volvió a abrirse con fuerza, golpeando el costado a la pared.

Gregorio se volteó a ver quien acababa de entrar, y junto con Antonio, murmuró una sola palabra.

-Coño.

-Encargado de la base del norte, cazador clase S… -habló Antonio con expresión seria.

Con insolencia desde su postura hasta su expresión facial, en el umbral de la puerta estaba un hombre de piel tostada, cabello largo recogido en una coleta y unos lentes oscuros que cubrían sus ojos. Su uniforme del mismo color que el de Antonio, pero algo diferente. Las mangas de su gabardina llegaban hasta sus codos, pero por los bordes rasgados, el resto de las mangas parecían haber sido arrancadas a tirones. Sus pantalones habían sido recogidos hasta las rodillas, y básicamente, tenía aspecto de alguien muy relajado en su vida.

-Hairou, Brujo caníbal.

Al oír su nombre humano y su apodo en el mundo de los brujos, este sonrió ampliamente.

-Pensaba que tu visita seria en una semana -habló Antonio con reserva, cruzándose de brazos.

-Fue un error de mi secretaria -contestó el cazador con sorna-. Escribió “semana” en vez de “días”. Espero no sea problema.

-La verdad…

-Hey Gregorio -Hairou dejó de prestarle atención a Antonio y avanzó hacia el chico, que le miraba como quien mira a ese tío raro que nadie quiere visitar. Quizás porque eso precisamente era Hairou para él

- ¿Cuándo pides tu traslado a mi base? -le preguntó Hairou, mientras lo abrazaba por detrás.

-¿Cuando respetes las leyes de acoso sexual y espacio personal?  -respondió Gregorio, aunque una respuesta más honesta hubiese sido “cuando te trasladen a ti”.

Hairou rió de buena gana, mientras Gregorio rió con forzadamente solo para que siguiera pensando que era un chiste.

-Oh vamos, pequeño Duarte…

-Hey, ¿sabes que soy alto, verdad? -cuestionó Gregorio mientras intentaba apartarse sutilmente, pero eso solo hizo que el abrazo se apretara-. Cómo, de entre los más altos por aquí.

-Hey, no me evadas la pregunta. ¿Cuándo tú y tus amigos dejan a estos perdedores y se vienen conmigo? Especialmente tú y esos dos amigos que tienes, tengo muchas ansias de verlos en mi equipo.

-Oh, no sé a ellos, pero vaya que ya me demuestras que me quieres en tu equipo. Me lo hiciste saber esa vez en los baños.

Hairou volvió a reír.

-¡Si, eso ya sería algo extra!

-Nop, eso sería un crimen. Menor de edad, ¿recuerdas?

-Minucias. Tu ya eres un hombre, no dejes que ninguna ley de diga lo contrario.

-Bien… ¡un gusto verte! Ahora tengo que ir a hacer algo. Lo que sea. ¡Adiós!

Gregorio logró zafarse del agarre del cazador y salir apresuradamente de la oficina.

-Su resistencia sólo hace que lo quiera mas -murmuró Hairou, mirando hacia la puerta por donde había salido el muchacho.

-Suficiente -habló Antonio, irritado-. Sabes que no tolero ese tipo de acosos, Hairou.

-¿Entonces porque no haces algo para evitarlo? -cuestionó el brujo, volteándose a verlo-. Ese chico seguro te hubiese mirado cómo a un héroe. Eso te podría servir tarde o temprano.

Antonio frunció el seño. Y la sonrisa de Hairou se tornó maliciosa.

-¿A qué has venido, Hairou?

El brujo se encogió de hombros.

-Las cosas se han puesto aburridas últimamente en mis alrededores. Las brujas no atacan los poblados y los rastreos han probado infructuosos. ¿Entiendes lo que digo?

-Se están moviendo -respondió Antonio, a lo que su interlocutor asintió.

-Pero tú y yo sabemos que eso no es tan fácil como parece. Después de todo, aunque la guerra es brujo contra humano, los brujos no somos de ir en grupos, tendemos a atacar a los humanos cada uno por nuestra cuenta. A menos claro, que lo ordene alguien terriblemente excepcional.

-Es Blanco  -murmuró Antonio-. Sólo uno de los cuatro grandes brujos tiene la autoridad para hacerlos salir.   Y  es él quien lleva la voz cantante en esta guerra.

-Mmm, había olvidado cómo se llaman ahora -comentó Hairou-. Pero estoy de acuerdo contigo.  En fin…

Hairou se dio la vuelta y caminó hasta el umbral de la puerta, para luego voltearse a ver una vez más a Antonio.

-El informe será enviado luego a la centrar, pero quería decírtelo personalmente antes de. Las cosas están por volverse muy interesantes. Quizás la guerra finalmente alcance su clímax. La pregunta es…

La expresión de Hairou se volvió maléfica, lo suficiente como para hacer que alguien como Antonio, sintiera un escalofrío.

-¿Quién será el que quede en pie al final?

Blanca suspiró distraída para luego morder una barra de pan. Sus compañeras se habían ido a prepararse para la misión, sea lo que sea que eso significaba para esas dos. Mientras tanto, Blanca se había quedado sola para pensar en el asunto.

Si, había sido divertido joder a los chicos, aunque esperaba no se lo tomasen personal. Ya les pediría disculpa y los recompensaría de ser necesario. Pero realmente, ellos no se encontraban en condiciones de volver a salir. Gregorio apenas actuaba como Gregorio, Julio y Martín habían tenido mejores días. Definitivamente había sido lo mejor el dar la misión a otro equipo.

La pregunta era, ¿la mejor opción era su equipo? Que si, eran fuertes, pero algo disfuncionales. Itzel estaba bien, pero luego de lo de Pedro, la obsesión con su hermano la había vuelto irritable y algo lúgubre. Y María, oh María. Su amiga, su rival y muchas veces su némesis. Y como le encantaba restregarle en la cara sus poderes de bruja, o tratarla de menos por no ser una. Por supuesto, con comentarios pasivo-agresivos, porque ir directamente arruinaría la diversión. Oh, como le gustaría romperle la…no, se estaba desviando.

El punto era que, los laboratorios eran la segunda fortaleza mejor guardada de los brujos. Llenos de trampas mágicas que podían significar la muerte en un paso. Peor aún, escapar muchas veces era un lujo que no tenían. Y ahora con conocidos que se pasaron al otro bando… Eso definitivamente podía ocasionarles una visita temprana a un ataúd. De hecho, eso último era lo que más la preocupaba.

-¿Por qué la cara larga?

Blanca alzó su rostro y se encontró con Alexander, apoyado contra la mesa y sonriéndole apaciblemente.

-Aleeeex -dijo, alargando el nombre mientras le tomaba del brazo y tiraba de este hasta que el joven se sentó junto a ella. Luego le abrazó-. Hace un rato que no te veía, ¿Cómo te ha ido?

-No tan bien. Acabo de salir de arresto que tenía por quemar basura en la última misión.

Blanca suspiró y giró los ojos. Cuando Alexander decía basura, se refería a los brujos. Los cazadores tenían prohibido matar brujos, salvo ciertas condiciones. Por supuesto, en el fragor de la batalla contra uno poderoso, nadie podría predecir el resultado. Era una guerra, después de todo. Los cazadores que rompían esa regla eran multados u obtenían un reproche por parte de Antonio. Nada grave.

Pero Alexander era diferente. Mientras otros cazadores podrían matar brujos a causa de un ataque obligatoriamente fuerte en medio de una batalla de gran magnitud, Alexander los mataba indiscriminadamente. Fuertes o débiles, su objetivo era eliminarlos. Y mientras que gracias a sus compañeros y a una fuerte conversación con Antonio, Alex había logrado mantener sus manías homicidas a raya, ya nadie creía cuando decía “fue un accidente”.

Su adveración a las brujas era tal, que hasta la fecha, Blanca no había conocido a una cazadora bruja que Alexander la refiriese como su amiga. De hecho, muchos comentarios había dicho sobre lo horrendo que era tener brujas en con los cazadores. Bueno, al menos a esas no las mataba.

-¿Qué pasaría si yo fuese una bruja? -le había preguntado Blanca una vez hace tiempo.

Alexander se había visto desconcertado por unos segundos, pero luego sonrió confiadamente.

-Eso no pasará -respondió-. Rezo por ti todos los días.  Además, fuiste bendecida con las gemas.

Pero volviendo al presente…

-Me da asco como…

-Que mal por ti, pero centrémonos en mí -le dijo Blanca, queriendo evitar el discurso de “todos los brujos deben ser quemados, porqué nadie lo entiende blablabla”-. Vamos a ir a una misión en donde posiblemente nos encontremos con Sebastián, Pedro o…

-Quémalos, quémalos a todos -respondió Alexander, con un raro y perturbante vigor en sus palabras.

-Y temo que el asunto se vuelva un montón de drama adolescente y terminemos todas muertas. -Por supuesto, Blanca lo ignoró-. ¿Algún consejo? Y si me dices que los queme, te voy a morder.

-Bien… -Alexander bajo el rostro y pareció pensar el asunto un rato, luego la volvió a mirar-. Nadie sabe que va a pasar. Pero lo mejor es que hables con tus compañeras y decirles tus inquietudes, para que al menos estén al tanto. Y recuerda, cuando en dudas, busca en tu interior, busca por esa llama que te motiva y conviértela en un incendio. Un incendio purificador de todo lo fétido de este mundo y  ¡Aaaaagh, perdón, perdón, saca tus dientes!

-Alexander.

La seria voz de Manuel fue quien hizo que Blanca soltara a su amigo.

Manuel caminó hacia ellos, y miró a Alexander con cara de pocos amigos.

-Tenemos que irnos.

-¿Tan rápido? Si acabo de salir de reclusión -contestó Alexander con tono ligero. Obviamente la idea no le desagradaba.

-Gracias a ti y tus “accidentes”, somos el equipo en la última posición este mes. Sin mencionar que por tu culpa, nos han enviado a misiones, por no decir misiones basuras.

Manuel acercó su rostro al de Alexander, quería que estuviese en primera fila para que captase el significado de sus palabras.

-Si haces una de tus jugadas de nuevo, yo haré la mía, ¿entiendes?

Alex suspiró y le sonrió tranquilamente.

Manuel lanzó un bufido de aire y se alejó.

-Eeeeh… hola Manu, gusto verte -saludó Blanca, quien de pronto sentía que sobraba, a pesar de que había llegado primero.

Manuel se fijó en ella, sin cambiar su expresión ni un poco.

-¿Aun molesto por “aquellito”?

Su expresión se agravó por un segundo, luego se suavizó.

-Nah, llegamos a un buen acuerdo. Aun así, tengo razones para creer que ustedes tres son unas perras locas.

-Es lo justo -concedió Blanca, a lo que Manuel respondió con una media sonrisa.

Alexander la miró confundido, pero con un movimiento de mano, la chica le restó importancia al asunto.

-Bueno, nos vamos, nos están esperando en la estación.

-Nos vemos Blanca -se despidió Alex, dándole un beso en la mejilla.

-Se bueno -le dijo esta mientras se despedían.

-Tú se mala -replicó Alexander, guiñándole un ojo.

Blanca sonrió con cierta picardía.

-Cuenta con ello.
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Oh dear xD

personajes frecuentes (votados), república dominicana, chile, !castellano, puerto rico, axis powers hetalia, !eventobigbang, jamaica, fanfiction

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