May 02, 2008 22:26
Hoy hay muchos fics :D~
Título: Beso francés
Tabla: Lemmon 1
Reto: Beso
Palabras: 320
Hace calor, por todos los demonios, cuánto calor.
Mello se revuelve constantemente en su cama, siente las sábanas pegajosas y ya hastiado las lanza a la cama de su compañero de habitación. Éste no se da por enterado y sigue durmiendo al compás de sus ruidosos ronquidos. Suelta maldiciones no aptas para un chico de su edad y sale de la recamara a grandes zancadas. Wammy House permanece en un silencio desesperante y Mello decide salir del orfanato a tomar aire fresco; sabe que no debería pero, ¿desde cuándo precisamente él obedece las reglas? ¿Nunca, verdad? No por nada Near andaba con un lindo moretón en su mejilla derecha.
Maldito autista.
Caminando entre los pasillos se encuentra con quien menos se lo espera. Matt, fumando ¿Cuándo es que había comenzado a fumar? Ah, sí. Una semana.
El pelirrojo nota su presencia y todo lo que hace es mirarle de reojo y expulsar el humo del cigarrillo con pasmosa lentitud. Mello no tarda en toser.
-No entiendo cómo puedes aspirar esa mierda.
-Y yo no entiendo cómo rayos la gente puede dormir ésta noche.
-Me pregunto lo mismo.
El silencio se apodera del lugar y, de repente, Mello recuerda aquello que Matt le había prometido enseñarle. Frunce el ceño y se acerca un poco al mayor, esta vez Matt no se molesta en mirarle.
-Quiero aprender a hacer el beso francés -dice, su voz suena decidida.
-¿Al fin te decidiste? -Matt hace una pausa en donde su labios se curvan en una sonrisa que Mello jamás había visto-. Puede que te de más calor, ¿no te importa?
Duda.
-No, no me importa.
Miente.
Y la verdad es que al final poco importa, porque esa noche Mello aprende algo nuevo. Algo que Near nunca podrá comprender ni experimentar y que, aunque nunca lo diga, estará orgulloso de conocer. Hace calor en Wammy House y Mello descubre que los labios de Matt saben a nicotina, sudor y una noche experimentando cosas nuevas.
Título: A Mello le encanta jugar
Tabla: Lemmon 1
Reto: Juegos
Palabras: 248
Matt conoce a Mello tanto como Mello lo conoce a él. Se han contado secretos sucios en Wammy House y han retado a la muerte con una explosión que bien pudo matar a uno de ellos. Matt lo sabía, Matt era consciente de que a Mello le encantaba jugar. No importaba cuál fuese el juego, ni cómo, ni cuándo, tampoco dónde. Cuando Mello decidía que iban a jugar es que iban a jugar. Y realmente importa muy poco o nada lo que él diga, al fin y al cabo, termina accediendo y más de una vez le resultó muy molesto.
Ya que, seamos sinceros, es difícil resistirse a él cuando te mira de ésa forma. Cuando sus ojos afilados y esa sonrisa te invitan a cometer pecados a oscuras, ahí, en donde nadie pueda verlos. Matt no lo acepta, no lo acepta bajo ningún concepto porque él suele ser el retraído que no disfruta de ninguna actividad física. Resulta irónico saber cuánto lo disfruta y cómo lo disfruta.
Porque ahora, cuando Mello se le acerca de una manera casi felina, moviéndose con un compás que le obliga a separar los ojos de la pantalla de la videoconsola y es ahí, justo ahí. Y toca, por Dios, cómo toca. Siente que el labio le tiembla ligeramente y cuando los labios de Mello recorren con lentitud su cuello, el sonido de que ha perdido la partida le indica que es ese momento en donde todo comienza.
Ahí es donde el verdadero juego empieza.
Título: Irreal
Tabla: Lemmon 2
Reto: Húmedo
Palabras: 214
Es realmente confuso, la verdad.
Naruto dirige su mirada a ese vacío que se abre ante sus ojos y no sabe qué hacer. A su lado, Sasuke. No sabe si está dormido, despierto, inconsciente, muerto... si es sincero, responderá que actualmente no le presta mucha atención. Su mente vaga y vaga, aún sin llegar a comprender porqués. Y es que Naruto piensa, es demasiado extraño... tan poco Sasuke que hasta le da miedo.
Siente la humedad de una noche de delirio y se cuestiona nuevamente cómo carajo había llegado ahí. No recuerda muchos detalles, solo un "vuelve a casa, Sasuke", una sonrisa arrogante por parte del ya mencionado, la inconsciencia, una habitación que no reconoce y cierto Uchiha que juega a seducirle. Luego todo se vuelve confuso y el mundo da vueltas y vueltas.
Todo lo que queda es aquella amarga sensación en el estómago. No hay caricias, no hay besos, no hay nada. Solo humedad, sábanas sudadas, ropas desperdigadas por la habitación, promesas inconclusas y una noche que difícilmente se vuelva a repetir. El Uchiha toma nueva posición en la cama, a los pocos segundos el silencio y la inmovilidad se vuelven a apoderar de la habitación.
Naruto se pregunta cómo es que Sasuke puede dormir aún sabiendo que él se muere por dentro.
Título: Sirius nunca se lo imaginó
Tabla: Tabla de imágenes
Reto: #001
Palabras: 415
Sirius siempre había sido un mujeriego sin remedio. Hogwarts temblaba sobre sus cimientos cuando Black cortejaba a una de las tantas chicas de su larga y muy variada lista de amantes. No importaba de qué tipo fueran. Morenas, rubias, altas, bajitas, solteras o fáciles. Para Sirius una falda es una falda y muchas diferencias no las hay. Otro de los tantos problemas de pensar más con la entrepierna que con el cerebro en cuanto a mujeres respecta.
Es por eso que cuando Sirius se ve a sí mismo sobre Lupin, comienza a cuestionarse muchas cosas. Sí, Remus Lupin. Disciplinado, callado, prefecto de la casa de los leones. Y lo peor de todo ¡Un chico, por amor a Cirse! Totalmente inaceptable, le reprocha su orgullo. Pero hay algo que Remus tiene que una falda no.
Y es que, si contamos diferencias entre una chica y Remus, bien podría empezar por la más obvia de todas. Primero que nada, Remus NO es una chica. Las chicas suelen tener un sabor dulzón -o al menos eso es lo que él asegura-, como la vainilla o el embriagante sabor de la cerveza de mantequilla. Lunático es totalmente diferente. Sirius lo huele, lo mira, lo lame y no es capaz de encontrar una definición o sabor aproximado a Remus. Hay formas abstractas de catalogarlo, como un juego de ajedrez que -a diferencia de con Peter-, no te hace dormir. Es una buena lectura en una tarde de sábado, las notas de un piano...
Sí, hacía poco se había enterado de que Remus tocaba el piano muggle, no es que eso fuera malo, lo verdaderamente malo es enterarse de una boca ajena a la de Lupin ¡¡Albus Dumbledore!! El propio director de Hogwarts sabía más de su propio amigo que él mismo.
Inaceptable.
Mas nos hemos desviado, ése no es el caso. Según el director, Remus tocaba el piano todos los viernes, en la sala de música, justo cuando él creía que nadie se enteraría. Después de todo, ¿quién querría ir a un salón de clases justo el viernes?
Solo Remus.
Pero retomemos la situación actual.
Black sobre Lupin. Sirius con una erección de los mil demonios por culpa de un tío. Y no cualquier tío, carajo.
-Quítate, Canuto -dice Remus, atropelladamente cabe agregar. El muy idiota no sabe disimular.
-Cállate, Lunático.
Realmente, Sirius no está seguro de en qué momento deja de escuchar las notas. Lo que ahora escucha con claridad son los gemidos de cierto hombre lobo que, en un momento indeterminado, llegó a conquistarlo con un simple piano.
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Nos leemos~
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