Mar 01, 2012 20:57
Hace mucho tiempo ya mis visiones se han derivado en múltiples lenguas, múltiples actores y no precisamente enfrascados solo en el mundo creado por Matsuri Hino. Es por eso que he decidido dar un giro a este blog, y aunque posiblemente sea la única persona que lo visite, a solas con mi soledad he reflexionado en utilizar este espacio como un ensayo de mis habilidades de escritora amateur- de las cuales me he sentido humilde poseedora toda la vida- para ver qué relatos pueden aflorar, qué nuevas opciones puedo explorar además de las psicología de los personajes angustiosos, enfrascados en románticas y agonizantes historias personales de vida, de pasiones prohibidas y ocultas.
Por ahora me estoy dedicando pura y exclusivamente a ensayar en distintos foros de rol-de los cuales la net abunda- personajes que quiero pulir para usar en mis relatos del futuro y de los cuales aún no estoy segura.
Hace poco, hablando con mi esposo a cerca de las cosas que me gusta hacer, dándome cuenta del tiempo y dedicación que invierto en el día en la escritura, lo primero que vino a su boca fue: deberías dedicarte a escribir. Como si fuera tan fácil y era tentador pensarlo posible. Sin embargo, la vida del escritor está llena de obstáculos, que a mi ver; son infinitos y eso me colma de suficiente debilidad y dudas como para poder decidirme finalmente a dedicarme a esa actividad por completo.
Cuando era niña, pensaba que ser escritor podía ser naturalmente agradable, un objetivo claro pero no precisamente alcanzable. Desde entonces sabía que no me iba a ser en absoluto fácil decidirme a dedicarme a ello por completo, cuando en mi haber había muchísimos otros intereses no definidos. Y ya en la adolescencia, a pesar de dedicarme con pasión a la escritura como hobbie, permanecía en mí la idea establecida de que debía de ir a la Universidad, graduarme en lo que sea que me diera un trabajo estable- de entre las múltiples opciones siempre orientadas o a Humanidades o Biológicas- pero jamás, nunca, creyendome capaz de dedicarme con naturalidad y entrega a lo que parece ser mi verdadera vocación de toda la vida.
Que si me ha sido productivo haber pasado por infinidad de aulas, universidades, carreras, si. No voy a negar que el acervo de cultura e información que ello me dio, me convirtió en una persona con muchísimos recursos valiosos y herramientas que son indispensables para ser. Pero no lo es todo.
Hace un tiempo ya que estoy desempleada. Y no lo digo con orgullo, sin embargo ello contribuyó a que, por medio de esta increíble herramienta llamada internet, yo pudiera dedicarme con asiduidad a volcar en palabras, relatos, todo aquello que quedaba dando vueltas en mi mente. Una sensación, una idea, un color. Y así me dediqué a escribir lo que en lo coloquial de la web se denomina: fanfiction, primero volcado hacia el animé y posteriormente hacia la música.
Todo un nuevo universo de posibilidades se abrió ante mi y el fandom del Visual Kei se apoderó casi por completo de esa necesidad de volcar en palabras las historias que podían tejerse de manera grupal, planteando un marco, un contexto, un juego y a partir de él ir interpretando de las maneras más insólitas historias que giraban en torno al slash casi exclusivamente.
Y a medida que mis personajes fueron creciendo, viviendo -y hasta algunos muriendo- se fue dando un proceso de autocomprensión, autoentendimiento y autoperdón para pasar a la etapa más prolífica- si se quiere- de mi caudal de escritos para finalmente proponerme de manera seria sentarme a escribir lo que sería mi primera novela a consciencia y que nada tiene que ver con mis intentos de la juventud.
Hasta aquí, mi mea culpa y confesión. Ahora comienza el proceso de descubrir de qué manera puedo hacer que todas esas ideas salgan a la luz y alcancen o no el maravilloso camino hacia la publicación. Esto puede ser una sensación escalofriantemente pretenciosa. Deséame suerte, lector anónimo, voy a intentar cumplir un sueño.
personales,
fanfics