título: Encuentro fortuito
fandom: j-rock-rol yaoi
claim: kento (zip.er) / kazumi (lareine)
sin advertencias más que decir: los personajes fueron creados para el foro de rol DMB.
Era una de esas tardes plomizas de otoño en el que el cielo tiende a descomponerse y soltar una pequeña capa de llovizna, de esas que apenas sientes pero que humedecen tu ropa… el aire se torna pesado, el abrigo te incomoda…ahora prefieres entrar en resguardo…
Encontrando el edificio en donde se encontraría con aquel asistente que ordenaba sus asuntos de la producción toma el ascensor que lo llevaría al décimo tercer piso. Apoya su espalda contra la pared y mete sus manos en los bolsillos, distrayéndose con las luces y anuncios de la caja metálica que se detiene ante el piso octavo.
La puerta se abre e ingresan más personas, entre ellas un joven que le queda mirando taciturnamente y que esquiva luego la mirada al percatarse de que él le ha notado.
El muchacho busca un lugar en el rincón opuesto, desde el cual le sigue observando disimuladamente aunque la persona objeto de su curiosidad ya lo haya notado.
Él sonríe apenas en la comisura de su labio. Es raro que a estas alturas alguien le dirija ese tipo de mirada…si, hubo tiempos en los que no podía circular sin ser notado donde quiera que fuera pero…esos momentos ahora pertenecen a memorias antiguas, viejas épocas en las que casi por decreto debía usar trajes adornados y abundante maquillaje en cada presentación.
El muchacho agita sus dedos sobre su pierna, como ensayando un solo de guitarra. Ve como aquel hombre le dirige una mirada de reojo, casi imperceptible para quien no le hubiera estado viendo durante los anteriores tres eternos minutos; y agacha la cabeza. Escucha la puerta del ascensor abrirse y ve su espalda alejarse a través del pasillo.
Suspira pesadamente. Vaya, si se atreviera a lo sumo preguntarle para quitarse la duda…para él ciertamente era aquella persona pero ya era tarde. Debía apurar el paso para ensayar antes de grabar.
-¿eh? ¿ya se fue? Bueno…está bien…- el hombre suspira con fastidio sin embargo su semblante no se altera- vaya molestia…dígale que me llame mañana. El viernes ya salgo de viaje y no estaré a disposición.
Palmea la parte alta del escritorio y sonríe apenas, educadamente. La secretaria inclina su cabeza respondiendo a su cortesía y entonces él se retira lentamente.
Sale al pasillo y se encuentra con el cartel informativo.
“sala de grabación y ensayo”…delinea con su dedo cada kanji y con cierta nostalgia se encamina al ascensor, subiendo dos pisos más hasta llegar al mencionado sitio.
El silencio y el aroma a café le traen recuerdos. “Kamijo y sus charlas amenas…Emiru y Mayu escapando al ventilete para poder fumar su cigarrillo entre canción y canción…”
Agiliza el paso y llega a la puerta que anuncia “sala 2”. Toma el pestillo y lo empuja, pasando al interior, quedando prendado de la imagen de una batería negra que resalta en el blanco piso de la habitación.
Entra a ella sin percatarse por un instante que alguien más ya estaba presente. “El joven del ascensor” pensó para si, frenándose un instante intentando disculparse.
-lo siento yo…creí que estaba vacío.
El joven con su guitarra al hombro le mira de la misma manera que hace unos momentos antes solo que ahora le contesta:
-está bien, no se preocupe…aún no llegan los demás.
El silencio se apodera de su porte. Se siente algo arrepentido de haberle distraído de esa manera. Así que también es músico.
-¿puedo?- señala la batería. Su amor por aquel instrumento puede más.
Aquel muchacho guitarrista asiente en silencio mientras intenta continuar practicando sus notas.
El mayor toma asiento en el banquillo. No es su vieja batería…le faltan algunos chastons…y está ordenada de manera distinta…¡pero qué va! El sentimiento de estar en esa sala de grabación le pone la piel de gallina…han pasado ya años de la última vez que grabó algún sonido.
Comenzó a improvisar y su rostro se iluminó. El guitarrista se detuvo, solamente para oír esos sonidos; maravillado.
Al sentirse observado, detiene los hats con sus manos y sonríe apenado.
-lo lamento, no me presenté. Kazumi- quizás le recuerde si se deja llamar a sí mismo de esa manera.
-Ah, me imaginaba…es ud. esa persona…ud. trabajó con Kamijo sama en esa banda...
No lo creyó posible de alguien tan joven, pero parece que sí le conocía. Sonríe un poco
-si, el mismo.
El muchacho asiente su cabeza
-Gusto en conocerle, Kazumi san, soy Kento… De Zip.er…
El mayor le mira pensando unos momentos hasta ubicarlo.
-Ahh, si..ellos…así que ¡uds. se están esforzando realmente ne!…- suelta un cumplido-um...veo que estás ensayando ¿algo nuevo tal vez?…¿puedo…acompañarte?
El joven abre sus ojos sorprendido. Es una buena idea.
-si, por supuesto.
Hace mucho que está alejado de esto, pero aún practica de vez en cuando, cuando sus asuntos actuales se lo permiten. Comienza haciendo una base y luego le da pie a la guitarra a sumarse. Kento repite la introducción para guiarse por unos instantes y a continuación repite lo que venía ensayando hacía ya dos días…era una buena y alegre melodía que ahora suena mucho mejor acompañada del ritmo que la batería le brinda como base.
Su corazón se acelera, la melodía le mantiene en vilo. Ahora deja expuesta su sensibilidad ante el extraño…ambos lo disfrutan. Aquella inexplicable pasión por la música que hacen es suficiente para posponer las charlas y debates y se entregan a sus respectivos instrumentos musicales arrancándoles corazón y vida.
-Eso sonó bien…- suelta Kazumi, su pecho también se halla removido por la emoción. Levanta la vista cuando ve como la puerta de la sala contigua se abre de pronto. Uno de los técnicos y un asistente han llegado a la sala, pero entran sin prestarles demasiada atención aunque pueden verse a través del cristal.
El músico mira su reloj disimuladamente, siente que es momento de retirarse. Ha sido bueno nutrirse de una nueva generación pero cree conveniente dejar las cosas como están. Remover el pasado solo le trae ese dolor en el pecho que le hace pensar en cosas que ya no tienen más sentido.
Se levanta pesadamente, dejando una última pasada con sus manos sobre aquel instrumento. Cuantas formas han quedado enterradas entre el polvo. Su garganta se contrae momentáneamente, siente un sabor amargo en su boca.
Sin embargo, se incorpora y se dirige al nuevo conocido.
-Un placer conocerte, Kento.- le dice sonriendo mientras le estira su mano- y mucha suerte con eso… da lo mejor, ¿de acuerdo?
-Gracias.- recibe esa mano recia que aprieta la suya con firmeza. Ese hombre que despierta su admiración ahora está ante él como por magia del destino.
Ve otra vez esa sonrisa con algo de melancolía en su rostro…se pregunta ¿por qué lo ha dejado si es tan bueno? Sabía de su extenso currículum… le había visto en sus conciertos siendo él apenas un crío…teclados, flauta, percusión, violín…
Kazumi se aleja y llega a la puerta del ascensor mirando los mensajes que han llegado a su teléfono.
“Qué extraña pero agradable aura que desprende ese muchacho” pensó para si “calmado y parco en sus palabras pero muy directo y preciso”. Se sonrió. “Será muy bueno si continúa así”.
Mete la mano en el bolsillo guardando el aparato cuando siente esa voz apenas en un tono más alto que la vez anterior.
-Kazumi san. Disculpe…no quisiera molestarlo pero… ¿tendría ud. unos minutos?
Kento aprieta sus puños, dubitativamente. El pulso se le ha acelerado al hablarle de pronto. Aquel misterioso hombre al que había visto de lejos ahora dismistificado en su presencia tan simple y cálida le ha dejado con más intriga que antes. Su presencia le ha cautivado.
Kazumi sonríe, se siente halagado y observa con curiosidad esos ojos profundos. No sabe si conectarse al presente o al pasado, pero termina en la conclusión de que es mejor ser uno mismo en estos casos.
-Por supuesto. ¿Un café? - le invita.
Una nueva historia puede ser escrita. La vida está llena de encuentros fortuitos, no creas que todo se da por simple inercia…hilos invisibles conectan nuestros destinos sin saberlo.