Aug 01, 2012 18:29
Capítulo IV
Moscú
mso-ansi-language:ES">-¡Eres una desvergonzada, Lydia Fiodorovna Chéjova!
mso-ansi-language:ES">La mencionada Lydia, que hacía unos días había cumplido 18 años, recibía el furioso grito de su madre, Natalia Antonovna. Todo había sido por la carta que el día de ayer les había llegado de Vladimir, donde él mencionaba la decisión de casarse con Valeria Alekseievna Ajmátova. Además, Ekaterina, la hermana mayor, le había dicho a su madre que Lydia había hecho amistad con esa muchacha.
mso-ansi-language:ES">-¿Cómo te atreviste a hacer amistad con esa muchacha arribista? ¡Sabes perfectamente los pleitos que tenemos por los territorios!
mso-ansi-language:ES">-Ni a Vladimir, ni a Valeria, ni a mí nos interesan esas cosas. Ella es buena persona y yo estoy de acuerdo con la decisión de mi hermano. ¡Ya bastante tenemos con que dos personas queridas estén en esta guerra contra Napoleón como para que tú te intereses todavía por las tierras!
mso-ansi-language:ES">La bofetada que le dio Natalia Antonovna a su hija fue demasiado fuerte, pero Lydia no se retractó. Estaba cansada ya de la poca importancia que le daba.
mso-ansi-language:ES">-Siempre ha sido así, madre. Tú haciendo tu voluntad y yo cediendo. De no haber sido por mi padre ni siquiera estaría con mi amado Kolia, estoy segura. Lo siento, mamá, pero por ahora esta discusión terminó. Ya sabes mi opinión. Yo no dejaré a Vladimir solo.
mso-ansi-language:ES">La joven se fue a sus aposentos, aguantándose las lágrimas de coraje, mientras su madre le gritaba que volviese. Que era una falta de respeto que la dejase sola.
mso-ansi-language:ES">La sierva, Dunia vio entrar a la señorita con la expresión descompuesta. De hecho, hasta ahora era que veía que Lydia sacaba esa ira que la consumía. Comprendía que Nikolai quisiera marchar a la guerra, él quería ayudar. Entendía también a su hermano; él deseaba ser feliz.
mso-ansi-language:ES">Y de pronto se le vino un rostro del cual no se había acordado en estas horas: Kiril Andreievich, con sus propias tristezas a cuestas. Él podía no estar participando activamente en la guerra, pero tenía sus propios demonios, con la furia que debía sentir contra Nadezhda.
mso-ansi-language:ES">-Fui demasiado egoísta con él… probablemente él también necesite una mano amiga, no una atención hipócrita como la que le brindó mi madre ese día.
mso-ansi-language:ES">Lydia se tranquilizó un tanto y empezó a escribir una carta de disculpas a su buen amigo. Probablemente, el único, después de su querido Nikolai que no la veía como una niñita estúpida. Que había sido lo bastante educado y sensible como para reprocharle su egoísmo momentáneo… mejor detuvo su carta. Iría ella misma a pedirle las disculpas. Hablaría con su padre, para que la acompañase. No quería ver a su madre en este día.
mso-ansi-language:ES">Bajó las escaleras que conducían a su habitación y fue hacia el despacho de su padre. Tocó la puerta y la abrió, viendo a su padre un tanto sorprendido de verla entrar.
mso-ansi-language:ES">-Hija, no estuvo bien que le respondieras así a tu mamá. Ella te quiere. No seas injusta con ella- la reconvino Feodor Stepanovich tristemente.
mso-ansi-language:ES">-Lo siento, papaíto pero ya he perdido la paciencia con mi mamá. No me siento querida. Para mi temperamento solamente tiene reproches. Le tenía miedo todo el tiempo. Delante de la gente se comporta como la madre más comprensiva del mundo conmigo, pero me hace sentir como un estorbo cuando estamos en casa.
mso-ansi-language:ES">El viejo conde no podía comprender por completo a su hija. La adoraba, pero era quizás demasiado joven e inexperta en la vida. Pero al ver sus ojos, pudo reconocer que la chica tenía gran parte de razón. Natalia hubiera preferido que Lydia fuera como Katya, más mundana, más enterada sobre política, que se sintiese como si mereciera todos los halagos del mundo por su hermosura.
mso-ansi-language:ES">Pero Lydia no era así. Era muy bonita y naturalmente graciosa. Tenía un alma sensible y se sonrojaba cuando alguien le hacía un halago sincero. No estaba interesada en ser una gran dama. Ella se reconocía como alguien ni tonta, ni inteligente. Solamente deseaba ser sinceramente amada por lo que ella era. Por sus bailes rusos, por sus diversiones sencillas, por que a pesar de sus recién cumplidos dieciocho años, era aún inocente.
mso-ansi-language:ES">-Ven aquí, Lydia, ven… déjame abrazarte- la joven fue y su padre la abrazó fuertemente -a veces se me olvida de que ya eres una adulta, pequeña. Vamos a dejar que se le pase el coraje a tu mamaíta. Salgamos de aquí, ¿quieres?
mso-ansi-language:ES"> mso-ansi-language:ES">Lydia se sintió mejor y asintió. Ya en el camino, le diría a su papá que quería ver a su buen amigo Kiril.
guerras napoleónicas,
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