Dos Ficlets + algo de RL y personas mentalmente insestables

Aug 07, 2013 12:41

Pues bien, he vuelto a escribir esta vez un par de viñetas para un reto del foro Alas Negras, Palabras negras, y oh sorpresa no he terminado con ganas de aventar el computador por la ventana. Creo que poco a poco me vuelven las ganas y he descubierto que los retos y los Kink!meme son un aliciente interesante (por lo menos en cuanto a encadenar a la musa, a ver si despierta de una vez por todas la muy zorra)

Título: Los Colores de la Arena
Fandom: ASOIAF
Raiting: M+
Characters/Pairings: Oberyn Martell/Daemon Arena. Ellaria Arena
Summary: “Porque los dioses habían esculpido al menor de los Martell de la misma arcilla con la que le dieron forma al pecado y era imposible quitarle los ojos de encima.”


Los colores de la arena
Oberyn Martell es puro fuego,  tiene ojos del color de la brea y la piel de un crepúsculo tardío, habla con voz suave y siseante -como si estuviese compartiendo contigo el más sucio de los secretos- y sonríe como una advertencia.

Daemon se considera un escudero eficiente, empecinado en desempeñar bien su labor, observa, aprende  y calla.

Sus hazañas se cuentan en palacios y en tugurios por igual, el muchacho recorre las tabernas y se divierte al escuchar la misma historia -contada en diez versiones diferentes- en cada una de ellas.

La favorita de los caballeros es la de aquella vez que derrotó a siete hombres en las Tierras de la Discordia con una sola lanza y sin quebrar la punta, la de los comerciantes discurre sobre cómo engañó a un cruel capitán Bravoosi para quedarse con su galera rebosante de tesoros provenientes de las Islas del  Verano que se negaba a distribuir a menos que le pagasen unos impuestos desmesuradamente elevados; y las mujeres, ¡ah, las mujeres! ellas tenían una favorita diferente para cada noche (una por cada serpiente de arena, en opinión del bastardo de bondadivina)

Pero Daemon ha visto más allá de su sombra y ha descubierto al hombre -de carne y hueso, de piel y sangre- que emerge entre los versos de la fábula. Sabe que siempre se monta al caballo del lado derecho y se baja del lado izquierdo, que toma tres copas de tinto -dorniense, añejado para quemar la garganta y el miedo- antes de cada batalla y suele dejar la última a la mitad.

Sabe también -y es el conocimiento que le hace sentir un cosquilleo de satisfacción bajo las yemas de los dedos-que  es su lanza la preferida de sus amantes y sólo permite que el joven Sand la toque aparte de él.

En una ocasión le  había sorprendido en su tienda con Ellaria.

Oberyn clavaba las rodillas sobre la capa, la pelvis entre las piernas de la mujer y las pupilas directamente en su alma, las puntas del cabello tintineaban, rodeadas de escarcha y una  gota de sudor brillaba haciendo eses perezosas desde el vértice de la nariz hasta donde cambiaba de piel. La boca se le había secado y había sido incluso  incapaz de avergonzarse -bajar la cabeza como era debido- al saberse descubierto. Porque los dioses habían esculpido al menor de los Martell de la misma arcilla con la que le dieron forma al pecado y era imposible quitarle los ojos de encima.

Se había relamido los labios antes de hablar -O te unes, o te vas porque mirando no te quiero.

Esa noche se había ido.

Pero la luna había cambiado en el cielo y la de ese día era una delgada risita burlona que miraba con millones de estrellas.

La víbora entreabre los labios, tirando las comisuras hasta dejar a la vista los colmillos,  Daemon cierra los ojos y entonces bebe directamente de su veneno.

-Quédate -La segunda vez no hay elección (y él no quiere elegir)

Se tumba de espaldas y estira un brazo para rehacer el camino de una gota que se secó hace mucho, se detiene en el borde, la duda hormigueando en los dedos, justo debajo del ombligo.  El príncipe esboza una sonrisa -sincera, sin matices- y cubre su mano con la suya.

-Sigue

No lo dice como una orden pero él obedece. Porque es un escudero fiel y está orgulloso de poder complacer a su señor.

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Título: A Crimson Song
Fandom: ASOIAF
Rating: K+
Characters/Pairings: Ser Arthur Dayne/Elia Martell. Rhaegar Targaryen
Summary: Las historias de la Guardia Real son historias de honor y valentía. Son historias, claro, que nunca se cuentan en tiempos de guerra.

A crimson Song
Las deudas que más duelen son las que nos debemos a nosotros mismos.
Los hombres de la Guardia Real son hombres de honor y juramentos, hombres que hincan la rodilla y se inclinan ante un  ideal, el de la responsabilidad y el servicio. Señores que abrazan su misión y la veneran con dedos ásperos -llenos de callos y de hazañas- y engendran retoños de satisfacción por el deber cumplido.

Probablemente, todo sea una cuestión de colores.

Las historias cuentan que el alma de los caballeros blancos debe ser tan nívea como su armadura y sus ambiciones tan desiertas como sus camas.
Cuentan también que el blanco puro que los representa es el mismo que abraza las empuñaduras de sus espadas y dirige sus estocadas ante las causas justas, el blanco impoluto, sin mácula.

Pero, Arthur piensa, se callan muchas cosas.

No añaden también que muestra demasiado: el blanco en el que cada rasguño, cada grieta y cada imperfección aparecen siempre aumentados, siempre evidentes.

No narran su historia.

No hablan de como Albor -que es tan blanca como su capa- a veces se mancha y deja caminos que parecen de vino sobre nieve.

No hablan de la sangre y del rojo que derraman, no dicen nada del honor y lo negro de su pecado (negro carbón, como los ojos de Elia que parecían siempre a punto de arder -rojo de nuevo- ante la aparición de su risa límpida y clara, que chispeaban con el ingenio vivo y febril que su cuerpo nunca poseyó)

No explican que el blanco es demasiado absoluto, demasiado definitivo y tiránico.

No discurren sobre los momentos en que el deber se le confundía con la justicia y la devoción (por su señora, porque lo había sido desde que eran niños en Lanza del Sol, porque Rhaegar -su mejor amigo. Su futuro rey- le había encomendado protegerlos a ambos, y él no podía decantarse por ninguno)
No exponen la falta de respuestas entre las páginas del Libro Blanco sobre qué hacer cuando la mano suave y dulce de una princesa se posa sobre tu rostro y te estremece hasta los cimientos, agrietando tu honor en cada roce (Manteniéndole, no obstante, en su lugar, porque Elia pegaba los pedazos uno a uno cuando lo besaba, porque ella no se rompía y no se doblegaba y, mientras estuviese con ella, Dayne creía que él tampoco)

A menudo pensaba en Rhaegar y en el momento en que le había confesado su canción de Hielo y fuego. El dragón había dicho que el honor y el deber eran conceptos demasiado crueles. La virtud de los hombres que no conocían más identidad que la de la obligación. Había sonreído, con tristeza, antes de añadir: “Hombres sin libertad de elección”. Arthur no fue capaz de reprocharle ni refutarle sus palabras. Él también era dueño de su propia canción.

Empezaba blanca, como la carta que sostiene en las manos (la segunda con palabras rojas en arribar a la Torre de la Alegría)

El blanco en el que la gracia es un estado de mente. El blanco de sus nudillos apretados (de su honor y sus promesas), vítreo y real, que no soporta que lo mancillen.

Y terminaba escarlata.

El rojo descarnado (de las montañas rocosas de Dorne, de los rubíes en el pecho de Rhaegar estallando en pedazos, de los sesos de Aegon, el cuerpecito de Rhaenys….y las lágrimas de Elia) que golpea con fuerza, que profana (al blanco) con desquiciante facilidad.

Rojo como el charco húmedo en las sábanas de la norteña.

Elia y Rhaegar se habían roto primero.

Su honor -a manos del invierno que era Eddard Stark- vino después. Hielo y fuego.  Albor y Sangre (Y en el fondo de sus pupilas un par de carbones encendidos).
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Y ahora sí, mi vida random altamente ignorable:

¿Saben de esa gente que fantasea siendo otra? ¿Más guapa, más rica, mejor en algo?

Normalmente es con famosos, normalmente los siguen como hordas furiosas  que no entienden muy bien si quieren estar con ellos o ser ellos.

Pues bien, hay gente todavía más subnormal que se conforma con ser otra persona un poco más del común (sin fama, dinero y esas cosas). He entrado a mi face y de repente em he vsto taggeada en un montón de publicaciones en las que me avisan que tengo que revisar, urgentemente, unos perfiles, pues bien esta gente (cuatro o cinco personas, aunque casi sospecho que es la misma persona con mucho tiempo libre), que además son de otro país, se han dedicado a hacerse pasar por mí y unos compañeros de la Universidad, subiendo nuestras fotos  de presentación de autopsia (traje de gala) y comentando todos lo genial que es tener un grupo de tenis así (porque señores jugar tenis en deportivas estaba muy visto, lo de hoy son las minifaldas y los tacones de 12 cm) entre otras, dejándose muros en los que, en síntesis, se dedican a vomitar arcoíris y corazones. Mi nuevo nombre es Natiii PereZzZ por cierto xD

En fin que después del ataque de risa que me dio por casi cinco minutos (supongo que debería preocuparme, pero es tan difícil tomarlos en serio) me he dispuesto a reportarlo y a mandar algunos mensajes cariñosos. La chica me ha respondido acusándome de hacerme pasar por ella.

Internet señores, el único lugar donde la deficiencia mental puede hacerse una red social.

Y siguiendo con esta línea:

La receta de hoy (patrocinada por esas lindas y equilibradas personas que te encuentras de vez en cuando en el journal):

Pasos para ganarte una feminazi.

Decir que el machismo es histórico, que en sociedades donde el poder lo ostenta mayoritariamente el hombre la mujera era (y es) vapuleada. Decir que es realista reseñar esto en la literatura. Decir que la obra de George Martin no demuestra que es una amante de los violadores y los hombres que golpean a sus mujeres hasta hacerles escupir los dientes. Señalar que en ASOIAF, de hecho, si hay muchos personajes femeninos sobresalientes, y personajes homosexuales y bisexuales que ostentan cargos importantes.

Señalar sus apuntes contradictorios.

Pasos para que te dedique una entrada.

Refutarle su extenso argumento en el que se dedica a llamarte “fucking cum” “Love rapist” “You want a man to do it” y la única parte de su retahíla que no son insultos es cuando te dice que ella ha conocido un Iraní que escapó del régimen y por ello sabe lo que es el dolor humano y no es prejuiciosa (de los mismos creadores de “Yo no soy homofóbico, tengo un amigo gay”), que dicho dolor no debería ser mostrado ni en los libros, aunque claramente no se le exalte, que decir que la naturaleza humana es egoísta en la mayoría de los casos es justificar que lo sea. Porque claro, los hombres en el fondo son un cachito de pan que viven en comunión con la naturaleza y sus congénere. Lo de las guerras, el hambre y la miseria es que nos aburrimos mucho.

Luego es cuando borra tus comentarios, edita los de ella, jamás explica directamente todas las falacias que le has señalado, te dedica una entrada en la que te llama Troll y va a que sus amiguis le den palmaditas en la espalda.

¿Diciendo qué? Que no demandar que en un libro la gente actúe más humanamente, no exigir que todas los personajes femeninos en el enarbolen la bandera del poder y arrasen con la opresión y la injusticia es apoyar la desigualdad de nuestro mundo, de nuestras mentes y perpetuarla, ah y “una justificación para babear a gusto sobre toda la violación de Martin”. ¿QUÉ?

O más elocuentemente:



¿Qué concluyo con esto? El fanatismo es la muerte de la razón. Desde el musulmán que se inmola en nombre de su dios, hasta el ateo consumado que pide la muerte de todos los musulmanes. Pasando por la mujer revolucionaria que desea encerrar a todos los hombres en un laboratorio y tenerlos solo para extraer esperma.

Y eso es todo por hoy.  :*

oberyn m/daemon s, arthur d/elia m, RL: Supera la ficción, idas de olla varias, fandom: asoiaf, fic

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