Cry for the moon and the star

May 14, 2012 15:57


Manifiesto shipperil al Sirius/Remus

En realidad debería estar estudiando cardio, pero es por todos bien conocido el espíritu de fangirl que nos posee en cualquier momento, en cualquier lugar y sin pedir permiso, ese que se arrastra silencioso sobre cada idea llamativa y la ancla a nuestro cerebro, absolutamente inconsumible hasta que se lleve a cabo, así que, aludiendo a mi falta de fuerza interna para resistirme a los efluvios del ship, y tomando en cuenta que tenía ganas de hacer algo así desde hace mucho,  te invito a ti, que lees esto, a que prometas solemnemente que tus intenciones no son buenas (las mías no lo son).



¿Por qué Sirius y Remus?

El primer libro que llegó a mis manos de la saga de HP fue PoA, no soy muy amiga de las películas y jamás vi ninguna, no al menos hasta que terminó la saga, y puedo decir sin lugar a dudas que de no haber sido ese mi primer contacto con el mundo de Jotaká posiblemente no hubiese leído el resto, o me hubiese costado más decidirme, porque sí, sus personajes principales me gustaron, pero fue la primera generación la que me robó absoluta y obstinadamente el corazón; porque sabemos mucho pero a la vez sabemos muy poco sobre ellos, porque la tragedia duele igual todas las veces, pero la primera es siempre más inesperada y por tanto más en carne viva.

No soy fan de Rowling y nunca lo seré porque me parece que a veces sus personajes le ganan, se le salen de las manos y no es muy buena llevando secundarios (e incluso algunos principales), que abusa flagrantemente del recurso de “usa al personaje para lo que más te convenga”, que lo diga especialmente Draco Malfoy, y termina incurriendo en un desarrollo defectuoso y contradicciones que nos hacen preguntarnos si no estaremos quizá leyendo un caso de personalidad múltiple, porque es así, siguiendo el ejemplo anterior, el rubio, un personaje totalmente desaprovechado a mi gusto, era utilizado tantas veces como Rowling quería demostrar la superioridad moral de Harry, ni siquiera tuvo la decencia de dejarle escoger un bando al final, o de imprimir su carácter de una manera más coherente. No hablemos ya de Voldemort y Bellatrix, sus patéticas muertes y del epílogo del mal. O de Tonks, uno de mis personajes femeninos favoritos, que en el quinto se mostró fuerte, divertida, rebelde e increíblemente joven y en el sexto y el séptimo me la vuelve poco más que una chica depresiva que, y esa es la impresión que da, casi obliga al hombre que ama a casarse con ella y considera abandonar a su hijo recién nacido para estar con él.

Y el romance, bendito romance desarrollado por la Rowling es para querer tirar a la lógica por la ventana, me parece a mi, que su único gran acierto fueron Ron y Hermione (y James y Lily, un poco Lily/Snape, pero creo principalmente que esto es porque realmente ella no los desarrolló mucho xD), que con el resto a esta mujer se le iba la pinza un poco, mucho, demasiado.

No soy su fan, ya lo dije, me parece que es mala con las relaciones y regular con el desarrollo de personajes, pero es insuperable en algo: La descripción impecable de un mundo que básicamente se palpa en la hojas, el aire de Hogwarts que se respira en cada palabra y luego no te abandona nunca, y los pasillos de piedra que parece, al terminar el libro, que los hubieses recorrido tu mismo. Y eso es algo que siempre tendré que agradecerle, el haber creado un mundo tan maravilloso, tan vívido, tan conmovedor.

Dicho esto, y sí, me voy muchísimo por las ramas, continuemos.

¿Por qué la primera generación? Porque es un marco más independiente, más autónomo, porque me parece que está más libre a la interpretación, y porque toda mi vida he preferido lo sugerente e insinuado, a lo obvio y escandaloso.

Y la relación de Sirius y Remus (cualquier que quieran ver, como la deseen interpretar) me parece algo que en su sutileza, en su silencio aparente, grita con fuerza y desgarra cuando profundizas. Como una ironía, como la paradoja  que representaban.



Sirius Black, el aristócrata que se negaba a serlo, que deseaba sublevarse ante la tradición, pero cuya ascendencia muchas veces le salía natural, le escurría por cada uno de los poros, el rebelde sin causa, el tipo de chico que probablemente detestarías si lo tuvieses de compañero (pero secretamente quisieras acorralar contra alguna esquina oscura), seguro de si mismo y de sus capacidades, con un ego colosal, engreído en ocasiones y alguien que administraba su propio tipo de justicia, porque quería, porque podía, porque le parecía; no era perfecto y nunca lo fue, presumido e insufrible a veces, tenía comportamientos censurables, pero al mismo tiempo exhibía una fortaleza, una lealtad y un sentido de protección para con los suyos que no tenía parangón, como un perro o como un niño, quizá no sabía exactamente cómo querer, pero sentía con una fuerza desproporcionada; daría la vida por los que le importaban de verdad, y lo hizo al final (y JK que me lo mates tirándolo por una cortina es tan ridículo como Bellatrix asesinada por un ama de casa). Luchó en dos guerras en el bando que defendía a los débiles, dueño de una inteligencia considerable, sus acciones, simultáneamente, eran tremendamente viscerales.

Estaba destinado a la grandeza, pudo haber escogido el camino fácil, el camino de su casta, de su familia, de lujos, de sangres limpias y “ganadores” y no lo hizo, eligió a sus amigos, sus ideales, su libertad, se hizo animago por Remus (un licántropo, un mestizo), se escapó de su casa para vivir con James a quien consideraba su hermano, y se dedicó a ser básicamente un Gryffindor de manual: valiente, insurrecto, fuerte y con nombre de estrella.  Y ya, se nota que Sirius Black tiene mis bragas desde siempre y no me molesto en ocultarlo.



Luego está Remus, el que nos presentaron como el profesor que todos desearíamos, con un sentido del humor envidiable, unas maneras medidas, elegantes y estudiadas; el que te enseñaba a enfrentarte a un boggart con una sonrisa y utilizaba el chocolate como antídoto para los dementores. El chico que cargaba con una terrible maldición, con el rechazó, la discriminación y el auto-complejo, que tuvo la suerte de encontrar en el colegio a los mejores amigos que habría podido tener; el prefecto, amante de los libros, el más tranquilo y diplomático de los marauders, el chico correcto que le aullaba a la luna y escondía tras su ropa siempre demasiado grande, siempre demasiado andrajosa, una fortaleza que nadie hubiese podido imaginar.

Lo que más me gusta (y me rompe) del personaje es lo torturado que está, lo mucho que sufre y lo bien que lo disimula, esa necesidad de sentirse querido (y al mismo tiempo de sentir que no merece ese cariño), de no defraudar a los suyos - el hecho de que aunque no estuviese de acuerdo con el trato que Sirius y James daban a Snape, no fuese capaz de reprochárselos- y lo mucho que sonríe a pesar de toda la tragedia que lo rodea. De sus apariciones en el sexto  y el séptimo me niego a hablar porque la verdad no sé si es posible que un autor sea capaz de hacer Ooc a sus propios personajes, pero la transición de Remus fue brutal, el matrimonio que casi parecía de penalti, la EMOtividad, las ganas de salir corriendo por todo, en general: impresentable.

¿Por qué hacen una buena pareja?

Porque son ANGST gente, angst del bueno, del puro y duro, del que lees con un litro de helado de chocolate y las cuchillas lejos por si acaso. Y porque se quieren, a su modo, mucho, ya más adelante me explayaré en este punto

A ambos se les acaba la vida a los 22 años, no físicamente como a James y Lily, pero, en mi opinión, de una peor forma, se les acaba anímicamente. Sirius es enviado al lugar donde el infierno parecería un sitio agradable y Remus se queda absolutamente solo pensando que el único amigo que le queda con vida es el mismo que ha arruinado la del resto de ellos.

Doce años transcurren y llegan los hechos del PoA o lo que yo llamo: La declaración del amor eterno.

Remus se ha transformado en un hombre desgastado: por el tiempo, los recuerdos y la luna, su cabello con canas prematuras y su cara marcada por su naturaleza salvaje.  No se muestra abiertamente hostil con nadie, parece uno de esos perfectos caballeros ingleses -si no fuera por sus ropas, casi harapos--, correcto, amable y flemático. Y es evasivo como él solo, cuando sacan un tema a la luz que no está muy dispuesto a discutir, especialmente si es un tema con algún componente que pueda tocar un punto sensible, sencillamente cambia el rumbo de la conversación, o la termina y con una maestría envidiable. Además, es especialmente brillante ocultando lo que siente y controlándose a si mismo -y esto es un punto importante--, esconde todo su dolor bajo la máscara de su impecable cortesía e imperturbabilidad.

¿El punto? EL punto es que cuando se trata de Sirius Black todo eso se viene abajo.

Se viene abajo cuando Harry le pregunta por Sirius y Remus le contesta bruscamente, perdiendo la compostura, dejando caer el maletín que tenía en las manos; se viene abajo además cuando haciendo acopio de todo su repertorio de elevada moral le pregunta a Harry si realmente cree que alguien (cualquiera, incluso si ese alguien es el culpable del asesinato de tus padres, o de tus mejores amigos en el caso del hombre lobo) merece el destino horrendo del beso del dementor, la muerte más cruel, pero sin embargo no duda un segundo, tras descubrir que Peter es realmente el traidor, que él sí la merece ¿Por qué? ¿Por qué sí Peter y no Sirius? Porque Sirius es especial para él y punto carajo. Porque aun cuando todavía le cree culpable, Remus le protege al no decirle a Dumbledore que el fugitivo es un animago, porque aun cuando la verdad no ha sido descubierta la primera vez que Remus le dirige la palabra a Black, lo hace por su nombre y no con desprecio, sino con la voz temblando con una inmensa emoción contenida, no así al hablarle a Peter, haciendo uso de su neutral tono suave acompañado de una mirada glacial.

Toda la escena de la Casa de Los gritos es una oda al lenguaje corporal, miradas que gritan confesiones y confidencias, miradas que se comunican, que se entienden, que deciden, amistades que vuelven a ser regeneradas tras doce años de resentimientos y mentiras, así sin más, en un abrazo, todo perdonado; incluso, como la dinámica de equipo jamás se fue, como cuando Sirius, que es todo ímpetu y energía se quiebra, o se ofusca y reacciona impulsivamente, Remus toma la batuta, Remus sabe cómo aplacarlo (y en OotP esto se evidencia aún más) es el único que puede hacerlo.

Y hablando de OotP… 14 líneas demoras para quitar tus ojos de  encima de Sirius really Remus? Really? Fijación? Alguien?  Y luego le manda a sentar durante la discusión con Molly sobre Harry, y Sirius le hace caso, Sirius dinamita por excelencia Black, sin rechistar, y no sólo eso, con el mismo argumento de Molly --contra el que el animago momentos antes se negaba y refutaba vehemente-- Remus lo hace callar, a él lo mira, se encoge de hombros y vale tienes razón Y ya sabemos quien lleva las riendas en la relación *wink*

Ahora, hagamos un ejercicio, imagina un momento esto: Tienes 35 años, pero te sientes de 60, has vivido más cosas de lo que tus años (y el destino) deberían haberte permitido, te han arrebatado a las personas más preciadas y crees, en el fondo, que ha sido en parte culpa tuya; de repente, te ves arrojado sin misericordia a un mundo nuevo y diferente del que no sabes nada y no has sabido nada durante doce años, porque tienes 35 años, te sientes de 60, pero tu corazón aun se cree de 22.

Ahora imagina que eres el único amigo que le queda a ese hombre, el que lo acompaña, que vive con él y observa todos sus demonios internos, todo lo jodido que está después de Azkaban, todas sus memorias arrebatadas, deshechas o empañadas, todas las cosas que ya no están en su lugar y que deberían, todo lo que debería sentirse familiar pero ya no lo es.

Imagínense siendo esos dos sujetos, que se miran y reconocen heridas de guerra, quizá no las mismas, pero sí igual de profundas, que comparten el mismo dolor y son lo único que les queda, el único remanente vivo de esa época en la que fueron -casi-- completamente felices, cuando la guerra no existía, cuando los hermanos -aunque no fueran de sangre-y las pelirrojas de profundos ojos verdes todavía vivían, y no había traidores, solo cuatro mejores amigos que se cuidaban y se apreciaban  los unos a los otros. Moony, Padfoot, Prongs y Wormtail. Es imposible no aferrarse a ese lazo, no asirse a el con fuerza, con saña, no querer lamerse las heridas y mitigar un poco el horror.

Ahora imagina que te arrebatan todo por segunda vez. Que eso último que te quedaba desaparece envuelto en una carcajada, tras un velo para jamás salir del otro lado. Surreal, repentino, inesperado.

Tal vez por eso les quiero tanto, porque nunca dejan de doler. Porque cuando Sirius muere Remus no se echa a llorar allí mismo (y si lo hubiera hecho hubiese sido un Ooc como una casa) porque no es su estilo, porque él no es así, porque ha aprendido a lidiar con sus emociones y se controla más que tu enfrente de tus suegros, porque debe ser fuerte por Harry, y no obstante, su voz suena como si cada palabra que dice le causase un gran dolor. Porque eso es Remus a través de toda esta historia, el hombre cuyas defensas sólo se ven arruinadas cuando la causa es directa o indirectamente Sirius (Y luego se casa, con una chica que es casi la versión femenina del animago, rebelde, gamberra, tozuda y explosiva (y Black ya que estamos), tiene trastornos de personalidad, es padre un hijo al que estuvo a punto de abandonar, y muere en dos líneas, sí que te hizo daño la muerte de Sirius, majo. --Y Jotaká se la fuma a veces, punto--).

Porque su historia, la historia de ambos, lastima -y cala hondo y se te ciñe al corazón-- y ríe, y es imperfecta e injusta, y sobre todo, desgarradoramente humana.





Si lo quieres ver solo como amistad vale, como amor fraternal, también vale, pero que tenían una relación especial, a su manera, a la manera de los lobos y los perros, oh eso es innegable.

Querido lector/lurker/fan del S/R que no lo sabía pero te acabas de enterar, siéntete en todo tu derecho de expresarte, opiniones, detracciones, críticas, todo se vale.
PD: Las imágenes no son mías, los dibujos fueron sacados del maravilloso fic Shoebox project.

los cachorros me ponen mala, sirius/remus, esto pasa cuando me aburro, idas de olla varias, otp's de la vida

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