De antifaces dionisiácos y ojos apolíneos

Mar 22, 2012 23:33


Me gustan los corazones rotos, es una fijación que he descubierto recientemente en mi vida, durante una de esas profundas reflexiones de cafetería, con el café humeando en la mesa  junto a  las migas de galleta, y los contornos de una epifanía que acariciaba con la mirada.

Así, sin más, me gustan los corazones rotos y las historias de esas grietas.



Me gustan en las novelas, donde cada página enrarece un poco más el ambiente y vuelve el aire una masa espesa e irrespirable, donde cada palabra es un poco más profunda -corrosiva-allí donde se unen los dos pulmones y el corazón palpita con fuerza, donde el nudo en la garganta amenaza con impedirte aguantar, pero los dedos crispados pasan las hojas  con el desepserado anhelo de que no termine aún.

Me agradan.

Me atraen en la vida real, en esa aura que rodea a hombres y mujeres, en ese mundo de corazones rotos que son la mayoría. En la sonrisa fingida y el cigarrillo en la mano, en la expresión pícara y retadora, en la actitud de comerse el mundo antes de que el te coma a ti, en esa desesperada actuación de felicidad y rebeldía, de querer probar todo pero nada con demasiada fuerza, no sea el sufrimiento te esté esperando nuevamente detrás del siguiente paso.

Me atrae en aquella mirada cargada de malas intenciones y buenos resultados.  Me despierta curiosidad en la pose de chico malo, y en la falda corta y los labios color sangre de la chica en la piel de “femme fatale”.

Aplaudo los disfraces, y hago una ova a las actuaciones tan bien representadas, un teatro bien montado, el arte dignamente aprendido en esa fiesta de máscaras y carcajadas desenfrenadas. Pero no, no es ello lo que me gusta.

Lo que más me gusta, mi mayor debilidad no es el traje ni las lentejuelas, no es la pose ni las intenciones, lo que se dibujó en el café como revelación fueron los (tus) ojos de cordero que asomaban bajo la piel del león. El niño asustado que ahora juega más y juega mejor y no olvida que una vez subestimó a su contrincante.  Lo que me fascina no es la declaración de individualidad y rebeldía, lo que me cautiva es como todavía se pueden ver las grietas a través de las volutas de cigarrillo y la chaqueta de cuero. La fragilidad tan cruelmente encerrada.

"Hombres que destrozan el corazón de quien se acerque a ellos
y que vagan por el mundo a la ventura…
Recorren la tierra, remontan los ríos, escalan las cimas mas altas.
Llevan en sí la maldición de la sangre gitana"
Truman Capote

yo y mi pseudofilosofía barata., lo que pienso, divagaciones en el laberinto, lo que soy

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