Escrito para
30vicios Autor:
kaori_konekoFandom: Prince of Tennis
Personaje/Pareja/Trío: Niou Masaharu/Yagyuu Hiroshi
Tabla #11 - Caramelo
-¿Entonces le regalo chocolates o caramelos?-
-Uhm... los chocolates son muy comunes, creo que caramelos. ¿Los vas a hacer o comprar, Suzu-chan?-
-Ya los hice, es más romántico y especial así ¿no? Además, mi madre me enseñó a hacerlos, me quedan muy buenos. Los
chocolates entonces se los daré a mi padre.-
-De seguro que le gustan a Yagyuu-kun.- Risitas.
-Yo digo que mejor lo dejes.- Una tercera voz se unió.
-¿Ah? Es una buena idea.-
-Yagyuu-kun, a pesar que acepta los regalos no se los come. Mucho menos los caramelos. Parece que no le gustan.-
-Ah... Entonces sí sería un desperdicio si los hago...-
-Claro que no.-
Una voz más grave que las anteriores se unió a la conversación. Una de las jóvenes dio un saltito de sorpresa, y las tres se dieron vuelta para mirar sorprendidas al recién llegado.
-Niou-kun.- Saludó una de ellas, sonriendo alegremente.
-Yo podría intentar hacer algo al respecto.- El peliblanco dijo con total seguridad y aparente seriedad, incluso tomándose la molestia de poner su mano sobre el mentón para causar más efecto. Y de seguro lo hizo, porque las tres jovencitas lo miraban con atención.
-¿Algo como qué?- Preguntó la interesada.
-Hablaré con él. Le entregaré la cosa esa y le explicaré.-
-¿¡En serio harías eso, Niou-san?!-
-Seguro. Además, se supone que todo esto de declararse es importante para ustedes.-
-¡Si!- Suzumi abrazó al peliblanco efusivamente antes de reir.
Niou sonrió. -Bueno, se los entregaré ahora, detrás del colegio. Tienen que ir a ver, pero de lejos. Si los acepta y los come ahí mismo, entonces podrás suponer que Yagyuu siente lo mismo por tí. Si los guarda, me los da o los tira, queda más que claro que no tienes oportunidad alguna, Suzu-chan.- Explicó pacientemente, estirando su mano para recibir los caramelos.
La joven asintió con emoción y sacó una pequeña bolsita bien adornada con los caramelos, depositándolos en la palma del joven, para luego sacar otra casi idéntica con unos chocolates. -Los chocolates son para ti, Niou-san, por hacerme este favor.-
La sonrisa del peliblanco creció más. -Nos vemos en cinco minutos detrás del colegio, entonces.-
Las tres jóvenes se alejaron, riendo y conversando, mientras que finalmente la sonrisa socarrona de Niou tomaba sus labios. Tiró la bolsita con caramelos hacia arriba, atajándola despreocupadamente mientras se dirigía a buscar a su compañero de dobles.
*
Llevar a Yagyuu detrás del colegio no fue para nada difícil, tampoco lo fue coordinar que Yagyuu no pudiese ver a las jóvenes que se escondían, ni mucho menor poner una expresión neutra.
Niou sonrió levemente, y llevó su mano derecha detrás de su cabeza para dejarla ahí.
-¿Qué era lo que querías conversar, Niou-kun?-
-Toma.- Estiró su mano, extendiendo la bolsita hacia el pelicastaño.
El joven de lentes parpadeó una vez, mirando el paquetito bien decorado. -¿Y eso?- No pudo evitar preguntar.
Los labios del menor se curvearon ladinamente. -Un regalo para tí.-
*
-¡Tomó el regalo, Suzu-chan!-
-¡Shhh! ¡Si ya ví!-
*
-...¿de quién?-
-De mi, por supuesto.-
Si miraba bien a Niou, parecía casi un predador, y no lucía demasiado confiable que digamos. Yagyuu observó el regalo cuidadosamente hasta que le fue arrebatado y abierto por su compañero. El peliblanco abrió la bolsita y sacó un caramelo casero de forma extraña, extendiéndolo, pero esta vez hasta llevarlo a los labios del otro.
-¿Vas a comer?- Preguntó apresuradamente.
*
-¡Va a comer, va a comer!-
-¡Cállate, Nana, que nos va a oír!-
*
El caballero de Rikkai observó a Niou por unos segundos y decidió que no era lo más sano. Dio un paso atrás y movió la cabeza en negativa. -No. Viniendo de ti pueden tener algo extraño.-
*
-No comió.-
-Ríndete, Suzu-chan. Ya viste que Niou-kun hizo lo que pudo, y aún así Yagyuu-kun no está interesado.-
*
-Me ofendes, Yaaagyuu.- Medio bufó el impostor, no logrando esconder su sonrisa. Se giró un poco y se encogió de hombros hacia las jovencitas, quienes de inmediato se retiraron completamente decepcionadas, ya sin siquiera importarles ser vistas por el pelicastaño.
Yagyuu alzó ambas cejas, antes de afilar un poco su mirada hacia Niou. No dijo nada sino hasta después que estaba seguro nadie estaba alrededor. -Pensé que los habías robado, porque no eres capaz de hacer repostería.-
Niou puso una expresión ofendida. -Claro que puedo, pero no lo haría.- Dijo livianamente. -Agradece que me aguanté y no te agarré frente a ellas.- Agregó, satisfecho.
-Si lo hubieses hecho, te arrepentirías.-
-Para nada.- Se acercó dos pasos. -Y agradéceme que les dije sutilmente que no estás disponible.- Llevó el caramelo a su boca y lo sustuvo entre sus labios, eliminando toda distancia entre ellos para robar un beso. Después de uno profundo, se separaron.
-Bueno, 'gracias' entonces.- Dijo finalmente el joven de lentes, poco convencido de sus palabras.
-Ah, así sí comes caramelos.-
-No cabe mucha posibilidad de rechazarlo de la forma en que lo hiciste.-
-¿Cierto?- Se separó y forzó otro caramelo para que Yagyuu comiera antes de tirarlo al basurero. -La próxima ya vas a ver que sí hago y te lo vas a comer. Estos no me gustaron, están muy empalagosos.-
-Cualquier caramelo es empalagoso, Niou-kun.-
-No me gustan. Y a ti tampoco, ¿escuchaste? Menos los chocolates.-
-Entendido, Niou-kun.-
-Bien, solo me estaba asegurando.- Sacó la bolsita que le había entregado la joven y la abrió, echándose un chocolate a la boca. -¿Quieres?- Preguntó, aún masticando el chocolate.
-¿No que no nos gustaba el chocolate?- Yagyuu suspiró inaudiblemente.
-No nos gusta el chocolate o el caramelo que te den a ti, pero este me lo dieron a mi, y no está malo.-
#21 - Sangre
Observó como el hilo rojo caía fácilmente por su mano, formando una línea perfecta. Si volteaba la mano un poco, y cambiaba el ángulo, incluso podía hacer figuritas...
Llevó sus labios hacia el líquido, dejando que el sabor metálico quedase sobre su boca por unos segundos antes de dejar caer su mano a un costado.
Ni siquiera dolía, eso era lo peor; no dolía nada, no ayudaba a mitigar el dolor que sentía dentro, el pesar, el miedo... no ayudaba. Era una mentira poder pensar que con un dolor te podías olvidar de otro, porque el dolor casi inexistente, el ardor insignificante que sentía en su muñeca no se comparaba al dolor en su pecho.
Empuñó su mano con fuerza, observando como parecía dejar de sangrar por unos momentos, y dejó caer su cabeza sobre el suelo, no importándole demasiado la mancha en el suelo que se formaba conforme los segundos pasaban.
No lo soportaba.
Tragó y estiró su mano derecha, alcanzando el teléfono temblorosamente y discando un número de memoria, armándose de todo lo
que le quedaba. Lo presionó contra su oreja, su respiración agitándose levemente.
Un tono.
Dos.
Tres.
Cuatro.
Maldijo. Sabía que Yagyuu respondía al segundo tono. No iba a responder. No iba a responder. Aún sabiendo eso, insistió. No quería cortar.
Cinco.
Su respiración se detuvo. Un nudo se formó en su garganta.
-¿...Niou?-
No había '-kun'.
Había parecido una eternidad desde la última vez que escuchó la voz profunda pronunciar su nombre. Podría ser estúpido, pero dolía un poco menos. Al menos podía ser patético en privado, podía darse ese lujo.
-¿Niou?-
Sonaba un poco diferente. No sonaba como el Yagyuu que conocía. Tragó nuevamente, con fuerza y forzó una sonrisa, a pesar que sabía que Yagyuu no la podía ver; quizás era para convencerse que todo estaba bien.
-Na, Yagyuu...- Comenzó, acomodándose contra el suelo con dificultad. -¿Por qué la sangre es azul dentro del cuerpo y roja cuando sangramos? Creo que estaba tirándole proyectiles a Tsukuyama cuando Naoki-sensei explicó esa parte.- No habían hablado por más de dos semanas aparte de lo estrictamente necesario, pero Niou podía simular que todo estaba bien, que nada había cambiado por unos segundos, que su vida seguía igual y no había cometido nunca tamaña estupidez de decirle a su compañero de dobles lo que sentía.
'Respóndeme'.
Dos segundos de silencio. La mandíbula del peliblanco se apretó.
-La sangre siempre es roja. Puede variar la intensidad del rojo, pero se ve azul precisamente porque está dentro del cuerpo.-
Explicó con tono perfectamente neutral. -Lo siento, Niou, ahora voy de salida.-
-Aa... claro, ve.- Murmuró de vuelta, cortando la comunicación. Miró el teléfono por unos segundos, y luego volvió a llevar sus labios sobre el corte en su mano, esta vez, saboreó el gusto metálico entremezclado con uno salado.
#29 - Salida
Corrió. Corrió como jamás lo había hecho, porque así no estaba bien, porque había sido un cobarde, porque sabía que las cosas no podían seguir así, y necesitaba darle una solución ahora. Solo habían dos salidas una vez dentro de todo esto, y sabía cual escogería. Lo sabía y estaba dispuesto a tomarla y a no seguir escapando.
Corrió fuera de su casa, apenas con lo que llevaba puesto, y siguió corriendo, sus pies llevándole sin dificultad alguna, sin que pensara a donde debía llegar, porque lo sabía.
No supo cómo entró, ni cuanto tardó en llegar, solo sentía la adrenalina corriendo por sus venas, impulsándole a seguir; todo lo demás eran borrones, imágenes incompletas.
Abrió la puerta con brusquedad y le vio. Le vio, sentado en el suelo, apoyado contra la cama. Pero no fue eso lo que le sorprendió, sino la pequeña mancha roja en el suelo. Los ojos marrones se dilataron más si era posible, se detuvo un segundo, solo un segundo para observar e intentar regularizar su respiración y su rostro se contorsionó con enojo.
-¿¡Qué hiciste?!-
Nunca se había escuchado así; hasta su voz le parecía ajena, demasiado enojada, descontrolada, con demasiados sentimientos, pero no le importaba en ese momento, cuando parecía que su corazón se detenía y su garganta se apretaba hasta hacerle difícil incluso una tarea tan básica como respirar.
Era su culpa. No podía evitar sentirlo como algo suyo, porque había sido, era, su culpa. El ver al otro joven en ese estado... no, no era porque Niou no pensaba en las consecuencias; la naturaleza del peliblanco era así. Era porque él, porque Yagyuu no había estado ahí para detenerlo, para prevenir que esto sucediera, porque había huído sin pensar en lo que podía pasar.
Avanzó hacia el peliblanco, por primera vez en semanas viendo a aquellos ojos que se alzaban apenas para verle, desprovistos de su fiereza y desafio, y se agachó, sus manos buscando frenéticamente alguna herida. En cuanto la encontró, no tan profunda como había pensado en un principio, presionó la parte inferior de su camisa contra la herida con fuerza, con demasiada fuerza, apretando su mandíbula para que no temblara.
-Viniste.- Murmuró apenas audible el peliblanco, no pareciendo afectarle para nada los tratos sobre su herida. -¿Por qué viniste?- Preguntó, intentando deshacerse del toque del otro joven sin mucha fuerza, alzando sus ojos y tratando de proveerlos de frialdad falsa.
-Quédate quieto.- Fue lo único que Yagyuu dijo, su voz saliendo firme e intransigente, tan diferente a como era usualmente, un poco de su molestia dejándose mostrar en cómo presionaba más fuerte la herida abierta, haciendo que Niou mordiera una queja.
Las orbes del menor cayeron al suelo, sintiendo un nudo en su garganta como muy pocas veces en presencia de su compañero.
-Sanan rápido.- Si es que eso era lo que le preocupaba. Simplemente quedarse sin compañero de dobles y nada más.
-...Dejate.- Otra vez esa voz. -¿No crees que ya es suficiente?- Era apenas un susurro, pero era más que necesario para que Niou escuchara.
-¿Suficiente qué? ¿¡No crees que ya es suficiente que estés aquí?! ¡Por qué viniste! ¡No te necesito!- Se zafó del agarre con brusquedad y miró a Yagyuu con sus ojos afilados, alejándose apenas unos centímetros.
No era verdad. Yagyuu sabía que las palabras de Niou no eran verdad; ya sabía que Niou reaccionaba así en situaciones como estas, sabía que trataba de bloquearse. Él había hecho que Niou reaccionara así, que contradijera sus palabras y actitudes
con lo que sentía. Apretó su mano y acortó la distancia entre ellos, tomando la muñeca del peliblanco para apresionarlo y evitar que se alejara más. Los ojos marrones se posaron sobre los más claros nuevamente, con cada segundo que pasaba notando la mirada afilarse más y más, volverse más rencorosa y dolida.
Era posible que no fuese lo mejor que podía hacer, pero no soportaba tener a Niou viéndole así. Su mano libre se movió con fluidez y le plantó una cachetada que parecía haber logrado que algo de sentido común volviese al peliblanco. Le miró, ojos sorprendidos y confundidos a la vez y sus propios ojos se suavizaron.
-Lo siento, Niou.- Murmuró bajo, atrayendo la muñeca a sus labios para limpiar la herida en algo que no se cuestionó ni un segundo. No le sorprendió que Niou no se moviera, que no opusiera resistencia alguna. Sintió el estremecimiento del cuerpo del otro joven, y también el de su propio cuerpo.
Lamió sus labios, y aún sin soltar la muñeca del menor, se inclinó para besarlo, sumándose al estremecimiento de su cuerpo, los latidos fuertes de su corazón, el sabor metálico y salado de los labios de Niou, la suavidad de una caricia que ambos habían estado esperando, que ambos anhelaban mas que no habían vociferado jamás.
Se separó tras unos segundos, sin despegar su mirada de la de su compañero. -Siento haber tardado tanto.-
-Imbécil...- La mano libre del peliblanco golpeó el hombro de Yagyuu, para luego apretar el material de su ropa en su mano con fuerza. -Eres un idiota, Yagyuu...-
-Lo sé.- Una sonrisa frágil curveó los labios del caballero. No era necesario más que eso para saber que había sido perdonado.
Podía ser algo que jamás hubiese considerado hasta el día que Niou lo mencionó, pero era auténtico, era necesario para ambos. Y sabía que no se había equivocado, que había tomado la decisión y la salida correcta.
1º I took too long to write that... asfasd. Just two more to go~ Yeeey~
2º Happy Birthday, Yagyuuuuuuuu~ <333