Escrito para
30viciosAutor:
kaori_konekoFandom: Prince of Tennis
Personaje/Pareja/Trío: Niou Masaharu/Yagyuu Hiroshi
Tabla #9 - Piano
Si, lo recordaba perfectamente, cómo había creído una vez que Niou podía producir su propia orquesta, pero esto estaba mal, muy mal, independiente de la contaminación acústica que podía causar, y el daño a sus preciados oídos que se estaba cometiendo; esto era una aberración a la música, sin duda alguna. Una destrucción de la música.
-Niou-kun.-
-¿Hm?-
Y a pesar de todo, el peliblanco estaba muy feliz, demasiado feliz, tocando piano como si verdad tuviese idea alguna de lo que estaba haciendo, y no fuera para nada consciente de la destrucción de oídos ajenos; bueno, no era como si el peliblanco estuviese acostumbrado a pensar en los demás. Pero, lo curioso era que, al principio, con más personas alrededor, parecía esforzarse aún más en hacer ruidos estrepitosos.
Bien conocía el afán de Niou por molestar a la gente, pero ya luego de dos minutos distorsionando sonidos, retorciendo notas y volviéndolas desentonadas y horribles, no quedaba nadie sino ambos.
Yagyuu hizo una mueca, y llevó una de sus manos a sus oídos. Se acercó al piano y hacia el otro joven presente con lentitud y aparente calma.
-No toques piano nunca más, por favor.-
-Ahh, pero si es divertido, Yagyuu~-
-Creo que no es tu fuerte. Quizás es otro instrumento.- Intentó, soltando un suspiro mudo de alivio a la quietud del lugar.
-...- Silencio. Los ojos de Niou dejaron el piano y se volteó a ver al mayor, sonriendo ampliamente, una expresión se suponía, debía ser inocente. -¿Puedo tocarte a ti, entonces?-
#24 - Humillación
Sus puños se crisparon, su mirada se afiló y su mandíbula se apretó, haciendo sus dientes rechinar, y más tarde, logrando brindarle un dolor de cabeza.
Molestia, rabia, furia... no, era decir poco. Lo que Niou sentía en aquellos momentos era humillación. Humillación, porque era su dignidad y orgullo los que estaba siendo pisoteados tan fácilmente, como si de un ser indefenso se tratase, al verlos a ambos. Al ver a Yagyuu, su compañero de dobles, intercambiando identidades con un titular de Seigaku.
Tiempo atrás hubiese sido el hecho de que el otro perteneciera a Seigaku, o a cualquier equipo rival... ahora, era eso, sumado el hecho de ver a Yagyuu ni siquiera chistar e incluso sugerir el intercambio con ese tipo. No, no podía soportarlo. Y no tenía que ser muy inteligente para saber que todo había sido idea de Yagyuu, porque era algo de ambos, era algo personal, algo que se suponía era sólo de ellos dos...
-Maldición.- Gruñó entre dientes, ya no soportando aquella vista. No gritó solo porque no quería verle la cara a Yagyuu, no quería ver con que excusa saldría, si es que tenía alguna. Era una traición.
Dio media vuelta y se fue, solo logrando empeorar y hundirse más.
Se sentía ridículamente desplazado, y peor aún reemplazado. Eso que consideraba personal, había sido ultrajado.
Ya ni siquiera podía mirar a Yagyuu sin sentirse mal, sin sentir rabia y más humillación, sin sentirse herido. No había permitido que nadie lo hiriese, porque no se había acercado lo suficiente a alguien para que lo hiciera, pero ahora que lo había hecho, había salido todo mal. Pero a pesar de ignorarlo - o intentarlo burdamente - no se podía llegar a mucho cuando estaban en el mismo club de tenis, con los mismos compañeros y siendo pareja de dobles. Más temprano que tarde, el caballero de Rikkai le enfrentó, casi acorralándose por séptima vez.
-¿Ocurrió algo, Niou-kun?-
La mirada más clara se afiló peligrosamente, y sintió renacer las emociones dentro de su pecho, haciéndole hervir la sangre. -¿Qué si ocurrió algo?- Preguntó, su tono amargo y sarcástico, una sonrisa falsa tomando sus labios por completo. -Eso es lo que te pregunto. Me sorprende que todavía sigas aquí, siendo que puedes hacer el intercambio con cualquier otro.- Apenas eso fue dicho, el impostor empujó al caballero, haciéndose paso bruscamente para salir sin más de los vestidores.
La mirada marrón, escondida tras los cristales, se cerró, un tanto adolorida y confundida, mas el pelicastaño no perdió tiempo, impidiendo que el menor se fuera tomándolo por la muñeca.
-Niou-kun, eso fue--
-Esa fue la mayor humillación de mi vida, Yagyuu Hiroshi,- Interrumpió con tono alterado, soltándose rápidamente del agarre y clavando sus orbes sobre las de su compañero. -Y no se va a volver a repetir, porque no lo voy a permitir.-
¿Confianza? ¿Amistad? Eso era para idiotas, y Niou Masaharu no era un idiota.
Y eso fue lo más angst/sad que me salió >>;;