Oct 31, 2009 00:31
Llegaron a una habitación dentro de la misma casa, Kirito prendió una luz tenue y se acerco al chico, mirándolo fijamente a los ojos.
-¿Nunca lo has hecho?
-¿Hacer qué?
-¿Me quieres engañar?
-No entiendo de qué me habla…
-¬¬ -le besó la mejilla cerca de los labios, parándose en las puntas de sus pies.
-¡Kirito-san! -se sonrojó y se alejó inmediatamente.
-No pasa nada malo, ¡después de todo tu líder te vendió!
-¿Me vendió? -perdió la mirada mientras Kirito lo jalaba despacio hacia abajo para que se acostara en el suelo.
-Relájate y tan sólo déjate llevar por el momento; cierra los ojos y no sufrirás. Tan sólo quiero lastimarlo a él, no a ti. Disculpa que te utilice -besa sus labios con ternura. Asagi se abrazó al cuello de Kirito y lo besó de manera apasionada haciendo que el momento se hiciera más candente. Kirito le quitaba aquellas prendas que cubrían su blanca piel, mostrando su delgado cuerpo mientras que Asagi, con miedo, se atrevía a bajarle el cierre del pantalón, pero poco a poco se atrevía a más, dejando salir su pasión y la honestidad en cada uno de sus besos.
Ya despojados de la ropa los dos separaron los labios para observarse mutuamente desnudos. Una sonrisa se dibujó en el rostro de Kirito y enseguida se reflejó en el rostro de Asagi una ligera sonrisa. Asagi miró de una forma seductora, como pidiéndole que empezara en ese momento, antes de que se arrepintiera. Kirito recorrió su suave piel con las manos sintiendo cómo éste se estremecía y soltaba gemidos repentinos con su aguda voz. Sin más, Kirito apretó las nalgas de Asagi con fuerza y abriéndolas al mismo tiempo. Asagi soltó un grito al instante y después enterró las uñas en la cabeza de Kirito a manera de reclamo. Kirito las sobó un poco y después continuó su paseo hasta llegar a los pies.
-¿Sabes? Eres muy lindo…
-Gracias… -se incorporó cubriendo su rostro entre sus cabellos, y con aquella mirada sensual, dejándose ver entre cabello y cabello, se acercó a Kirito y lo tumbó con fuerza, quedando Kirito con las piernas dobladas hacia atrás (como una w).
-Auch…
-¿Le dolió? Qué bien -sonrió maliciosamente y se agachó para besar su pecho. Dándole a éste leves mordidas de vez en cuando, meneaba las caderas que mantenía en lo alto.
-“Y creía que no tenía experiencia, ¡ja!” -Kirito cerró los ojos y recordó aquellos mordiscos que Hakuei solía hacerle, aquellos rasguños y puñetazos que él solía darle, esos golpes que Hakuei le devolvía, aquel salvajismo con el que tomaba sus caderas y lo penetraba, excitándose un poco más. Asagi, por otro lado, no pensaba en otra persona más que con el que estaba en ese momento. Tal vez al principio había recordado las manos de Kisaki arrancándole la ropa sin su consentimiento pero era algo que prefería no recordar, no podía borrarlo de su mente pero sí lo podía alejar. Así que, sin ningún permiso, tomó el miembro de Kirito y se lo llevó a la boca.
-¡Espera! -Kirito reaccionó-. Antes de esto, dime…
-¿Ah? -se lo sacó de la boca.
-¿Eres seme?
-Nunca lo he hecho.
-¿Prefieres ser uke?
-No lo sé, nunca lo he hecho de otra manera.
-Ok, no lo cambies, pues… ejem… ¡continúa!
-Hai… -se lo volvió a meter a la boca y comenzó su labor, lo que al juzgar por Kirito lo hacía muy bien, haciéndole olvidar por esos momentos a Hakuei, concentrándose en los cabellos rojizos que rozaban su entrepierna y los delgados dedos que atrapaban su miembro.
Cuando Asagi terminó, él mismo se sentó sobre Kirito dejándolo impresionado, mirando su rostro sudando. A pesar de que sudaba se veía hermoso, los cabellos rojizos pegados a su rostro, a su cuello y su pecho, la mirada encendida y la lengua juguetona que se limpiaba el semen de los bordes de la boca. Era una imagen que estaba dispuesto a recordar por el resto de su vida. Hacía lo posible por que aquellos gemidos se oyeran lo más placenteros posibles, moviendo las caderas con fuerza. Era su segunda vez como seme, y quería hacerlo mejor que la primera. Enseguida comenzó a gemir de aquella manera tan peculiar como sólo Kirito puede hacerlo, como rasposa, algo extraño pero excitante para quien lo escucha.
Sus cuerpos se movían juntos, los gemidos y suspiros eran el único ruido que escuchaban; el sudor de Asagi caía en el pecho de Kirito o en cualquier otra parte, las uñas de Asagi se enterraban en los hombros de su amante. El movimiento se volvía más rápido, el dolor aumentaba y Kirito seguía gimiendo rasposamente.
Al llegar al clímax, Asagi echó la cabeza para atrás y de su garganta dejó escapar ese gran grito de placer con fuerza, con aquella voz tan bella que tiene. Kirito, un poco después, también llegó al orgasmo haciendo ruidos extraños, como si estuviera quedando sin aire.
Cuando terminaron, Asagi se salió de él y se tiró al suelo, cansado.
-¿Te ha gustado o te arrepientes? -le preguntó Kirito con una sonrisa.
-Me gustó… -entre suspiros contestó.
-Bien… cof, cof… vamos -se levantó y se puso los pantalones.
-¿Adónde?
-¡Con Hakuei!
-¿Ah? -se puso el kimono y lo cerró sin ponerse nada más abajo y siguió a Kirito, quien había salido de la habitación.
-Estamos aquí -abrió la puerta de golpe y se encontró a Hakuei desnudo en su silla de cuero, fumando.
-Tardaron mucho… -con una sonrisa retorcida, pero contento.
-¡Shion! -Asagi, al verlo tendido en el suelo, desnudo y con unas correas en el cuerpo, latigazos marcados en la espalda, los ojos vendados y gotas de sangre a su alrededor, corrió a su cuidado desesperado.
-Tranquilo, parece que no aguantó mucho, pero está bien.
-¿Lo vas a obligar a continuar? -Kirito lo miró con desprecio.
-Por supuesto, a divertirnos, ¿no? -Hakuei se levantó y se dirigió hacia Kirito cerrando la puerta-. No tendré piedad con nadie -le bajó el pantalón bruscamente a Kirito.
-A mí puedes golpearme cuanto quieras, pero ¿por qué a ellos también?
-Me gusta oír sus gritos de agonía.
-Claro… -dijo molesto.
-No me importa lo que pienses, ¡eres sólo mío! -lo acorraló fuertemente contra la puerta y mordió su oreja-. ¡Que el juego comience! -lo jaló y lo tiró junto con Asagi y Sino. Estando los tres en el suelo tomó el látigo y sonrió retorcidamente, como solía hacerlo.
-Hakuei-san… -Shion se incorporó con dificultad-. No lastime a Asagi.
-Baka, no te sientas importante por haber tenido sexo conmigo antes. ¡Eso no te derecho de nada! -le golpeó con el látigo en la mejilla.
-¡Shion! -Asagi le sobaba la mejilla y, sin darse cuenta, Hakuei le arrancó el kimono dejándolo desnudo.
-Qué bello cuerpo tienes -le pasó el dedo por el pecho y bajó lentamente-. ¿No crees, Kirito?
-Sí…
-Veo que lo disfrutaron -le amarró el látigo sorpresivamente al cuello de Kirito.
-Sí, ¿y qué? -contestó algo asustado.
-Qué valiente -lo jaló hacia él-. ¡Baka! -le estrelló la cara contra el piso.
-¡Kirito-san! -Asagi estaba asustado.
-Tranquilo… ¿Asagi?
-Sí…
-No pasa nada, lindura -se tiró sobre él, acorralándolo.
-¡Hakuei! ¿Acaso no piensas tocarme? -Kirito se levantó furioso.
-¿Ah? Tranquilo, puedes jugar con Shion, ya te atiendo.
-No quiero, ya ni ganas tiene de hacer algo. Yo te quiero a ti -lo miró suplicante.
-Kirito… -se levantó y abrazó a Kirito-. Pero qué celoso eres, cariño -le besó la frente-. Pero, ¿crees que eres el único que puede disfrutar? -se levantó y del cajón sacó otro juego de correas que le puso lentamente a Kirito, besando cada parte de su cuerpo.
-Hakuei… -suspiró, cerrando los ojos, dejando que Hakuei le amarrara bien la última correa, y lo besó en los labios apasionadamente.
-Yo te quiero, no te preocupes… Hey, Asagi, ve a mi escritorio y del cajón izquierdo saca lo que hay y hazme el favor de ponértelo, ¿sí?
-¡Sí! -se levantó apresurado e hizo lo que le habían pedido, colocándose la venda al último.
-No tengas miedo, y gatea hacia mí.
Asagi obedeció sin más, llegando con Hakuei y Kirito.
Hakuei comenzó el juego masoquista; Asagi tan sólo gritaba, amarrado a un rincón con esposas. Kirito lamía el miembro de Hakuei, y así se hicieron el placer y el sufrimiento.
La sangre manchó la alfombra, Asagi quedó tumbado al lado de Shion con lágrimas secas en las mejillas. Kirito, estaba al lado de Hakuei, recostado en su pecho, respirando con dificultad, y con la sangre corriendo por la comisura de los labios.
-¿Estás bien? ¿Necesitas tu inhalador?
-Sí… -Hakuei se levantó dejándolo con cuidado en el piso y regresó con el inhalador.
-Aquí tienes -le dio un disparo en la boca-. ¿Mejor?
-Sí… -se volvió a recostar en su pecho-. ¿Qué haremos con ellos…?
-Los dejaremos descansar, que tomen un baño y que regresen a su casa.
-Ok… ¿los llevaremos a la habitación?
-¡No! Déjalos ahí, se ven muy tiernos así.
-¿Tiernos? ¡Mejor ayúdame a llevarlos a la cama!
-Está bien, pero eres demasiado bueno -cargó a Shion, quien se quejaba un poco.
-Está pesado… -Kirito cargó a Asagi con dificultad, arrastrando los pies de éste.
Al llegar a la habitación de Hakuei, los recostaron en la cama y Kirito le quitó las correas a Asagi, que habían dejado marcas en su piel.
-¿Qué esperas? ¡Quítaselas a Shion también!
-Ok… -dijo Hakuei riendo. Se las quitó y las puso a un lado.
-¿De dónde sacas todo esto?
-Ya sabes, jajaja -lo besó en la frente y Kirito se desplomó en sus brazos-. ¡¿Estás bien?! ¡¡¿Kirito?!! -estaba inconsciente. Lo llevó al baño y lo recostó en la bañera para ponerle alcohol en la nariz-. Cariño, despierta -con desesperación movía el algodón hasta que Kirito reacciono y abrió los ojos lentamente-. ¿Qué te paso?
-No lo sé… tengo hambre… es todo.
-Tomemos un baño y vayamos a comer, ¿ok?
-Ok… hace un rato que me estaba mareando…
-¿Por qué no me dijiste? ¡Baka! -rió con preocupación y lo abrazó para después abrir la regadera.
-¡Wa! -se levantó de golpe por el agua fría.
-¡Jajajajaja! ¿Está fría?
-Sí… entra tú también -lo jaló con él.
-¡Kirito! -se cayó sobre él y se mojaron juntos, mientras se miraban mutuamente y se besaban con cariño.
Al terminar el baño de caricias y amor salieron abrazados y románticos. Asagi les miraba débilmente.
-El baño lo pueden usar. Vamos a comer; si quieren algo bajen después -Hakuei se vestía sin mirarles.
-¿Me ayudas a ponerme los pantalones…? No me puedo agachar…
-¿Por qué? -se acercó a Kirito para ayudarlo.
-Me mareo…
-Está bien…
Después de ayudar a Kirito a vestirse, salieron de la habitación y, después de que Kirito comiera todo lo que encontrara a su paso, subió corriendo al baño.
-¿Te sientes bien?
-Sí, ¡sólo necesito el baño! -se metió corriendo y cerró la puerta.
-Parece que llevaba mucha prisa, ¿no? -le sonrió a Asagi.
-Eso creo… -poniéndose alcohol en las heridas.
-Kirito, voy a entrar -abrió la puerta y se encontró a Kirito hincado frente al escusado devolviendo todo-. ¡No otra vez! -dice con fastidio.
-¡Hakuei! -se limpió con la mano-. Yo…
-¡Deja de vomitar!
-¡No puedo, comí demasiado!
-Eso no es cierto… -Kirito volvió a vomitar ignorando a Hakuei-. ¡Deja de hacerlo! ¡Carajo! -lo levantó por la fuerza-. ¡Vamos! -Kirito vomitó aún de pie-. ¡Dios! Mi baño… ¡Tú lo limpiarás! -lo soltó y salió del baño molesto dejando a Kirito en el suelo, llorando y golpeando el suelo con desesperación.
-¡¿Por qué?! ¡¿Por qué…?! ¡¿Es que acaso no le gusto por que estoy gordo?! ¡Si es por eso…! -devolvió todo en el escusado de nuevo.
Mientras tanto Hakuei furioso salió de la habitación. No era la primera vez que Kirito vomitaba después de comer tanto; de hecho, había estado sospechando que vomitaría todo al final, eso era algo que le enfurecía: su debilidad, su enfermedad. Eso no era normal. No sólo tenía bulimia, también una anemia segura, ya que se mareaba con frecuencia y cada día se veía más pálido y delgado, demacrado. Sin embargo tampoco hacía muchos esfuerzos por ayudarlo, siempre se rendía tan fácil… Lo dejaba solo, sin ayudarle, al punto de la desesperación y golpearlo. Pero esta vez había resistido más, pero no por mucho tiempo, por eso prefirió dejarlo solo, sin ser ésta la mejor opción.
~Continuará~
Notas:
Bien, aquí el final del capítulo 6… estoy terminando el 7 aún, así que espero lo quieran leer n_n Me da gusto que sigan leyendo, mil gracias por su preferencia.
Últimamente no tengo tiempo para nada. Me he puesto a investigar sobre las distintas enfermedades tratadas en este fic, para que mejore todo esto.
Este fic, creo que es el más difícil que me he escrito…
Gracias a todas de nuevo.
Kami Camui