Rodrigo y Natasha: la posibilidad de s'enfuir

Jul 23, 2009 15:47





En La región más transparente de Carlos Fuentes (relectura después de más de veinte años - inesperada y abigarrada) todo parece un enorme cuadro cubista, fragmentado, deslizante, de la Ciudad de México como podía ser en la década del cincuenta. Las conversaciones, los personajes (que incluyen de todo: revolucionarios viejos, banqueros, escaladores sociales, indígenas, europeos emigrados, gente del rebusque, viejos aristócratas del porfiriato venidos a menos, etc. etc. etc.), todo forma un "mapa móvil", una enorme gavilla anclada en la cuadrícula antigua del DF en la cual evolucionan, se trenzan, se estrellan, miles de vidas, ideas, visiones del mundo, intelectos, modas, de todo.
En la superficie, la Ciudad de México de La región más transparente podría parecer más Bogotá (hoy en día) que la México actual. Ciudad de cuatro o cinco millones de habitantes, sin metro, con guerra del centavo, sin los Ejes y Viaductos que han cambiado tan a fondo la fisonomía de México (ejes de horror - autopistas interurbanas - que paradójicamente han creado auténticos oasis bucólicos en medio del DF). Ciudad de raponeros, rebuscadores, gentes exhibiendo su riqueza o supuesto abolengo, intelectuales buscando a los ricachones, ricachones buscando el barniz del saber, ... una lectura posible de La región más transparente podría hacerse, mutatis mutandi, desde la Bogotá de hoy sin excesivos cambios.
Pero hay por otro lado aspectos bien específicos de México, no trasladables a otros lugares: la presencia brutal de la Revolución (increíble la descripción de la generación de quienes hicieron la Revolución, se enriquecieron y armaron la clase de banqueros y contratistas de la México de los 50 - sintiéndose aún muy fieles a la Revolución), la rigidez del PRI, la conexión con la gran Tenochtitlan que aún vibra cuando uno va por el Zócalo o por el Templo Mayor, lo ritual que aún se vive cuando uno en un tianguis callejero ve amasar el maíz para la tortilla, etc. etc. etc.
Atrapar semejante crisol (gavilla basada en ese espacio ritual que es la cuadrícula antigua del DF, con sus antiguos canales hoy ejes, Juárez, Cuauhtémoc, Chapultepec, Reforma, Insurgentes, Churubusco, Álvaro Obregón, Lázaro Cárdenas, Tlalpan, San Juan de Letrán, Tacuba, Cinco de Mayo, Madero, ...) en una descripción somera es necesariamente reduccionista - como querer describir en pocas palabras un mundo entero.
Hay sin embargo fragmentos de conversación deliciosos aún (creo) fuera de contexto. En este, Natasha, una vieja cabaretera de San Petersburgo, Berlín y París - aterrizada en la México de los treintas, cuarentas y cincuentas - habla con el joven intelectual (tímido, que aún no ha hecho nada, con grandes proyectos y grandes complejos) Rodrigo Pola. Natasha es un personaje fascinante - esas europeas viejas desenfadadas y liberadas que a veces encuentra uno por estos rumbos. En la discusión acalorada, Natasha está explicando por qué vive en una ciudad tan horrible, sin aire...

... Y otros... otros, yo, porque al lado de la cortesía repugnante y dominguera de la gente como tú hay la cortesía increíble de una criada o de un niño que vende esos mismos diarios emmerdeurs, porque al lado de esta costra de pus en la que vivimos hay unas gentes, çà va sans dire, increíblemente desorientadas y dulces y llenas de amor y de verdadera ingenuidad que ni siquiera tienen la maldad para pensar que son pisoteadas, comme la puce, hein?, y explotadas; porque debajo de esta lepra americanizada y barata hay una carne viva, viejo!, la carne más viva del mundo, la más auténtica en su amor y su odio y sus dolores y alegrías. Nada más. C'est pour çà, mon vieux. Porque con ellos se siente uno en paz... y allá, en lo que dejamos, está lo mejor de lo que ustedes creen que es lo mejor, pero no lo mejor de lo que ustedes creen que es lo peor. Çà va?
Rodrigo permaneció unos instantes con los ojos perdidos en el fondo de la botella vacía. ¿No le quería decir Natasha lo mismo que Ixca: escoge, escoge tu mundo y no des más la cara a las ciudades de sal? Levantó la vista: -Paul Gauguin en cruzada otra vez? ¿Otra vez la búsqueda del buen salvaje y el color local y el candor primitivo, ahora entre los limpiabotas totonacas y las cocineras descendidas de la sierra de Puebla?
-Puede que sí, mi amigo. Por lo menos a nosotros nos queda siempre eso: la posibilidad de s'enfuir, de buscar el là-bas, El Dorado fuera de nuestro continente. ¿Pero ustedes? Ustedes no, mon vieux, ustedes no tienen su là-bas, ya están en él, ya están en su límite. Y en él tienen que escoger, vero? -Natasha sonrió con una explosión cálida ...

extracto de La región más transparente  - Carlos Fuentes - 1958 - pág. 196 en ed. RAE 2008

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