May 10, 2016 09:45
Hay días que me encuentro a mi misma y hay días que no.
Porque simplemente me pierdo en recuerdos amargos. O simplemente, mi cabeza no logra procesar las sombras de mi mente, alicaída y frenética. Como un tambor el que se espera que pase pronto, un tren que chirría al llegar a la estación, o un susurro constante en el oído izquierdo del alma.
Hay días en los que la niebla me atrapa y deseo quedarme inmovil. Otros en los que desaparecería dentro de un tren hacia a-saber-dónde. Miraría las calles ajenas e imaginaría mil historias condensadas en un mismo lugar. Haría de cualquier rostro desconocido un Julian Carax, una Karou o un Conde de Montecristo (a su manera, porque todos pretenden eacapar de algún sitio...).
Y podría respirar por fin. Sin laberintos ni recovecos curvos. Sin amalgamas de pensamientos contradictorios. Sin añoranzas ni anhelos de aventura.
Solo perdida en el trueno.