[EXO] PERSONA 2 - Teaser 12 ( Último)

Jul 19, 2015 23:58

Y llegamos al último Teaser. Pronto muy pronto vuestra participación volverá a ser necesaria en el destino de los chicos. Así que ir preparando los dedos y las teclas para los comentarios!!! Muchas gracias por apoyarnos y estamos muy contentas de volver a abrir las puertas de PERSONA ^^




Terminó de doblar la última sábana blanca, de esos blancos perlados, tan pulcros que te hacen pensar que podrías llegar a estar en un hotel, a pesar de la incomodidad de la cama y la poca decoración de la habitación. Comprobó que todas las cartas estaban bien atadas en el pequeño montón que tenía sobre el delicado escritorio que le habían proporcionado gracias a Joonmyeon.

Joonmyeon, él siempre había sido su salida, su salvavidas en aquel oscuro lugar. Cerró los ojos y pensó en sus padres, en qué estarían haciendo. Nadie lo sabía, se había quedado solo, exceptuándole a él. Kim Joonmyeon.

Abogado, amigo, amante. Cuánto había esperado para poder verle sin la fina y transparente pared de cristal. Y ahora, en unos pocos minutos lo trasladarían a la nueva prisión. Su querido abogado le había dicho que en cuanto le concediesen el traslado le sería más fácil sacarlo de allí. Había pasado tantísimo tiempo, pero aun así Sehun confiaba en él. Si alguien podía librarle de pasar toda la vida entre rejas sería Joonmyeon.

La puerta metálica se abrió con un fuerte sonido al fondo del pasillo, anunciándole que era la hora de abandonar su habitación e ir a un nuevo lugar. Esperó a encontrarse cara a cara con el sucio y asqueroso guardia de seguridad. Aquel hombre le da tanto asco o más que el que lo había encerrado ahí. Demasiadas miradas lascivas, insinuaciones sucias de que lo «necesitaba». Sehun estaba cansado de aquello, el Sr. Lu le había colocado el título de algo que no era. Y a pesar de haberle borrado de la Tierra, seguía marcándole con el estandarte.

El hombre abrió la puerta y le saludó con aquella sonrisa llena de ironía oculta tras un espeso bigote. Sehun recogió el pequeño tesoro que había estado custodiando todos los días desde que había entrado ahí y caminó delante de él, con la mirada fija al frente.
Los gritos y silbidos de los demás habitantes de la cárcel eran la banda sonora perfecta para que Sehun pudiese salir de ahí más sonriente y orgulloso que nunca. Sí, era un asesino, pero el hombre al que había matado seguía torturando a once jóvenes a pesar de estar muerto. Lo sabía porque Joonmyeon le mandaba todas las semanas una carta en la que le hablaba de cosas cotidianas, en la que entre líneas podía saberse el destino de sus antiguos compañeros.

«Para nosotros, eres un héroe.»

Esa frase se repetía en la mente de Sehun cuando pisó el suelo del patio, camino a la furgoneta blindada que lo llevaría a su nueva residencia. Aquellas palabras le habían librado de hundirse en la amargura por haberse encargado del final de uno de los hombres más mediáticos de la televisión.

Oh Sehun había sido un héroe, a pesar de que el mundo lo había tachado de asesino.
Cuando los dos policías que estaban a su lado abrieron las puertas traseras de la furgoneta, Sehun subió sin regalarles siquiera una mirada. Se sentó en el lado derecho, justo al borde del banco, para poder observar la calle que tanto se le había prohibido mirar, por aquella pequeña ventanilla cuadrada.

Escuchó cómo los vigilantes se subían en la parte delantera  y se relajó mientras se tumbaba contra la pared del vehículo. El motor arrancó y salió de las mediaciones de la cárcel.

-Ya está, Joonmyeon. Lo hemos conseguido -murmuró, permitiéndole a la debilidad salir a la luz mientras unas lágrimas esquivas resbalaban por sus pálidas mejillas.

El camino duró algo más de lo que había calculado, alguna curva cerrada, quizá por la bajada de aquella montaña donde se situaba la cárcel donde había pasado casi toda la condena. Sehun se había casi relajado por completo, adormilado contra la puerta mientras protegía contra el pecho el montón de cartas de Joonmyeon. En un instante, la velocidad se redujo y el coche frenó la marcha. El joven acusado abrió los ojos, medio desconcertado; el sueño esta vez había sido una baja para su atención.

En una milésima de segundo la puerta se abrió de golpe y dos hombres enmascarados lo sacaron a la fuerza del furgón. Las cartas se desparramaron por el suelo y Sehun se arrodilló rápidamente a por ellas. No quería que nadie más que él las cogiera, eran suyas, sus cartas, de Joonmyeon…

La risa de uno de los enmascarados sonó aguda antes de sujetarle por los brazos, obligándole a dejar la tarea de rescate. Lo agarró del pelo y lo forzó a alzar la vista.

-Ahora estate quieto y no te pasará nada -le amenazó el atacante que no lo tenía sujeto.

-¿Qué cojones estáis haciendo? -Sehun luchó por soltarse del agarre pero aquel hombre era mucho más fuerte que él.

-Tú solo mantente callado, ¿de acuerdo? -le indicó el que parecía el cabecilla de los dos antes de sacar una jeringuilla del bolsillo y prepararla para inyectársela.

-¡No! -Como último recurso, Sehun alzó una de las piernas y le asestó una patada en la mano de la jeringuilla.

El hombre que lo tenía sujeto le golpeó en la mejilla tan fuerte que lo dejó desubicado. El otro aprovechó el acto de su compañero para recuperar entre protestas y maldiciones la jeringa del suelo y se la clavó sin piedad en uno de los muslos.

Sehun gritó, se revolvió mientras luchaba por soltarse. Observó como los dos hombres se ponían en pie y lo contemplaban mientras su cuerpo luchaba por continuar con alguna fuerza. La mirada se estaba perdiendo. Ambas siluetas ya eran una simple mancha oscura borrosa en el centro de la nada, la respiración se calmó despacio, como si estuviese durmiendo.

-No… no … ¿por qué…? -intentó hablar, balbuceó un par de veces, sonidos sin sentido.

Luchó por mantener los ojos abiertos, por levantarse y seguir el camino hacia la libertad justa que se merecía. Pero entonces, aquella oscuridad le invadió, tan rápido que el miedo se apoderó de él. Intentó gritar, pero la voz era un sonido sordo sin sentido, y supo que estaba llegando el final. Que por mucho que había seguido lo que los demás querían que hiciera, aquello era el destino que le esperaba. La imagen de Joonmyeon apareció ante él, sonriéndole de esa manera tan tierna y dulce que le llenaba de calidez. Aquella imagen extendió los brazos y Sehun se dejó abrazar. El calor de Joonmyeon era lo único que necesitaba para dejar de llorar y balbucear, para dejarse llevar y acabar la lucha.

-Joonmyeon… - murmuró con una sonrisa en los labios, y entonces todo se volvió frío.

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