[Trad] (IM)Pulso 5 (FINAL) 2/2

Jan 04, 2015 17:20


Jongin miró con rabia hacia Kyungsoo, que levantó una ceja ligeramente, intentando transmitir una imagen inocente. Como la boca ya estaba invadida de todos modos, el mayor hizo lo que Kyungsoo quería. El falo chocaba lento contra sus mejillas o contra  el paladar, mientras hacía movimientos lentos con la cabeza.

Kyungsoo abrió el labio inferior con tanta fuerza que se mordía mientras se entregaba al placer, gimió bajo, al ritmo de los movimientos de Jongin. Los dedos del menor envolvían las hebras cada vez con más fuerza, dictando la profundidad con que el miembro era engullido por la boca del otro.

- Jongin-ah...-dijo Kyungsoo entre gemidos y el otro aumentó el ritmo y la intensidad de succión.

La lengua de Jongin se deslizaba sobre la piel de Kyungsoo y este sentía las venas latir contra la lengua. El menor notaba los choques atravesar su columna y pensó que se terminaría ahí mismo, dentro de la boca de Jongin, mirando sus ojos maliciosos que en ningún momento dejaron de mirarle.

- Voy a… -gimió Kyungsoo, sentía que estaba cerca del clímax.

Jongin pasó la lengua por el glande una vez más, limpió un rastro de presemen que salía de la abertura, y se levantó con dificultad, sintiendo las piernas débiles.

- Yo quería ter… -comenzó a decir Kyungsoo, pero fue callado por la lengua del más alto, que invadió su boca sin pedir permiso. Su propio sabor ligeramente salado abordó al más bajo, mientras el más alto abusaba de su lengua, chupándola y mordiéndola suavemente.

Un hilo de saliva se escurría por la boca de Kyungsoo y Jongin lo lamió sin cuidado, antes de morder el mentón del más bajo.

- Gírate -le ordenó Jongin y Kyungsoo le miró fijamente, desconcertado.

- ¿En serio crees que estás en posi…? -el menor fue interrumpido una vez más por un Jongin ansioso, que lo forzó a girarse contra la pared, obligándolo a estirar las dos manos contra la superficie, consiguiendo un apoyo.

- No seas así conmigo, Kyungsoo. Sabes que te encanta lo que te hago… -murmuró Jongin y le besó delicadamente la espalda, mientras las manos se deslizaban por los laterales del cuerpo de este, obligándolo a inclinarse-. Disfrutas las reacciones que te provoco.

Con el pie, el más alto separó las piernas del menor y este gimió bajo, sintió el miembro de Jongin (pasado por alto hasta ahora) rozar su entrada expuesta.

- ¿Vas a pedirlo ahora? -Preguntó Jongin y apretó la cadera del menor- . ¿Vas a decir que eres mío?

- Nunca -dijo Kyungsoo antes de soltar una carcajada.

Un pequeño beso se formó en los labios de Jongin y suspiró. Kyungsoo era muy testarudo.

El mayor llevó una de las manos cerca del rostro y sacó la lengua, dejó que la saliva acumulada se escurriese entre los dedos, sin embargo, en lugar de llevar los dedos húmedos hasta la entrada del menor para prepararlo, Jongin deslizó la saliva por su propio miembro, masturbándose durante algunos segundos.

- Si no admites que me perteneces, no voy a prepararte y te va a doler -el alto intentó convencer al más pequeño una vez más, pero (en el fondo) no quería hacerle daño.

- Hazlo entonces, Jongin -murmuró Kyungsoo, moviendo las caderas despacio, impaciente y nervioso, pues (de alguna manera) se había acordado de que tenían un compromiso y probablemente ya llegaban tarde.

Jongin separó las nalgas de Kyungsoo con la ayuda de los dedos y lo invadió sin decir ni una palabra siquiera. Un gemido angustioso se escapó de los labios del menor y arañó la pared que tenía en frente, intentó controlar la sensación de ardor que sentía en su interior.

Jongin se mordió el labio, intentó contener un gemido ronco que insistía en querer escaparse. Su miembro se deslizó más hacia dentro del más bajo hasta que alcanzó el límite posible. Kyungsoo gemía, casi como en un llanto, y el alto se encorvó, besándole los hombros, y le susurró palabras de consuelo.

- ¿Te duele? -preguntó Jongin y Kyungsoo negó con la cabeza.

- No mucho, continúa -aunque ya habían hecho eso más veces de lo que podían recordar, el cuerpo de Kyungsoo siempre negaba la invasión a la primera, pero después se entregaba de una manera que hasta él se avergonzaba.

El placer le hacía perder la razón.

Jongin besó una vez más los omoplatos del menor y se alejó, inició las estocadas suavemente y continuas, hasta que ambos se acostumbraron a la sensación. Jongin sentía el miembro aplastado prácticamente por las paredes del cuerpo de Kyungsoo mientras este sentía un ansia de gritar al ser invadido por Jongin.

La sensación era enloquecedora y cuanto más aunmentaba Jongin las embestidas y la intensidad de los movimientos, más se olvidaba Kyungsoo de que estaba intentando ser orgulloso. Sus gemidos eran altos y retumbaban en la habitación, mientras se cubría los ojos con un brazo.

El sonido causado por el choque de los cuerpos era fuerte y vil. Kyungsoo no dudaba de que si alguien pasaba por delante del cuarto no sabría lo que estaba pasando. Pero no podía impedir que las caderas se moviesen  al encuentro de Jongin, forzando cada vez más la entrada de este en sí mismo.

- Jonginnie... -gimió el apelativo infantil Kyungsoo, y llevó su mano hasta su miembro olvidado, masajeándolo, intentando aliviarse.

El más alto percibió lo que el bajo hacía y se pasó la lengua por los dientes, sonriendo. Jongin no quería salir del interior de Kyungsoo, pero encontró la provocación necesaria para que el más bajo se rindiese por completo ante él.

Cuando Kyungsoo sintió un vacío en su interior, se asustó y dejó de tocarse, se giró rápidamente, hacia donde debería estar Jongin. El problema era que el mayor estaba sentado en el borde de la cama, con una media sonrisa en el rostro, con una mano apoyada en el colchón y la otra tocando su propio falo, masajeándolo de manera provocadora.

Jongin se estaba masturbando para Kyungsoo.

- ¿En serio me estás haciendo esto, Jongin? -preguntó Kyungsoo y recibió un asentimiento ligero con la cabeza como respuesta.

- Ven aquí -murmuró Jongin y el menor puso los ojos en blanco, pero en seguido se acercó con pasos rápidos a la cama.

Kyungsoo no se había dado cuenta, pero hacía mucho frío cuando Jongin no estaba con su piel caliente contra la de él. Un mohín apareció en los labios del menor cuando este apoyó las rodillas en el colchón, una a cada lado de Jongin, y lo miró fijamente.

Kyungsoo se sentó sobre los muslos morenos del más alto y las intimidades se rozaron, causándoles escalofríos a los dos.

- Ahora tendrás que pedirlo -susurró Jongin contra la mejilla blanca en frente suya antes de que los labios rojos y gruesos lo besaran.

Las manos del mayor se posaron en los laterales del cuerpo pequeño y apretaron la piel suave, mientras las lenguas luchaban por el espacio en medio de un beso. La habilidad de la pequeña lengua de Kyungsoo nunca fallaba en llevar a Jongin a la locura, provocando que quisiera morder y chupar durante el mayor tiempo posible.

- ¿Por… qué quieres que diga que soy tuyo? -susurró Kyungsoo, mantuvo los ojos semicerrados. Un hilo de saliva conectaba las dos bocas, lo que obligó a Jongin a capturar los labios del más bajo de nuevo por unos instantes.

- Porque te quiero -murmuró Jongin, cansado de jugar- . Te quiero conmigo hoy, mañana, quiero que estemos juntos hasta el fin de nuestra existencia. Porque amo tu cuerpo, tu voz, tus caricias, tu risa y tu personalidad. Te amo por completo y quiero que tú me ames también.

Kyungsoo tragó saliva y sonrió de medio lado, avergonzado.

- Odio cuando te pones mimoso… -susurró el menor, evitando mirar a Jongin a la cara- . Me dejas sin palabras cuando dices estas cosas.

- No estás sin palabras. Te basta con decir que me quieres también, que eres mío hasta el final -dijo Jongin seriamente y apretó más las caderas de Kyungsoo contra las suyas.

- Si dijera lo que quieres oír, ¿podríamos terminar esto? Necesito con urgencia aliviarme -preguntó Kyungsoo en tono juguetón y Jongin asintió.

- Sólo es decirlo -murmuró Jongin y Kyungsoo suspiró, pasó los brazos alrededor del cuello del mayor como en un abrazo y acercó los rostros.

- Soy tuyo, ¿contento? Seré tuyo hasta el fin de nuestra existencia, hasta que el Infierno se congele o nos volvamos polvo. Seré tuyo mientras exista, mientras pueda tocarte, mientras pueda… Jongin, ¿entiendes que seré tuyo hasta mi final? -susurró Kyungsoo contra los labios del mayor y recibió una sonrisa como respuesta- . Ahora, por favor, foll…

El menor no consiguió terminar su petición antes de ser invadido por completo por Jongin. Un gemido salió de su boca, pero este mismo fue tomado por los labios gruesos del otro, callándolo.

Jongin abrazó posesivamente el cuerpo pequeño que tenía frente a él, mientras Kyungsoo deslizaba los dedos por las cicatrices de la infancia humana de Jongin en su espalda. El demonio de piel blanca jamás se lo había contado al otro, pero en uno de sus regresos a la Tierra, unos años después de que Jongin se volviese suyo, buscó sin descanso hasta encontrar a los padres del más alto y los asesinó.

Los mató a los dos sin ninguna pizca de remordimiento o duda.

- ¡Jonginnie...! -gimió Kyungsoo cuando sintió que su punto sensible era acertado con fuerza y echó la cabeza hacia atrás, dejando espacio para que el otro abusase de su cuello.

Estaban sudados y sus cuerpos se movían rápido cuando un ruido llamó la atención de ambos.

Eran golpes en la puerta.

Kyungsoo paró de moverse sobre el cuerpo de Jongin y colocó el dedo índice en los labios de este, pidiéndole así que se mantuviese en silencio.

- ¿Kyungsoo?  -la voz de Sehun sonó al otro lado de la puerta, mientras forzaba el pomo, intentando abrirla-  ¿Estás ahí? ¿Está todo bien?

El demonio de ojos grandes miró fijamente a Jongin, que sonrió con picardía.

- To… todo está bien, Sehun. ¡Ya vamos! -Kyungsoo intentó controlar sus gemidos, pues Jongin todavía lo sujetaba por la cadera y lo obligaba a subir y bajar por su miembro.

- Estás mejor que bien, ¿no? -susurró Jongin, deslizó una de sus manos de la cadera de Kyungsoo hasta el miembro de este, apretó el glande y esparció lentamente el presemen que salía de la misma con el pulgar.

- Para, Jonginnie... -pidió Kyungsoo en medio de gemidos bajos, mientras intentaba esconderle a Sehun el hecho de que estaba teniendo sexo y no le habían invitado a unirse.

- ¡Vamos a llegar tarde a la reunión! ¿Kai está ahí contigo? Vamos entonces, todos teníamos que estar con Minos a esta hora… -preguntó Sehun, golpeando suavemente la superficie de la puerta.

- Díselo, Kyungsoo… Dile que estoy aquí dentro… dentro de ti -susurró Jongin contra el cuello del menor, mientras masajeaba el miembro al mismo tiempo que lo embestía profundamente. Kyungsoo no pudo evitar gemir alto.

- ¿Kyungsoo? ¿Kai? -preguntó Sehun una vez más, impaciente-  ¿Qué está pasando ahí?

Kyungsoo mordió el hombro de Jongin, intentó silenciar los gemidos que parecían imposibles de controlar. Las olas de placer inundaban su cuerpo mientras se sentía invadido por Jongin. Sin contar que este abusaba de su miembro con la mano, causándole más escalofríos de los que podía soportar.

- Ya vam… -comenzó a decir Kyungsoo, pero un gemido se escapó de sus labios y la saliva se le escurrió de la boca por el hombro moreno de Jongin, marcado por una de sus cicatrices de la infancia.

- ¿Qué? Kai, ¿va todo bien? -preguntó Sehun.

- ¡Estoy follándome a Kyungsoo! ¡Está todo mejor que bien! -gritó Jongin, soltando una carcajada, mientras contemplaba la mirada de sorpresa de Kyungsoo caer sobre él.

Los demonios dentro de la habitación se mantuvieron en silencio durante algunos segundos y escucharon pasos. Sehun se estaba alejando.

- Aleluya -dijo Jongin bromeando, y recibió un golpe suave en el hombro.

Los labios de los dos volvieron a encontrarse de modo urgente y los movimientos volvieron a ser cada vez más rápidos hasta que ninguno de los dos consiguió contener los gemidos presos en la garganta. Jongin gimió contra los labios rojizos de Kyungsoo mientras se derramaba dentro de él. El semen se escurría entre las piernas del menor cuando los movimientos se detuvieron.

La verdad era que Jongin no quería que aquella sensación de éxtasis terminase nunca.

Debido a los espasmos que estaba sufriendo gracias al orgasmo, Jongin acabó apretando con un poco más de la fuerza que debería el falo del menor, mientras un dedo rodeaba el glande, haciéndole gemir alto, derramándose a los pocos segundos entre los dos cuerpos.

Kyungsoo abrazó a Jongin y sintió lágrimas en sus ojos, por el placer todavía presente. El mayor le devolvió el gesto y mantuvieron aquella posición un buen tiempo, abrazados.

- ¿Cómo vamos a explicarle esto a Sehun? -murmuró Kyungsoo contra el hombro de Jongin, todavía con el rostro escondido contra la piel suave y morena de este.

- Sencillo: le diremos que encuentre nuevos compañeros. Si conozco tan bien a ese idiota como creo, acabará esperando por ese tal Luhan -dijo Jongin con una sonrisa, y Kyungsoo lo siguió.

- ¿Entonces haremos esto solo entre nosotros a partir de ahora? -preguntó el menor y gimió bajo cuando sintió a Jongin salir de su interior. Una sensación de vacío lo invadió y volvió a abrazar al demonio moreno.

- Sí... Solo nos pertenecemos mutuamente.

Kyungsoo asintió y cerró los ojos. Sintió una necesidad inmensa de dormir, pero se despertó de su ensoñación cuando Jongin comenzó a acariciarle los pezones con los pulgares.

- ¡Eh, eh! ¡¿Qué estás haciendo?! -preguntó el menor mientras se alejaba un poco del otro.

- Me he dado cuenta de que te estabas durmiendo y tenemos una reunión, ¿no? -dijo Jongin riendo, se acercó al menor y le dio un beso en el cuello.

Los ojos de Kyungsoo se abrieron por completo y salió de un salto de encima de Jongin.

Ah, cómo amaba Jongin a aquel pequeño demonio. Kyungsoo tenía tantas caras que era difícil no enamorarse cada vez más de él. El menor podía pasar de ser alguien sexy a ser alguien totalmente torpe y divertido en cuestión de un segundo.

Como era el caso, en aquel momento, con Kyungsoo corriendo por la habitación, mientras se ponía la ropa torpemente.

Ah, como amaba Jongin a ese pequeño demonio.

○●○●○●○●○

Explicarle a Sehun que ya no estaba invitado a dormir en la habitación de Kyungsoo y Jongin fue más fácil de lo que los dos demonios Baal habían pensado. Claro que, a cambio de ser expulsado de los momentos de placer, Sehun les obligó a ir con él a la Tierra a visitar a Luhan en secreto, para comprobar que él estaba bien. Y cuando no iban con él a la Tierra tenían que ayudarle a invadir la sala de Minos y cerrar el lugar mientras Sehun iba solo al mundo de los humanos, para vigilar a su contratante.

Jongin no soportaba ir a la Tierra, prefería quedarse con Kyungsoo en el Infierno, en sus brazos o caminando a su lado por el desierto del Segundo Círculo, pero fue con Sehun casi todas las veces hasta la superficie, protestando lo mínimo posible.

El día en el que Sehun fue llamado para ir a buscar el alma de Luhan, nunca había parecido tan feliz.

- Quita esa sonrisa de idiota de la cara, el niño va a tenerte miedo -dijo Jongin en broma, pero Sehun cambió su expresión a una más seria.

- Tienes razón, Kai. ¿Y qué tal esta expresión? -preguntó Sehun que cambió su sonrisa en una mueca.

- ¡Horrible! -dijo Jongin riéndose y recibió un golpe en el brazo como respuesta- . Pero los demonios son considerados horribles, así que está bien.

Kyungsoo tuvo que, más de una vez, separar a los dos más jóvenes y calmar los ánimos cuando comenzaban una discusión acalorada, pero ya estaba acostumbrado a eso.

Sehun se fue a su misión malhumorado, pero cuando llegó a la Tierra y miró a Luhan fijamente, aquellos ojos que recordaba tan bien, toda su irritación se esfumó.

Porque al fin haría lo que llevaba esperando desde hacía diez años.

Sehun, al final, poseería a Luhan y lo haría suyo.

○●○●○●○●○

Luhan, al final, estaba en el Infierno, junto a Sehun.

El demonio de piel clara y ceño fruncido le había pedido a Jongin que se disculpara con Luhan, pues por su culpa el chico casi había sido atacado por un Incubus dentro de la Torre de los Vientos. El moreno al principio se negó a pedir perdón por algo que había hecho sin querer, pero al recibir la mirada severa de Kyungsoo, Jongin acabó por darse por vencido y pidió disculpas después de dar un largo suspiro.

El humano pasaría a vivir al lado de Sehun y, con el tiempo, acabaría volviéndose un demonio Grimorio también. Luhan tendría que comenzar a hacer pactos y eso le asustaba.

- En serio, no tienes porque tener miedo, no hay nada malo. ¿No es así, Sehun? Dile a Luhan que todo irá bien -dijo Kyungsoo, sonriendo dulcemente al nuevo demonio.

- Luhan, yo te acompañaré -dijo Sehun, aferrando los dedos del menor entre los suyos- . Pedí permiso y me lo concedieron.

Luhan sonrió a Sehun, pero los dos fueron acosados por un Jongin molesto.

- ¡Eh! ¡Eso es injusto! ¿Por qué siempre te conceden lo que pides? ¡Cuando Kyungsoo pidió volverse Baal se lo rechazaron la primera vez!

- Porque el jefe me adora, Kai. Soy un buen Grimorio, a diferencia de ti, que no conseguiste tener sexo con una simple humana -dijo Sehun convencido y Jongin puso los ojos en blanco y se mordió el labio.

Claro, Jongin no pudo ir en contra de su personalidad y él y Sehun discutieron de nuevo, lanzándose amenazas que nunca eran serias.

Kyungsoo no habló en voz alta, pero pensó que su petición para volverse Baal la primera vez no fue concedida porque el destino existía. Si Kyungsoo no continuase siendo Grimorio, jamás hubiese hecho un pacto con Sehun y, en consecuencia, Sehun jamás hubiese hecho un pacto con Luhan.

Kyungsoo no pudo hablar en voz alta, porque era ridículo que un demonio creyese en el destino (o que creyese en el amor) pero para él, era obra del destino que Luhan y Sehun estuviesen juntos.

Así como era obra del destino destino que él y Jongin permaneciesen uno al lado del otro.

- Ven aquí, Jongin… -murmuró Kyungsoo, extendió la mano hacia el moreno, que rápidamente la agarró y se colocó a su lado. A Jongin no le gustaban demasiado las demostraciones públicas de afecto, pero desde que veía a Sehun y Luhan tocándose siempre en público, comenzó a querer hacer eso con Kyungsoo también.

Todos los demonios estaban en la sala de Minos, aunque este estuviese ausente. Baekhyun también estaba ahí, observando a los cuatro (dos Grimorios y dos Baal), y sintió una necesidad inmensa de vomitar.

Era demasiada felicidad junta.

- Vamos entonces, Sehun y Luhan. Vosotros entráis por aquella puerta de ahí, por lo que Minos me dijo -murmuró Baekhyun apuntando para el pórtico envuelto en tinieblas por el que tenían que pasar- . Yo también iré, tengo una misión. No te preocupes, Luhan, no es tan mala como piensas. Puedes hasta terminar divirtiéndote…

Baekhyun sonrió de medio lado y se peinó un poco antes de entrar en uno de los muchos portales colocados por las paredes de la sala de Minos, juez del Infierno.

Luhan y Sehun todavía estaban cogidos de la mano cuando entraron al portal, juntos, y los envolvieron las tinieblas hasta desaparecer hacia lo que parecía ser la nada.

Los dos demonios Baal permanecieron en la sala antes de mirarse y sonreír, saliendo de la mano.

- Kyungsoo...-preguntó Jongin, mientras caminaban por el desierto y el viento fuerte les golpeaba.

- Dime, Jonginnie… -murmuró Kyungsoo el apellido infantil que solo tenía permiso de usar cuando estaban solos, como en ese momento.

- ¿Echas de menos ser un Grimorio? ¿Visitar la Tierra, conocer hum…, ya sabes, relacionarte con nuevas y diferentes personas...?

Jongin miraba hacia el suelo y Kyungsoo contempló su perfil.

- ¿Si echo de menos hacer pactos? -preguntó el menor.

- Sí.

Kyungsoo se quedó en silencio durante unos segundos, no porque estuviese pensando en la respuesta, que consideraba obvia, sino por admirar la belleza de su Jongin, principalmente el pequeño mohín que tenía en los labios, como si fuese un niño triste por no tener su capricho cumplido.

- No, Jongin -sonrió- . Prefiero ser un demonio Baal, un mero guardián, y quedarme contigo.

Kyungsoo apretó la mano de Jongin entre la suya y el mayor le miró, antes de que le dedicase una sonrisa sincero.

Volvieron por el camino hasta la Torre de los Vientos, donde volverían a su habitación, para que Kyungsoo demostrase que estaba diciendo la verdad y solamente la verdad.

Porque era cierto que Kyungsoo no sentía necesidad de hacer pactos. No sentía añoranza de la Tierra, de los humanos o de ser un Grimorio, a pesar de los privilegios que tenían los que pertenecían a esa categoría de demonios.

Kyungsoo no echaba de menos nada de eso… Ni una pizca.

Porque estaba con su Jongin.

Y solo necesitaba eso.
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La nada, poco a poco, se volvió todo;
La muerte, por increíble que parezca, se volvió vida;
El humano se volvió demonio,
¿Y quién dice que los demonios no pueden conocer el amor?
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F I N

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