[Track 13] Underground 1/2

Oct 20, 2014 17:33

Hola, hola!! Por fin os traemos el siguiente capítulo de Undergound! >-< Sabemos que ha pasado mucho tiempo, pero es que no hemos podido actualizar antes. Aún así estamos planeando una agenda para las próximas entregas. Este cap es un pasado, como lo fue el cap 8. Esta vez veréis los inicios de Riot y como Underground abrió sus puertas. Os recordamos que sigue abierto el plazo del concurso de Fan arts! Esperamos que mucha gente participe, queremos conocer a todas las fans de Riot, Meinster o de cualquier otro de los locos de la historia.

Gracias de nuevo a todos por apoyarnos y leer. Agradecemos también los comentarios y el ánimo que nos dais.

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El fuerte sonido del despertador resonaba en la habitación, desordenada y completamente vacía. Hacía unos veinte minutos que Chanyeol se había despertado y disfrutaba del baño matinal que siempre se regalaba. El joven muchacho salió de la ducha sonriente, se envolvió una toalla a la cintura y dejó que su larga melena bailara alrededor de él cuando agitó la cabeza. Las gotas de agua resaltaban todavía más la imagen de un adolescente de mirada traviesa y sonrisa infantil que se reflejaba en el espejo. Con una mano se revolvió el pelo escurriéndolo un poco más y caminó hasta la habitación, apagó el despertador que todavía sonaba encima de la pequeña y destartalada mesilla y se sentó en la cama. Observó la ropa que descansaba encima de la silla. Era la ropa que llevaba desde hacía tres días pero su madre no había hecho la colada y el resto estaba todavía secándose. Así que se vistió, cogió la mochila y se acercó al salón para disfrutar del desayuno.

Cuando entró en la cocina una mujer de sonrisa brillante y enormes ojos adornados por unas impresionantes pestañas le saludó tiernamente. En la mesa, sentado en una de esas sillas trono, estaba su hermano pequeño, que golpeaba el tazón de las papillas sin ninguna intención de llevarse aunque fuese una pequeña cucharada a la boca. Su padre lo más seguro, era que se hubiese ido a trabajar, por eso no estaba en aquella estampa familiar que al joven Chanyeol tanto le gustaba. Se sentó al lado del pequeño y robó una tostada del plato que estaba delante de él.

- ¿No vas demasiado temprano al colegio, hijo? -le preguntó su madre mientras terminaba de colocar la vajilla en el friegaplatos.

-Sabes que me gusta salir con tiempo de casa -sonrió mientras devoraba el trozo de tostada con gusto-. Además quiero pasar por delante de la tienda a ver si han rebajado por fin la guitarra.

La madre rió con dulzura y clavó la vista en él mientras dejaba el trapo a un lado después de haberse secado las manos.

-Chanyeol, tienes demasiados pájaros en la cabeza -le revolvió el pelo-. Primero céntrate en los estudios, después podrás cumplirte los caprichos que quieras.

-No son caprichos -murmuró el niño, más para sí que para su madre.

Quería a aquella mujer pero le molestaba demasiado que se burlase de sus gustos. Chanyeol desde que tuvo uso de memoria era un enamorado de la música. Cuando tenía cinco años se sentaba con su padre a escuchar discos de los mejores grupos de rock, incluso aprendió a tocar la batería juntando algunos utensilios de casa. Un par de papeleras de plástico, alguna cacerola y como baquetas dos cucharillas. Chanyeol disfrutaba de la música como su padre. Él le había enseñado todo lo que sabía y su pequeño hijo curioso había investigado más.

Cuando cumplió la edad suficiente le dejaron tener un ordenador en su habitación. La primera vez que abrió el navegador y encontró todo lo que estaba buscando en la red se asombró, pasó horas delante de aquella pantalla. Su madre estaba molesta, porque las calificaciones de Chanyeol habían bajado. Pero rápidamente el adolescente se apresuró a estudiar y sacar buenas notas de nuevo para que su madre no le privase de la música. Aun así, ella siempre encontraba una razón por la que Chanyeol no pudiese comprarse un instrumento. Excusas estúpidas o incluso olvidarse a propósito de darle su paga semanal se había convertido en algo común. Pero aun así, Chanyeol no se rindió y buscó un trabajo sencillo en una de las tiendas del barrio.

La señora Yan había sido muy amable y lo había contratado por unas horas. Se encargaba de mover las cajas pesadas del almacén y rellenar los estantes, ella era mayor y ya no era tan ágil como antes. Desde que había comenzado a trabajar Chanyeol buscó por todas las tiendas de música para encontrar el instrumento perfecto. Una tarde al volver de clase lo encontró. Allí estaba una hermosa guitarra con pinturas oscuras y dibujos granates. Era el nuevo modelo, la novedad entre los guitarristas, pero aquel instrumento le había llamado desde el escaparate. Se anotó el nombre y el precio en una libreta que escondió bajo la cama y según pasaban las semanas escribía en la misma hoja todo el dinero que conseguía ahorrar.

Su padre de vez en cuando, y sin que su madre se enterara, le regalaba algunas monedas mientras le susurraba “para cumplir tu sueño”. Chanyeol las agarraba rápidamente y corría hasta el armario, donde escondía su hucha de cerdito. En donde descansaban seguros todos los ahorros de aquellos tres meses.

No pudo dormir la noche antes de ir a comprarse la guitarra. Estaba demasiado nervioso, ¿cómo sería rozar las cuerdas? ¿Qué sentiría cuando compusiese su primera canción? ¿Cuánto tardaría en aprender a tocar correctamente todos los acordes? Los nervios estaban a flor de piel, y hasta que a la mañana siguiente corrió, sin desayunar, hasta la tienda y esperó a que el dependiente subiese todas las verjas y abriese los cerrojos, no se dio cuenta de que finalmente su sueño de ser músico estaba más cerca que nunca.

Sujetó con cuidado el instrumento entre las manos, soltó todo el dinero y el dependiente le sonrió satisfecho. Como regalo por todo el esfuerzo que sabía que Chanyeol había realizado le regaló una funda y una púa de plástico. Por fin, era suya.

Muy agradecido, Chanyeol corrió sin mirar atrás hasta la casa para enseñarle a su padre el trofeo que había logrado después de esa larga carrera de meses cargando cajas y rellenando estantes. Pero cuando abrió la puerta no se encontró lo que esperaba. Su madre estaba en la cocina como de costumbre, pero a su lado había otro hombre, que la abrazaba y besaba por el cuello de manera cariñosa. Chanyeol dejó caer la guitarra y ésta hizo un fuerte ruido que llamó la atención de los dos adultos.

- ¿Qué está pasando, mamá? -preguntó con la esperanza de que lo que estaba imaginando fuese una alucinación.

-Chanyeol, cariño -la madre le habló nerviosa, mientras se separaba de aquel hombre de traje y corbata tan elegante y apuesto-. No sé qué es lo que estás pensando pero te equivocas -le indicó al ver la expresión de sorpresa que brillaba en el rostro de su hijo.

Chanyeol dio un paso hacia atrás cuando la madre extendió los brazos para agarrarle, los llantos de su hermano pequeño rebotaban en el pasillo como si supiese lo que estaba pasando ahí.

-No te preocupes -habló el hombre detrás de su madre-. Yo me encargo del bebé -indicó dispuesto a salir de la cocina.

- ¡No! -Gritó Chanyeol- ¡No te acerques a mi hermano!

- ¿Chanyeol? -La madre exclamó sorprendida- ¿Pero qué te pasa?

- ¿Qué me pasa? -respiró entre sollozos, aguantándose las ganas de llorar, no quería hacerlo. No delante de aquel extraño y esa mujer que supuestamente era su madre-. Ese hombre no es mi padre, no puede cuidar a mi hermano, ¡no! -corrió por el pasillo y se encerró en la habitación de sus padres, donde su pequeño hermano lloraba suplicante.

Chanyeol se acercó a la cuna y lo agarró entre sus brazos, se sentó sobre la cama y rompió en llanto justo cuando el bebé dejó de llorar al sentirse protegido entre los brazos de su hermano. En ese momento no le importaba haber conseguido la guitarra, ni que poco a poco su sueño de ser músico estuviese cogiendo forma. Chanyeol había visto como su madre intimaba con ese hombre. No podía quitarse de la cabeza la imagen de ellos dos abrazados, besándose y la mirada que aquella mujer le regalaba a ese extraño.

Sintió la caricia de alguien sobre él, era suave y cálida, muy cariñosa. Pensó en su madre, en lo mucho que le gustaba cuando era pequeño acurrucarse contra su pecho. En las canciones que le cantaba cuando tenía miedo a la oscuridad de su armario. Pero pronto recordó la imagen de la tarde, sintió como su madre le arrancaba parte del corazón, como si aquella mujer que tanto adoraba se volviese un monstruo con una belleza inmoral. Abrió los ojos asustado y se encontró con la mirada dulce y cansada de su padre. El joven gateó sobre el cuerpo del mayor y se abrazó a él sollozando.

Su padre no dijo nada, tan solo lo abrazó hasta que Chanyeol se calmó.

-Mamá… yo…

-Shhh -le susurró el padre, su voz sonaba diferente, como rota-. No pasa nada, ya ha pasado todo.

Chanyeol se abrazó más a su padre, elevó la cabeza con miedo y clavó la mirada en los ojos perdidos del mayor. Sintió un fuerte miedo que le subía por los tobillos y le presionaba el estómago. Por el aspecto de su padre Chanyeol supo que algo malo había pasado.

- ¿Papá? -se separó de él con miedo y observó la habitación, su hermano no estaba en la cuna y el armario estaba abierto y desordenado.

-Cariño -el hombre habló calmadamente, a pesar de no tener casi fuerzas y estar a punto de desbordar y romperse a llorar-. Mamá nos ha dejado…

Chanyeol abrió todavía más los ojos, agarró fuerte el jersey que su padre llevaba puesto y esperó unos segundos mientras que toda la información se enterraba en su cerebro.

-Y… ¿no volverá?

-Me temo que no chico, nos hemos quedado solos -lo abrazó contra su cuerpo mientras susurraba aquellas palabras que a Chanyeol se le grabaron en la mente como si estuvieran tatuadas.

Se abrazó a su padre, no para sentirse mejor, sino para consolarle. Algo dentro de él le decía que a partir de ahora tenía que ser más fuerte, que lucharía por su padre y por… por su hermano. ¿Dónde estaba su hermano pequeño?

- ¿Papá?

- ¿Sí, hijo?

- ¿Dónde está repollo? -Chanyeol llamaba a su hermano pequeño así desde que un día su madre lo vistió con uno de esos vestiditos de bebé y lo envolvió en mantas. Repollo, siempre había sido así. Los padres no se molestaron porque sabían que aquel mote era de cariño, puesto que Chanyeol adoraba a su hermano.

-Tu madre se lo llevó con ella.

La respuesta le hizo entrar en cólera, se separó del abrazo del hombre, miró hacia su alrededor y se asomó a la cuna. No había nada. Buscó por todas las habitaciones, no podía creerse que su madre les hubiese abandonado, y peor todavía, se hubiese llevado a su hermano con él.

El padre de Chanyeol se acercó a su hijo y lo abrazó contra él, obligándole a calmarse. El pequeño gritó de rabia e impotencia, golpeó al mayor no por odio sino por sentirse inútil ante aquella situación. Ambos, esa tarde, estuvieron en silencio, acostados en la cama de matrimonio que ahora resultaba ser demasiado grande.

Poco a poco la situación familiar fue volviéndose cada vez más caótica. El padre de Chanyeol se buscó un segundo trabajo para poder suplir los gastos de sus estudios, además de un abogado que consiguiese que Chanyeol y repollo estuviesen juntos bajo un mismo techo. La dificultad del tema era que Chanyeol no quería ver a su madre. Para él ella había muerto después de haberle arrancado la ilusión de una familia feliz.

Por lo que supieron después por las noticias, la ex señora Park había encontrado un nuevo amor entre los ministros más reconocidos. El señor Park se hundió al saber que la mujer a la que siempre había amado y respetado siempre había estado utilizándolo para su propio bienestar. Chanyeol no se rindió, mientras su madre disfrutaba de las mejores cenas, galas y vivía una vida de ensueño en la enorme casa de su amante él estudiaba y continuaba trabajando en la tienda.

Después de varios juicios y negociaciones el abogado logró que la mujer cediese la custodia del pequeño al padre, pero no muy contenta con el resultado y jurando que lucharía por tener a su pequeño con ella. Chanyeol ocupó su tiempo libre en trabajar, ya que su padre, debido a la depresión que tenía había sido despedido de sus obligaciones y el joven se vio obligado a dejar el instituto para hacerlo. A pesar de que el señor Park siempre se disculpaba por ser un fracasado, Chanyeol lo veía como un héroe. Siempre que tenía oportunidad daba todo por sus dos pequeños, y nunca les faltaba nada. Pero poco a poco las cosas fueron cambiando y los amigos del señor Park fueron olvidándose de todos esos favores que el hombre les había regalado desde siempre y ahora estaban solos, con numerosas facturas y deudas que cubrir. Chanyeol trabajaba en jornada completa en un bar de la zona, servía copas y de vez en cuando ayudaba en el almacén. Por las noches, cuando llegaba a casa aprovechaba e intentaba seguir aprendiendo a tocar, a disfrutar aunque fuese hasta que cayese rendido por el cansancio de la guitarra y de todas las melodías que se cruzaban en el interior de su cabeza.

Una noche, cuando Chanyeol llegó cansado y con ganas de hundirse bajo las mantas su padre le sorprendió con la noticia de una increíble oferta.

-Un local, no es muy grande pero podíamos empezar ahí nuestro negocio -había añadido después de dejar el último plato fregado en el secadero.

-Pero no tenemos dinero, no podríamos hacernos cargo.

-Lo sé, lo sé, por eso él nos oferta ser copropietarios -el señor Park se sentó al lado de su hijo-. Me dijo que necesita una mente joven y dinámica para darle vida a ese antro, y que cuando me escuchó hablar de ti supo que serías el ideal.

Chanyeol dudó unos segundos, no sabía quién era ese extraño amigo de su padre. Y lanzarse ahora a esa aventura era un poco arriesgado. Pero cuando levantó la mirada y vio los ojos en la mirada acristalada de su padre supo que no podía desperdiciar aquella oportunidad.

Chanyeol ahora era un empresario más, legalmente ese local andrajoso era suyo. A sus veintiún años se había vuelto su propio jefe. Cuando entró en el bajo y observó el estado en el que se encontraba quiso salir de allí corriendo, pero no lo hizo. Porque los retos lo hacían más fuerte.

Limpió las zonas, ordenó el almacén e incluso contrataron obreros para hacer unas cuantas reformas. El local parecía otro, ahora sólo faltaba ponerle un nombre.

-Eso te lo dejo a ti -añadió su socio encendiéndose un cigarro.

- ¿Yo? Pero si soy malísimo poniendo nombres -bromeó-. A mi hermano le llamo repollo, por favor.

-Es un nombre con mucho significado -afirmó entre risas el hombre-. Sé que lo harás bien. Confío en ti, mira lo que has conseguido. Esto ya no es una cueva enterrada, ahora es un local amplio y que seguro que triunfará.

Chanyeol observó las instalaciones que tenía delante de él, viajó desde las escaleras de entrada hasta la barra, las mesas y los taburetes, la zona de ocio, el billar y aquel enorme escenario. Su corazón se encogió al contemplar todo lo que había logrado, sonrió y entonces un nombre se le vino a la cabeza.

-Underground -susurró-. Se llamará Underground.

-¿Underground?, me gusta -confirmó el hombre tirando la colilla del cigarro al suelo.

Underground abrió sus puertas, los primeros meses fueron un total y absoluto éxito, pero poco a poco la zona se iba llenando de locales comerciales y algunos del mismo rango que él. El conocido del señor Park, cayó en la ruina y entonces su amigo, compadeciéndose le regaló su parte del negocio a Chanyeol con la esperanza de que éste pudiera lanzar Underground a lo más alto.

Pero no fue así, las deudas se sumaban a la enorme torre de papeles que descansaba en la mesa de la pequeña oficina de Chanyeol. Al estrés de casa se le sumaban las preocupaciones de no poder mantener un día más el local abierto. Para Chanyeol, Underground se había convertido en una casa más y haría todo lo que estuviese en su mano para poder continuar con él.

Visitó bancos, casas de empeño y habló con empresarios para ofrecerles quedarse con la mitad de las ganancias que obtenía, pero ninguno de ellos estaba interesado, o le negaban los préstamos por falta de aval. Chanyeol veía cerca el final que no aceptaba.

Pero como si aquello fuese el destino un interesado en ofrecerle un préstamo apareció una noche en el local. Chanyeol sabía que aquel hombre no le ofrecería una manera legal de conseguir lo que necesitaba, que empeñaría su seguridad por Underground, pero lo hizo. Firmó los papeles que confirmaban que Park Chanyeol recibiría una gran suma de dinero para saldar las deudas del local y podría continuar como propietario del local mientras que cada mes consiguiese devolverle la parte correspondiente al préstamo indicado más los intereses que éste le había propuesto.

Underground resurgió de las cenizas como un ave fénix. Encontró empleados y el local se llenó de clientes fijos que visitaban el lugar asiduamente. Chanyeol se olvidó de estudios y otros trabajos para llevar el local, su padre había encontrado un trabajo, poco remunerado pero que le ayudaba a distraerse, y su hermano estaba apuntado a una escuela. A pesar de lidiar con la enfermedad del pequeño y la depresión de su padre Chanyeol continuaba con esa sonrisa que lo caracterizaba.

Entonces una noche un grupo de jóvenes entró en el local. Se sentaron a la barra y Chanyeol se acercó para servirles. Algo en ellos llamó la atención del propietario. El más alto de los dos tenía el pelo teñido de rubio, el flequillo le caía hacía un lado y su mirada era profunda. Su cuerpo a pesar de ser ancho era delgado, como si fuese un modelo de pasarela. A su lado estaban los otros dos muchachos, ambos tenían una estatura parecida y parecían más interesados en hablar entre ellos que en lo que pasaba a su alrededor. El chico de pelo castaño desprendía una energía increíble. Y el moreno mostraba una delicadeza en sus movimientos que le resultó terriblemente tierna.

Los tres chicos pidieron y observaron el local con atención, Chanyeol no les perdió de vista en toda la noche, había algo en ellos que no acababa por gustarle, pero sin saber cómo terminó invitándoles a una última copa mientras recogía las mesas y cerraba caja aquella noche. Afortunadamente Yifan, Luhan y Yixing resultaron ser unas personas increíbles. Los tres muchachos acabaron por hacer Underground su segunda casa, y todas las noches visitaban el local para disfrutar de la compañía que Chanyeol les daba. Luhan resultó ser un chico visionario, sin miedo al fracaso y con un enorme corazón. Yixing era gentil, único, como un hermano despistado al que es agradable tener al lado para sentirte seguro y Yifan, era un torbellino de incoherencias mezcladas con clase. A Chanyeol le gustaba verse envuelto en el mundo de aquellos tres, hacían que todos los problemas que surgían en su casa o la angustia de recordar el pasado fuese más sencilla de llevar con sus bromas y locuras.

La amistad se forjó de una manera increíblemente fuerte entre los cuatro muchachos. Luhan sugirió a Yifan la opción de que se quedasen una temporada en Seúl, Yixing aceptó la idea y le pidió a Chanyeol un trabajo en el local. El chico no pudo negarse, Yixing era muy trabajador, y aprendió rápidamente los trucos del oficio.

Luhan y Yifan vivían de ellos mismos, se enteró que ambos eran de buena familia y que a pesar de que ninguno aceptaba las normas que sus padres les imponían se aprovechaban del dinero de ellos para vivir.

“Las oportunidades de la vida.”

Era una de las frases favoritas de Luhan. Yifan sólo sonreía y le miraba con cariño. Chanyeol comenzó a pensar que aquellos chicos eran la energía positiva que le faltaba, el fuelle que lo impulsaría a lograr su sueño.

El escenario de Underground comenzó a llenarse de músicos mediocres que intentaban ser aceptados por los espectadores pero ninguno de ellos volvía, nadie había conseguido enloquecer a las masas, hasta que una noche, después de unas cuantas copas de más y algunas caladas inusuales a algo más que un cigarrillo, Luhan arrastró a los chicos al escenario, le lanzó el micro a Yixing y comenzó a golpear la guitarra con tal delicadeza que parecía que estaba acariciando a la mejor mujer de todo el paraíso.

Chanyeol se sorprendió del espectáculo que sus amigos le regalaron. La música era salvaje pero creaba una combinación perfecta, sonaba como sexo en sus oídos. Yifan golpeaba la tela de la batería con precisión provocando que el corazón de Chanyeol latiese al ritmo que éste quisiese, y la voz de Yixing, aquel ángel inocente que cantaba como si añorase algo dentro de él. Como si estuviese buscando una respuesta en la música que lo embriagaba. Escuchó atento lo que le estaban regalando, la oportunidad de lograr su sueño que sus tres compañeros le estaban regalando.

Cuando terminaron y todo el público aplaudió enloquecido y lleno de emoción, Chanyeol sintió las manos de Yifan sobre los hombros, cerró los ojos y tragó saliva saliendo de su asombro.

-Esto es lo que podemos ofrecerte -le susurró antes de girarse hacia el populacho y recibir los vítores y halagos junto a sus dos compañeros.

Chanyeol estuvo días con las palabras de Yifan en la cabeza, cada noche, cuando se reunían imaginaba lo que podía pasar con ellos tres encima del escenario. Se emocionaba cada vez que Luhan le dedicaba una sonrisa discreta, se revolvía dentro de él cuando Yixing le hablaba de la música que Yifan y Luhan tocaban o de la que él componía y se rendía ante la enorme presencia y magia que Yifan acarreaba. Lo había decidido, quería formar un grupo con ellos, quería ser parte de ese juego que los tres tenían.

Antes de que Chanyeol llegase a poder decir nada de aquellas ideas en su cabeza Yifan se acercó a él una noche justo después de cerrar. Yixing estaba limpiando las mesas cerca de los cuartos de baño mientras que Luhan se pasaba todo el rato hablando con él sentado en el escenario. Chanyeol les observaba sonriendo a pesar de que no conseguía entender mucho de lo que decían cuando hablaban en chino. Yifan le agarró por la cintura y le susurró al oído.

-Eres un pervertido, te pone que esos dos se lleven tan bien-bromeó.

Chanyeol se puso rápidamente tenso al sentir tan cerca a Yifan, se giró y lo empujó nervioso.

-Aquí los únicos pervertidos que hay sois vosotros tres -murmuró apartando la vista de Yifan, no quería perder la fuerza que tenía cuando intentaba enfrentarse a él. Y cuando el grandullón le miraba no sabía por qué pero siempre se rendía.

Yifan le miró con tranquilidad y se rió.

-Si te unieras a nosotros alguna noche no pensarías que somos unos pervertidos. Además lo hacemos por Yixing, es un niño insaciable-volvió a reír-Pero en realidad no me he acercado a ti a decirte esto. He estado pensando ¿qué te parece si montamos un grupo contigo?

Chanyeol le miró sorprendido, tanto por la primera invitación como la confesión del final. Nunca había pensado que Yifan fuese el que lo tomase en cuenta para algo tan importante como era un grupo de música.

- ¿Yo? ¿Con vosotros? ¿Un grupo de música...? -cogió aire y se sentó en el primer taburete que encontró. Parecía que el local estaba siendo saturado por los aires del limpiador que estaba usando Yixing y estos se le habían subido a la cabeza.

-No te hagas el tonto Chanyeol, te he visto con la guitarra. El otro día cuando pensabas que estabas solo, eres bueno, muy bueno en realidad. Creo que sería una buena idea, me caes bien y siempre he pensado que cuatro son mejor que tres.

-Aún así, no he tenido estudios, todo lo que sé es por mérito propio -tragó saliva-. Tú, Yixing y Luhan sois muy buenos -respiró hondo-. Si lo que os interesa es tener un local donde poder tocar yo puedo dejaros hacerlo aquí.

Luhan sonrió desde el escenario intercambiando una mirada pícara con Yifan antes de hacerle una señal a Yixing para que se acercara y caminar hacia donde los más altos estaban discutiendo.

-No busques excusas, Chanyeol-insistió Yifan sentándose en un taburete al otro lado de la barra- siempre intentando perderte entre la multitud cuando tienes tanto que demostrar allá arriba. ¿Por qué crees que íbamos a subir a tocar sin ti?

Yixing sonrió dejando el limpiador en el armarito del almacén y cerrando la puerta.

-Yifan tiene razón, me encantaría poder tocar contigo, ¿por qué no lo intentas al menos?

Chanyeol se giró y contempló la sonrisa tierna de Yixing, se le encogió el corazón justo cuando la mano de Luhan se posó en un hombro.

-Escucha a Yifan -sonrió-. Si él te lo propuso es porque todos lo queríamos así.

-Aquí siempre pensamos muy bien todo lo que hacemos-rió Yifan esperando su respuesta.

Chanyeol suspiró y miró hacia los tres chicos.

-Pero no soy ni la mitad de bueno de lo que sois vosotros.

-No digas bobadas -rió Luhan, se acercó a la funda de su guitarra y se la lanzó a Chanyeol-. Venga muéstranos lo que sabes, y no te dejes nada en el tintero, ¿eh?

Chanyeol se quedó helado por unos segundos, respiró hondo una vez más y sacó la guitarra de la funda. La afinó con cuidado y tragó saliva antes de acomodarse y empezar a tocar. Se dejó llevar por la música, quiso centrarse en ello y olvidarse de que los tres chicos que estaban ahí observándole. Sintió la mirada dulce de Yixing, el calor de la pasión de Yifan y la energía de Luhan, quiso mezclarlo todo con sus sentimientos y lo demostró en cada cuerda que rasgaba. No pudo saber cuánto tiempo estuvo tocando, pero cuando terminó y abrió los ojos, los tres muchachos lo recibieron con un fuerte abrazo.

-Ha sido increíble-estalló Yixing con una enorme sonrisa en los labios-. Eres muy bueno, Chanyeol.

-Lo sabía -añadió Yifan llevándose los brazos al pecho con una expresión confiada en el rostro-. Ya os lo había dicho.

Luhan sonrió y se acercó hacia él aplaudiendo orgulloso. Chanyeol se sonrojó ante los comentarios de los chicos y se rascó la nuca sin saber muy bien cómo reaccionar.

-Gracias chicos, la verdad es que no sé qué decir.
-Di que te unirás a nosotros, di que serás uno más de nuestro grupo y que llegaremos lejos con todo el talento que tenemos -Luhan apartó a los demás y le tendió la mano-. No voy a permitir que digas que no.

Chanyeol esperó unos segundos, observó la mano de Luhan y muy rápido viajó desde la sonrisa tierna de Yixing a la profunda mirada de Yifan, que lo analizaba sin decir nada. Respiró hondo, siempre había querido estar en un grupo, la música había sido la vía de escape que encontró ante los problemas del día a día y ahora aquellos tres chicos le daban la oportunidad de volver todo aquello algo más. Respiró hondo y estrechó la mano de Luhan fuerte, sin dudarlo.

-Está bien, lo haré. Me uniré a vosotros.

-¡Estupendo!-gritó Yixing sin preocuparse de modular su tono de voz-. Eso es genial Chanyeol, vamos a ser el mejor grupo del mundo. Esto es perfecto, nunca pensé que podría tener todo lo que quiero junto y para siempre.

Yixing se agarró con fuerza a la cintura del Chanyeol como si fuese un niño al que acababan de decir que llevarían a Disneyland. Kris se acercó y puso su mano de dedos largos sobre la cabeza del dueño de Underground y le revolvió el pelo.

-Bienvenido a la familia, Chanyeol.

Luhan sonrió y golpeó suavemente el hombro de Chanyeol cuando éste le soltó, soltó una carajada y luego un chillido y se subió al escenario recogiendo del suelo la guitarra que antes Chanyeol había usado.

-¡Vamos a hacer que este local arda! -rió fuerte e hizo temblar las cuerdas de la guitarra.

Los días siguientes fueron algo diferentes para Chanyeol, comenzó los ensayos con los chicos, Yixing le mostró algunas de los trabajos que tenía, algo así como un “arma secreta”, por lo que le dio a entender. Chanyeol disfrutaba las horas con Yixing, el chico demostró ser atento y dulce, además de generoso, le mostró todos los secretos que conocía y por supuesto él también le mostró algunos trucos. Ambos muchachos entablaron una fuerte amistad. Pero Luhan siempre estaba ahí observándoles, vigilando que Yixing no se pasara demasiado tiempo junto a Chanyeol, o que ambos chicos se fueran por las ramas. El guitarrista del grupo era un chico fuerte, y con decisiones claras. Luhan les había dicho a todos que se encargaría de traer todos los materiales, que Yifan le ayudaría en la parte monetaria pero que él sería quien dispondría todo lo necesario para que el grupo siguiese adelante.

Chanyeol siempre se sorprendía con Luhan y Yifan, sabía perfectamente que ninguno de los dos formaba parte de la misma situación social que Yixing o incluso que la suya, pero los admiraba por haber visto algo en él. Luhan sobreprotegía siempre a Yixing, y sabía que entre los tres chicos había algo, un juego oscuro y macabro que el cantante intentaba ocultar pero que Chanyeol sin haberlo visto conocía. No le importó, al principio, pero cuando la amistad con ellos fue profundizándose sentía que aquel oscuro secreto lo separaba un poco de los otros tres.

Una noche, cuando Luhan y Yixing habían vuelto temprano a casa Yifan se ofreció voluntario para quedarse a ayudarle a recoger el local. Chanyeol insistió en que no era necesario pero el batería no cesó en su intención, así que al final terminaron ambos fregando, limpiando y recogiendo todo. La situación era algo tensa, desde que aquellos tres se habían vuelto algo más que amigos, desde que los había considerado parte indispensable de su vida, algo más había nacido. Una fuerte atracción por Yifan, a pesar de saber que no estaba bien porque él tenía algo con sus otros dos compañeros. Yifan era especial, tan solo su presencia hacía que las situaciones normales fuesen mágicas, incluso aquella noche, fregar el suelo de Underground resultaba increíblemente estupendo, y eso a Chanyeol le ponía nervioso, además de enfurecerle. Porque Chanyeol era fuerte, y no podía sentirse así ante tales situaciones.

Yifan le miraba, no de manera directa, sino de la manera en la que sólo miraba Yifan. Con los ojos perforándole el alma, sin decir nada y sintiendo que lo decía todo. Chanyeol se sentía confuso cuando pasaba aquello, no sabía si sonreír o si rehuir la mirada y por eso siempre hacía ambas cosas intermitentemente. Aquello parecía del gusto de Yifan porque siempre que lo hacía, éste sonreía.

-He estado dándole vueltas-comenzó a decir el muchacho chino-Y creo que deberías de dejar de ocultarlo.

Chanyeol le miró entre confuso y sorprendido, dejó la fregona apoyada en la barra y soltó una carcajada suave y nerviosa.

-¿A qué te refieres?

-¿Voy a tener que hacer yo todo el trabajo?-bromeó caminando hacia él y agarrándole el mentón-Venga Chanyeol, ¿qué es lo que pasa por tu cabecita?

Chanyeol le apartó la mano a Yifan y le miró entre molesto y sorprendido por la reacción. Se alejó un poco de él y le miró fijamente.

-¿Lo que pasa por mi cabeza? Yifan no sé a qué viene todo este numerito, sabes que ese rollo misterioso te lo guardas para cuando estéis los tres solos -rió mientras caminó hasta la fregona.

-Venga ya, Chanyeol-se quejó entre risas- ¿Estás celoso? Lo que tenemos Luhan, Yixing y yo no es nada de lo que crees.

Yifan caminó hasta el coreano y le rodeó por la cintura, todavía de espaldas, evitando que se escapase de él.

-Me gustas, ¿vale? Pensé que te habías dado cuenta de ello, por cómo te miro o cómo te hablo. Me gusta cada parte de ti, me tienes loco y, sinceramente, pensaba que sentías lo mismo.

Chanyeol se tensó al notar el contacto de Yifan contra su cuerpo, pero el nerviosismo aumentó cuando las palabras de Yifan salieron de su boca y se clavaron en él. Se quedó quieto, tenso. Luchó por hacer algo, por no quedarse ahí de pie sujetado por Yifan, por reaccionar. Y se maldijo a sí mismo. Porque todo lo que había dicho Yifan era cierto. Estaba celoso, celoso de que Luhan y Yixing pudiesen disfrutarle de esa manera y él no, y además de que Yifan se había vuelto alguien en quien pensaba cuando se despertaba y cuando terminaba su día. Aquel engreído y alocado joven se había incrustado en su mente y corazón sin ni siquiera Chanyeol evitarlo.

-Yifan... yo -murmuró y se revolvió para que lo soltara-. Hablas demasiado, ¿lo sabías? -No entendía por qué hacía todo aquello, por qué negaba lo evidente pero sin que pudiese evitarlo las palabras salieron solas-. Te has equivocado grandullón, no siento lo mismo por ti. Así que deberías de olvidarte de esa estúpida idea de quererme -añadió mientras sonreía nervioso y miró hacia el suelo para evitar enfrentarse a él.

-Ya veo -le respondió con tristeza aflojando el amarre de sus brazos en la cintura del joven-. Supongo que no siempre se tiene lo que se quiere.

Yifan esperó a que Chanyeol se colocase frente a él y levantó la vista clavando los ojos en su profunda mirada.

-Espero no te moleste esto, aunque no me quieras, no puedo decirle adiós a la idea de tenerte sin haberlo intentado por última vez.

Yifan se movió con rapidez volviendo a sostener a Chanyeol entre sus brazos y besarle, despacio y profundamente, en los labios. Disfrutando de la calidez húmeda de su cuerpo. Chanyeol no se movió, y estuvo un segundo paralizado antes de devolverle el beso, de apropiarse de su boca y disfrutar de Yifan como muchas noches había imaginado. Yifan era alguien increíble, mágico y con su última actuación lo había confirmado por completo. Las lenguas de ambos se encontraron y acariciaron y las enormes y finas manos del batería se mezclaron con las ropas de Chanyeol para colarse y acariciarle la piel. Chanyeol soltó un suspiro, Yifan estaba frío, siempre era frío, pero a Chanyeol le gustó sentir esos pequeños escalofríos. Los cuerpos de ambos chicos se pegaron, se abrazaron y besaron tantas veces que el calor del local aumentó en cuestión de segundos. Fue Chanyeol quien rompió la magia, se separó de él y le observó, no pudo evitar soltar una carcajada, se abrazó a él y agachó la cabeza en el hueco del cuello de Yifan.

-Maldito -murmuró-. Te voy a dar una patada el culo después de esto.

-Sabía que sentías lo mismo-contestó sin dejar de mirarle a los ojos acariciándole la cara-Aunque intentes disimularlo con malas bromas.

Bajó la mirada algo sonrojado y respiró hondo.

-Ni se te ocurra inventarte alguna tontería, ¿eh? Nos conocemos, Wu Yifan -le miró algo amenazante-. Lo que ha pasado aquí y ahora se quedará entre nosotros, hasta que... bueno hasta que yo sepa qué hacer.

-Tranquilo -sonrió acercándolo más a él-. No me importa que nadie más lo sepa, con que nos tengamos el uno al otro para disfrutarnos me llega, pero -Yifan hizo una pausa y volvió a mirarle a los ojos- si no lo digo no podré terminar "lo que hago" con Luhan y Yixing, no habrá un motivo para dejarlo. ¿No crees?

De nuevo el nerviosismo inundó a Chanyeol hasta las puntas de los pies.

-Ten paciencia, maldito pervertido -murmuró y se separó de un empujón.

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