¡Hola, hola! Y por fin aquí tenemos el Track 11 *bailan y levantan sus copas* Esperamos que os guste igual que el resto. Parece que poco a poco las cosas se van complicando.... En fin >-< Darle muchos mimos al cap que tiene momentos muy especiales ~~ <3
Click to view
Luhan no había dicho mucho más, le había agarrado con fuerza de la mano y se lo había llevado de ahí. Yixing sabía que podía resistirse, porque aquello era lo que tenía que hacer y podría hacerlo, pero también sabía que por mucho que intentaba auto convencerse, no podía decirle que no. Había sentido los ojos del miembro de Meinster clavándose en lo más profundo de los suyos y por eso había evitado la mirada, intentando no volver a caer en su red de mentiras y promesas, que jamás cumpliría, pero Luhan era listo, siempre había sido el más astuto de los dos.
Le había besado, y la idea de morderle en el labio pasó tan fugaz por su mente que no le dio tiempo a asentarse y por ende, a hacerlo. Le odiaba, le odiaba con todas las fuerzas que tenía, y deseaba que aquel ser que mezclaba saliva con él se esfumase de ahí para no volver, pero en vez de ello volvió a pecar. Luhan, como un maldito demonio tentador acudía ante él, al igual que hacía cada noche en sus sueños y en su mente, torturándole con una verdad que jamás diría en voz alta, pero que solo ellos dos conocían. Le amaba, continuaba haciéndolo, a pesar de todo lo que había pasado, a pesar de las pérdidas y las mentiras, a pesar incluso de aquellas cosas que jamás había contado a nadie.
Y lo peor de todo no era ese sentimiento que apresaba su pecho, ni tampoco la imagen decepcionada de Chanyeol o de Tao en su mente, ni si quiera lo era el haber perdido todo, incluido el rumbo de su propia vida, por aquella persona a la que una vez había llamado amor. Lo peor era que a pesar de todo aquello y del inmenso odio que le procesaba, el contacto de sus labios continuaba siendo el único bálsamo que podía curarle.
Había soltado la mano del cantante con furia y había clavado, de nuevo, la vista en él, como si sus ojos lanzasen cuchillos. Quería odiarle, realmente le odiaba, necesitaba hacérselo ver, pero Luhan no podía verle. Yixing se dio cuenta, Luhan ya no estaba ahí, no al menos el Luhan que años atrás había vuelto del revés su vida, aquel Luhan había muerto, de la misma manera que él también había muerto encerándose en su propio pasado. Debía apartarse pero en vez de aquello, alargó su mano y acarició su rostro, Luhan parecía tan desvalido, y Yixing, en el fondo, no podía hacerle daño.
Manipulador, lo había aprendido de él, había convertido su existencia en un reflejo de los malos hábitos de Luhan, como si no quisiese apartarle de su vida, como si convirtiéndose en todo aquello que lo hacía un maldito le mantuviese cercano a él.
El cantante de Meinster había acariciado el dorso de su mano sonriendo con siniestra dulzura y Yixing había apartado la mirada estremeciéndose. Podía inventarse mil excusas, su cuerpo siempre le delataría.
Se dejó llevar, como siempre había hecho con Luhan, agarró con fuerza su mano, sin decir una sola palabra y permitió que le llevase lejos, a un lugar que no conocía, recordando viejos tiempos deslizando su lengua por dentro de la boca agarrándose al sabor de una saliva sucia y mentirosa, una saliva de besos teñidos de sangre perdida en un pasado, que al parecer, ninguno de los dos, quería olvidar.
Llegaron al hotel en donde Meinster estaba alojado, lo supo porque pudo ver el coche de Yifan en la parte lateral, aparcado en uno de los callejones. De un tirón se soltó de la mano de Luhan, recobrando la cordura. No debería de estar ahí, tenía que irse. Si mediar una palabra dio media vuelta con intención de cruzar la calle. Estaba seguro de que Luhan no se lo permitiría, pero no podría jurar si en realidad aquello era una suposición o un deseo del subconsciente.
Luhan se quedó en pié observándole desde las escaleras de la entrada al hotel, suspiró y se encogió de hombros. Como anteriormente, el cantante de Meinster mostraba una seguridad admirable, una tranquilidad que solo era suplida bajo el contacto de ambos cuerpos. Caminó despacio detrás de él y soltó una carcajada antes de hablar.
-¿Has cambiado de idea? -su voz sonó divertida, como si comenzase de nuevo ese juego macabro que tanto le gustaba.
Yixing no se giró, continuó de espaldas a Luhan a un paso de la carretera.
-A lo mejor siempre he pensado esto y me estaba riendo de ti-sentenció con un tono divertidamente seguro.
Luhan caminó tranquilo hasta colocarse al lado de él, agarró la mano de Yixing suavemente y sonrió. Yixing estaba nervioso, pero no quería que él lo supiera, luchó para ocultar toda esa ola de sensaciones que lo abordaba.
-Nunca te reirías de mí -sonrió clavando su mirada en los ojos de Yixing, que lo miró fugazmente.
-Hay muchas cosas de mi que han cambiado-continuó hablando sin perder el mismo tono arrogante-. Ahora ya no soy aquel a quien conocías.
Luhan suspiró y apretó ligeramente la mano de Yixing. Tiró de él y el guitarrista se sorprendió cuando su cuerpo no opuso resistencia, llegó a la puerta del hotel y sonrió dulce, con ese rostro angelical y tierno que siempre lo había caracterizado.
-Todos hemos cambiado, Yixing -habló tranquilo justo cuando presionó el botón de llamada del ascensor-, pero hay cosas que, aunque lo intentemos, no podemos cambiar.
Yixing se mordió el labio, no quería parecer nervioso, pero era demasiado evidente. Había algo en Luhan, algo que siempre había estado ahí, que le hacía dejar de pensar y olvidarse de todo. A veces se sentía como una cobra cautivada por la melodía de una flauta que solo Luhan sabía tocar. Hipnotizado por sus ojos tiernos y su cara de niño, adicto al sabor obsceno de sus labios, los labios que años atrás le habían robado su primer beso.
Luhan había sido y continuaba siendo, el único que conseguía estremecerle, el único por el cual su alarma de peligro saltaba con una sola mirada. Estaba loco, eso lo sabían todos, era peligroso, alguien a quien no acercarse, la persona que lo había separado de su familia, de su vida tranquila, aquel que le había dado su primera droga, ese a quien se había ofrecido desnudo en un piso lejos de todo lo conocido. Era todo lo que hay que evitar y aquello era lo que más le atraía de él.
El guitarrista intentó sacar fuerzas de donde no las tenía, observó como su reflejo se separaba al abrirse las puertas del ascensor y se dijo que no quería volver a pasar por aquello, que ahora era él quien mandaba, quien jugaba, aquel que decidía como mover las fichas en el tablero. Ya era hora de devolverle la jugada a Luhan.
Cuando las puertas se abrieron del todo lo empujó con rapidez adentro y entró siguiéndole con decisión, pegando su cuerpo con el del otro, dejando la espalda de Luhan contra el espejo. Yixing disfrutó del contacto parcial de su cuerpo y del aliento cálido de Luhan rozando su rostro.
-¿Eso crees Luhan?-le susurró el guitarrista al oído mientras su mano derecha bajaba hasta la entrepierna del cantante.
Luhan sonrió travieso, no se movió y dejó que el guitarrista apretase los dedos entorno su miembro. Abrió los labios y un gemido suave salió de ellos. Yixing se estremeció, había hecho aquello muchas veces con numerosas personas pero aún así, su cuerpo no se movía. Luhan levantó el brazo y acarició el rostro del miembro de Riot con los dedos de una mano, suave como si tuviese miedo de que se fuese a romper, clavó su mirada en la de Yixing y asintió.
-Lo creo Yixing -afirmó antes de moverse rápidamente. Agarró a Yixing por las muñecas y lo empotró contra las puertas del ascensor que subía a gran velocidad-. He estado soñando contigo todos estos años. He pensado en ti cada vez que besaba otros labios, acariciaba otros cuerpos y escuchaba los gemidos de otros -le susurró antes de morderle sin cuidado los labios-. Pero ninguno de ellos puede si quiera alcanzarte.
-Puedes decir mil cosas como esa Luhan-le contestó con una sonrisa arrogante el otro chico-, que continuaré escuchando tus incansables murmullos sin sentido.
Yixing sacó fuerza y volvió a colocar a Luhan contra uno de los lados del ascensor agarrando, ahora él, las muñecas del otro con sus dedos.
-No vas a envenenarme de nuevo-le susurró bajando con sus labios rozando en una caricia la piel del cuello de Luhan, sintiendo como el mayor de los dos se estremecía con su contacto.
-No quiero envenenarte Yixing -le confesó mientras luchaba por aguantar un gemido-. Te lo he dicho, eres mío.
Luhan esperó a que la puerta del ascensor se abriese y que el joven guitarrista se despistase para agarrarlo de nuevo de los brazos y sujetarle con la otra mano por el pelo. Sonrió y salió del elevador tan rápido como pudo, colocó a Yixing contra la pared y lo sujetó con una de sus rodillas, sacó la tarjeta de su bolsillo y abrió la puerta de su estancia.
-Adelante Yixing, no es igual que antaño pero podremos improvisar -sonrió empujando al guitarrista hacia el interior.
Casi a tropezones y trastabillando con sus propios pasos Yixing entró al cuarto cayendo sobre la cama de hotel. Se pasó la mano por el pelo, justo en el lugar en el que Luhan le había amarrado con fuerza y le miró con odio.
-Nada va a volver a ser como antaño.
Lo decía, las palabras salían de sus labios y la mirada parecía de odio, pero en lo más profundo de él no podía creer aquello que intentaba, al igual que también sabía que Luhan tampoco lo creía.
Luhan sonrió, se acercó a la cama y le miró fijamente. No dijo nada, era como si estuviese esperando a que Yixing escupiese la verdad, como si esperase a que esa pared imaginaria que el guitarrista había levantado comenzase a caerse ladrillo a ladrillo. Se lamió los labios y se sentó en el borde de la cama, dejó su móvil en la mesita de noche y se pasó ambas manos por el pelo llevándoselo hacia atrás.
-No quiero que sea como antaño, Yixing -habló tranquilo, con la calma típica antes de una tormenta-. Quiero que sea mejor.
-Continúas engañándote, Luhan-escupió nervioso el guitarrista de Riot-no puede volver a ser, ni siquiera puede ser. Hiciste algo que puso punto y final a aquello, yo...
Tenía que decirlo, Yixing lo sabía y Luhan, él también lo sabía. El menor de los dos se mordió el labio nervioso, con tanta fuerza que se hizo sangre. Observó como el miembro de Meinster se relamía sin apartar su mirada penetrante de sus ojos, pero las palabras continuaban atoradas sin querer salir, luchando dentro lo que deseaba y lo que realmente tenía que hacer.
-Fuiste tú el que me alejó de ti -comenzó a explicar Luhan mientras acariciaba sus muslos-, decidiste creer en lo que tus ojos veían sin buscar la explicación a todo aquello. Tú, que eres lo que eres gracias a mí, gracias a nosotros -susurró y se acercó rápido hasta sus labios, los lamió saboreando su sangre-. No has podido olvidarme Yixing, no has podido dejar de amarme.
Yixing tragó saliva haciendo ruido con fuerza, cerrando los ojos evitando la mirada tan directa de Luhan. Sabía que si le miraba directamente, si continuaba tocándole, besándole, acercándose a él de esa manera, no podría resistirse, después de todo, aquella persona no estaba mintiendo, Luhan era quien le había creado.
Abrió los ojos sintiendo más marcado el contacto de las manos del cantante subiendo por sus muslos llegando casi a su entrepierna.
-Luhan-comenzó a decir lentamente permitiéndole entrar en su boca, usando la lengua para lamer, de nuevo, la sangre en sus labios.
El sabor de Luhan era igual que lo recordaba, tan dulce y adictivo, como siempre había sido, y al igual que un adicto, Yixing temía una recaída.
-Tú escogiste irte con él, decidiste tu camino al igual que el mío, yo...-debía decirlo, se relamió y continuó-yo no puedo hacer esto.
Y al mismo tiempo que lo decía, Yixing se declaraba un mentiroso, porque en cuanto el aliento cálido y sugerente de Luhan rozó su cuello, un gemido profundo y placentero se escapó agudo por sus labios hinchados. Luhan sonrió y Yixing supo que ya no habría una excusa que valiese la pena.
El cantante de Meinster acarició lentamente el pecho de Yixing, besó su cuello y disfrutó de los gemidos que soltaba. No iba a parar, no ahora que había conseguido que Yixing confesara. Con su boca regalándole atención a su cuello y clavículas buscó en el primer cajón de la mesilla de noche una pequeña navaja. Sonrió al abrirla y mostrar la hoja y se sentó sobre Yixing, colocando una pierna a cada lado del guitarrista.
-Llevo años soñando con este momento -confesó mientras deslizaba la navaja hacia arriba rasgándole la camiseta.
Yixing tomó aire comprimiendo su vientre reteniendo la sensación de tensión en su cuerpo.
-¿Qué vas a hacer?-consiguió pronunciar con un hilo de voz.
Siempre había sido así, siempre Luhan. Dominándole y volviéndole loco. Habían pasado años y él tan solo se había estado engañando a sí mismo. Lo sabía y aquello era lo que más odiaba, porque se había sumergido en una espiral de decadencia en picado hacia su autodestrucción, y ¿por qué? Tan solo porque siempre le había necesitado a él a su lado. Las palabras sobraban, en cada gemido y jadeo ahogado Yixing contaba más de lo que sus propias palabras podían haber hecho.
Luhan se inclinó y apoyó la hoja de la navaja en el pecho del guitarrista, rió divertido y lamió los labios de Yixing.
-No adelantemos acontecimientos Yixing -bromeó el cantante-. Para conseguir que te vuelva loco de placer primero has de demostrarme que todavía sigues en forma.
Separó la navaja de su piel dejándole un pequeño y casi imperceptible corte que al lamerlo le escoció. Yixing soltó un leve gemido de protesta y Luhan le devolvió una caricia escasa de cuidado sobre su entrepierna. Agarró fuerte el abultado miembro y presionó hacia abajo como si intensase doblarlo.
-¡Ah!-exclamó ahogadamente, intentando evitar gemir muy alto-. No, Luhan, déjalo.
Ahí estaba cediendo en el juego de Luhan, en aquel juego que una vez había sido algo más para ellos dos. Intentó levantarse, sin dejar de morderse el labio.
-Las cosas han cambiado, Luhan-le respondió con picardía mordiéndose el labio-. A lo mejor ahora soy yo el que quiere jugar contigo.
Luhan soltó una carcajada y lo empujó sin evitar hacerle daño contra el cabezal de la cama.
-¿Y cómo pretendes hacerlo?
Luhan parecía estar disfrutando de todo aquel juego, Yixing sabía que en cualquier momento podría tomar el control por completo, y conseguiría dominarle como siempre hacía. El cantante lo miró fijamente, se colocó la navaja entre sus labios y comenzó a desabrocharle el pantalón lentamente.
Yixing se movió rápido dándole la vuelta a la situación, colocando a Luhan preso por las muñecas bajo su cuerpo. Sonrió complacido, hacerle probar su propia medicina era divertido, aunque no tanto como volver a reconocer lo que realmente le excitaba, aquello que tan solo sabían Luhan, Kris y él mismo.
-Ya no soy aquel niño, Luhan-le susurró acercando sus labios a la oreja del miembro de Meinster y mordiendo sensualmente su lóbulo-. He crecido, ¿no lo notas?
Y pegó con fuerza su paquete, con el pantalón medio abierto, y el miembro dolorosamente apretado contra la tela. Sabía que Luhan lo entendería a la primera y estaba deseando ver cómo reaccionaba.
-Lo noto perfectamente, Yixing -sonrió-. Pero ahora mismo eres tú el que se muere de ganas por follarme -Luhan movió la cadera contra él provocándole-. Vamos Yixing, fóllame duro, haz lo que estás deseando.
-No voy a hacerlo Luhan-continuó hablando sin perder la sonrisa ni el contacto con su cuerpo-, porque eso es lo que tú también deseas y yo ahora soy quien lleva las normas de este juego.
Rió y negó suavemente, se lamió los labios y clavó su mirada en los ojos de Yixing, tranquilo, como si aquella situación no le molestase en absoluto.
-No quiero que me folles. Eso sería una pérdida de tiempo.
Imitando su temple tranquilo Yixing continuó ejerciendo presión en las muñecas de Luhan, sin apartar su rostro de cerca de su cara.
-¿Y qué es lo que quieres?-le preguntó seductor.
-A ti.
-No puedes-le retó con una sonrisa.
Luhan suspiró cansado del juego y agarró con demasiada fuerza las manos de Yixing, sin preocuparse de lastimarle algún dedo. Cuando el guitarrista bajó la guardia lo giró en la cama y colocó su rodilla encima del bulto en sus pantalones. Respiró hondo y rió, le pasó una mano por el pecho y ejerció más presión con su rodilla.
-Siempre puedo.
Yixing ahogó un quejido lastimero que sonó más parecido a un gemido de placer que a una protesta.
-Luhan-murmuró sin poder contenerse.
Luhan no se detuvo, devoró con ansias los labios de Yixing y con un descuido violento comenzó a arrancarle la ropa al guitarrista. Estaba ansioso, como si Yixing fuese agua y él hubiese pasado días enteros en el desierto. Sus manos, totalmente profesionales, acariciaban la piel pálida del joven y pellizcaban y arañaban toda zona sensible del cuerpo del guitarrista.
-No me he olvidado de ti, sé lo que te gusta, y voy a dártelo -sonrió travieso mientras le mordía el labio inferior-. Pero tienes que pedírmelo.
Luhan comenzó a acariciarle la piel del pecho con la navaja arañándole despacio, casi sin rozarle. Yixing jadeaba ya sin control, había mandado a la mierda su autocontrol y se rindió ante las caricias poderosas del cantante.
-Luhan-gimió con placer retorciéndose bajo su contacto.
Lo que estaba bien y lo que estaba mal, como siempre le había sucedido al lado de Luhan, quedó en un segundo plano. Lo necesitaba, había estado deseándolo demasiado tiempo, intentando controlarse y convenciéndose de que aquello no era lo que debía de hacer.
Yixing arqueó su espalda al sentir como el miembro de Meinster bajaba por su torso acariciándole con el filo y lamiendo los pequeños y finos cortes que iba dejando. El dolor se mezclaba con el éxtasis y aquello le volvía loco.
-Hazlo-escupió entre gemidos y jadeos buscando con sus manos el pelo revuelto del otro chico-, lo necesito.
Luhan sonrió triunfante y arrojó la navaja al suelo con violencia, agarró a Yixing alzándolo en la cama y se colocó contra él. Le lamió el cuello y con la ayuda de la camiseta que este llevaba le sujetó las manos inmovilizándoselas. El cantante sin ningún cuidado sujetó a Yixing de la nuca y lo tiró de bruces contra el colchón de la cama, se inclinó sobre él y comenzó a morderle y besarle la espalda despacio.
-Tendrás que demostrarme de verdad que me deseas -le advirtió antes de separarle las piernas y apretarle los huevos.
Yixing sintió el rostro chochar contra el colchón, la presión de las manos de Luhan en sus muñecas, en su nuca, ahogándose casi contra la sábana. Y no pudo evitar que su miembro, ya claramente excitado, comenzase a hacerse todavía más visible. Adoraba aquella enfermiza pasión, aquel sentimiento de peligro que corría por dentro de él y le elevaba hacia el éxtasis que le descontrolaba. Algo que hasta ese momento solo había conseguido alcanzar entre las piernas de Luhan.
-A...amo-exhaló en un gemido largo, maullando al techo al notar la presión ejercida en sus testículos-, haré lo que quieras.
Todo lo que se había propuesto, su reconstruida vida y faceta de cabrón al que no le importaba nada más que él mismo se había ido por el desagüe con aquella palabra, aquella palabra que años atrás se había prometido no volver a decir.
Luhan siguió inmerso en su juego, estiró los dedos y con la palma abierta le asestó un par de cachetes a Yixing, que gemía y jadeaba excitado. Arañó su cuerpo desde los hombros hasta el final de la espalda y con la otra mano se dedicó a juguetear con el miembro palpitante del guitarrista. Ejerció presión en el glande de Yixing clavándole las uñas suavemente, para después apretarlo sin apenas provocar alguna fricción.
-Te añoraba tanto Yixing -susurró antes de agarrarle del pelo sin control y besarlo locamente-. Deseaba tenerte de nuevo.
Yixing tardó un poco en responder, intentando mantener la cordura a pesar de que aquel placer le estaba enloqueciendo. Con la boca abierta en jadeos y gemidos sintió como la saliva se le escurría y su lengua bailaba nerviosa de un lado al otro por la comisura de sus labios.
-Yo...-intentó responder centrándose en apartar aquellos pensamientos que nublaban la mente-también.
Lo había dicho, pero no estaba seguro de sí debería haberlo hecho. Realmente le echaba de menos, sentirle así, tan cerca, volviéndole loco, hundidos en su propio y secreto pecado. Sentirse sucio jamás había sido tan placentero y divertido. Retomando viejas costumbres.
Pero Yixing también sabía lo que Luhan adoraba. Se giró aprovechando un descuido del mayor tumbándole sobre el colchón y colocándose, como un gato, trepando sobre él.
-Dilo-comenzó a decir deslizando su lengua por el cuerpo de Luhan ya completamente desnudo-solo pídemelo Amo y haré lo que desees-continuó hablando mientras frotaba su cuerpo, acariciando su erección palpitante sobre el vientre y el paquete del cantante-. Este cuerpo ya no es solo tuyo, ¿sabes cuantas personas lo han tocado?-Yixing subió una mano acariciando su pecho llevándose los dedos a la boca y lamiéndolos seductoramente gimiendo más alto deshaciendo el nudo de la camiseta-. He sido realmente malo y desobediente, ya casi no te recuerdas.
Luhan frunció el ceño, serio, como si el discurso de Yixing no le gustase en absoluto pero cuando el guitarrista comenzó a frotarse contra él sonrió, acariciándole el cuerpo.
-Pero ninguno de ellos, nadie pudo hacerte sentir mejor de lo que te hago sentir yo -afirmó clavándole los dedos en las nalgas para apretarlo más hacia él-. Yixing, hazlo, recuerda todo lo que te he enseñado. Haz que tu amo se sienta orgulloso de la puta que eres.
Yixing clamó con excitación al notar los dedos clavándose en su trasero y bajó las manos hasta el vientre de Luhan echándose algo más hacia atrás. Bajó lentamente su cuerpo, moviéndose seductoramente, sin apartar la vista de los ojos de Luhan, acariciándose piel con piel. Cuando su rostro estuvo rozando la abultada masculinidad del miembro de Meinster, el guitarrista abrió la boca y sacó la lengua, lamió despacio y ejerciendo presión sobre la tela y luego la enganchó con los dientes bajándola dejando a la vista la enorme y potente erección.
-No mentías, se ve que te alegras de verme-sabía que aquel tono no sería de agrado para su amo, que lo más probable es que le castigase, pero a veces le gustaba jugar al extremo con aquello, su cuerpo echaba de menos una excitación como aquella.
Luhan suspiró molesto y le regaló un bofetón, chasqueó la lengua y tiró le tiró del pelo para elevarlo y colocarlo de nuevo sobre él. Le soltó las manos del torpe agarre de la camiseta, le besó cuello y pecho hasta pararse en un pezón que mordió con fuerza dejándole una marca exagerada.
-Yixing... -habló después de acariciarle el cuerpo-. Venga zorra, muévete para mí.
Y tal cual se lo había pedido Luhan Yixing, tras un leve gimoteo y con la cara y el pezón marcados, se colocó sobre el miembro duro del cantante y permitió que este le penetrase lentamente. Sabía que Luhan no sería tierno con él y en el fondo era lo que estaba esperando.
-Umm-gimió arqueando su cuerpo y moviéndose para producirse más placer, se mordió el labio seductor y se agachó para jadear en el oído de aquel a quien llamaba amo.
Dolía y al mismo tiempo era excitante. Yixing no podía evitar recordar la primera vez que había sentido aquellos años atrás, cuando la misma persona que ahora le desgarraba el ano, le había propuesto el trato que había cambiado su vida. Luhan, siempre Luhan, siempre él, aquel que quiera o no, jamás se iría de su mente, aquel a quien una vez había llamado amo, aquel a quien ahora volvía a llamar así.
Sintió como golpeaba su zona sensible, sin compasión, con furia y energía y gimió descontrolado lo más alto que le dieron sus pulmones, llevando los ojos en blanco y percibiendo como la sangre y el semen se mezclaban en su entrada. Pensó que perdería la razón pero ya no le importaba, en su cabeza ya solamente había espacio para el placer que sentía.
-Dámelo todo amo -gimió derramándose sobre él-, no dejes de hacerlo, haré lo que quieras, seré tuyo, tuyo.
Los gemidos y jadeos de ambos se elevaban hasta el techo ocultando cualquier otro sonido. Yixing sabía que Luhan no se detendría ahí, y a ninguno de los dos pareció importarle incomodar a la resto. En el bolsillo trasero de los pantalones del guitarrista su teléfono no dejaba de sonar, pero ninguno de los dos le hizo caso.
<< Back /
Next >>