[EXO/Trad] (Im)Pacto- Capítulo 1

Mar 30, 2013 14:11


Y por fin, aquí os dejo la traducción del primer cap de (Im)Pacto.

Espero que os guste y que apreciéis el enorme trabajo que hacen Anna y Carol creando estas maravillosas historias.

Es un capítulo que se lee muy rápido, pero esta lleno de emociones.

Si os habéis leído Sodomía este seguro que os gustará,  sino os lo recomiendo 100%, lo está traduciendo deernicorn.

De nuevo muchas gracias a Anna y Carol por dejarme traducir esta increíble historia, lo estoy haciendo con mucho amor y emoción. Y gracias a deernicorn y kimjoonmyeon por ayudarme en la corrección.

Capítulo escrito por: Anna (@AnnaSooPimpa)
Capítulo corregido por: Carol (@carolsandt)
Link original: Vida
Traducción del portugués: joker_coker ( @JokerCoker)
Revisión: deernicorn ( @XOXOT12) y kimjoonmyeon (@kimjunmen)



(Im)Pacto

Capítulo 1 - Vida



Luhan no sabía que al pedir ir al parque de atracciones con sus padres en una tarde de sábado, acabarían envueltos en un accidente de tráfico. El pequeño niño no sabía que el accidente involucraría a un camión y el pequeño coche de su familia. Tampoco podía saber que el accidente acabaría destrozándole la columna, imposibilitándole volver a moverse.

Luhan no tenía forma de saber  que sus padres morirían.

El pequeño chino apenas tenía 10 años cuando, en aquella tarde calurosa de sábado, insistió a sus padres para que lo llevaran hasta el nuevo parque de atracciones del centro de la ciudad en donde vivían. Aún no habían llegado a su destino cuando el conductor de un camión de carga perdió el control del vehículo y aplastó el coche de la familia contra un edificio.

Los padres de Luhan murieron en el acto, pero el niño quedó aplastado entre los hierros durante tres horas hasta que el equipo de rescate consiguió sacarlo. Sobrevivió, pero después de numerosas cirugías, Luhan seguía sin moverse. Su columna había sufrido daños irreversibles y el pequeño se había quedado tetrapléjico.

Nunca más saldría de la cama.

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Ya habían pasado dos meses desde el accidente y Luhan permanecía en aquel hospital.

Sus tíos iban a visitarle todos los días, ya que el niño iba a vivir con ellos en cuanto recibiese el alta, pero Luhan no tenía esperanzas de tener una vida feliz. No podía creer que sus padres hubiesen partido y que jamás los encontraría. No podía creer que nunca más caminaría o abrazaría a alguien.

Luhan estaba vivo, pero se sentía muerto por dentro.

Hasta que rezó.
Claro que cuando rezó, durante una noche entera, jamás imaginó que sus plegarias serían realmente atendidas. Luhan había pedido que los Cielos le enviasen un ángel de la guarda. El único problema es que lo que le enviaron no era un ángel.

Era un demonio.

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- ¿Cómo? -preguntó el niño de forma débil, intentando levantar la cabeza lo máximo que podía para mirar la figura que tenía frente a él.

- Soy un demonio -le dijo el hombre alto a Luhan, aproximándose cada vez más a su cama.
Lo que ocurrió fue que cuando el pequeño Luhan abrió sus ojos después de rezar, sintió que una ráfaga de viento extremadamente fuerte le alcanzaba el rostro y percibió que una figura masculina estaba de pie al lado de la ventana de su cuarto, en el hospital. Era un hombre alto, de apariencia extremadamente bella, con cabellos de color caramelo y un traje blanco, pero sus pies estaban descalzos.  El desconocido le sonrió al niño cuando lo vio y se presentó como un enviado del infierno.

- No eres un demonio -dijo Luhan con una sonrisa desconfiada.

- Lo soy, sí -respondió el otro levantando una ceja y parándose al lado de la cama-. Mi nombre es Oh Sehun, soy un demonio del Segundo Círculo del Infierno, conocido como el Valle de los Vientos.

- No y no -Luhan negó con la cabeza, sonriendo-. Eres un ángel. Recé pidiendo un ángel de la guarda y los Cielos te enviaron.

Sehun miró al niño y no pudo evitar sentir pena por él.

- No, niño. Soy un demonio y estoy a tu disposición para sellar un pacto -Luhan vio al hombre que tenía frente a él extendiendo el brazo para un apretón de manos, pero el niño no se movió. Él no se podía mover.

- Disculpa. Soy tetrapléjico, no voy a poder darte la mano.

Sehun casi se atraganta con la propia saliva y apartó la mano rápidamente, avergonzado. Cuando había recibido la misión de ir a la Tierra para tratar con un humano sobre un pacto, jamás se había imaginado que se trataría de un niño. Mucho menos de un niño enfermo.

- Yo pedí un ángel. ¿Por qué te mandaron a ti? -Luhan habló interrumpiendo los pensamientos de Sehun.

- Digamos que el cielo está un poco ocupado -Sehun sonrió mostrando sus dientes blancos-. Dime, niño, ¿qué deseas?

- Es Luhan.

- ¿Lo qué? -Sehun levantó una ceja hacia el niño, quien parecía irritado.

- Me llamo Luhan, llámame así, por favor.

- Dime cuál es tu mayor deseo, Luhan, y te lo concederé -dijo Sehun sentándose en la cama y  fijando la mirada en el rostro triste del pequeño.
- Mis padres. ¿Puedes traer a mis padres de vuelta? -preguntó Luhan  esperanzado.

Sehun mantuvo su expresión seria al ver que el brillo en los ojos de aquel niño perdía fuerza poco a poco, mientras el demonio negaba con la cabeza.

- Si están muertos, no puedo devolverlos a la vida, Luhan -el demonio siempre decía el nombre del niño con énfasis, usando su voz calmada y suave.

Sehun vio el rostro que tenía enfrente perder toda esperanza mientras las lágrimas acudían a sus ojos.

- Puedo concederte cualquier cosa, menos vida -murmuró Sehun, llevando sus dedos hasta el rostro de Luhan, tocándolo levemente-. Dime qué deseas.

- ¿Puedes hacer que vuelva a andar? ¿Puedes hacer que deje de ser tetrapléjico? -preguntó Luhan triste, sintiendo algunas lágrimas escurrirse de sus ojos.

- Puedo -respondió el demonio secando despacio las lágrimas del rostro del niño-. El único término del pacto es que tu alma será mía y vendré a buscarla dentro de diez años. Si lo aceptas, podrás volver a moverte hoy mismo.

- ¿Diez años? -preguntó Luhan pensativo, y comenzó a reírse en voz baja-. Diez años corriendo es mucho mejor que una vida entera postrado en una cama.

Sehun sonrió y aproximó su rostro al de Luhan.

- ¿Pacto hecho, entonces? -preguntó Sehun con su rostro a centímetros del niño, que tenía las mejillas rojas por la vergüenza.

- He...hecho -respondió Luhan.

Cuando los labios del demonio rozaron levemente los del niño, el frío de la piel de Sehun chocó suavemente con el calor del humano. Menos de un segundo después, se separaron.

- ¿Qu... qué...? - intentó preguntar Luhan, sintiendo un leve ardor en sus labios.

- El pacto está hecho. Te veo dentro de diez años, Luhan.
El niño intentó impedir que el otro se fuese, pero ya era tarde. Una ráfaga de viento sopló desde alguna parte del cuarto y obligó a Luhan a cerrar los ojos con fuerza. Al abrirlos, estaba solo.

Y sintió un hormigueo en los dedos de la mano.

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Fue un milagro. Era lo que los médicos le decían a Luhan cuando recuperó la movilidad de las cuatro extremidades de su cuerpo, superiores e inferiores, al mismo tiempo. El niño se levantó de la cama a la mañana siguiente y la enfermera que fue a llevarle el café de la mañana dio un grito que resonó en todo el hospital.

Fue un milagro, dijeron.

Pero Luhan sabía que no había sido ningún milagro. Intentó explicarles a sus tíos lo que había pasado, pero eso acabó por costarle cuatro años de visitas al psicólogo y algunos (muchos) remedios contra la esquizofrenia.

Bueno, por lo menos se podía mover.

Los diez años pasaron demasiado rápido para Luhan, y con el tiempo y las sesiones en el psicólogo acabó olvidando a Sehun. El joven chino tenía ahora 20 años, iba a la universidad y su pasatiempo era jugar al fútbol con los amigos. Cuando Luhan le contaba a las personas que acababa de conocer que diez años atrás había quedado tetrapléjico durante dos meses, nadie lo creía.

- Dijeron que fue un milagro -le comentaba Luhan a una nueva amiga-. Creo que tengo un ángel de la guarda que me protege...

Lo que Luhan no sabía era que, no muy lejos, un demonio de apariencia joven le observaba con una pequeña sonrisa en los labios. La hora en que Sehun vendría a buscar su alma estaba cerca.

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Luhan vivía solo en un pequeño apartamento que había conseguido alquilar cerca de la universidad que frecuentaba. Tras la muerte de sus padres vivió con sus tíos hasta cumplir los 18 años, cuando se mudó a la capital para tratar de ser alguien en el futuro.

El problema era que Luhan no recordaba que no le quedaban muchos años de vida, por lo que no le quedaba exactamente mucho futuro.

Cuando el joven chino entró a su apartamento, tiró sus zapatos lejos y se fue a tomar un baño. No recordaba que aquella noche se cumplían diez años, exactamente,  desde que había firmado el pacto con un demonio de los vientos.

Después de darse un baño, Luhan se puso sólo la ropa interior y se fue a acostar. El día había sido agotador y pensó que una buena noche de descanso era todo lo que necesitaba.

Estaba equivocado.
Las luces estaban apagadas y el silencio reinaba en el cuarto del chino cuando sintió una ráfaga de viento invadir la habitación de manera brutal. Luhan se cubrió la cara con los brazos, asustado, y se sentó en la cama antes de que la ventisca parara. El joven encendió la luz de al lado de la cama para comprobar que la ventana estaba abierta, pero se asustó al verla totalmente cerrada.

Y entonces lo vio.
Un hombre estaba de pie delante de su cama, observándolo. Era, aparentemente, más alto que el propio Luhan y vestía una camisa blanca de botones con un pantalón de vestir. Tenía el pelo alborotado y le sonreía al joven de la cama.

- ¿Qui... Quién eres? -preguntó Luhan asustado, agarrando las sábanas para esconder la parte inferior de su cuerpo.

El hombre que estaba frente a él dejó de sonreír y puso los ojos en blanco.

- Genial. Sabía que no te ibas a acordar de mí... -dijo el hombre antes de levantar una ceja y sonreír-. Luhan.
- ¿Có... Cómo sabes mi nombre? -preguntó Luhan, forzando los ojos para intentar identificar la figura que estaba frente a él. Incluso con la luz de la lámpara,  la oscuridad aún formaba parte del cuarto.

El desconocido bufó levemente y comenzó a caminar con agilidad en dirección a la cama. Luhan no tuvo tiempo de gritar para que se alejara antes de que el hombre subiera a la cama y caminase hasta el chino, empujándolo con un pié contra la cabecera de la cama, aprisionándolo.

Luhan miró para el pie del hombre, que estaba en su pecho, y vio que estaba descalzo. La mirada del chico fue ascendiendo por la pierna, después por el tronco, hasta alcanzar el rostro desconocido, ahora completamente iluminado por la luz. Lo estaba mirando fijamente.

- Luhan... -el hombre murmuró de un modo malicioso-. Has crecido bastante en diez años...

Y entonces Luhan recordó.
- ¿Se...Sehun? -susurró el joven, inseguro, recibiendo un saludo por parte del otro.

El demonio se agachó frente al humano, asustándolo.

- Por fin te has acordado, entonces -dijo Sehun llevando sus dedos hasta el rostro de Luhan para sentir su calor.

- Tú fuiste quien hizo que no me quedase tetrapléjico -dijo Luhan pensativo, mientras admiraba el rostro del otro-. No fue un milagro… Fuiste tú.

Sehun seguía rozando el rostro del chino con los dedos, cuando lo miró fijamente a los ojos y dejó de sonreír, mientras su expresión se volvía seria, casi sombría.

- ¿Y te acuerdas del único término del contrato, Luhan? -el chino tembló al escuchar al otro llamarlo por su nombre de modo tan serio.

- S... sí -el joven admitió para el otro y para sí mismo que recordaba su parte del trato. Lo había olvidado hacía tiempo, y había intentado engañarse a sí mismo diciéndose que nada le pasaría. Pero estaba equivocado.

Y en el fondo él lo sabía.

- ¿Estás preparado? -preguntó Sehun, llevando la punta de sus dedos hasta la nuca del otro-. ¿Estás preparado para morir e ir al infierno?”

Luhan asintió con la cabeza y cerró los ojos con fuerza, temeroso del dolor.

Sehun sonrió débilmente antes de dirigir la mano que tenía sobre la nuca de Luhan hasta su pelo y tirar con fuerza hacia atrás. El menor gimió de dolor y el demonio sonrió antes de depositar un beso en el cuello de éste.

- ¿Qu... qué estás haciendo? -murmuró Luhan, todavía gimiendo por el dolor que sentía en la cabeza al tener el pelo atrapado.

- Voy a poseerte -Sehun susurró contra la piel del cuello de Luhan, antes de pasar la lengua suavemente por la nuez del mismo.

- ¿Co... cómo? -Luhan sintió sus mejillas calentarse demasiado rápido y jadeaba bajo, sintiendo la lengua del otro recorrer su yugular.

- No pareces saber mucho del infierno, Luhan -Sehun soltó el pelo del menor y se alejó un poco, sonriendo-. Como te dije cuando nos conocimos, hace diez años, soy Oh Sehun, un demonio del Segundo Círculo del Infierno, conocido como el Valle de los Vientos.

- ¿Y qué? -preguntó Luhan, pasándose las manos por el cuello, secando la saliva dejada por el otro.

Sehun sonrió suavemente antes de arrodillarse en el regazo del menor y llevar sus manos hasta los hombros del mismo, tras lo cual lo empujó contra la cabecera de la cama con fuerza.

- Cada Círculo del Infierno tiene sus propios demonios, Luhan -susurró Sehun  contra el oído del humano, haciéndole estremecerse-. En el Valle de los Vientos es donde están los caídos por la lujuria. Sabes lo que es la lujuria, ¿no?

Luhan tragó con dificultad y asintió con la cabeza levemente, mirando a Sehun.

- Entonces, cada categoría de demonios lleva a las almas humanas para el infierno de una forma diferente. ¿Quieres adivinar cuál es el método que utilizamos en el Valle de los Vientos?

El joven desvió la mirada, Sehun no necesitaba explicarle qué pasaría allí, pero al demonio le resultó divertido terminar la explicación.

- Tenemos sexo con los humanos, Luhan. Y así nos los llevamos para el infierno -dijo Sehun sonriendo antes de acercar su rostro al del otro, quien todavía mantenía la mirada fija en  algún punto del cuarto.

Sehun rozó la mejilla de Luhan con la nariz, tratando de llamar su atención. El demonio levantó una ceja y sonrió al ver que el otro se resistía.

- Mírame, Luhan -susurró el demonio contra el oído del humano, y sonrió al sentir el cuerpo de éste estremeciéndose.

Luhan obedeció y cuando sus ojos se encontraron con los de Sehun, suspiró bajo. El demonio deslizó sus manos desde los hombros del humano hasta su pecho desnudo y acercó su rostro al suyo, sellando sus labios.

Al principio el beso fue exactamente igual al de diez años atrás, con los labios rozándose levemente uno contra el otro. Ambos tenían los ojos entreabiertos y  se miraban fijamente durante el acto. Sehun pasó las yemas de sus dedos despacio por el tronco del menor mientras le mordía los labios sin fuerza. Cuando recibió un pequeño gemido de Luhan en respuesta a sus caricias, el mayor llevó sus manos hasta la nuca de éste y profundizó el beso.

Sehun forzó la entrada de su lengua entre los labios del menor y recibió un gemido de protesta en respuesta. Las lenguas se chocaron y  aunque Luhan intentó resistirse, sentía escalofríos por todo el cuerpo cada vez que la lengua de Sehun acariciaba la suya con urgencia.

Luhan mantenía ambas manos sobre el pecho de Sehun, tratando de  mantenerlo lejos de él lo máximo posible. Pero no estaba surtiendo, exactamente, demasiado efecto, ya que el demonio presionaba cada vez más su cuerpo contra el del humano, mientras acariciaba su piel y chupaba su lengua.

Cuando Sehun se separó del beso, un hilo de saliva todavía conectaba los labios de ambos. Algo que no pasó desapercibido para el mayor, quien insistió en pasar su lengua sobre los labios de Luhan una vez más. El menor saboreó sus propios labios, tratando de limpiar la saliva que permanecía y Sehun sonrió.

- ¿Tienes miedo? -preguntó Sehun con una sonrisa.

- No -dijo Luhan seriamente.

- Mentiroso -el demonio sonrió antes de depositar un beso fugaz en los labios del menor.

Sehun se alejó y salió de la cama, dejando a Luhan perplejo. ¿Había desistido de la idea?

- Quítate la ropa -dijo Sehun seriamente, abriendo los botones de su propia camisa.

Luhan tragó saliva y miró la tela que cubría su cuerpo. No quería que Sehun se diese cuenta, pero su miembro estaba comenzando a excitarse por las caricias…

- ¿A qué estás esperando, Luhan? -dijo Sehun con impaciencia mientras se despojaba de  su propia ropa y se quedaba tan sólo en ropa interior.

Luhan desvió la mirada del cuerpo del otro y se cubrió con las sábanas. El menor dobló un poco las piernas, tratando de esconder su intimidad de Sehun. Luhan incluso podría encontrar gracioso el hecho de que llevase calzoncillos blancos mientras Sehun usaba ropa interior negra, como si la llevasen a juego, si su corazón no estuviese latiendo tan rápido cuando el demonio se acercó nuevamente a él, obligándole a abrir las piernas.

- Creí que habías dicho que no tenías miedo - murmuró Sehun mientras invadía el espacio personal de Luhan y se abrazaba al cuerpo delgado que tenía frente a él.

- No lo tengo -murmuró Luhan, y Sehun lo miró fijamente, aproximando su rostro de nuevo.

- Entonces bésame, Luhan -susurró el demonio contra los labios del humano, recibiendo una respuesta mejor de la esperada.

Cuando sus labios se encontraron por tercera vez en aquella noche, fue Luhan quien tomó la iniciativa. El menor abrió su boca y se aproximó despacio a la del otro, pasando su lengua suavemente por los labios del demonio. Sehun sonrió disimuladamente antes de presionar su cuerpo contra el del otro y profundizar más el beso, invadiendo la cavidad bucal de Luhan con su lengua, probando su sabor.

Luhan suspiraba entre el beso, sintiendo como el demonio le robaba el aire, quien también le arrebataría la vida. El humano correspondía su beso mientras sentía al otro arañar suavemente sus muslos desnudos. A Sehun le gustaba dejar marcas en sus víctimas, y con Luhan no sería diferente: arañó la piel de la cara del humano y sonrió ligeramente al verlo mismo gemir en desaprobación.

Fue Sehun quien separó los labios suavemente y atacó su cuello, mordiendo y chupando con voluntad la zona. El humano se revolvía y el demonio sonrió cuando percibió que ambos ya estaban excitados.

Luhan, que hasta ahora mantenía las manos al lado del cuerpo, gimió levemente, y llevó ambas manos hasta la espalda de Sehun, agarrándolo con fuerza y pasando las uñas sobre la piel del demonio.

- Jamás olvidé tu rostro, Luhan -dijo el demonio mirando a los ojos al humano, tras abandonar su cuello.

Luhan parpadeó un par de veces, pensando que no había entendido lo que el otro le había dicho.

- Tus ojos tristes, tus labios... -Sehun llevó la punta de sus dedos hasta el rostro del humano y lo tocó con suavidad, exactamente como había hecho hacía diez años-. Nunca me olvidé de ti.

Luhan sintió que sus mejillas ardían y, entrelazando los dedos entre los suyos, los apretó ligeramente.

- Perdona que me haya olvidado de ti, Sehun -murmuró Luhan con tristeza, mirando a Sehun a los ojos.

El demonio sonrió con malicia y acercó sus labios hasta los de Luhan, sellándolos suavemente. Antes de separarse, sin embargo, mordió y succionó suavemente el labio inferior del menor.

- No te preocupes, hoy me aseguraré de que no olvides jamás mi nombre -susurró el demonio contra los labios del humano antes de volver a besarlos.

Luhan sintió que todo su cuerpo temblaba y su miembro palpitaba en respuesta al susurro del otro, y como no había más que hacer, se rindió al beso. Mientras sus lenguas se acariciaban con urgencia dentro del beso, Sehun escurrió sus manos hasta las piernas del menor para acariciar sus muslos. El demonio abrió más las piernas del humano y deslizó sus dedos por la parte interna de los muslos de éste hasta alcanzar su intimidad, aún cubierta por la tela de la ropa íntima.

- Alguien aquí está animado, ¿eh? -murmuró Sehun, sonriendo al humano, quien abrió los ojos ampliamente.

- N... no digas esas cosas -dijo Luhan con las mejillas ardiendo, aunque con la mirada fija en los ojos del mayor.

Sehun lamió sus labios suavemente mientras las yemas de sus dedos recorrían la intimidad de Luhan. El menor mordió su labio inferior conteniendo un gemido, mientras todavía mantenía contacto visual con el otro.

- Puedes aprovechar, Luhan -dijo Sehun tirando de la única prenda de ropa que todavía cubría el cuerpo del menor-. Vas a ir al infierno de todas formas.

El demonio obligó al humano a estirar las piernas y a acostarse casi por completo. Luhan mantenía los codos en la cama, observando todo lo que sucedía, aunque su cerebro gritase que se detuviese. Sehun pasó sus dedos por el miembro ya despierto del menor y sonrió al escuchar un pequeño gemido.

- Quiero, Luhan, que hagas lo que quieras, cuando quieras. Si quieres gemir, gritar, clamar mi nombre… Hazlo -murmuró Sehun serio, masturbando al menor ligeramente.

- ¡Sehu...ah! -gimió Luhan al sentir cómo apretaba suavemente la punta de su miembro.

El demonio sonrió ligeramente antes de comenzar a hacer movimientos cada vez más rápidos de vaivén en el sexo del otro. Con la otra mano acariciaba la parte interna de los muslos del humano,  y sintió cómo temblaba debajo de él. Sehun acercó sus labios a la erección del humano y la besó suavemente.

- ¿Luhan? -murmuró Sehun contra la piel del menor.

- ¿S... sí? -susurró Luhan mientras miraba cómo Sehun atrapaba con la boca su miembro, haciendo que sintiese ondas de placer recorriendo todo su cuerpo.

- No apartes la vista de mí, ¿entendido? -susurró Sehun antes de engullir el miembro del menor de una sola vez.

Luhan gimió alto al sentir la boca caliente del mayor envolviendo su sexo. Sehun usaba su lengua con voluntad y jugaba con la punta del miembro del menor lamiéndola suavemente, provocándolo.

- Sehun... -murmuró Luhan mordiéndose los labios, mientras mantenía el contacto visual con el demonio.

El mayor sonrió, haciendo movimientos circulares alrededor del glande del otro mientras lo masturbaba al mismo tiempo.

- Sehun, voy a... -el humano arqueó la cabeza suavemente hacia atrás, sintiendo que estaba punto de correrse.

Pero entonces, todo paró.

Luhan levantó su cabeza deprisa y se encontró con un Sehun arrodillado, mirándolo con una ceja levantada.

- ¿Por... por qué te detuviste? -gimió Luhan con descontento.

- Porque quiero que te masturbes para mí -dijo Sehun sonriendo con malicia.
Luhan desvió la mirada, avergonzado.

- ¿Luhan? -el otro lo llamó, acariciándole la pierna.

- Ya voy. Me estoy mentalizando... -dijo el chino en un suspiro, escuchando cómo el otro reprimía una carcajada.

El humano cerró los ojos y se mordió los labios, mientras acercaba la mano hasta su intimidad, tocándola levemente.

- Mírame, Luhan -ordenó Sehun, y el menor obedeció, sintiendo cómo su rostro ardía.

Luhan comenzó a masajear su miembro deseando poder cerrar los ojos, pero los mantenía abiertos como el otro le había ordenado. Su respiración fue haciéndose más pesada a medida que los movimientos se aceleraban y algunos segundos después ya tenía la boca abierta y los ojos entrecerrados, admirando la belleza de aquel que tenía en frente.

- Te gusta, ¿no, Luhan? -preguntó Sehun, sonriendo travieso.

- Sehun... -gimió el menor en voz alta antes de morder con fuerza su labio inferior e intensificar los movimientos.

El mayor amplió la sonrisa todavía más antes de acercar sus manos hasta las piernas del menor y empujarlo con fuerza hacia abajo, forzándolo a quedar totalmente acostado sobre la cama. Luhan, asustado, detuvo los movimientos y gimió alto cuando sintió al otro acostarse sobre él.

- Me aburrí. Juguemos a otra cosa... -susurró Sehun contra la piel del rostro del humano antes de besarlo suavemente en los labios.
- Sehun, necesito... -Luhan gimió ligeramente, sintiendo el cuerpo del otro aplastando prácticamente su miembro contra él.

- Ya lo sé, ya lo sé... -dijo Sehun usando un tono amable, como si estuviese hablando con un niño.

Los labios de ambos chocaron una vez más y se besaron con urgencia mientras las manos se deslizaban por los cuerpos, queriendo descubrir cada uno los puntos más sensibles del otro, queriendo sentirse el uno al otro.

Sehun respiraba pesado contra la piel caliente del otro, sintiendo su miembro palpitante de deseo. El demonio se vio obligado a alejarse del humano para despojarse de su ropa interior con prisa y torpeza, recibiendo una mirada curiosa del otro.

- ¿Qué vas a hacer? -preguntó Luhan mirando a Sehun a la cara, tratando de evitar mirar más abajo.
- ¿Qué crees? -preguntó Sehun con ironía, sonriendo, mientras lo empujaba un poco más y le abría las piernas, colocándose de rodillas en medio.

- ¡E... espera! -gimió Luhan levantando las manos-. ¡Aún soy virgen!

Sehun paró lo que pretendía y miró el rostro del menor, antes de soltar una risa floja. Era la primera vez que Luhan veía al otro reír de verdad y no sabía si debería sentirse feliz o preocuparse.

- Me acabas de dar una razón más para poseerte, Luhan. Los puros de cuerpo y espíritu no entran en el Infierno. Tú espíritu ya me pertenece, ahora tú cuerpo...

Sehun seguía sonriendo, y Luhan se mordió el labio, pensativo. Ahora ya no tenía vergüenza de estar en esa posición tan íntima con el demonio, pero al chino nunca le había gustado sentir dolor.

- A... así que vete con calma, por favor -dijo Luhan por fin, revolviéndose un poco debajo de Sehun, intentando sentirse cómodo.

El demonio asintió con la cabeza y acercó dos dedos hasta el rostro de Luhan, apoyándolos en sus labios cerrados.

- Chupa -le ordenó, mirándolo serio.

Luhan obedeció y envolvió la lengua entre los dedos finos y largos del otro. Los cuerpos de ambos temblaban de ansiedad y algunas veces el demonio se movía provocadoramente para que su miembro rozase el del humano, haciendo que soltase gemidos bajos mientras chupaba sus dedos.

Al demonio no le gustaba admitirlo, pero aquel humano le afectaba demasiado con él.

- Ya basta, Luhan -murmuró Sehun, impaciente. El menor abrió la boca despacio y lamió los dedos del otro una vez más antes de apartarlos.

Sehun miró sus dedos mojados y sonrió antes de alcanzar la entrada de Luhan. Ambos se miraban, pero Luhan cerró los ojos con fuerza y arqueó la espalda, gimiendo alto cuando sintió que su interior era invadido. El demonio esperó unos segundos para moverse, pero era imposible resistirse al cuerpo perfecto del humano. Cuando se dilató lo suficiente, Sehun ya lo embestía con velocidad, usando sus dedos, sintiendo como se contraía debajo de él.

- ¡Se... hun... ah! -gemía Luhan, mordiendo sus labios y lanzando miradas al otro. Algunas lágrimas se deslizaban por su rostro, pero el humano ya no sentía dolor-. Por favor...

Sehun levantó una ceja cuando creyó que le estaba haciendo daño, pero sonrió cuando finalmente entendió lo que el menor quería. El demonio retiró sus dedos del interior del humano y recibió un suspiró largo como respuesta. Luhan se retorcía debajo de él, suplicando más.

El demonio acercó un dedo hasta la punta del miembro del menor y lo rozó suavemente, esparciendo el líquido preseminal que salía del mismo. Luhan gimió alto como respuesta y le lanzó una mirada furibunda. Por segunda vez en esa noche, Sehun se rió.

Luhan sintió una presión contra su entrada y gimió alto cuando notó algo que lo invadía. El chino se revolvió en la cama, y miró al demonio. Sehun estaba intentando penetrarlo sin lubricación.

- ¡Sehun-ah! ¡Así no entrará! -murmuró Luhan antes de morder sus labios, aprensivo.

- Ah claro, eres virgen... -dijo Sehun con una sonrisa maliciosa en sus labios-. Todavía estás demasiado apretado.
Luhan se ruborizó con el comentario y desvió la mirada, dejando de mirar a la cara al demonio. Escuchó a Sehun soltar una risilla.

- No te molestes, me alegra saber que soy el primero -comentó Sehun acariciándole la espalda al menor,  haciéndole cosquillas.

Luhan volvió a mirarle, algo sorprendido. ¿Qué significaba lo que el demonio acababa de decirle? El humano no tuvo tiempo a atreverse a preguntar, antes de que el otro continuase con lo que pretendía.

El mayor escupió ligeramente, sacando su lengua hacia fuera y dejando que la saliva se escurriese en su propia mano. Luhan lo miró enfadado y Sehun le sonrió antes de masturbarse con la mano mojada para lubricar, al menos un poco, su miembro.

- Tú lo pediste -comentó Sehun divertido antes de posicionarse en la entrada del menor nuevamente.

Luhan lloró alto al sentir su interior siendo invadido nuevamente. Sim embargo, en lugar de dedos, lo que había entrado era el miembro del demonio. Sehun se mordió los labios con fuerza, conteniendo un gemido de placer. El interior del humano era caliente y demasiado apretado.
- Du... duele -gimió Luhan, respirando con dificultad. Levantó sus manos hacia el aire, intentando agarrar algo que le diese apoyo y suspiró aliviado cuando sintió que Sehun entrelazaba sus dedos con los de él.

- Pasará... -dijo Sehun sonriéndole ligeramente, apretando sus manos contra las de Luhan.

El humano sonrió y soltó sus manos de las de Sehun, llevándolas hasta su boca para morderse los dedos. El demonio miró al menor y cuando éste asintió, ambos se sonrieron.

Los movimientos comenzaron siendo suaves y Luhan mantuvo la espalda arqueada para que la penetración fuese más fácil. El contacto visual no se rompía, aunque los ojos del menor estuviesen llenos de lágrimas. Sehun intentaba controlarse para no golpear el cuerpo del otro, pero cuando el pequeño gimió, pidiéndole «más», no hubo manera de que el demonio mantuviese su autocontrol.

Sehun levantó una de las piernas de Luhan y la colocó por encima de su hombro. El menor gimió cuando el otro forzó su tronco para que se girase. Ahora Luhan estaba acostado de lado y una de sus piernas estaba sobre el hombro del demonio y, por Dios, Sehun estaba penetrándolo demasiado profundo.

- ¡Seh... ah! -gimió Luhan cuando sintió  que su interior era embestido cada vez más adentro.

- Di mi nombre, Luhan -murmuró Sehun antes de usar su mano libre para masajear el miembro, sonriendo al verle poner los ojos en blanco de placer.

- Sehun... -un hilo de saliva se escurría de la boca de Luhan, mientras que intentaba mantenerse firme en la posición con sus manos agarradas al colchón. Pero era extremadamente difícil mantenerse estable con Sehun moviéndose tan rápido sobre él-. ¡Sehun-ah!

Luhan gritó cuando su punto sensible fue embestido con fuerza y sintió que su cuerpo temblaba cuando el orgasmo finalmente llegó. Se corrió en la mano de Sehun, quien siguió masturbándole mientras le embestía más y más rápido. El demonio sonrió cuando vio que el otro había llegado al límite y sintió que una onda de placer lo poseía mientras el interior del menor se cerraba contra su miembro debido a los espasmos que Luhan estaba teniendo.

- Sehun... -gimió Luhan una vez más con una voz cargada de malicia; y ése fue el fin para el demonio.

Gimió mientras se corría dentro del humano, embistiéndole algunas veces más hasta que estuvo completamente convencido de que su placer había terminado. Extendió una de sus manos suavemente en dirección al otro y éste se la agarró, mientras tiraba de él para abrazarlo. Sehun retiró la pierna de Luhan de su hombro y se acostó sobre él,  permaneciendo todavía en su interior.

Ambos respiraban con dificultad, y Sehun sintió  escalofríos cuando las manos de Luhan acariciaron su cabello. Sehun salió del interior del menor y lo miró una vez más antes de sacar su lengua hacia afuera y que Luhan se la chupase de forma calmada y erótica. Cuando se separaron, juntaron sus frentes y permanecieron quietos un momento, normalizando sus respiraciones e intentando contener los latidos rápidos de sus corazones.

-Sehun... -susurró el menor después de que el demonio se deslizara hacia un lado, acostándose encima del colchón  y mirándolo.

- ¿Sí?

- ¿Qué pasará después de que me muera? Después de que me lleves al infierno, digo -murmuró, colocándose de lado y mirando al demonio.

- Ya lo descubrirás... -respondió con una sonrisa en los labios, rozando el rostro del menor con las yemas de sus dedos.

- ¿No nos volveremos a ver nunca más? -preguntó Luhan, agarrando los dedos del mayor y apretándolos contra su rostro de forma cariñosa.

- Si me quieres encontrar, ve hasta el Valle de los Vientos, estaré allí -dijo el demonio tras pensar un poco lo que debería decir.

- Iré -dijo el humano decidido y el otro no pudo evitar sonreír.
Sehun se aproximó al rostro de Luhan, casi pegado a sus labios, rozándolos suavemente, como en una pequeña carantoña.

- ¿En serio? ¿Me lo prometes? -preguntó, y el menor tembló al sentir el aliento cálido en su rostro.

- Sí, lo prometo -dijo Luhan, estirando un poco el cuello para alcanzar los labios deseados.

Intercambiaron un beso más, pero más calmado que los otros. Sus lenguas se acariciaron lentamente y la saliva intercambiada causaba pequeños chasquidos dentro de dus bocas. Sehun no se resistió y mordió una vez más el labio del otro antes de separar sus rostros.

- Te veo en el infierno, Luhan -susurró el demonio pasando sus dedos por los párpados del humano, obligándole, aunque de modo delicado, a cerrar los ojos.

Luhan no lo vio, pero los ojos de Sehun se pusieron negros y las tinieblas envolvieron su cuarto. Y entonces todo se volvió oscuro.

Todo se quedó en silencio.

Y Luhan estaba muerto.

C O N T I N Ú A

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