Drabbles: Kings of the world

Apr 29, 2012 23:10

Y, bueno, una estaba por aquí aburridilla y esas cosas y se ha dicho "pues vamos a hacer contraparte de los drabbles de ayer". Y sí, debería estar estudiando Deutsch, pero qué vamos a hacerle. Esto es más productivo, eso seguro. Y mucho más entretenido, también.
PD. Gui, esto es culpa tuya. Me comentas, y yo me pico. Y me da por escribir. Y salen estas cosas.






  1. Escribir (Ronald Weasley) Harry Potter

Es de noche; mediados de noviembre. Hace frío. A Ron se le congelan los dedos de los pies porque, por algún extraño motivo, a nadie se le ha ocurrido instalar hechizos que conserven el calor en Hogwarts. Así que se encoge entre las mantas, se acurruca, y, cuando cree que no puede más, se levanta.

Harry está despierto, también; le encuentra abajo, sentado en uno de los sillones, escribiendo una de esas cartas infinitas a Sirius Black, al hombre que ya no va a poder contestarlas. Algo dentro de Ron se revuelve cuando lo piensa; su amigo no merece esto. No otra vez, no cuando por fin había encontrado algo así como una familia. Le viene muy grande, demasiado; sacude la cabeza. Casi sin pensarlo, se sienta en uno de los brazos del sillón; Harry no levanta la vista, pero sonríe. ¿Frío?, pregunta; Ron asiente, y el chico moreno le hace un hueco para sentarse, justo a su lado. Sus costados se rozan; es cálido, incluso a través de la ropa. Mucho mejor que antes, supone Ron.

Se duerme con la cabeza apoyada en su hombro; a Harry no le importa.






  1. Vestirse (Barney Stinson) How I Met Your Mother

A veces, cuando le pide -casi ordena- que se ponga traje, a Ted se le escapa la risa. Es siempre cuando están solos, por supuesto, y Barney no sabe cómo responder -puede que sea cierto que se toma a sí mismo demasiado en serio, a veces-, así que hace un puchero. Ted se ríe todavía más fuerte, por supuesto, que es básicamente lo que él pretendía -porque así al menos sabe a qué viene el chiste-, y, en lugar de correr a su cuarto a por un traje, como cualquier persona normal, se le acerca. Le afloja la corbata despacio, con una de sus sonrisitas superiores patentadas en los labios, y a Barney se le empina casi sin pensarlo. Se les corta el aliento, a los dos, y hay veces en que no aguantan mucho, hay veces en que sólo pueden besarse, lamerse las bocas, luchar por el control. Y el traje es lo de menos; como dice Ted, después, a quién se le ocurre pedirle que se vista cuando lo que quiere decir, en realidad, es “quítatelo”.






  1. Sonreír (Troy Barnes) Community

Hay quien dice que Abed es raro; a Troy no se lo parece. Hay quien dice que es inexpresivo, que es frío, que es -aunque esto lo dicen poco, y menos si él está delante- un poco desesperante a veces. Como un robot. Como si fuera incapaz de sentir nada; Troy se pregunta, cuando lo escucha, cuántos de los que dicen esto se han molestado en pasar siquiera unas horas con él.

Abed es frágil, en realidad. Más de lo que parece, más de lo que deja ver; a veces, y sin saber cómo, Troy se encuentra a sí mismo sirviendo de hombro sobre el que, bueno, no llorar, pero sí descargarse. Abed se queda callado, de vez en cuando, muy callado, y suelta frases cortas y concisas, de persona “normal” -aburrida, en opinión de Troy-, y no responde a los besos ni a las caricias ni al último capítulo de Inspector Spacetime. Y es Troy quien tiene que ocuparse de arreglarle, porque el mundo no puede sobrevivir, se dice, sin la sonrisa de Abed. (Y, es cierto, puede que sea un poco egocéntrico, si uno se para a pensarlo. Pero qué importa.)






  1. Descender (Nathan Petrelli) Heroes

Es como bajar a los Infiernos, a un abismo particular en el que todo es negro. Es como rozar la locura, tocarla con las manos abiertas, hundirse en ella. Y lo disfruta. Es mucho mejor que la alternativa -es mejor que dejarle el control a él, mucho mejor que dejarse ir del todo-, y a veces levanta la vista y se mira al espejo, y piensa que no está tan mal. Que podría vivir con esto, con una cara que no es la suya y una vida que no es la suya, con cambios inexplicables y momentos de vacío en la memoria, y se toca a sí mismo y hay instantes en que no tiene claro quién es, porque Gabriel y Nathan y Sylar se entrecruzan y es confuso, es un desastre, y si tuvieran cuerpos -que no los tienen- separados sería húmedo, sería olor a sudor y sería saliva y sería agradable, mucho más que esto. La imagen en el espejo cambia, los dedos son más finos; tiene otra sonrisa en los labios. Y de pronto Nathan Petrelli se corre y es Gabriel Gray quien aúlla, y Sylar se ríe, en el fondo de su mente, porque es así como funciona. Y apoya la frente en el espejo, la puerta cerrada a sus espaldas, y todo está bien.






  1. Observar (Sturm Brightblade) Dragonlance

Se siente observado, a veces. Se siente vigilado, y no le gusta la sensación; es incómodo. Es como si alguien juzgara cada paso que da, cada decisión que toma, es como si el espíritu de ese padre que no es más que un recuerdo estuviera con él cada día, tomando notas, asumiendo, poco a poco, la enorme decepción que supone su hijo. Ni siquiera puedes manejar bien una espada, Brightblade, se burla Kitiar a veces. Él resopla, pero calla.

No es un espíritu lo que le observa, desde luego; es algo mucho más tangible, más real. Es ese chico raro, el mago, el hermanastro de Kitiara, todo piel y huesos y una voluntad quizás algo increíble, una habilidad fuera de lo común. Le vigila durante los entrenamientos, y a veces a Sturm le gusta imaginarse que puede verle siempre, que está en todas partes, que recorre su cuerpo desnudo con ojos hambrientos. No es, supone, tan terrible.






  1. Apostar (Aaron Hotchner) Criminal Minds

Cuando David Rossi entra en el despacho de Aaron Hotchner, esa primera vez, ambos hombres saben que se están arriesgando. Que es difícil olvidar el pasado, dejar atrás esas historias complicadas que lo acompañan a uno a lo largo de los años -ex mujeres y ex amantes por igual-.

Cuando termina ese primer caso, Aaron intenta sacarse esa sensación extraña, incómoda, del fondo del estómago; ha pasado mucho tiempo, demasiado. Y David Rossi decide acompañarle a por un par de cervezas, como antes, y puede que se sienten muy cerca, y el agente Hotchner se encuentra a sí mismo, de nuevo, como ese joven inexperto que fue en algún momento. David Rossi es un depredador, es terco como una mula. Si le gusta un juego lo apuesta todo, y espera salir bien parado en algún momento. Y lo peor, supone Hotch entre cervezas y batallitas y algún que otro beso, es que siempre sale ganando.



(Que, por alguna razón, es mi favorito... es que estoy sentimental hoy, qué vamos a hacerle)


  1. Envejecer (Nathan Young) Misfits

¿Sabes qué es lo mejor de ser inmortal?, pregunta, y Barry, el muy capullo, sonríe, porque se sabe la respuesta de sobra, se la sabe de memoria y podría recitarla copiando hasta la última inflexión de la voz de Nathan. Le mira con afecto, sin embargo, y sacude la cabeza.

No, no lo sé. ¿Qué es?

Con los años ha perdido timidez. Ahora parece mucho menos un psicópata pedófilo pervertido y un poco más un tipo respetable de cincuenta y muchos años que, por algún extraño motivo, no hace más que seguirle el juego. A veces, a Nathan se le forma un nudo en el estómago, al mirarle.

Lo mejor de ser inmortal es que voy a conservar este tipito toda la eternidad, Barry, dice, en tono arrogante, como si esperara que alguien le llevara la contraria. Lleva veinte años pidiéndolo, en realidad. Simon se ríe y le pasa el brazo alrededor de los hombros, y sigue siendo cálido pero huele más a hombre viejo, y a estas alturas Nathan tendría que parecer un perdedor tan grande como él y en realidad parece su nieto. Se ríe, también; se aprieta contra su cuerpo. Que les jodan a todas esas familias felices que pasean por el parque, piensa. No sabe cuántas veces va a poder hacer esto.

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