Debería estar estudiando, lo sé. Y lo estoy haciendo -esto es una pausa necesaria. Muy necesaria para mi salud mental, gracias. Danke. Como sea.
También, entre las muchas cosas que debería hacer, está la de colgar algo de toooodo eso que tengo pendiente -el reto que te debo, kristy, o algo de alguna de esas tablas que tan alegremente empiezo y que tanto me cuesta acabar-, pero acabo de terminar de ver Misfits, y estoy perdida.
Completamente.
Me he enamorado de Simon. Y de Alisha. Y de los dos (¿o es de los tres?), juntos y revueltos. Así que ahí van, mi OTP de este encantador fandom que, me temo, sólo funciona en inglés. Aunque seguiré buscando alguna comunidad en español, claro.
Misfits
Simon/Alisha
1. Invisible
Está acostumbrado a esto, supone. Está acostumbrado, sólo que no exactamente así -no tan real, tan poco metafórico, tan absolutamente mágico y raro y aterrador. Está acostumbrado a que nadie le dirija la palabra, a que no consigan verle, a que miren directamente a través de él -no literalmente, claro. Bueno, ahora sí.
Y quizás haya algo bueno, ahora. Quizás, si sólo consigue volver a ser visible, si sólo consigue ser normal por un rato -pero a quién quieres engañar, Simon, nunca has sido normal, nunca como los otros-, si sólo consigue dejar de mirarla, ahora que no puede echárselo en cara. Está preciosa, es preciosa. Y es todo lo que no podrá tener.
También está acostumbrado a eso.
(Spoilers a partir de aquí.)
2. Tiempo
El tiempo es algo raro, extraño, algo que quizás no siempre funciona como debe. El tiempo es lo único que los separa, ahora que él está muerto y el otro aún no está preparado. Los relojes se han parado, en las paredes; la cuenta atrás ha terminado, y Alisha se deja caer en la cama, y llora. Llora más de lo que debería, menos de lo que quiere. Llora hasta que no le quedan lágrimas, y ojalá él estuviera ahí -su Simon, el de verdad, el que es y será siempre el único, por más que haya intentado convencerla de lo contrario-, ojalá él la abrazara y le dijera que shh, no pasa nada, no tienes por qué llorar, y sonriese de esa forma -y la besara. Se sentiría mejor, Alisha. Se sentiría mejor, sin duda alguna, porque entonces no le habría perdido para siempre, no olería a sangre y gasolina, como ahora. Esconde la cara en la almohada. Hay veces en que el tiempo lo jode todo, supone.
3. Labios
La primera vez que se besan, desde luego, no tiene nada de eléctrico, nada de todas esas sensaciones de cuento de hadas que ella ya experimentó una vez. La primera vez que se besan -la primera con este Simon en concreto- es algo torpe y descoordinado, y Alisha se ríe porque no le parece bien llorar, no con él delante, al menos. Es labios rozando labios y dientes chocando y saliva, y es un poco incómodo y un poco raro, como todo con Simon.
Se separan enseguida, claro. Antes de que su poder empiece a funcionar, dice Alisha, y se siente un poco aliviada. Un poco vacía, también.
No es lo mismo, ¿hm?, y no tiene nada de pregunta. Ella niega con la cabeza. No, no es lo mismo.
Quizás sea mejor así.
4. Contraste
Es raro, el día a día. Son distintos, son tan distintos -y lo eran aún más, al principio, y es extraño pensar que tiene algo de él, ahora, que él tiene algo de ella. Contrastan. Como el día y la noche. Hay camisas perfectamente dobladas, en el armario, y hay ropa tirada por todas partes. Alisha se expande, lo ocupa todo, se deja ver. Simon no. Simon es tímido aun ahora, aun cuando pasa las tardes saltando de azotea en azotea, intentando convertirse en el hombre que -ella lo ha comprendido, aunque él no parezca darse cuenta- ya era desde un principio. En sí mismo.
Sus hábitos son distintos, también. Este Simon no está obsesionado con los relojes, desde luego -no mucho-, pero sus horarios son rígidos, estrictos, imposibles de cambiar. Y Alisha es imprevistos, Alisha es no saber cuándo van a volver -es no saber si van a volver, en realidad. Alisha es cinco minutos tarde siempre, es dormir hasta muy tarde cuando puede y no levantarse sola, Alisha es todo lo que Simon no debería querer soportar. Contrastan, supone.
Y quizás no sea tan malo.
5. Espejos
No pretende hacerlo, la verdad. No es algo planeado, desde luego -no pretende hacerle daño. Y le duele, les duele a los dos, porque Alisha sabe que ha dado en el blanco, que ha hecho justo lo que quería evitar. Que se siente mal, Simon, que se siente tan mal como ella.
Le ve marcharse desde la cama. No se levanta; no puede levantarse. No cuando siente que va a vomitar, en apenas un segundo. Querría decirle algo, gritarle no te vayas, abrazarle. Decirle que es absurdo, que no lo piensa -que no pretendía herirle. Que el Simon del futuro -el Simon de su pasado, en realidad- sigue siendo él, al fin y al cabo.
Solo que ya no está segura. No sabe si son la misma persona, si les quiere igual. Si no está esperando a que este Simon crezca y se convierta en él, en el que echa de menos. Aguanta las lágrimas.
Y sí, han quedado un poco cutres, algunos de ellos. Qué le vamos a hacer.