Pues aquí va el estreno de la nueva tabla. A ver qué tal.
Tabla Ventura
Fandom: Harry Potter
Claim: Severus Snape
1. Camino
No lo sabía, cuando era niño. No sabía que había que escoger, que había diferentes caminos, que cada decisión -grande o pequeña- marcaría su vida. No sabía tantas cosas, el pequeño Severus, que incluso creía en las que sí sabía. Como en la pureza de la sangre, en el poder de la magia, en un futuro brillante.
Sabía que su madre era una bruja y que él mismo sería un mago, algún día. Que llegaría lejos, que su camino estaría plagado de felicidad, de poder -para él eran lo mismo-, que Tobías Snape se dejaría caer de rodillas, ante él, y rogaría perdón y no podría volver a tocarlos, no volvería a ponerles una mano encima. Ni a él ni a su madre.
Cuando era niño, Severus Snape no sabía que soñar estaba prohibido. Que era para aquellos con suerte, los que no serían espías, traidores, enemigos. No sabía que, de haber escogido otro camino, su vida habría sido diferente. Mejor, quizás.
2. Potencial
El Sombrero fue el primero en ver su potencial, en ver a un mago increíble en la cabeza de ese niño de once años. El Sombrero fue el primero en temerle, porque ya había visto otras mentes así -geniales, destrozadas-, y nunca acababan bien. Nunca.
Le colocó en Slytherin porque él lo pidió. Podría haber sido otra Casa, claro. Gryffindor, por ejemplo -en Gryffindor estaba ella-, pero Slytherin era, sin duda, la que mejor le quedaba. Ambición, falta de escrúpulos. Severus quería llegar a lo más alto, porque siempre había vivido a ras del suelo. Y podía conseguirlo; tenía habilidad para hacerlo. Podría haber sido grande, pensaría, años más tarde, el Sombrero.
Les tocaron malos tiempos, a todos ellos. A los niños del setenta y uno y del setenta y dos y tantos otros años; les tocaron malos tiempos que vivir, y se torcieron y se secaron, y muy pocos dieron fruto. Había guerra, dentro y fuera de Hogwarts, y cada uno tenía que elegir su bando. Y Severus Snape escogió.
El Sombrero le había puesto en Slytherin. Eso tenía que significar algo.
3. Intuición
Esquiva su mirada, hosco. ¿Qué te hace pensar eso?, le pregunta, y ella frunce el ceño. ¿Vas a negarlo? Estás enfadado, puedo verlo. Y él lo haría, de verdad, lo negaría una y mil veces, porque no puede -no quiere- decirle a Lily por qué se ha enfadado, porque no es culpa suya, la verdad.
Es Potter, confiesa, al final. Me molesta que te siga a todas partes. Te trata como...
Ya, suspira ella. A mí tampoco me gusta, pero no hay manera. Además, no hago nada más que decirle que te deje a ti también, pero no...
No necesito tu ayuda, protesta él. Lily le mira.
¿Ah, no?
No.
Claro. Por supuesto. Por eso acabas siempre en la enfermería, ¿no? Y ahí Severus no sabe qué decir. No quiere que Lily se meta. No sabe por qué lo hace.
Somos amigos, le aclara ella, sin necesidad de hablar. A veces, Severus cree que puede leerle la mente. Un poco, al menos.
Supongo.
Ajá. Y los amigos se ayudan. Y se entienden. Y le sonríe. Muy a su pesar, Severus le devuelve la sonrisa. Siempre lo hace.
Sabía que te sentirías mejor, le dice ella después, cuando se han terminado el pastel de calabaza. Severus asiente. No sabe cómo lo hace, Lily, cómo intuye siempre lo que necesita. No lo entiende, no puede entenderlo, pero -definitivamente- le gusta.