Tabla Estaciones: 17, 09

Oct 05, 2010 23:28

Tabla Estaciones
Fandom: Monster
Claim: Eva Heinemann

17.Concierto
Con dieciséis años, le confiesa, me escapé de casa. Fue una sola noche, claro -padre ni siquiera llegó a enterarse-, pero…
¿Dónde fuiste?, pregunta él, la boca a sólo unos centímetros de la suya. Respiran juntos, Kenzo y Eva, respiran juntos y es casi perfecto.
A un concierto, dice, y sonríe, traviesa. Fue una noche genial, termina.
¿Tan buena como esta?
Y la besa. Y eso es trampa, porque no, no puede ser tan buena como esta noche de ahora, como esos labios finos contra los suyos, olor a hombre por todas partes. No, no hay ninguna noche comparable a esta, piensa Eva, y se deja llevar.
Fue un concierto bonito, le dice luego. Están los dos aún sentados en el parque, despreocupados y -por una noche- juntos. Kenzo tiene el día libre, tiene tiempo para ella.
¿Sí? Eva asiente. Sí, sí lo fue. Lo recuerda. Fue una especie de aventura, unas pocas horas llenas de adrenalina y algo de miedo, horas que se le hicieron demasiado cortas, quizás. Recuerda haber escuchado la música, sentirse parte de ella, y gritar. Iban tres amigas -Eva no ha vuelto a ver a ninguna-, tres adolescentes chifladas con ganas de saltarse las normas, de tener algo para contar; el grupo ni siquiera importaba, en el fondo.
Tenma la abraza con fuerza, le besa la frente.
Sí, responde. Fue bonito. Pero ningún concierto es mejor que esto, piensa. No lo dice.

09.Abrigo
La gente murmura a sus espaldas. Hablan de su desgracia, de la pobre señorita Heinemann, de lo que debe de estar sufriendo, ahora. Se ríen de ella, también, en el fondo; es sólo una niña rica, piensan, una estúpida que jamás logrará algo por sí misma, ahora que está sola en el mundo. Ahora que lo ha perdido todo.
Le quedan pocas cosas por recoger, por sacar de la casa. Tiene los papeles firmados, por supuesto; su marido (ex marido, ahora) es muy puntilloso con esas cosas. Vivirás en esta casa, le dijo, y dormirás conmigo mientras seas mi mujer. Ahora que no lo es, Eva siente alivio.
No es un mal hombre, claro. No malo en el sentido de mala persona -no es un asesino ni un violador ni suele tratar mal a nadie-; es sólo que, en el fondo, no están hechos el uno para el otro. Él se empeña en no darse cuenta, en comprarla con joyas y ropas y fiestas, y ella está cansada de repetirlo.
Ya no te quiero.
Se pregunta, al salir de la casa con su última maleta, qué pensaría su padre, de todo esto. Siempre odió el escándalo, el señor Heinemann; Eva no cree que hubiera estado precisamente contento. Pero no le habría dicho nada. Nunca se lo decía, ni siquiera cuando cometió ese pequeño error, con diecisiete años, ese error del que hubo que librarse, y que le hizo fruncir el ceño. Incluso entonces -cuando ella le contó entre lágrimas que estoy embarazada, papá, estoy embarazada-, el señor Heinemann se limitó a abrazarla, a apoyarla en silencio.
Mi niña.
Si tuviera que pensar en él de alguna forma, Eva lo recordaría como su soporte. Su escudo. O, mejor aún, su único abrigo en los malos momentos.

tabla estaciones, f: monster, 30vicios, c: eva heinemann, fanfiction

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