Ire se encuentra ante el teléfono, a punto de llamar a su dentista para pedir hora, y mentalizándose para llevar a cabo una dura tarea de índole intelectual, a sabiendas de que tiene tendencia a confundir entre sí dos terribles palabras:
-Ire (para sí misma): No digas odontología, di ortodoncia; no digas odontología, di ortodoncia...
Tras estos
(
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