May 07, 2009 20:51
Intentaba dejar la mente en blanco mientras subía la escalinata del Bordeaux Grand Place. Porque su querido padre le había pedido en la lechuza que se reuniese con ellos allí, para que su futura madrastra y hermanastros pudiesen conocerla y que no fuese todo un shock el día de la boda.
Y oh, sí, a su padre le iba a encantar con mayúsculas la ropa que había elegido para la ocasión. Su padre, su querido padre al que sólo veía el día de la cena de Navidad y en Año Nuevo. Su queridísimo padre que la llamaba Marie en lugar de Elianne. Su queridísimo padre que nunca se había preocupado por ella más de lo que implicaba mandarle dinero. Ese que la había ignorado desde la muerte de su madre. Ese al que odiaba.
Pero oh, queridos, habían llegado tres personas a pretender tomar posesión de lo que era suyo. Querían quitarle a su padre. Y no, tesoro, nadie le pone la mano encima a algo que es de Elianne Noire. Porque puede acabar más muerto que un cadáver.
Odiaba vestirse así, porque las minifaldas y las camisetas con mucho escote no eran para ella, que prefería los vestidos vaporosos; y las botas de diez centímetros de tacón no eran el calzado más adecuado para una chica que sólo sabía ir con sandalias.
Pero ella ya no tenía nada que perder; había ido allí a jugarse todas sus cartas. A ganar, costara lo que costase. Porque si perdía a su padre perdía a la última persona de su propia sangre que quedaba en el mundo. Las otras dos estaban en el cielo. Su madre y su bebé.
Milagrosamente, pensar en su niño y en su madre le hizo sentirse mejor, más fuerte, mientras cruzaba las puertas de la gran suite en la que su padre la esperaba.
Un mayordomo ataviado con una chaqueta roja le abrió la puerta, y Ely le dedicó una sonrisa coqueta mientras pasaba por su lado.
Su padre la esperaba sentado en un sillón de tapizado azul cobalto, y le dedicó una sonrisa cuando la vio. Una sonrisa que Ely no había visto nunca. Y le dio miedo. Pero nunca demostraría su miedo. Ella no era de esas. Le devolvió la sonrisa más luminosa y cargada de cariño de su repertorio. Porque nadie iba a quitarle a su padre.
-Marie… hija mía…-dijo, antes de abrazar a una atónita Ely, que le devolvió el abrazo sorprendida.-Temí que no vinieses…
Ely alzó levemente una ceja y se separó de su padre.
-¿Cómo no iba a venir, Ephraim? Que nos hayamos visto sólo unas treinta veces en los últimos trece años no evita que sea tu hija…-dijo con mordacidad.
Su padre, contra todo pronóstico, esbozó una sonrisa.
-Te pareces tanto a tu madre…-dijo el hombre con cariño. -Quiero que entiendas que con esto no pretendo sustituirla… nunca podría sustituir todo lo que ha significado para mí, todo lo que me ha dado.
¿Se iba a poner moñas? Por favor. Ella sabía de sobra lo que era que una persona lo fuese absolutamente TODO. Y no pensaba ponerse emotiva. Porque la emotividad era signo de debilidad.
-Vale, papi…-dijo, acariciándole la mejilla con una sonrisa.
Su padre le rodeó un hombro con los brazos.
-Coraline es encantadora… y estoy seguro de que te llevarás de maravilla con Carline… tiene tu edad.
Ely arrugó la naricilla. La única chica de su edad con la que quería llevarse bien era con Lena… y tal vez con Juls, que era tan tímida. Cualquier otra chica era non grata, y sobre todo si venía en el pack de su madrastra.
Entraron en un pequeño estudio, y lo primero que vio Ely fue a un chico que le sacaba un buen número de cabezas, y que le dedicó una sonrisa a su padre. Lo miró un tanto descaradamente, alzando levemente una ceja y sonriendo de medio lado. El chico le devolvió la sonrisa, alzando levemente una de sus cejas negras. Tenía el pelo negro, y los ojos de un asombroso color azul. Esa sonrisa estaba haciendo que sus rodillas se volviesen gelatina, y eso no era bueno.
-Marie… este es Charles, el hijo mayor de Coraline…-dijo, acercándola a él con una mano en la base de su espalda.
Ely se acercó a él y le dio dos besos, oliéndolo disimuladamente mientras. Olía a lo que ella clasificó como una mezcla entre el sexo y el peligro. Olía a desafío. Olía a que iba a cumplir toda su voluntad. De eso se encargaría ella.
-Encantada…-susurró en su oído antes de separarse de él.
-El placer el mío-susurró él mirándola a los ojos. La voz de Charles hizo que a Ely le burbujease el estómago. Esa voz era… oh joder, era como un puto orgasmo continuo.
Se mordió el labio inferior, al tiempo que parpadeaba con inocencia. Sabía que no debía haberle alterado las hormonas de semejante forma. Era hijo de su madrastra. Era un enemigo. Y los enemigos ejercían un atractivo sexual demasiado tentador como para pensar con frialdad.
Tenía que mantener la cabeza fría, las bragas en su sitio. Tenía que deshacerse de ellos lo antes posible.
Porque sí, cariño, Ely estaba en pie de guerra.
“Y puedo ser una zorra si tocan lo que es mío” Susurró su conciencia mientras Charles la tomaba de la cintura -intentó no alterarse ante el roce de sus manos contra la piel de su espalda- y la llevaba a lo que ella supuso que era una salita.
Coraline era la mujer más guapa que Ely había visto en su vida, y eso hizo que se sintiese un poco culpable con el borroso recuerdo de su madre. Era alta, y tenía el pelo castaño. Lo que sí, era demasiado joven para ser madre de Charles y de Carline, que sería la chica de pelo castaño oscuro que estaba sentada en el sofá.
-Madre, esta es Marie…-dijo Charles empujándola suavemente por la espalda hacia la imponente mujer que tenía delante.
-Prefiero que me llamen Elianne…-dijo antes de darle dos besos a la prometida de su padre.
“Así que tú eres la zorra que quiere quitarme a mi padre”. Le dedicó su sonrisa más dulce, que resultaba ser la más inocente también, y la miró fijamente durante un segundo. Después miró a Charles y se mordió el labio inferior.
-No me gustaría sonar irrespetuosa, pero… eres muy joven para ser madre de Charles…-dijo con dulzura.
Coraline soltó una risita que a Ely le resultó asquerosamente encantadora.
-Si… es que tuve a mi Charles a los quince años…-susurró, fingiéndose avergonzada-Y creo que es la mejor decisión que pude haber tomado jamás…-añadió mirando a su hijo con cariño.
Ely respiró profundamente, intentando ignorar la mano de acero que le acababa de oprimir el corazón, y sonrió de forma encantadora. Estaba sintiéndose como una mierda pinchada en un palo en ese preciso momento. Porque ella había matado a su niño. Su niño y niño de Lionel.
Oh, sí, querida. Su madrastra acababa de firmar su sentencia de muerte.
-Y esta chica tan bonita es Carline…-dijo su padre, acercando a la chica de pelo castaño, que esbozó una sonrisa tímida.
En ese momento Ely se sintió completamente fuera de lugar. Coraline era tan absolutamente guapa, con el pelo castaño oscuro y los ojos oscuros también… además, era más alta que ella, y estaba muy buena, eso también. Le dedicó una sonrisa.
-Encantada…-dijo la chica, acercándose y dándole dos besos.
Ely respondió con un asentimiento de cabeza. Se estaba sintiendo zorra total con su camiseta sin espalda y su minifalda. Porque, oh, joder, Carline llevaba un vestido blanco, que aunque se pegaba no dejaba ver nada. Y ella lo iba enseñando todo.
Una parte de ella, tal vez la más perversa, se alegraba de que al menos Charles disfrutase del panorama; porque era consciente de que no le había quitado ojo de encima desde que su padre se lo había presentado.
-¿Y tú estudias o trabajas, hermanito? -preguntó, volviéndose hacia Charles con una sonrisita, entre dulce y traviesa.
-Yo estoy estudiando para ser auror-dijo con una sonrisa parecida a la de Ely.
-¿Has visto, Ephraim, le ha llamado hermanito? -dijo Coraline aparentemente encantada.
Ely se contuvo para no poner los ojos en blanco.
-Es que ahora vamos a ser familia…-dijo con una dulzura tan venenosa que casi se atraganta.
Coraline sonrió encantada.
-Marie tiene que irse al colegio de nuevo, ¿no? -preguntó su padre.
Ella asintió con la cabeza.
-Yo puedo acompañarla hasta el traslador…-se ofreció Charles con suavidad.
Ely se estremeció por completo. Sí, oh, sí, por favor…
Porque había ido para ganar, y no se iría sin haber jugado al menos una primera mano.
-Por mí no hay problema, hijo…-dijo su padre con suavidad-Sé de sobra que eres un joven responsable… y que cuidarás de tu hermana.
Ely sonrió con dulzura, mientras salía de la suite con Charles. Su padre había tenido un pequeño error de cálculo. Ella y Charles no eran hermanos… y ella podía poner a prueba al hombre más resistente…
Ya estaba bien de hacerse la niña buena por un día. Ahora tocaba portarse mal.
Entró con Charles en el ascensor y esbozó una sonrisa traviesa.
Iba a portarse muy, muy mal.
fandom: rpg (beauxbatons academie),
longitud: drabble,
· fuente: tabla,
comunidad: lajugueteria,
personaje: elianne noire,
~ escrito: rpg