[2/5] 2. Niño [Tabla A01, musasenelclaro] (Crepúsculo)
Cuando se enteró del hijo que iban a tener Edward y Bella, sintió un vació en el fondo del estómago, tal vez reminiscencia de su humanidad. Pero sintió pena.
Pena porque Rose mira continuamente a la ventana, como si se le fuese la existencia en ello. Y sabe que se hunde, porque Emmett siente lo que siente ella. Sabe que Rosalie lo necesita. Porque todos los placeres de la vida le han sido arrebatados excepto el amor.
Se acerca por detrás. Ella está sentada en un sillón, mirando a la luna por la ventana. Se arrodilla a su lado y besa uno de los hombros desnudos, fuera del camisón. Luego le abraza la cintura y apoya la barbilla en su hombro, rozando su cuello en el proceso.
- Lo siento -susurra en voz baja, siendo partícipe de su dolor y de su frustración.
Dolor porque a ella le duele su existencia casi vacía, y a él le duele que a ella le duela. Frustración porque por mucho que lo deseen ambos, nunca van a poder tener un niño rubio y ruidoso, o una niña morena y delicada. Y Emmett sabe que a Rosalie le duele.
- ¿Qué sientes? -murmura ella, con su voz, más suave que un beso, girando levemente el cuello de cisne que Emmett tanto adora y besando su mejilla imberbe.
- No haberte dado un niño… no poder haberte dado aquello que más has querido siempre, Rose… mi pequeña Rose… -y abraza con fuerza, sintiendo como ella se relaja en sus brazos.
Ella se incorpora levemente y le acaricia la mejilla con suavidad, antes de depositar un beso en los labios de Emmett, que le acaricia el cabello.
- No es tu culpa, cariño -dice con el semblante más triste que Emmett le ha visto jamás. -Al fin y al cabo Edward es un vampiro pero va a tener un hijo… -se detiene y Emmett sabe que de haber podido se habría echado a llorar -la culpa es mía… sólo mía. -toma aire y aparta la mirada. -Carlisle debería haberme dejado morir -añade con amargura.
Emmett baja la mirada dolido. Él ha querido llenar su existencia de luz. Un ángel como ella no debería estar nunca triste. Y sentir que los esfuerzos de casi un siglo no han servido para hacerla feliz, hace que se sienta como un completo inútil.
- ¿Y qué habría sido de mí entonces? -pregunta él con la voz tan rota que logra que Rosalie lo mire preocupada. -Tal vez no pueda hacer que tu existencia sea plena, mi pequeña Rose… pero lo he hecho lo mejor que he sabido…
Ella baja la mirada, y Emmett sabe que está arrepentida de lo que ha dicho. La conoce demasiado bien, y sabe que ella le quiere lo suficiente como para ser feliz.
- No se trata de eso, Emmett, cariño -dice ella con suavidad, acariciándole el pelo -tú has llenado de luz mi oscuridad. Has sido lo mejor que me ha pasado nunca -añade bajando la mano desde su pelo hasta su mejilla. - Pero soy yo la que no te puede llenar la existencia, Emmett, mi cuerpo está muerto, y nunca podré darte un niño.
La mira a los ojos, de un dorado que jamás ha brillado nunca tanto, y le acaricia el cuello, desde la base hasta llegar a la barbilla.
- Rose, nena, yo no necesito un niño para que mi existencia sea plena -susurra con suavidad, besándola en los labios. - Te tengo a ti, pequeña, que eres todo lo que yo puedo desear, e incluso más…- susurra antes de volver a besarla.
Y ella sonríe. Y Emmett sabe que ella es feliz, sabe que si a ella le duele no poder tener un niño es por él, y a él le duele que a Rosalie le duela algo por él. Porque la adora. Sencilla y eternamente.