Jul 27, 2008 20:20
Sirius mira una vez más la lápida de su hermano, y siente como si una corriente de aire helado lo sacudiese. En lo más hondo de su mente algo se niega a aceptar que Regulus ha muerto.
Tal vez sea el dolor, o el sentimiento de culpa. Pero Sirius no puede apartar la mirada de las letras labradas en plata sobre el mármol negro. Regulus Black 1961‑1979.
Y su estómago se retuerce de dolor al ser consciente de que su hermano ha muerto por su culpa. Por su puta culpa.
Si él no hubiese huido de Grimmauld Place, Regulus no habría tenido que enfrentarse a un destino que no le pertenecía. Si él no hubiese huido, Regulus no estaría muerto.
Y el saber que en el fondo es su culpa, duele en el pecho. Sirius mira la lápida y recuerda incontables noches en Grimmauld Place, durante su infacia.
Recuerda, y duele, como lo arropaba todas las noches, después de bajar a robar algo de comida a la cocina. Recuerda, y duele todavía más, la mirada que Regulus le dedicó el día que renunció a su naturaleza. El día que se fue de casa de los Black.
Su hermano está muerto, y a Sirius eso le duele en lo más hondo del pecho. Porque siente que él mismo le ha arrebatado la vida al niño que arropaba por las noches, al que contaba historias sobre sus antepasados y las estrellas. A su hermano, carne de su carne, y, lo más importante. Sangre de su sangre.
Lo más importante para un Black. Aunque sea renegado.
Recuerda las promesas que le hizo a su hermano pequeño, y todas son como puñales clavándosele en la conciencia, llamándole uno a uno, culpable.
Recuerda haberle prometido que jamás lo dejaría solo. Recuerda haberle prometido cuidar de él para siempre. Recuerda haberle jurado, tal vez no solemnemente, que jamás dejaría que nada malo le ocurriese, porque él siempre estaría ahí, para cuidarlo.
Siente que las rodillas le fallan, y no le importa. Se deja caer al suelo. No quiere que se le llenen los ojos de lágrimas, pero tampoco sabe como evitarlo. Ni quiere, en realidad.
Sabe que su hermano está muerto. Y que es su culpa.
Y aunque no quiera reconocerlo. Duele.
Duele. Porque Regulus, aunque solo era un año menor que él, todavía era un niño. No había tenido oportunidad de vivir. Porque él se la había quitado.
Él lo había empujado hacia la destrucción. Lo había atado al bando de Voldemort en el mismo instante en que cerró la puerta de Grimmauld Place de un portazo a su espalda.
Y de poco importaba arrepentirse. De poco importaba nada más. Su hermano había muerto.
Nunca más volvería a ver su sonrisa, entre traviesa e inocente. Nunca más volvería a ver su mirada, gris, fría y peligrosa tras la máscara de mortífago.
Y duele.
Duele saber que por su propio egoísmo, una de las personas a las que más ha querido en toda su vida ha muerto.
Por su culpa.
· fuente: reto,
~ escrito: fanfic,
longitud: drabble,
fandom: harry potter,
personaje: sirius black,
comunidad: lmf_torneo